Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 14 de julio.
Este domingo el Señor nos invita –una vez más y sin cansarse, porque nos ama– a escucharle y a seguir sus indicaciones, pues Él sabe bien que, por este camino, todo irá mejor, en el corazón, en la familia y en la sociedad. A veces, si no se tiene en cuenta el pecado que nos atrapa muchas veces, cuesta entender que teniendo oportunidades tan maravillosas de vida y felicidad, elijamos el camino de la vida desorientada y sometida a tantas opiniones y propuestas que no tienen ninguna garantía ni de vida ni, mucho menos, de felicidad.
Pablo, que en los domingos pasados nos ha invitado a fiarnos del Señor y este domingo nos presenta la figura de Cristo como el origen y la cumbre de nuestra existencia; el modelo de lo que nosotros estamos llamados a ser... De Él lo recibimos todo y no está lejos, sino muy cerca, es de nuestra misma naturaleza y se ha quedado con nosotros para ayudarnos en nuestro caminar. Lo que no puede hacer es sustituir nuestras decisiones y responsabilidad, como un buen maestro no puede sustituir a su discípulo, ni un padre a su hijo, ni el entrenador al deportista, pues el que debe aprender, crecer, madurar y el que está llamado a conseguir las medallas es el estudiante, el hijo y el deportista... Para que lo logremos, en nuestra vida de hijos de Dios en el Hijo, de discípulos del Maestro divino y de deportistas en la gran contienda que tenemos, para ganar al enemigo de nuestra vida –don precioso y eterno que Dios nos confió– Cristo nos dice como al maestro de la Ley: “Haz tú lo mismo y vivirás”. Sé como Dios: ojos siempre abiertos, corazón siempre sensible, vida siempre a disposición para sanar toda vida con el Amor que sabe caminar por los senderos de la existencia sin despreciar nada que sea humano, aunque no sea agradable, que sabe servir a todos los que nos necesitan, que sabe aprender a escuchar los gritos, también los silenciosos, que la mayoría no puede captar, que sabe ver también lo oculto en el dolor y gozo humano y aprende cada día a ofrecer vida y paz, aun a los que parecen que no los desean recibir, pues se resisten.
Dios nos bendiga como Él sabe para que aprendamos a ser, por el mundo, como Él: prójimos cada día más atentos y disponibles a las necesidades y angustias de los que nos rodean.
Unidos en oración con María, la Madre siempre atenta a las necesidades de sus hijos más débiles:
P. José Mª Domènech SDB
¿Qué nos indica Jesús hoy? Acércate al que está en desgracia y responde, como puedas, a su necesidad. No pide heroísmos, sino humanidad: ¡actúa como Dios!, eso es ser humano de verdad.
La abundancia, de la que habla la primera lectura, viene de Dios, pero por el camino del hombre.
Si no sabemos escuchar a Dios en nuestra Comunidad desde el fondo del corazón nunca tendremos una sociedad digna, pues nuestras visiones son tan limitadas y nuestra soberbia tan grande, que siempre perdemos y no lo reconocemos.
Jesús es modelo de esta sabia escucha y de del actuar sano y sensato, como humano, al estilo de Dios, por eso hizo maravillas: sembrador de paz y de vida; de alegría y de comunión.
San Pablo presenta a Cristo como el centro de todo, pues al principio todo hace referencia a Él: Dios nos creó para que fuéramos como Él, imagen de Dios; nos redimió con su vida entregada; nos salvó por su triunfo sobre el mal y la muerte, con la Resurrección: ¡nuestra vocación: ser como Él!
Ser Cristo en la vida es estar a disposición del bien y dignidad de los que nos rodean. Ser Cristo en la vida concreta es no cerrar los ojos, no pasar nunca de largo ante el hermano necesitado.
Escuchar al Señor y vivir en su Voluntad es la clave de la vida digna y de la sociedad libre y sana.
Dios siempre está cerca para que tengamos éxito y para eso da sus indicaciones en el fondo de la conciencia y en la Comunidad a la que nos ha integrado. Básico es estar atento a su Voz y ser dócil.
Jesús, el prójimo que nos dio su vida y con ella la libertad para ser grandes como Dios cada día
Jesús es el modelo con el que fuimos creados y, además, nos da su vida para que lo logremos.
Sólo en Él la persona humana, y la creación, llega a la plenitud que ansía y para que la que creada.
El criterio de Jesús no está ni en la conveniencia ni en la ley, sino en la vida que se necesita dar
¿Cómo va nuestro corazón? ¿Con qué criterios reales funciona? ¿Qué hacer ante el necesitado?
¿Qué es mío si tú lo necesitas con más urgencia que yo? Robar ¿no sería quedarse con lo que no necesito y otros sí y con urgencia? El individualismo corroe la solidaridad y el futuro digno de la mayoría. ¿No estamos demasiado cerrados en nosotros mismos mientras los hermanos decaen?
Prójimo es quien comparte, como Jesús, los dolores de los otros aceptando las incomodidades inevitables. El amor o es concreto y socialmente objetivo o es ficticio, si no degradante por infecundo.
Pidamos a María preguntarnos cada día ¿de quién desea Dios hoy que sea prójimo como Jesús?
Dt. 30, 9-14: Moisés habló al pueblo diciendo: «El Señor, tu Dios, te dará abundante prosperidad... Porque el Señor volverá a complacerse en tu prosperidad, como antes se había complacido en la... de tus padres. Todo te sucederá porque habrás escuchado la voz del Señor, tu Dios, y observado sus mandamientos... después de haberte convertido al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance... la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la practiques.»
Sal. 68 14.17.30-31.36ab-.37: "Busquen al Señor, y vivirán."
Col. 1, 15-20: Cristo Jesús es imagen del Dios invisible y el Primogénito de toda la creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas... todo fue creado por medio de Él y para Él. Él es el principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que Él tuviera primacía en todo, pues Dios quiso que en Él residiera toda la plenitud. Por Él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.
Lc. 10, 25-37: Un doctor de la Ley... le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?» Jesús, a su vez, le preguntó: «¿Qué está escrito en la Ley?...» Él respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo.» «Has respondido exactamente –le dijo Jesús– obra así y alcanzarás la vida.» Pero el doctor..., para justificar su intervención, le preguntó: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús... le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron... y se fueron, dejándolo medio muerto. ...bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó... un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano... al pasar,... se conmovió. ...se acercó y vendó sus heridas... lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño... diciéndole: “Cuídalo y lo que gastes de más te lo pagaré al volver.” ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado...?» «El que tuvo compasión de él.», le respondió el doctor. Jesús le dijo: «Ve y procede tú de la misma manera.»
Este domingo el Señor nos invita –una vez más y sin cansarse, porque nos ama– a escucharle y a seguir sus indicaciones, pues Él sabe bien que, por este camino, todo irá mejor, en el corazón, en la familia y en la sociedad. A veces, si no se tiene en cuenta el pecado que nos atrapa muchas veces, cuesta entender que teniendo oportunidades tan maravillosas de vida y felicidad, elijamos el camino de la vida desorientada y sometida a tantas opiniones y propuestas que no tienen ninguna garantía ni de vida ni, mucho menos, de felicidad.
Pablo, que en los domingos pasados nos ha invitado a fiarnos del Señor y este domingo nos presenta la figura de Cristo como el origen y la cumbre de nuestra existencia; el modelo de lo que nosotros estamos llamados a ser... De Él lo recibimos todo y no está lejos, sino muy cerca, es de nuestra misma naturaleza y se ha quedado con nosotros para ayudarnos en nuestro caminar. Lo que no puede hacer es sustituir nuestras decisiones y responsabilidad, como un buen maestro no puede sustituir a su discípulo, ni un padre a su hijo, ni el entrenador al deportista, pues el que debe aprender, crecer, madurar y el que está llamado a conseguir las medallas es el estudiante, el hijo y el deportista... Para que lo logremos, en nuestra vida de hijos de Dios en el Hijo, de discípulos del Maestro divino y de deportistas en la gran contienda que tenemos, para ganar al enemigo de nuestra vida –don precioso y eterno que Dios nos confió– Cristo nos dice como al maestro de la Ley: “Haz tú lo mismo y vivirás”. Sé como Dios: ojos siempre abiertos, corazón siempre sensible, vida siempre a disposición para sanar toda vida con el Amor que sabe caminar por los senderos de la existencia sin despreciar nada que sea humano, aunque no sea agradable, que sabe servir a todos los que nos necesitan, que sabe aprender a escuchar los gritos, también los silenciosos, que la mayoría no puede captar, que sabe ver también lo oculto en el dolor y gozo humano y aprende cada día a ofrecer vida y paz, aun a los que parecen que no los desean recibir, pues se resisten.
Dios nos bendiga como Él sabe para que aprendamos a ser, por el mundo, como Él: prójimos cada día más atentos y disponibles a las necesidades y angustias de los que nos rodean.
Unidos en oración con María, la Madre siempre atenta a las necesidades de sus hijos más débiles:
P. José Mª Domènech SDB
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo»
¿Qué nos indica Jesús hoy? Acércate al que está en desgracia y responde, como puedas, a su necesidad. No pide heroísmos, sino humanidad: ¡actúa como Dios!, eso es ser humano de verdad.
La abundancia, de la que habla la primera lectura, viene de Dios, pero por el camino del hombre.
Si no sabemos escuchar a Dios en nuestra Comunidad desde el fondo del corazón nunca tendremos una sociedad digna, pues nuestras visiones son tan limitadas y nuestra soberbia tan grande, que siempre perdemos y no lo reconocemos.
Jesús es modelo de esta sabia escucha y de del actuar sano y sensato, como humano, al estilo de Dios, por eso hizo maravillas: sembrador de paz y de vida; de alegría y de comunión.
San Pablo presenta a Cristo como el centro de todo, pues al principio todo hace referencia a Él: Dios nos creó para que fuéramos como Él, imagen de Dios; nos redimió con su vida entregada; nos salvó por su triunfo sobre el mal y la muerte, con la Resurrección: ¡nuestra vocación: ser como Él!
Ser Cristo en la vida es estar a disposición del bien y dignidad de los que nos rodean. Ser Cristo en la vida concreta es no cerrar los ojos, no pasar nunca de largo ante el hermano necesitado.
Escuchar al Señor y vivir en su Voluntad es la clave de la vida digna y de la sociedad libre y sana.
Dios siempre está cerca para que tengamos éxito y para eso da sus indicaciones en el fondo de la conciencia y en la Comunidad a la que nos ha integrado. Básico es estar atento a su Voz y ser dócil.
Jesús, el prójimo que nos dio su vida y con ella la libertad para ser grandes como Dios cada día
Jesús es el modelo con el que fuimos creados y, además, nos da su vida para que lo logremos.
Sólo en Él la persona humana, y la creación, llega a la plenitud que ansía y para que la que creada.
El criterio de Jesús no está ni en la conveniencia ni en la ley, sino en la vida que se necesita dar
¿Cómo va nuestro corazón? ¿Con qué criterios reales funciona? ¿Qué hacer ante el necesitado?
¿Qué es mío si tú lo necesitas con más urgencia que yo? Robar ¿no sería quedarse con lo que no necesito y otros sí y con urgencia? El individualismo corroe la solidaridad y el futuro digno de la mayoría. ¿No estamos demasiado cerrados en nosotros mismos mientras los hermanos decaen?
Prójimo es quien comparte, como Jesús, los dolores de los otros aceptando las incomodidades inevitables. El amor o es concreto y socialmente objetivo o es ficticio, si no degradante por infecundo.
Pidamos a María preguntarnos cada día ¿de quién desea Dios hoy que sea prójimo como Jesús?
Padre José María Domènech Corominas, sdb.
CICLO C – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XV
Nuestra Salvación y Vida plena está en escuchar a Cristo Jesús –imagen y Palabra viva de Dios, plenitud de todo– y vivir como Él nos indica.
Nuestra Salvación y Vida plena está en escuchar a Cristo Jesús –imagen y Palabra viva de Dios, plenitud de todo– y vivir como Él nos indica.
Dt. 30, 9-14: Moisés habló al pueblo diciendo: «El Señor, tu Dios, te dará abundante prosperidad... Porque el Señor volverá a complacerse en tu prosperidad, como antes se había complacido en la... de tus padres. Todo te sucederá porque habrás escuchado la voz del Señor, tu Dios, y observado sus mandamientos... después de haberte convertido al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance... la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la practiques.»
Sal. 68 14.17.30-31.36ab-.37: "Busquen al Señor, y vivirán."
Col. 1, 15-20: Cristo Jesús es imagen del Dios invisible y el Primogénito de toda la creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas... todo fue creado por medio de Él y para Él. Él es el principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que Él tuviera primacía en todo, pues Dios quiso que en Él residiera toda la plenitud. Por Él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.
Lc. 10, 25-37: Un doctor de la Ley... le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?» Jesús, a su vez, le preguntó: «¿Qué está escrito en la Ley?...» Él respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo.» «Has respondido exactamente –le dijo Jesús– obra así y alcanzarás la vida.» Pero el doctor..., para justificar su intervención, le preguntó: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús... le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron... y se fueron, dejándolo medio muerto. ...bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó... un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano... al pasar,... se conmovió. ...se acercó y vendó sus heridas... lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño... diciéndole: “Cuídalo y lo que gastes de más te lo pagaré al volver.” ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado...?» «El que tuvo compasión de él.», le respondió el doctor. Jesús le dijo: «Ve y procede tú de la misma manera.»