agosto 26, 2011

«El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo»


Tenemos la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 28 de agosto.

«El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo»

Nunca ha sido fácil renunciar a algo realmente propio: nos parece perder algo esencial, como que nos quedamos sin identidad, sin dignidad, sin futuro. ¡Es lógico que nos resistamos!

Fiarse de otra persona, algo que sin cesar hacemos, es condición para madurar, pero cuando este “fiarse” pide que le confiemos nuestra intimidad e identidad personal, ya es grave y nos resistimos hasta entender qué nos implica y a dónde nos lleva.

¡Fiarse de Dios es algo así como vivir la experiencia de que nos lo pide todo!

Pero ¡¡no hay peligro ninguno!!: lejos de perder algo, lo que Él hará, como lo hizo con la resurrección de Jesús, es potenciarlo todo al infinito y ayudarnos a descubrir que muchas de nuestras “propiedades” (cosas, opiniones, fama, riqueza, gozo y hasta nuestra fe) no eran tales, sino casi, o sin casi, un secuestro. Éramos esclavos de ello y nos impedía madurar de verdad.

El profeta Jeremías vive con claridad esta experiencia y, en un primer momento, se rebela y se resiste a dejarse guiar, pero después percibe que lo que le molesta es su no-aceptar las consecuencias, por ser dolorosas. Su grandeza dependerá de esto: que crea en el Señor.

Pablo nos invita a esta Fe: hacer de nuestra vida una ofrenda, siempre abiertos y disponibles para conocer y vivir la Voluntad de Dios en todo lo que la vida nos traiga, agradable o no.

Es el camino de Jesús y de todos sus discípulos, pues es el único que lleva, sin ningún error posible, a la gloria de la resurrección, que Cristo Jesús y María ya gozan plenamente.

Obedecer al Señor trae problemas, pero siempre con mayores oportunidades que lo contrario

Jeremías, tímido e inseguro por naturaleza, no desea tantos problemas como le trae su misión profética, por eso trata de evadirla, pero no puede, pues siente fuerte en su interior el llamado y la presencia de un Dios que le garantiza la autenticidad de su servicio.

No es fácil, a nadie, enfrentar los propios miedos e inseguridades, pero el Señor, si nos fiamos de Él, nos da su fortaleza, aun respetado nuestra naturaleza, que deberemos superar.

Hacer da la propia vida una ofrenda a Dios es asegurar su éxito: ¡Dios mismo nos la cuida!

Cristo es el ejemplo de Pablo al invitarnos a ofrecer la propia vida como culto a Dios.

Obedecer a su Voluntad: ésta es la principal liturgia que el Padre desea le tributemos.

Vivirlo pide una profunda conversión que nos lleva a las actitudes concretas de cada día.

Nuestra naturaleza se resiste al dolor, pero sólo la pascua nos asegura la gloria definitiva

La pasión es una exigencia de la misión de Jesús. Les guste o no a los discípulos, Él lo acepta así y lo hará, animado por su Espíritu, para vivir según el Plan Salvífico del Padre.

Los discípulos, para dar vida, tendrán que aprender a vivir esta exigencia del Amor.
Buscar otro camino, menos sacrificado, más popular, cómodo y aparentemente eficiente y con menor costo personal, es muy humano, pero trampa mortal para la persona y la sociedad.

Pidamos a María la valentía de vivir como ella el riesgo de fiarnos de Dios como Jesús.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXII
Dios nos invita a fiarnos en Él
para que Su grandeza eleve todas nuestras posibilidades al infinito;
poner otro centro es arruinarlo todo.


Jer. 20, 7-9:
"¡Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir! ¡Me has forzado y has ganado!... todos se burlan de mí. Cada vez que hablo es para gritar: ‘¡Violencia, devastación!’… Entonces dije: «No lo voy a mencionar, ni hablaré más en su nombre». Pero había en mi corazón como un fuego abrasador… me esforzaba por contenerlo, pero no podía»".

Sal. 62: "Mi alma tiene sed de Ti, Señor, Dios mío".

Rm. 12, 1-2:
"Yo los exhorto, por la misericordia de Dios, a ofrecerse a Uds. mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios: éste es el culto espiritual que deben ofrecer. No tomen como modelo a este mundo… transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la Voluntad de Dios…"

Mt. 16, 21-27: "Jesús empezó a decir a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir mucho…; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo… Pero Él… dijo a Pedro: «¡Apártate…, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo porque no piensas como Dios, sino como los hombres». Y Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida a causa de Mí, la encontrará... Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre… y entonces pagará a cada uno de acuerdo a sus obras»".





China: sacerdotes arrestados





La Iglesia patriótica china, fiel al gobierno chino quiere con estas detenciones obligar a los sacerdotes y laicos, fieles a la Iglesia de Roma, a que apoyen al obispo que la iglesia patriótica china propone para la ciudad de Tianshui.

Oremos por estos hermanos nuestros, que viven en la "Iglesia del Silencio". Que nuestra Madre Auxiliadora de Sheshan les inspire la fuerza que necesitan para tolerar esta persecución.

agosto 20, 2011

«Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 21 de agosto.

Estos dos domingos son de mensaje correlativo, porque, por un lado, los evangelios tienen una cierta unidad: la confesión de Pedro, en nombre de todos los apóstoles, y el anuncio de la pasión como realidad que los apóstoles, y todo cristiano, si quieren ser fieles, deben aceptar, aunque no sea agradable; y, por otro, las primeras y segundas lecturas acompañan muy bien el tema de la confianza para la identidad del creyente.

Dios nos da una cierta autoridad: los cristianos deberíamos ser “maestros” de vida, no porque impartimos “enseñanza formal”, sino porque nuestra vida coherente indica un camino que no sólo es posible seguir, por incómodo que sea, sino que es el mejor camino, puesto que aporta a la vida humana, paz interior, serenidad a la hora de leer la historia y afrontar sus retos, da seguridad de éxito, aunque los poderosos o prepotentes nos condenen, y indica reales soluciones a los problemas de los marginados, pues nos encuentran siempre solidarios y dispuestos a colaborar con el Bien Común.

Es el magisterio de la Vida Cristiana , que constantemente los pastores deben impartir a sus Comunidades, para que ellas, viviéndolo, puedan incidir positivamente en su ambiente y explicar el sentido de lo que viven y las bases en las que se apoyan para vivirlo.

No cumplir con esta responsabilidad nos condena, no sólo en nuestra conciencia, sino hasta en el fuero público, como sucede tantas veces, en las que a los cristianos se nos acusa de no vivir en coherencia lo que decimos creer.

Por esto Pablo nos invita, por un lado, a convencernos de la maravillosa sabiduría de Dios y, por otro, a consagrarnos al Señor en cuerpo y alma para que nuestra vida esté toda ella a la búsqueda de conocer y vivir en la Voluntad de este Padre que no solo lo sabe todo, sino que todo lo organiza para nuestro bien. Éste es el primer y mejor culto cristiano; el otro, vital, lo alimenta.

Pedro confiesa a Jesús como el Hijo de Dios, el Mesías, pero eso le obliga a reconocer que ésta confesión trae consigo aceptar también el camino de la Pasión que el Maestro debe recorrer para ser fiel al Plan del Padre, que es Plan de Vida y Salvación de unos hijos atrapados en las garras crueles del mal y de la muerte mirada como final y fracaso. Dios no la había pensado así, sino como final de un camino difícil y duro y puerta feliz a la Vida Nueva , a la Casa del Padre a la que Él mismo nos llamó, a cada uno, apenas nos creó cariñosamente en el seno materno.

Ser cristiano, es decir, aceptar ser, y por tanto, vivir como hijo de Dios en su Hijo Unigénito, no es cómodo, pero es la única opción de éxito que una persona humana puede tomar en su vida.

Si está bautizada ya la tomó y no querer interesarse por alimentar esta decisión de Fe es una gravísima irresponsabilidad pecaminosa que acaba siendo una verdadera traición a la humanidad.

Los pecados de un creyente, fruto de su debilidad e imprudencia, sin duda son perjudiciales para toda su Comunidad y para la humanidad entera; de ellos deberá arrepentirse y corregirlos con la adecuada alimentación de su Fe; pero, si se aleja de la Comunidad y no alimenta su Fe con la Palabra , la Eucaristía , la Reconciliación y la oración humilde, ¿cómo podrá reconocerlos, si no sabe lo que piensa y espera su Padre Dios y no recibe la orientación y fortaleza del Hijo Unigénito y de su Espíritu?

Que María nos ayude a todos a vivir abiertos cada día más profundamente al don de la Fe en nuestro Señor Jesucristo, aunque esto nos lleve, en muchas ocasiones, por caminos de dolor y peligro; pero sabemos que Dios es sabio y nos cuida como verdadera madre y sabrá fortalecer nuestras debilidades y pobrezas, dado que ha sido Él quien nos confió tan profunda y seria responsabilidad: ser testigos de la Redención y gloria del Resucitado ante todo el mundo.

Dios nos bendiga a todos y nos dé crecer cada día más en fidelidad a su Voluntad.

Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB


«Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos»



Dios es nuestro Padre y lo es de verdad; no es teoría ni deseo ni ilusión. A una mirada de Fe, atenta y profunda, se le revela que toda la historia de Israel y de la Iglesia lo confirma.

Todo, en la realidad, es cariñosamente cuidado por Dios, su hacedor; pero, así como las cosas se rigen por las leyes que Dios puso en su naturaleza, al crearlas, la historia humana no es así: toda la Biblia nos muestra que Dios la dirige, respetando la libertad de cada persona, pero sin cederle el definir los planes y las decisiones finales respecto al conjunto. Al fin de todo será como Dios lo pensó para el bien de sus hijos; pero, en él, cada uno define su lugar y nivel.

Él, según la herencia de cada persona, le señala a cada uno su vocación y tarea. Todo según lo que cada uno puede afrontar, aunque sea con sacrificio. Si decidimos según la Voluntad de grandeza de Dios, todo nos llevará a niveles cada día más profundos y grandes dentro de las propias reales posibilidades, que Dios bien conoce.

El Padre elige a Pedro como portavoz de la Fe en Cristo, el Hijo de Dios vivo, el Salvador, él deberá asumir su responsabilidad de guía iluminado con una docilidad a toda prueba.

Ni Israel ni ninguna comunidad o persona que diga tener a Dios como su Señor, deberán dejarse llevar por criterios o ideologías que no se apoyen en los pensamientos del Señor, puesto que, si lo hicieren, esto le llevará a la ruina personal y hasta a desviar a muchos otros.

Los planes de Dios nos superan infinitamente, es mejor tratar de conocerlos y venerarlos.

Quien glorifica y hace honor a la Voluntad de Dios, gozará de su paz, vida y grandeza.

Cuando Dios da una autoridad espera que ésta sea imagen de su paternidad para la vida

Dar las llaves era un signo de dar autoridad para un servicio, más o menos importante.

Al funcionario se le dan las llaves de palacio para cuidar a las personas que se le confían. Si falla, se lo sustituye; porque lo importante es el bien de las personas, no el poder de nadie.

Ante los planes de Dios, lo lógico es buscarlos conocer con sincera y humilde docilidad

Pablo proclama la maravillosa sabiduría de Dios que todo lo organiza para el bien de todos y esto desde la creación de cada persona. Dios nunca descansa, como su Amor Eterno.

En Dios solo hay un fin: que la persona humana conozca y goce su Amor y, viviéndolo, lo pueda compartir para, así, hacerlo más profundo y vibrante en su historia personal y social.

La Fe proclamada por Pedro es la piedra fundamental sobre la que Cristo construye su Iglesia

Creer en Jesús como el Mesías, Hijo de Dios vivo, nos abre a la posibilidad de integrarnos plenamente a la Comunión Trinitaria, que se expresa hoy en la Comunidad cristiana.

Pedro es elegido por el Padre como la cabeza, al revelarle la identidad de Jesús y darle la fuerza de proclamarla en medio de la Comunidad de los discípulos de Jesús y en su nombre.

Esta Fe, proclamada por él, será la roca sobre la que Cristo edificará su Iglesia cada día.

Pidamos a María madurar cada día nuestra Fe en el Señor Jesús y confiar mejor en Él.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXI
Los planes de Dios están centrados en la grandeza del hombre, por eso no deja de comunicarse con él y cuidar de él a través de la historia


Is. 22, 19-23:
"Yo… te destituiré de tu cargo. Y aquel día, yo llamaré a mi servidor… pondré tus poderes en su mano y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá. Lo clavaré como estaca en sitio firme…"

Sal. 137: "Tu Amor es eterno, Señor".

Rm. 11, 33-36:
"¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos!... ¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido? Porque todo viene de Él, ha sido hecho por Él, y es para Él. ¡A Él sea la gloria eternamente! Amén".

Mt. 16, 13-20: "…Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre?...» Ellos contestaron: «Unos dicen que es… alguno de los profetas» «Y ustedes –les preguntó– ¿quién dicen que soy yo?»… Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, porque… te lo ha revelado… mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia y el poder de la muerte no podrá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos…» Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías".





agosto 16, 2011

Tanti auguri, Don Bosco!




Hoy, en los idiomas y dialectos de más de 130 países, cantaremos con cariño filial el "tanti auguri", para que, desde el cielo, Don Bosco sople sus 196 velitas.

Feliz día, papá Don Bosco! Feliz fiesta, familia salesiana!


agosto 12, 2011

«Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 14 de agosto.

La Salvación de Dios en Cristo es universal, para todos, nadie excluido: ¡¡¡nadie!!!

Comenzó con la elección de un pueblo específico, por parte de Dios, un pueblo débil, exterior e interiormente, y pequeño, al punto que no logró entender casi nunca lo que Dios le pedía; a pesar de las llamadas e insistencias de los profetas. Por eso no supo mantenerse fiel a las alianzas de Amor que Dios hacía con ellos, ni vivir la misión universal para la que había sido elegido.

Pero Dios siguió adelante, pues los planes de Dios no dependen de nosotros, sino de su Amor, que es Eterno, Universal y Omnipotente, por eso no cambia; no excluye a nadie, ni a los que, según nuestra mentalidad y lenguaje, ‘no le sirven porque no le responden’ como Él desea y les pide; no queda atrapado en nuestros errores o resistencias, sigue adelante, con o sin nosotros, aunque jamás nos abandone, pues somos sus hijos, incluso nosotros los débiles y resistentes a su Amor, y para nosotros tiene caminos particulares, ya que todos estamos llamados a la Salvación y Él sabe muy bien que sin su apoyo no seremos capaces ni de comprenderla ni, por tanto, de aceptarla, cosa indispensable para que la Salvación se haga realidad en cada persona, pues somos libres e inteligentes, y debemos comprender y libremente aceptar los dones de Dios. Todo lo que recibimos de Dios es un don de su Amor.

Por el pecado universal, el Señor eligió a un pueblo como “su Pueblo” para que proclame su Gloria y Amor Providente en medio de todos los pueblos de la tierra y comunique el Plan de Salvación universal de Dios.

La infidelidad de este pueblo a las reiteradas alianzas del Dios de la Vida y de la Libertad, quien lo había elegido para que todo hombre conociera el Amor y la Vida Nueva de Dios, hizo que Jesús, el Mesías-Salvador, el Cristo, fuera rechazado, y así, sin ellos pretenderlo, se cumplieron todas las Escrituras. Eso hizo que Jesús formara, de un pequeño resto del Pueblo de Dios, una mínima Comunidad de discípulos que le escuchaban como su Maestro y lo aceptaban como su Salvador y Hijo de Dios encarnado, el Resucitado de entre los muertos, de quien ellos sabían haber sido constituidos testigos.

Esta Comunidad fue formada por el Señor como una Comunidad abierta a todo lo que Dios le pida, a toda la Misión que le encomiende y a toda persona que acepte los dones de Dios en su historia personal y social. Es decir, esta Comunidad, por naturaleza, y misión es y debe ser siempre “Católica”, es decir, Universal.
La fidelidad de esta Comunidad de Cristo (por eso precisamente se llama “cristiana”) a la Voluntad salvífica de Dios llevará a todos los pueblos, y principalmente al Pueblo Elegido, al Pueblo de las Alianzas, al Pueblo de Dios, a vivir plenamente la Salvación a la que fue llamada desde Abraham.

La primera pagana que aceptó fiarse plenamente de Jesús como Salvador, fue la mujer cananea y precisamente de ella Jesús, como antes lo hiciera con el centurión romano, admiró su Fe a toda prueba.

Que María nos conceda vivir constantemente abiertos a los dones de Dios en Cristo Jesús y construir Comunión entre los que nos decimos cristianos, pues todos tenemos la misma misión de anunciar al Salvador, el Señor resucitado.

Dios nos bendiga a todos y a todos nos dé una Fe humilde y sencilla que sabe insistir y esperar sin desalientos, siguiendo al Señor por todas partes, cueste lo que cueste.

Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB

«Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!»


El Señor de la Vida nos invita a ser abiertos, sin ser ingenuos, a colaborar con el bien de los que nos rodean, verdadero don de Dios, aunque los sintamos forasteros, extranjeros.

Toda persona es un rico misterio, a veces imprevisto, que, tal vez, nos incomode, pero debemos aprender a recibirlo con libre y generosa disponibilidad para favorecer el desarrollo de ellos y, así, estimular nuestro. No hay libertad sin riesgo; no hay crecimiento sin don de sí.

¡Cómo nos gusta que nadie altere nuestra ‘tranquilidad’, pero no es así la vida: toda presencia viva es una invitación de Dios a la libertad del amor que aprende a dar y recibir!

Dios nos ha llamado a compartir sus dones, su Salvación, verdadera gracia para todos. No somos propietarios, y menos exclusivos, no la hemos conquistado. Es un regalo-misión.

Israel, el Pueblo de Dios, no lo entendió y perdió el ritmo de maduración al que el Señor le invitaba a través de los profetas. Su fidelidad creciente hubiera sido la puerta de nuestra Fe; ahora, para ellos, nuestra fidelidad al Señor Jesús resucitado será la puerta de la suya.

Para vivir como servidores de la Salvación requerimos crecer en atenta escucha, humilde docilidad, honesta apertura a la realidad del hermano, aunque no siempre sea cómodo.

Dios siempre está con nosotros y nos habla en medio de los imprevistos para ayudarnos a superar nuestras limitaciones e integrar nuevas riquezas, fruto de su Amor Universal y Eterno.

La salvación prometida y confiada a Israel es para todos los pueblos, sin excepción

Diferencias siempre las habrá, pues somos personas únicas; pero eso nos invita a compartir y formar una familia humana de riqueza sin fin, al modo de Dios. No debe separarnos.

Israel, con su fidelidad, debe mostrar las maravillas de Dios a todos para atraerlos. Por eso Dios le aclara su plan: todos los pueblos llegarán a formar parte de su Familia Universal.

La fidelidad a Dios y su Reino conquista los corazones a su Amor y así sus dones se extienden

Pablo trata de explicar qué sucede con el Pueblo de Dios, que rechazó al Mesías esperado: Dios no lo abandona, lo conduce a su Reino de otro modo, como lo hizo con los paganos.

Toda la historia humana, santa desde los planes de Dios, es historia de Misericordia.

La verdadera oración, sencilla, perseverante y humilde llega al corazón de Dios, que es Padre

Jesús entra en zona pagana. Despierta y pone a prueba la Fe y confianza de una cananea.

La dureza de Israel contrasta con la Fe fuerte y firme de una pagana, que ama y ruega.

La sincera humildad orante de una madre despierta la admiración del Mesías rechazado.

Pidamos a María ruegue siempre por nosotros para que maduremos nuestra Fe cada día.
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Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XX
Dios acompaña nuestra historia para animarnos a vivir la Salvación que nos ofrece: así lograremos la Vida a la que estamos invitados


Is. 56, 1.6-7:
"Así dice el Señor: «Observen el derecho y practiquen la justicia, porque muy pronto llegará, mi salvación y ya está por revelarse mi justicia. Y a los hijos de una tierra extranjera que se han unido al Señor para servirlo… que observen… y se mantengan firmes en mi alianza, yo los conduciré hasta mi santa montaña… porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos»".

Sal. 66: "¡Que los pueblos te den gracias, Señor!".

Rm. 11, 13-15.29-32:
"A Ustedes, que son de origen pagano, les aseguro que, en mi condición de apóstol de los paganos, hago honor a mi ministerio provocando celos a los de mi propia raza, con la esperanza de salvar a algunos de ellos… Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables. Ustedes antes desobedecieron a Dios, pero ahora, a causa de la desobediencia de ellos, han alcanzado la misericordia… Con todo, esto es para que ellos también alcancen la misericordia…"

Mt. 15, 21-28: "Jesús… se retiró al país de Tiro y de Sidón. Una mujer cananea… comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio»… Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel». Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!» Jesús le contestó: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros». Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caer de la mesa de los dueños». Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!» Y en aquel momento la hija quedó sana".





agosto 07, 2011

«Hombre de poca Fe, ¿por qué dudaste?»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 7 de agosto.

Creo que este domingo el Señor nos invita, una vez más, a tomar muy en serio nuestras decisiones, puesto que ellas definen nuestra vida y, frente a ellas, Él no puede hacer otra cosa que respetar lo decidido por nosotros; acercarse, en la medida que se lo permitamos, y ofrecernos los dones que realmente necesitamos, sabiendo que solo recibiremos lo que le aceptemos nosotros a Él y tal como se lo aceptemos… lo demás se perderá para siempre en nuestra historia y en la de los que nos rodeen en cuanto recibido de nosotros.

Puesto que somos libres, así son las cosas y esto jamás será diferente. La libertad que Dios nos dio para que construyamos nuestra vida en el tiempo de decisión, en esta segunda etapa de nuestra vida, jamás nos será quitada, aunque con algunas de nuestras decisiones nos encaminemos por un sendero de necedad mortal, arrastrando a otros con nosotros.

Es lo que Pablo lamenta dolorosísimamente respecto a su pueblo: de él nació Jesucristo, según la carne, del linaje de David, cumpliendo todas las Escrituras y no fue aceptado como el Mesías de Dios. Los guías del pueblo lo traicionaron por buscarse a sí mismos y sus intereses, que neciamente identificaban con los de la nación, como si defendieran los planes de Dios, al que traicionaban con su cerrazón, miopía y dureza de corazón.

Por eso Él nos invita a perseverar en la confianza en su Presencia liberadora, sanadora y santificadora. No le ha fallado jamás a nadie y jamás lo hará. Así le invitó a Elías y así le invita hoy a la Iglesia y a todas las Comunidades cristianas, sobre todo cuando éstas se sientan en la vorágine de la tempestad que el maligno, constante enemigo de la vida, de la paz y de la alegría profunda, desata contra la Iglesia y sus hijos, los discípulos de Jesús.

Todas sus promesas de Dios se han cumplido y se seguirán cumpliendo, pero ninguna de ellas nos será jamás impuesta, pues esto sería degradante y Dios, como buen Padre, jamás lo hará.

Los únicos que tenemos la posibilidad de degradarnos, somos nosotros mismos con nuestras decisiones, tanto las personales, como las sociales y comunitarias.

Debilidades, errores y desatinos siempre los tendremos, puesto que somos pobres, limitados y débiles seres humanos, pero nuestro Dios es el Padre Todopoderoso que jamás está lejos de ninguno de nosotros. Su Misericordia es eterna y su fidelidad dura por todas las edades.

Confiemos en el Señor y, cuando sintamos que nos hundimos, no dudemos en acercarnos a Jesús y suplicarle que nos auxilie, que nos salve, que nos dé una mano; y Él nos da no solo una mano, sino toda su Vida, que es Eterna; todo su Amor, que se ha hecho Alimento Eucarístico y Sacramente de Reconciliación; toda su Providencia que es Comunidad de vida para ofrecer Vida Nueva a toda persona de buena voluntad. No cedamos al desaliento jamás, Dios siempre está cerca y nos ama sin condiciones. No lo dudemos: ¡sin condiciones! Sólo nos pide que nos abramos a Él, sino ¿cómo podría ayudarnos sin imponerse? Y eso no es ayuda, sino avasallar con el propio poder, aunque sea por el cariño que nos tiene, pero ¿dónde queda nuestra dignidad de hijos llamados a la libertad, si ésta no se nos respeta?.

María, nuestro Auxilio, nos enseña a escuchar a su Hijo y a vivir diciendo en cada actitud y decisión: “Hágase tu Voluntad, Padre”.

Recemos unos por otros para que cada día seamos más fieles al Amor del Señor y lo demos a los más débiles, sobre todo a los más propensos de ser engañados: los niños, adolescentes, los jóvenes y la gente sencilla y necesitada. Seamos para ellos signos del Amor del Padre cariñoso.

Dios les bendiga copiosamente.

Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB

«Hombre de poca Fe, ¿por qué dudaste?»


¿Quién no ha sufrido la presión de las dificultades, tentaciones, crisis o tentaciones que asustan y desestabilizan? Ante los fracasos y desalientos ¿quién no ha sentido, alguna vez, el gran peso de su propia debilidad, como quien se hunde en un abismo de muerte sin esperanza?

¡Cuánto nos gusta saber que podemos contar con alguien seguro y fuerte, pero, al mismo tiempo, respetuoso, estimulante de nuestra propia dignidad, que confía en nosotros y nos levanta!

Cristo nos llama a la serenidad, a la paz, a la tranquilidad: ¡¡Es Él quien nos acompaña!!

La experiencia de Pablo, judío, es terrible: medita en su pueblo y le duele que no acepten el final del camino iniciado con la docilidad de los patriarcas, y la fidelidad de los profetas.

Cristo, el Salvador de todos, no cierra a nadie el camino. Él es el prototipo de docilidad al Padre y fidelidad a su Voluntad, su oblación hace que la Alianza sea Eterna y Universal.

Podemos estar seguros en las promesas de Dios, pero creer no es natural, exige decisión.

Quien mira a Jesús y sigue su Palabra, superará el mal, por muy fuerte que sea su ataque.

El Señor de la Vida nos ama y cuida; sólo intimar con Él nos permite seguir siempre adelante.

Isaías estaba profundamente deprimido por las continuas desviaciones del pueblo y los constantes ataques a la fe en el Dios de Alianza. Éste le llama a madurar su intimidad con Él.

El Señor se presenta y se expresa salvando con el Amor que anima a vivir en confianza y serenidad; no en el poder que arrastra ni en la furia que quema ni en la fuerza que aplasta.

Los dones de Dios nos fortalecen para la Misión, pero no nos quitan nuestras limitaciones

A Pablo le duele que el Pueblo elegido, como tal, haya cortado en ellos los planes de Dios.

Dios trabajó y enriqueció a su Pueblo con todo para que lo vivieran y comunicaran. Pero éste se dejó llevar por otros dioses y otras promesas, sumiéndose en la ceguera y debilidad.

Nunca dejaremos de experimentar las dificultades, pero jamás estamos solos: confiemos en Él

La intimidad de Jesús con el Padre nos protege de las fuerzas del mal, simbolizadas por el mar, y más si está embravecido. Nosotros somos débiles y las dificultades nos lo muestran.

Pedro desea experimentar la libertad y dominio de Jesús aun en la tormenta y fragilidad personal, pero, para eso, necesita la confiada intimidad de Cristo con su Padre, su Fe.

La salvación no está en nosotros mismos sino en la humildad de reconocer nuestra pequeñez y debilidad y abrirnos honestamente al Señor y Salvador de la Vida y de la Paz.

Pidamos a María seguir, apoyarnos y alimentarnos de Cristo, más allá de las dificultades.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XIX
El Señor Jesús nos invita a intimar más con Él para que no nos hundan las dificultades y seamos fieles a la Misión que Él no confió.


1R. 19, 9.11-13:
"Llegado Elías a la montaña de Dios, el Horeb, entró en la gruta y pasó la noche… le fue dirigida la Palabra del Señor…: «Sal y quédate de pie… delante del Señor»… Sopló un viento huracanado… Pero el Señor no estaba en el viento. Después… hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto. Después… se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después… se oyó… una brisa suave… Elías se cubrió el rostro… salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta".

Sal. 84: "Muéstranos, Señor, tu misericordia, y danos tu salvación".

Rm. 9, 1-5:
"Digo la verdad en Cristo, no miento… Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón. Yo mismo desearía ser maldito, separado de Cristo, a favor de mis hermanos, los de mi propia raza. Ellos son israelitas: a ellos pertenecen la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto y las promesas. A ellos pertenecen también los patriarcas y de ellos desciende Cristo, según la condición humana, el cual está por encima de todo, Dios bendito eternamente".

Mt. 14, 22-33: "…Jesús obligó a sus discípulos a que… pasaran a la otra orilla… Después subió a la montaña para orar a solas… La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas… A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos… se asustaron… y… se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: «…soy yo, no teman»… Pedro le respondió: «Señor, si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua». «Ven», le dijo Jesús. Pedro… comenzó a caminar sobre el agua… al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y… gritó: «¡Señor, sálvame!» Jesús… le decía: «Hombre de poca Fe, ¿por qué dudaste?»… subieron a la barca y se calmó el viento… se postraron ante Él diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios»".