febrero 25, 2011

Dios es Providencia

Todo ser creado es bueno y digno, lo que no es bueno ni digno es que demos el corazón a quien no nos pueda llevar a ser lo que estamos llamados a ser: como Dios.

El único que tiene esta capacidad es Jesucristo y su Espíritu.

Todo lo demás merece nuestro respeto y colaboración para el bien, pero no nuestra vida.

La dignidad del ser humano es tal que el mismo Dios le entregó su Vida y le ofrece todos los días su guía y alimento en Jesucristo y su animación universal en el Espíritu Santo, cuya imfluencia no se cierra solo en los cristianos. Desde antes que existiera la Iglesia, el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas vivificándolas y ordenendo los corazones al bien y a la vida. Así es como, lentamente, la humanidad se va encaminando, a través de múltiples tropiezos, pues Dios no impone ni violenta nada, a construir personas más maduras y sensatas que llegarán, poco a poco, a comprender a Jesucristo como su identidad acabada y perfecta. Todo a su tiempo.

En este caminar está la Iglesia también, pero con una tarea particular la de acercar y hacer historia real y concreta la presencia santificadora de Dios en Cristo Jesús y su Espíritu como Comunidad, su Comunidad -sacramento de la presencia salvadora y santificadora de Dios-.

Deberá aprender a vivir libre de toda esclavitud y a no tener otro Dios que al Padre de Jesús.

Jesús nos invita a no dejarnos subyugar ni por el afan de poder o dominio, ni por la angustia ni por las preocupaciones; nos pide que nos centremos en nuestra tarea: que los hombres conozcan el Amor Providente del Padre y se acerquen cada vez más a Él... Lo demás, la real respuesta a nuestras necesidades, vendrá por añadidura: Dios, el Padre, nuestro Padre, ya lo tiene pensado.

Dios nos cuida a todos como una mamá. Él no se despista jamás, pero casi nadie lo sabe y muchos menos se lo creen demasiado. ¿Cuántos se fían de Él?, ¿nos fiamos nosotros? ¿Creemos de verdad en Él?, ¿vivimos en consecuencia? ¿Cómo es nuestra paz interior y cómo se desarrolla nuestra relación con las personas y las cosas?, ¿a cuántas nos sometemos para 'estar mejor'?

Nuestra vida está llamada a la libertad, pero ésta no es gratuita. Si bien es un don, también es una tarea, pues todos los dones deben aprenderse a manejar -para no desperdiciarlos ni volverlos en nuestra contra- y traen consigo ciertas exigencias y renuncias, que deberán ser reales, no aparentes, y personales, y no bajo presión, pues eso iría contra el mismo don de la libertad... Por tanto es necesario aprender, conocer, alimentar, seguir indicaciones sin desviarse por los caminos de la sobervia y el carpicho (enemigos fundamentales de toda libertad, pues ésta no debe confundirse con el capricho ni menos con los automatismos -si fuera así no nos hubieran entregado la inteligencia, el raciocinio y la tantas veces "incómoda" conciencia-). Otro elemento que trae consigo el don de la libertad es que no tenemos instinto, pero sí todas las tendencias del mundo físico, pues por naturaleza participamos de él y elevamos su destino, si las vivimos con dignidad, conciencia y libertad para el bien y la vida. Ante las tendencias, debemos dar la mejor respuesta según nuestra dignidad y la de los y lo que nos rodea.

Que el Señor nos ayude a vivir con la dignidad y la libertad de los hijos de Dios. Sin adorar a nadie sino a Dios; siendo fieles a la misión que Él, a cada uno nos encomienda, y confiando plenamente en su Providencia Santificadora y enaltecedora de todo lo creado, sabiendo que nunca somos olvidados.

Dios nos bendice: seamos su bendición para todo lo que nos rodea.

Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB

Dios es Providencia

Centrar la atención en el dinero, la riqueza y el limitado poder que trae consigo, es abrirse a futuras tensiones, enfermedades y depresiones, al poner nuestra confianza en lo caduco, que no podemos dominar, pues depende de otros, y por desconfiar de Quien sí merece nuestra confianza, pues su Providencia siempre nos favorece con planes objetivos para nuestra grandeza.

Bajo esta actitud, que desenfoca la vida humana, encontramos escondida una idolatría real que nos llena de ilusiones pero que no tardará en decepcionarnos y mostrar su incapacidad objetiva de llenar nuestra vida en su exigente integridad, la que posibilita nuestro desarrollo.

Dios tiene la materna actitud de cuidar constantemente maduración de nuestra vida. Él comprende nuestras limitaciones y les sale al paso con el ofrecimiento de su gracia, que, sin suplir nuestra responsabilidad, nos ayuda a superar nuestros errores y fracasos. Nunca estamos abandonados ni somos juzgados por Él; sólo nos orienta y estimula según mejor nos convenga.

Jesús nos invita a vivir una confianza ilimitada, como la del niño en brazos de su madre. Siempre recibiremos lo que realmente necesitamos para nuestro bien, pues Dios nos ama personalmente, conoce muy bien nuestras reales necesidades y las atiende a su tiempo.

Se nos pide centrarnos en Él y hacer de su Voluntad nuestro alimento y tarea histórica.

Dios ama con entrañas materno-paternas: sufre por nuestro dolor y no abandona a su pueblo

Israel vive en una profunda depresión por su destierro. Isaías quiere animarle, haciéndole notar que Dios no los ha olvidado, aunque ellos así lo piensen por lo que tienen que sufrir.

Lastimosamente el pecado, después de habernos ilusionado con sus engaños, nos trae desgracias, pero Dios, al que hemos despreciado con nuestra lejanía, nos ama más allá de nuestras actitudes, pues su amor no responde a nuestros actos, sino a nuestras reales necesidades.

Podemos fiarnos de Él y, si somos sabios, desconfiaremos de toda promesa del pecado.

Lo único que se le pide al apóstol de Jesucristo es confiar en el Señor y seguir fiel a su misión.

Las críticas vendrán y se irán, según lo que cada persona viva en interior, pero lo importante no es la crítica de los hombres, ni siquiera las de la propia conciencia, sino la paterna justicia de Dios, que nos pide escucharle y entregarnos a su Reino por encima de todo.

El apóstol, para cumplir adecuadamente su misión, deberá ser fiel a la oración y escucha sincera de la Palabra; a las necesidades reales de su Comunidad y a la Comunión objetiva y disponible con quien Dios ponga como su apoyo y orientación espiritual y pastoral.

Dejarnos aturdir por las cosas, significa que nos hemos descentrado de Cristo y su Reino.

Centrarnos en el Señor nos libera de ser atrapados por ninguna angustia: ¡Dios nos cuida!

El afán por vivir seguros y dominar es signo de una Fe débil y pobre. Estamos llamados a vivir con serenidad nuestra relación con el mundo del trabajo, de los negocios, y del dominio de la creación para llevarla al servicio del bien integral de todos los hermanos que nos rodean.

El Padre Providente, que nos conoce, nos pide confianza y disponibilidad: Él proveerá.

Pidamos a María vivir al sencillo servicio de Dios, confiados, como ella, en sus cuidados.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO VIII
La vida es lo más importante de la persona. Dios es Providencia a favor de la vida de todos; por eso pide a la persona centrarse en Él

Is. 49, 14-15:
"Sión decía: «El Señor me abandonó…» ¿Se olvida una madre de su criatura?... ¡aunque ella se olvidare, yo no te olvidaré!".

Sal. 61: "Sólo en Dios descansa mi alma; sólo en Él, la salvación".

1Cor. 4, 1-5:
"Que todos vean en nosotros simplemente servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Lo que se pide a un administrador es que sea fiel… no hagan juicios prematuros. Dejen que venga el Señor… Entonces cada uno recibirá del Señor la alabanza que le corresponda".

Mt. 6, 24-34: "Nadie puede servir a dos señores… No pueden servir a Dios y al dinero… No se inquieten por su vida… ni por su cuerpo… ¿No vale más la vida que la comida y el cuerpo que el vestido? Miren los pájaros del cielo… ¿No valen acaso Uds. más que ellos?... No se inquieten, entonces, diciendo: ¿Qué comeremos y qué vestiremos? Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que Uds. las necesitan. Busquen primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura…"



febrero 24, 2011

Madre


Esta conocida composición de Kairoi, tiene como 30 años de antigüedad, pero sus palabras no pierden la fuerza de sentimientos que transmiten en su sencillez.

En muchos momentos de nuestra vida, necesitamos estar como un niño en el regazo de nuestra Madre, dejarnos acariciar, dejarnos guiar. Dejarnos enseñar lo que necesitamos aprender.

¿Quién mejor que nuestra MA para llenarnos de paz en los momentos difíciles?



Madre

Junto a ti, María

1. Junto a ti, María, como un niño quiero estar,
tómame en tus brazos, guíame en mi caminar.
Quiero que me eduques, que me enseñes a rezar,
házme transparente, lléname de paz.

Madre, madre. (4 v.)

2. Gracias, Madre mía, por abrir tu corazón,
haznos más humildes, tan sencillos como tú.
Gracias, Madre mía, por llevarnos a Jesús,
porque nos congregas y nos das tu amor.


download

Kairoi



febrero 18, 2011

Nacimos del Amor para amar a todos

Como cada semana, recibimos el mensaje y la sugerencia homilética de nuestro querido Padre José María Domènech, para la liturgia del domingo 20 de febrero.

Estamos en el ámbito de los domingos anteriores: ¿Qué significa ser discípulo de Jesús, vivir en la dinámica del Reino de Dios, ser hijo del Padre en el Hijo, movido por el mismo Espíritu?

Son preguntas básicas, que nos obligan a centrar la atención no en una religión, con sus creencias y normas, como si eso fuera lo que nos puede salvar, sino en lo que da sentido a cualquier expresión religiosa cristiana, en lo que la hace la "religión verdadera" y sin lo cual esta religión, fundada por Jesús, se desvirtúa por haberla reducido a fórmulas y comportamientos, siempre manipulables, llevándola a progresiva degradación, como puede sucederle a cualquier expresión religiosa normal en el ser humano.

Lastimosamente la persona humana está, por su propia naturalza débil y desorientada, expuesta, muchas veces sin quererlo, a manipular incluso lo que para ella es más importante, sin darse cuenta que cuando manipula, lo que hace no es mejorarlo sino desvirtuarlo y, de paso, degradarse, pues la realidad, aun cuando puede ser manipulada, objetivamente no cambia, sino que lo que cambia es nuestra relación con ella y pasamos a ser deshonestos, inobjetivos y, en última instancia, tontos, pues lo que hacemos va contra nosotros mismos, aunque en un primer momento no lo notemos y hasta creamos que hacemos bien.

Esta realidad humana también se dá en el campo religioso, sin excluir el cristiano, cuando la vida cristiana abandona la escucha humilde y obediente de la Palabra de Dios y del don de su Vida en los sacramentos, dentro de la Comunidad, pues es allí donde el mismo Padre nos indica los caminos de Vida Nueva que hoy debemos recorrer y corrige lo que en nosotros y en nuestra Comunidad no es propio de sus hijos y no favorece nuestra dócil intimidad con Él, nuestro Salvador.

El cristiano verdadero ciertamente no es perfecto, pero lo que le caracteriza es que se esfuerza por vivir como su Padre Dios, tal como Jesús se lo pide: "Sean perfectos como su Padre, que está en los cielos, es perfecto" Es decir, ser como Él, que es el inmanipulable, puesto que no está al alcance de nuestros intereses transitorios y cambiantes y de nuestras visiones circunstanciales.

La sabiduría del cristiano no se mueve con los parámetros de la visión humana, sino con los que le señala el Espíritu de Dios en el Evangelio, dejándose orientar por los pastores que el Señor le va señalando a lo largo de la historia.

Somos libres, nos decía la Palabra el domingo pasado; podemos elegir lo que nos parezca bien, pero la realidad no dependerá de nuestra elección, sino que seguirá siendo objetiva, según ella misma es: si hemos elegido como nos indica la Providencia divina en su Amor a nuestra vida, estaremos bien y maduraremos; si hemos elegido como nos parece y según otros criterios diversos a los evangélicos, recibiremos las consecuencias de acuerdo a lo que hayamos elegido, nunca positivas no agradables.

La prueba clave de una verdadera vida cristiana está en el Amor a los enemigos, nos precisa Jesús: rezar por ellos es la primera entrada a saber actuar como el Padre, Dios, que hace llover sobre todos y ama a todos, según la realidad objetiva de cada uno.

El Señor nos ayuda a ser cada día mejores cristianos; María nos despierte el corazón para ser dóciles como ella.

Dios nos bendiga.

Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB


Nacimos del Amor para amar a todos

La autodefensa vindicativa es una reacción natural, fruto de la tendencia a la supervivencia, propia de la esfera animal. Pero ceder a eso no es positivo para nosotros, pues no tenemos una realidad llamada “instinto”, que impone caminos y límites, cosa que sí tienen los animales.

Esta carencia llevó a la humanidad a la barbarie inicial, que, gracias a la inteligencia, conciencia y libertad, fue superada por la llamada “ley del talión”; un paso de humanización, pero no camino acabado de realización de las posibilidades humanas, que van mucho más allá.

La humanidad, con su creciente conciencia de dignidad, ha ido aprendiendo a madurar su visión del mundo y la de su responsabilidad en él. Así ha creado instituciones que ayuden a resolver el problema de superar la tensión entre la venganza, la justicia y la dignidad humana. Los más altos niveles de humanidad lo afrontan incluyendo, en el diálogo, el amor, que las supera y lleva a la persona a trascender su realidad y a madurar todas sus relaciones.

Jesús nos pide que no nos contentemos con ser buenos; sino que aceptemos como modelo supremo, al Padre, que a todos trasciende y a todos puede elevarnos con su propia Vida.

El Espíritu Santo, que nos llama y vivifica nuestra Fe, si le dejamos, nos llevará a esto.

El camino para madurar hacia plenitud de la persona humana es ser como el mismo Dios

Israel pertenece a Dios, por creación, por elección y por liberación, fruto del Amor Providente de Dios hacia su pueblo, uno de los más pobres y desvalidos de la época: nómadas y, después, esclavos. Esto les lleva a ser como Dios en la solidaridad y respeto con cada persona.

Dios solo les pide una cosa que sean como Él y así testifiquen su soberanía y el poder sanador y enaltecedor de su Amor. Lo que denigre al hermano es indigno del pueblo de Dios.

Esto es, deben ser santos en concreto; y por una sola razón: Dios, su Señor, lo es.
Es el llamado del mismo Dios para nosotros y con el paso de los años, no ha cambiado.

El mismo Dios nos habita con su Espíritu para que tengamos éxito, pero nosotros decidimos

Lo que Dios nos pide no nos es natural, nos sobrepasa, somos limitados. Él lo sabe y por eso nos auxilia con el don de su Palabra hecha carne y con su Espíritu hecho nuestro maestro.

Los corintios estaban esclavizados a sus opiniones, y eso les dividía. Les urge abandonar la supuesta sabiduría humana y aceptar la Sabiduría del Espíritu de Dios, que es unidad y paz.

Nuestra sabiduría es soberbia y nos ata a maestros errantes por los caminos del mundo.

Signo de que tenemos a Dios como modelo de vida es que amemos como Él, aunque sorprenda

Es normal sentir el deseo de venganza, pero no nos humaniza, sino que nos denigra y enferma. Por eso Dios lo condena, pues cada persona humana es su hija, llamada a ser como Él.

Lo digno de la persona, dice Jesús, es ser como el Padre: amar a todos como Él y, en forma especial, esforzarse con los que son más difíciles de amar: los vistos como enemigos.

Pidamos a María aprender cada día a vivir como el Padre celestial: Amar como Él.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO VII

Dios es nuestro modelo de vida: nacimos del Amor para amar a todos. La medida es la necesidad del otro, aunque parezca no merecerlo

Lv. 19, 1-2.17-18:
"El Señor dijo a Moisés: «Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos porque yo, el Señor, su Dios, soy santo. No odiarás a tu hermano… No serás vengativo… ni guardarás rencor... Yo soy el Señor".

Sal. 102: "El Señor es bondadoso y compasivo".

1Cor. 3, 16-23:
"¿No saben que… el Espíritu de Dios habita en ustedes?... Porque el templo de Dios es sagrado y Uds. son ese templo. ¡Que nadie se engañe!... Porque la sabiduría de este mundo es locura delante de Dios… «Él sorprende a los sabios en su propia astucia… El Señor conoce los razonamientos de los sabios y sabe que son vanos». Que nadie se gloríe en los hombres… Todo es de Uds., pero Uds. son de Cristo y Cristo de Dios".

Mt. 5, 38-48: "Ustedes han oído que se dijo… pero yo les digo no hagan frente al que les hace mal, al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra… Ustedes han oído que se dijo… Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo… Si ustedes aman solo a los que los aman… Si saludan solamente a sus hermanos… Por tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo".

febrero 11, 2011

"Felices los que siguen la ley del Señor"

Tenemos el mensaje del querido padre José María, además de su sugerencia homilética para este domingo 13 de febrero.

Quien cree saber mucho, no suele, por desgracia, escuchar a los demás; pero quien sabe de verdad, no teme escuchar a los demás, pues puede distinguir lo que es verdadero de lo que no lo es y la sabiduría le ha hecho sensible para recibir y aprovechar toda riqueza que se le ofrezca, venga de donde viniere.

Dios siempre escucha a todos y da su Sabiduría a quien se la pide con la debida sencillez y dignidad, pues vive con la intención de usar de Ella, no para sí mismo, sino para el bien de todos y de todo, favoreciendo la vida, y su desarrollo, allí donde ésta esté.

Quien pide egoísticamente e impone prepotentemente, cava su propia tumba, pues lo que no está bien en su vida es él mismo y al primero que amenaza con su forma de vivir es a su propia persona.

Dios no impone nada, pero tampoco favorece nada que no lleve al Bien, que es toda vida en creciente plenitud.

Los mandamientos de Dios se generaron en la pedagogía de la Paternidad de Dios, que siempre nos acompaña a todos y, conociéndonos como nos conoce, se nos adelanta indicándonos los mejores caminos para el bien de la vida de todos, pues ninguna vida nos es indiferente.

Ninguno de los mandamientos de Dios es de segunda clase, pues todos llevan a que el Amor, al primar en nuestras relaciones, ayuden a favorecer todo lo que es un beneficio para la persona y la Comunidad que ésta está llamada a construir, si quiere desarrollar su propio futuro. Por eso Dios no impone, porque esto perjudica a la persona, pero tampoco se deja presionar, puesto que esto viene de una persona ya perjudicada y a este tipo de personas hay que ayudarles, no secundar sus errores: es necesario hacerle notar que está desenfocada, desubicada y desequilibrada, aunque crea, en su error, que tiene poder, cualquiera que sea éste, y que, por eso, le asiste la razón.

Para Dios no hay ninguna religión mejor que otra.

Él no hace caso a ninguna religión, sino tan solo a quienes viven como hijos suyos, así como Su Hijo les enseñó, y le celebran con el don de su propia vida como nos lo mostró Su Propio Hijo en su encarnación. Lo demás es mucho menos valioso para Él, solo la persona como tal, sea quien sea, y porque ella está llamada a ser grande como Él, Comunión Trinitria. Ésta es la Sabiduría de Dios que Pablo nos confió.
Jesús nos enseñó a buscar Conocer a Dios. No para dominar a Dios, sino para Amarle como Él desea ser amado, de tal modo que su Grandeza vaya siendo nuestra honra y nuestra tarea, y así nosotros, sus Siervos inútiles pero obedientes como hijos de Dios en el Hijo, movidos por el mismo Espíritu del Hijo, vivamos según la Sabiduría del Amor de Dios.

Así nuestras Comunidades serán reflejo y expredión de la Comunión Trinitaria.

Cumplir es bueno, pero vivir como imagen de Dios es nuestra vocación, claro que esto es imposible si no tratamos de interiorizar su Voluntad haciéndola nuestra, pues de ello se beneficiará todo el mundo. Por eso Jesús nos dice que si nuestra justicia no es superior a la de los escribas y fariseos (totalmente centrados en las normas que interpretaban y desarrollaban la Ley, pero desconociendo el corazón del Padre) no seremos parte del Reino Dios.

Jesús nos enseña a vivir dando plenitud a la Ley, es decir, conociendo el corazón del Padre y para que su Voluntad sea la nuestra y nuestros hermanos reciban todo el beneficio de su Amor hecho cercanía e historia en nuestras decisiones.

El Señor nos ayude a ser como Él en medio de nuestros hermanos.

Dios nos bendiga y nos haga su bendición para todos los que nos rodean.

Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:

P. Jósé Mª Domènech SDB

"Felices los que siguen la ley del Señor"

Una norma es honesta, si busca el Bien Común, y no cierto dominio por parte de alguien, grupo o persona. Éste es un peligro del que ninguna norma humana se libra fácilmente y es una sospecha contra las normas de Dios. Sospecha que, frecuentemente, nos lleva a la rebeldía.

Acusaban a Jesús de romper normas. Pero Jesús no propone negar la norma, sino superarla, ir más allá, comprender su profundidad y vivirla desde el corazón y la mente de quien la dio: Dios. Se trata de vivir las actitudes propuestas por Dios, no tanto cumplir, o no, normas.

Él respeta seriamente la libertad de la persona y ésta recibirá en su vida lo que decida recibir. Y esto no solo en la tercera y definitiva etapa de su vida, sino ya en esta segunda, que es la etapa de la definición y orientación de la propia vida. En esta etapa decidimos según la libertad, aunque ésta sea incipiente e inmadura, pero la conciencia ayuda y Dios asiste a quien le escucha y atiende su voz. La decisión, con su gloria o desgracia, es nuestra y solo nuestra.

Debemos examinar con seriedad qué mueve nuestra vida; qué nos dicen nuestras reac-ciones y nuestras decisiones, pues ellas nos hablan de la dinámica que hay en nuestro interior. Qué es importante para nosotros; a qué, de hecho, hacemos caso; que nos orienta.

La verdadera libertad está en la voluntad de decidir eligiendo lo mejor en orden a la Verdad y al Bien, más allá de gustos y conveniencias pasajeras, que siempre las habrá.

La voluntad de Dios, que le llevó a crear a la persona humana, es que ésta Viva feliz como Él

El vivir humano es orientar la vida en libertad para el bien y vida de todo lo circundante, como Dios hace con nosotros. Para eso recibimos la libertad: para gozar del mérito de haber construido desde el Bien y para la Vida, aunque a veces duela y nos exija esfuerzo diario.

No nos dejemos engañar: toda decisión, por sí misma, genera sus consecuencias. Si Dios es nuestro horizonte, la felicidad eterna de Dios será la que también gozaremos: así nos hizo.

La sabiduría de Dios es la que llevará a plenitud nuestras grandes, pero débiles, posibilidades

Los hombres creen dominar y saber, pero la experiencia secular demuestra otra cosa.

Dios es tan Sabio y Señor que no se impone jamás: no necesita hacerlo. Aceptarle es aprender a ser grande y Señor cómo Él, en la pequeñez de nuestras múltiples limitaciones.

La ley de Dios es camino de libertad para quien busca conocer y amar a Dios honestamente

No se trata de suprimir las leyes, sino de conocerlas bien, vivirlas y respetarlas en su fin.

Jesús nos pide entender el valor y fin real de lo que Dios nos dice, sin banalizar la norma.

Se trata no de cumplir, sino de comprender la Voluntad de Vida y Paz de Dios al darlas.

Pidamos a María nos ayude a vivir en la concretez de la Sabiduría del Espíritu de Dios.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO VI

Dios respeta nuestra libertad. Fiarse de Él es nuestra salvación y gloria: así podemos liberarnos de engaños personales y falsas sabidurías


Sir. 15, 15-20:
"Si quieres puedes observar los mandamientos y cumplir lo que agrada al Señor... Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera. Porque es grande la sabiduría del Señor… A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar".

Sal. 118: "Felices los que siguen la ley del Señor".

1Cor. 2, 6-10:
"Es verdad que anunciamos una sabiduría…, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo… Lo que anunciamos es la sabiduría de Dios, misteriosa y secreta que Él preparó para nuestra gloria desde antes de la creación del mundo… Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu…"

Mt. 5, 17-37: "No piensen que vine a abolir la ley y los profetas… vine a darle plenitud… el que cumpla y enseñe estos mandamientos será considerado grande en el Reino de los Cielos. Si su justicia no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Han oído que se dijo a sus antepasados… Pero yo les digo… si al presentar tu ofrenda ante el altar, te percatas que tu hermano tiene algo contra ti, deja ahí tu ofrenda y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y solo entonces vuelve a presentar tu ofrenda… si tu ojo… si tu mano… te es ocasión de escándalo… es preferible que se pierda uno de tus miembros a que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno… Yo les digo:… no juren de ningún modo… Cuando ustedes digan “sí”, que sea sí, y cuando digan “no”, que sea no. Todo lo demás viene del Maligno".

febrero 05, 2011

"Ustedes son la luz del mundo"

Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido Padre José María nos envía para este domingo 6 de febrero.

Estamos en el segundo domingo en el que el Señor nos presenta cómo siente, piensa y vive una persona que está integrada en el Reino de Dios, ciertamente con su realidad de contingencia y debilidad luchadora para no salir de su esfuerzo creciente por ser fiel al Señor de la vida que le dió su Vida y se la mantiene con Su Palabra, Comunidad y Sacramentos.

Los que tratamos, esfuerzo tras esfuerzo, de vivir en el Reino de Dios, sin poderlo evitar, vamos convirtiéndonos en Luz y Sal, pues nuestra vida da un nuevo sabor a la vida cotidiana y esparce un brillo y una nueva visión que no es nuestra, pues viene de la presencia y acción del Señor, pero sí sale de nosotros y acaba haciéndo de nosotros una referencia, no siempre aceptada, sino muchas veces atacada, porque estorba a ciertos parámetros y formas de ver la vida, presentados como normales y hasta como inevitables, y los cristianos demostramos, aun sin darnos cuenta ni pretenderlo, que no son ni tan normales y que sí son evitables, aunque cueste un poco; se puede vivir de otro modo y es mejor hacerlo para la paz interior y la misma paz social y la ecología. Y esto lo viven así aun los que están sumidos en los mismos problemas que los demás, incluso por culpa suya, pero, en lugar de seguir enredándose en el error, culpando a otros y perjudicándo no solo su vida sino otras muchas, han reconocido en Cristo su error, se han puesto bajo su Misericordia, se han dejado ayudar por su Comunidad de Fe y, alimentándose de sus Sacramentos, van superando, poco a poco, el problema y dignificando su vida y el mundo en el que inciden con su presencia.

Es lo que el profeta indica que debe hacer el pueblo de Israel, recién vuelto del exilio y que sueña con la liberación, sin percatarse que en la historia son las mismas personas las que generan las esclavitudes y son ellas las que, suplicando al Señor su luz y fortaleza, pero dispuestas a obedecer su Voluntad Salvífica, deben superar los enredos y problemas que han creado.

La dura experiencia de Pablo en Atenas le ha enseñado lo engañoso que es apoyarse más en las argucias humanas que en el poder del Espíritu. La salvación no viene ni del márquetin ni del dinero ni del poder ni de la pericia, aunque todo esto es útil en alguna medida, sino del poder de Dios que llama a través de su Palabra y sacude a través de nuestro testimonio, por pequeño y débil que sea... ¡Veamos a los mártires!

Ser luz y sal no es gratuito, el martirio, violento o subterraneo y disimulado, no solo es posible, sino real y muy actual: negativas, burlas, exigencias exageradas que nos desalientan, críticas inadecuadas... errores que se nos echan en cara...

Cristo nos invita a dejarnos llevar por su Espíritu, como Jesús, como Pablo, como don Bosco, como todos los santos, canonizdos o no.

Somos constructores de este mundo, con todos los hermanos que nos rodean, creyentes o no, y respetando y apoyando todo lo bueno que vaya surgiendo, pero enriqueciéndolo con los criterios del Padre Dios, para que en todo y siempre Él reciba la mayor gloria y honor y todos los hombres, varones y mujeres, el mayor bien posible en cada circunstancia, junto con la naturaleza que merece toda la veneración y respeto por ser, también ella, maravillosa obra de Dios.

No debemos ocultarnos, pero tampoco buscar ni ser reconocidos, ni ser aplaudidos, ni tener ninguna ventaja, pues todo nos vendrá, sin duda alguna, de quien nos envía, cuida y alimenta maternalmente.

Dios nos bendiga a todos.

Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:

P: José Mª Domènech SDB

"Ustedes son la luz del mundo"

Cada uno, en la vida, da lo que tiene; no puede ser de otro modo. Eso es lo que los otros pueden exigirnos con todo derecho, pues para eso lo recibimos. ¿Qué tenemos los cristianos para dar al mundo? ¿Somos exactamente iguales que los demás en todo? ¿Qué de especial recibimos para los otros? Seguir a Jesús ¿nos pide algo que solo nosotros podemos dar? ¿Qué es?

Si los valores del Evangelio nos llenan de verdad, los expresaremos; los mostraremos; aparecerán en nuestro vivir, hablar y actuar, pues lo que llena el corazón lo refleja la vida.

El domingo pasado Jesús nos presentaba las actitudes de quien vive según la dinámica interior del Reino de Dios. Las de todo cristiano honesto. Son éstas actitudes que construyen y llenan de Vida Nueva el medioambiente en el que el discípulo de Jesús se desenvuelve.

Actitudes concretas, que, poco a poco, marcan la realidad circundante, y la transforman.

Actitudes que, brillan en la realidad cotidiana, llenándola de luz nueva, la Luz de Dios.

Actitudes que se construyen al recibir a Dios en la vida; en ello no vale el poder humano.

Actitudes que nos abren al Amor de Dios y, por naturaleza, ofrecen su riqueza a todos.

Dios desea que cambiemos no la realidad, sino nosotros; lo demás, en esa medida, aparecerá

El pueblo acaba de regresar del exilio; verán la restauración solo cuando tomen en serio lo que Dios les pide: ser, de verdad, una Comunidad fraterna; entonces todo su mundo será transformado y llenarán a todos de la luz de Dios, pues todo lo que Dios nos da es para el mundo.

Reconozcamos a Dios el derecho de ser nuestro Dios. Lo demás viene como consecuencia inevitable. El cielo es cielo porque Dios es el centro vivo que todos aceptan de buena gana.

¿Por qué no hacer de esta vida un preludio, fatigoso, sí, del cielo? ¡Es siempre lo mejor!

El anuncio del Evangelio no es un argumento que convence, sino el testimonio del convencido

Antes de ir a Corinto Pablo ha sufrido el estrepitoso fracaso de Atenas. Está tocado por el miedo, pero decide ponerse en las manos del Señor y seguir. Ya no usará el recurso de los ardides oratorios humanos, sino que solo se valdrá de la fuerza desconcertante de la Salvación de Cristo por la amorosa oblación redentora en la injusticia incriminatoria de la cruz.

Siempre será su Fe y su amor lo que le abrirá a la vitalidad del Espíritu y ellas le guiarán en el anuncio, seguro que el Espíritu producirá, a su tiempo, los frutos adecuados.

La realidad se mantendrá sana si están sanos los que la forman: Cristo es nuestra vida y luz

El texto evangélico nos muestra el ideal misionero del cristiano: ser cristiano supone y exige, por naturaleza inevitable, ser expansivo, no por conquista, sino por testimonio vivo; como la sal o la luz. Donde ellas están presentes, se nota y no puede dejar de notarse.

El cristiano que disimula el compromiso de su SER de Cristo, es decir, no alimenta bien, ni expresa su Vida en Cristo, da un evidente signo real de su POCA O NULA FE EN CRISTO.

La vida cristiana no puede disimularse: no tenemos derecho a mimetizarnos para ser “como todos”, es decir, que no se note lo que somos y así no tener problemas; pues la Fe cristiana es vida y la vida se nota, y más, si es Vida Nueva. Somos testigos de Jesús ofreciendo Vida Nueva a los que nos rodean, en todo ámbito: somos objetivamente responsables de ello.

Pidamos a María aceptar las exigencias y los retos de nuestra Fe para el bien de todos.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO V
En la Fe testificamos, siempre y ante todas partes, la Salvación de Jesucristo, patente en nuestra vida para bien de todos y gloria de Dios

Is. 58, 7-10:
"Si compartes tu pan… y albergas a los pobres…; si cubres al desnudo… y no te despreocupas de tu hermano, entonces despuntará tu luz como una aurora… delante de ti avanzará la justicia y detrás de ti la gloria del Señor… pedirás auxilio y Él te dirá: «¡Aquí estoy!»… tu oscuridad será como el mediodía".

Sal. 111: "Para los buenos brilla una luz en las tinieblas".

1Cor. 2, 1-5:
"Cuando los visité… no quise mostrar sabiduría alguna, fuera de Cristo y Éste crucificado. Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu…"

Mt. 5, 13-16: "Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor… Ya no sirve para nada… Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña… Así debe brillar a los ojos de todos la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo".

febrero 01, 2011

Don Bosco en Vietnam

Don Bosco está a punto de dejar Vietnam para dirigirse a Japón, donde la familia salesiana espera recibirlo mañana, martes 2 de febrero.

En estos momentos, nuestro padre se encuentra en el Tan Son Nhat Airport de Vietnam, para tomar el vuelo que lo llevará a Miyazaki, Japón.

Les invito a vivir cómo fue la hermosa bienvenida que dieron nuestros hermanos a papá Don Bosco en la Casa Inspectorial de las FMA de Tam Hà. Para animarlos, les adelanto que, desde el primer segundo, escucharán una melodía muy especial, que despertará lindos recuerdos en cada uno de ustedes. Y no podrán evitar cantar, así estén en la oficina.

Missioni Don Bosco TV: Don Bosco llega a Tam Hà