septiembre 30, 2011

La viña del Señor


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 2 de octubre.

La Palabra que este domingo es como un reclamo del Señor; como si Éste viviera una mezcla, por un lado, de decepción por la crisis -con futuro de fracaso- que nos estamos echando encima y, por el otro, nos invitara a la confianza y, pase lo que nos esté pasando, nos pidiera que no hay que echarse para atrás, sino confiar en el Dios de la Vida, apoyarnos en Él y actuar en acción de gracias aprovechando todo lo bueno que, en la realidad circundante, Él nos va ofreciendo, sobre todo a través de aquellos que nos ofrecen la Fe como camino de Vida Nueva.

Alguno podrá pensar que, nosotros, los cristianos, la Fe ya la tenemos y que lo único que hay que hacer es no disminuirla ni perderla, pero debemos aclarar que la Fe es don constante de Dios y, dado que Dios es presente sin fin, éste es un regalo imperturbable al que estamos invitados a responder cada día, pues cada día se nos renueva, ya que nosotros sí estamos sometidos a la dinámica del tiempo y, por tanto, las decisiones de "un día", de una época de la vida, sí nos marcan para el futuro, por eso es que san Pablo nos pide que no nos desalentemos, pues Dios no queda marcado, en su Amor, por nuestro pasado sino por la realidad que estamos viviendo ahora -el pasado no afecta a Dios- y en este concreto "ahora" nos da su Palabra, nos ofrece su propuesta, absolutamente fiel a su plan eterno a nuestro favor y perfectamente realista a hoy que vivimos nosotros... Nos resulta indispensable el aprender a "escuchar" y recibir su Amor hecho propuesta de Vida para hacerlo respuesta a nuestra vida concreta de cada día en el mundo actual.

Dios solo busca salvarnos y, si hoy se nos muestra un poco decepcionado no es por nuestra respuesta pasada, por lo que pasó ayer o antes, sino por la situación en la que nos encontramos ahora... pues -Él lo sabe bien- podría ser muchísimo mejor y, de hecho, necesitamos -y deseamos- que lo sea, pero no acabamos de decidirnos a decir "SÍ".

Como que nos dice, una vez más, "no pierdas esta oportunidad". Ya nos lo dijo el domingo pasado y lo dirá todas las veces que sea necesario decirlo para que no nos perdamos la maravilla que nos tiene reservada personalmente para cada uno de nosotros desde la creación del mundo...

No: su Cielo, su Reino, no es mérito o premio ganado con nuestras obras. No. Ya lo tenía reservado, es como el cuarto que todo papá tiene listo para cuando el hijo regrese a la casa, pues está en camino y vendrá cansado y necesitado de cariño y buen ambiente. Él ya lo preparó todo; sólo falta que lleguemos.

La tarea que nos ha dado es ayudarle a que los hermanos que están en camino con nosotros, no se desvíen ni se equivoquen, engañados por tantos espejismos que nos rodean y desean seducirnos, pues no estamos solos: así como tenmos un Padre que nos ama, in Hijo que nos enseña y un Espíritu que nos guía, también tenemos unos enemigos que no desean que seamos todo lo felices que podemos ser y, si es posible, buscan destrozar nuestra vida ya desde ésta segunda etapa de nuestra vida.

Demos los frutos de vida y paz que el Señor nos invita a dar; aprovechemos todo lo bueno que Él nos ofrece para madurar y así dar, cada día mejores frutos.

Dios nos bendice a todos cada día, aprovechemos y transmitamos su bendición.

Seremos débiles, eso es inevitable, pero Dios es nuestra Fortaleza y con su Espíritu, siguendo el ejemplo de Jesús, todo podremos superarlo y llegar exitosamente a la Casa del Padre acompañados de tantos hermanos, según la misión que Dios a cada uno le confió como vocación personal.

María es nuestro Auxilio y nosotros sus hijos.

Unidos en oración con María:

P. José Mª Domènech, SDB


La viña del Señor

La imagen de la viña es frecuente en los profetas: Isaías, Jeremías, Oseas, Exequiel. Imagen de fuerza viva: Dios, el viñador, cuida su pueblo con mimo, pero es poco correspondido.

Hoy se nos muestra la imagen de un Dios decepcionado de su pueblo: tanto esfuerzo… y los resultados tan lamentables. En el ser humano ¡cuántas veces gana el deseo de manipular a Dios para que Éste se sujete a los caprichos suicidas del hombre! y el resultado es la muerte.

Pero Dios, en su Amor, no cede; por eso el hombre no debe desanimarse, sino convertirse. No se trata de hacer que Dios se rebaje a lo nuestro, sino de que el hombre se eleve a Él.

Escuchamos mal y debemos aprender a orar; nos esforzamos poco y debemos aprender a imitar lo bueno y lo que exalta la dignidad de todos; protestamos por no recibir nuestros gustos y debemos dar gracias por lo recibido todos los días con tanto amor del Padre.

Nada de lo que sentimos como ‘nuestro’ lo es definitivamente; de todo deberemos dar cuenta al Señor de la Vida, pues es suyo. Todo nos ha sido confiado con una tarea precisa: ¡cuídenlo y háganlo madurar para que los frutos sean los mejores posibles! Cuiden su persona, su familia, sus hijos, su sociedad, sus conciudadanos, su patria, su mundo, toda vida.

Dios lo cuida todo y nos lo cinfía para que los frutos sean los mejores y universales

El año 586, la ciudad de Jerusalén estaba arrasada y el salmista, arrepentido, se lamenta y se cuestiona. Ya Isaías, el año 730, se había anticipado a la desgracia por el pecado del pueblo.

Dios desea nuestra grandeza, pero no basta que lo desee; nos toca a nosotros responder: cerrarse en uno mismo es cerrarse a los dones de Dios y generar muerte y destrucción.

Pablo nos invita a no desalentarnos, pues Dios siempre está atento y nos da nuevas opciones

No debemos dejarnos perturbar por nuestros errores, aún lo más graves: Dios nos escucha.

Necesitamos orar con gratitud constante, y vivir en el esfuerzo de asumir todo lo bueno que vemos en los demás, especialmente en los maestros de la Fe: son fruto del Amor de Dios.

Dios confía que nosotros demos fruto abundante para que el mundo conozca su Amor eterno

Jesús plantó en nosotros su viña y la llenó de su Espíritu, garantía de abundantes frutos.

Constantemente nos envía mensajeros que nos ayuden a tomar conciencia y vivir en Él.
Él es la viña y nosotros los sarmientos: sólo unidos a Él podremos ser fecundos y felices.

Pidamos a María no separarnos jamás de Jesús, sino intimar cada día mejor con Él.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXVII
Dios, de muchos mados, nos forma para que nuestra vida sea lo más fructífera posible, llena de su Vida,para el bien permanente de todos


Is. 5, 1-7:
"Mi amigo tenía una viña… la cavó, la limpió de piedras y plantó cepas escogidas; construyó en el centro una torre en medio de ella y le excavó un lagar en la roca. Esperaba que le diera buena uva, pero le dio racimos amargos… ¿Qué más podía hacer… que no haya hecho?... Les diré lo que pienso hacer… Quitaré la tranca y que sea pisoteada… la dejaré abandonada… La viña del Señor del Universo es el pueblo de Israel y los hombres de Judá… esperó de ellos justicia, pero se escucha el clamor de los oprimidos".

Sal. 79: "La viña del Señor es su pueblo".

Flp. 4, 6-9:
"…no se angustien por nada. En toda ocasión acudan a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias... Entonces la paz de Dios… tomará bajo su cuidado sus corazones y pensamientos en Cristo Jesús. En fin todo lo que es verdadero y noble, justo y puro, amable y digno de honra, virtuoso y merecedor de alabanza debe ser objeto de sus pensamientos. Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí y el Dios de la paz estará con ustedes".

Mt. 21, 33-43: "Jesús dijo…: «...Un hombre plantó una viña; la cavó, hizo un lagar y construyó una torre de vigía. Después la arrendó… y se fue al extranjero. Llegado el tiempo… envió a sus servidores para recibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos… volvió a otros… pero los trataron igual. Finalmente envió a su propio hijo… Pero los viñadores… apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?... ¿No han leído nunca en la Biblia: ‘La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: ésta es la obra del Señor…’?... El Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos». Los… fariseos… se dieron cuenta que se refería a ellos y buscaron el modo de detenerlo…"




septiembre 29, 2011

Benedicto XVI: "¿Acaso no debe cambiar la Iglesia?"



El pasado domingo 25, SS Benedicto XVI se reunió en Friburgo, Alemania, con las asociaciones católicas que trabajan en la sociedad civil, en un concierto ofrecido como agasajo al Santo Padre.

La agencia Rome Reports (Romereports.com)publicó que, durante su discurso de saludo, el Papa planteó diversas interrogantes, respecto a qué debe hacer la Iglesia para atraer a más personas:

“Desde hace decenios, asistimos a una disminución de la práctica religiosa, constatamos un creciente distanciamiento de una notable parte de los bautizados de la vida de la Iglesia. Surge, pues, la pregunta: ¿Acaso no debe cambiar la Iglesia?”

“A causa de las pretensiones y de los condicionamientos del mundo, el testimonio viene repetidamente ofuscado, alienadas las relaciones y relativizado el mensaje”.

“...Significa devolver a la Iglesia su plena identidad quitando lo que sólo aparentemente es fe, pero en realidad no son más que convenciones y hábitos”.


Según la agencia RomeReports, "el Papa ha dicho que en cualquier caso, la Fe cristiana será siempre “un escándalo”, porque siempre será un “atrevimiento” pensar que Dios se ha dejado crucificar para dar la resurrección a los hombres.

Resalta también que: "Antes de abandonar la sala, Benedicto XVI ha dado las gracias a todos los católicos comprometidos para mejorar la sociedad civil y les ha dicho que sólo la profunda relación con Dios hace posible la plena atención al hombre."

Puede ver el contenido completo de la nota en: El Papa se pregunta: "¿acaso no debe cambiar la Iglesia?"


septiembre 27, 2011

Perú: 120 años!



Un 28 de setiembre, hace 120 años, llegaron a nuestro país los primeros salesianos e hijas de María Auxiliadora:

"Entonces Don Rúa decidió armar la primera expedición misionera al Perú. Nombró como director fundador al padre Antonio Riccardi a quien Don Bosco mismo había enviado a América como secretario de Monseñor Juan Cagliero, Vicario apostólico de la Patagonia cuando le llegó la obediencia. Viajó a Buenos Aires para embarcarse rumbo al Callao, donde desembarcó un 27 de setiembre de 1891, un día antes que el resto de la expedición".

Rindamos hoy homenaje especial a estos padres y madres fundadores, y a nuestros sacerdotes, religiosos y religiosas que han dedicado su vida a la niñez y juventud peruana, verdaderos héroes que han seguido las huellas de Don Bosco y Madre Mazzarello en todos estos años.

Un GRACIAS de corazón a todos ellos, una oración filial por los que están ya con María Auxiliadora y también por quienes aún permanecen luchando a nuestro lado porque seamos "buenos cristianos y honestos ciudadanos" como quiso nuestro santo fundador.






septiembre 22, 2011

«Los publicanos y las prostitutas llegarán antes al Reino de Dios»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 25 de setiembre.

El pasado tiene su peso en la historia de cada persona y éste depende en parte de la misma persona que lo ha vivido y lo tiene en su interior... , ¡peor todavía si lo retiene! Cuanto menos la persona lo acepta y asume, más peso tiene y más peligroso se vuelve.

El pecado es una realidad que difícilmente superamos, por eso nuestra psicología intenta olvidarlo o restarle importancia, pero es peor, pues a los enemigos es mejor tenerlos delante para darnos cuenta de sus movimientos y podernos defender. Es necio poner a la espalda nuestro pasado incómodo, pues así nos atacará sin previo aviso y, sin que nos demos cuenta, nos quitará serenidad, con todas sus consecuencias.

Dios no quiere que vivamos en ninguna clase de falsedad, pues solo la verdad no hace libres. Dios no quiere que sus hijos vivan en angustia, por eso nos dejó el Sacramento de la Reconciliación. Sólo que no basta la materialidad del Sacramento, es indispensable vivirlo en serio, es decir, confiándoselo todo al Señor de la Vida y de la Paz, sin quedarse nada y renunciando al dominio de lo que nos molesta, pues no podremos dominarlo. Nuestro interior no es en todo sentido de nuestro dominio, somos un misterio y éste nos supera, pues la gradeza de lo que somos (hijos de Dios) y de lo que estamos llamados a ser (como Dios) es de todos y no se 'calla' nunca ni se esfuma... Siempre está ahí. San Agustín lo dijo con claridad y desde su propia experiencia: «Nos has hecho, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti». Y esto más allá de la religión que cada no profese, formal o no formal, sacral o laica. Los cristianos tenemos ventaja, pues escuchamos hablar a nuestro mismo Creador en la persona de su Hijo Unigénito y estamos llenos (con más o menos docilidad) de su Espíritu de Amor y Vida. Por eso no podemos callar y nuestro Padre nos ha dado una misión como Comunidad de Fe y a cada uno en particular, dentro de la anterior.

Él nos aclara que las decisiones personales siempre estarán ahí como elementos que construyeron nuestra realidad personal, para bien o para perjuicio, pero ahí están y mejor es aceptarlas, aunque no podamos alegrarnos de ellas, pero, después de un buen esfuerzo de respeto y control, podremos reconciliarnos con ellas y, abandonándolas a la Bondad de Dios, superarlas, para no repetir nada similar.

La conversión lleva a la madurez de la persona, donde se integra todo con paz, aunque no todo dé gusto, y apoyados en un centro que el Padre nos regala: su Persona, su Vida, su Amor.

Por eso Pablo nos invita a vivir los senitimientos de Cristo, pues con sus actitudes toda nuesta vida es constructiva en el don de la propia vida para la vida de los demás y esto, siguiedo los pasos del Señor es dar trascendencia a la propia vida y aceptar que la Vida Eterna de Dios se haga el centro de nuestra vida personal renovándola y trascendiéndola, hasta que, por la resurrección hasta haga transfigurado nuestro mismo cuerpo material y ahora mortal.

Fiémosnos de Dios... ¡¡¡No nos arrepentiremos jamás!!! No importa cuántas veces hayámosle dicho 'no'. Arrepintámonos y digamos ahora sí, pues la vida se hace en el ahora: en la Casa del Padre no hay 'bancos de memoria' sino sólo presente eterno. Dios es "ahora te amo a ti, personalmente, no temas y abandónate, que no tienes nada que perder: soy fuego que purifica y crea transparencia y pureza sin igual".

Él nos espera ahora, por eso nos habla ahora y ahora nos da su gracia, ofreciéndonos transformarnos en el Amor.

Pidamos a María no ayuda a vivir en perpetua conversión.

Dios nos bendiga a todos y nos dé ser tan agradecidos a los dones de Dios que los aprovechamos lo mejor que podemos en cada momento.

Unidos en oración con María:

P. José Mª Doménech SDB

«Los publicanos y las prostitutas llegarán antes al Reino de Dios»


¿Cuánta fuerza tiene el pasado en nuestra vida? La que le demos. No estamos determinados, sino sólo condicionados. Pero hay dos condicionamientos: las actitudes ‘enviciantes’, de las que sí somos responsables; y los límites impuestos, por lo que sea, que son una realidad que no logramos suprimir, aunque luchemos por superarla: de ellos no somos responsables.

Sólo cuando nos atrevemos a mantener una honesta y sana relación con Dios, es decir, sin pretender que Él acepte nuestros criterios; y sin sujetarnos sólo materialmente a sus normas, -porque creemos que así nos irá mejor- sino tratando de comprender con toda nuestra persona lo que Él piensa, espera y desea de nosotros y asumiéndolo como lo mejor para nuestra vida, aunque más de una vez nos duela o disguste, entonces nuestra libertad estará garantizada.

Esto es convertirse: asumir a Dios como nuestro Padre personal: ¡absolutamente fiable!

El segundo hijo se rebeló contra el padre, pero después comprendió y aceptó, no se sometió, sino que asumió como suya la Voluntad del Padre; entendía que si lo pedía era lo mejor para él. Ésta fue la actitud vital de Jesús, el Cristo… Y el resultado es claro: su absoluto Señor-ío.

Dios no mira los resultados, sino las profundas actitudes actuales que definen la vida personal

Lo que salva o condena a una persona no es la ley, cumplida o no, sino su viva voluntad.

La vida no se define por cumplir o no, sino por amar, abrirse, servir, dar vida a la persona.

Lo que Dios nos pide es que seamos como Él, es decir, nosotros mismos a total profundad.

Pablo nos invita a construir la Comunidad desde lo profundo del corazón, como Cristo Jesús

Los defectos y límites de cada uno, reales, pueden superarse si Cristo es el único modelo.

La entrega personal, como Cristo, a la Comunidad es lo que forma su real Comunión.

Lo importante es definir la propia vida y actuar desde lo más profundo de la propia libertad

Cristo, al aceptarnos sinceramente como sus discípulos, nos libera de nuestros pecados, esto pide que nosotros lo aceptemos a Él, pues Él no impone nada, pero nos conoce bien.

Las actitudes de nuestra vida, que nos llevan a decisiones muy concretas, son las que expresan quiénes somos y quiénes y qué son para nosotros las personas nos rodean.

El Señor nos pide honestidad profunda: esto, cuando es necesario, lleva a la conversión.

Pidamos a María ser honestos en nuestro seguir a Cristo, más allá de lo que ‘es correcto’.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXVI
Todos estamos llamados a madurar hacia la Vida Nueva, pero, para eso, debemos ser humildes y dóciles a la verdad para ver la novedad

Ez. 18, 24-28:
"Si el justo se aparta de su justicia y comete el mal… ¿acaso vivirá?... a causa de la infidelidad y del pecado cometido, morirá. Ustedes dirán: “El proceder del Señor no es correcto”. Escucha, casa de Israel: ¿Acaso no es el proceder de Uds., y no el mío, el que no es correcto? Cuando el justo se desvía…, comete el mal… y muere por el mal cometido. Cuando el malvado se convierte… él mismo preserva su vida… seguramente vivirá y no morirá".

Sal. 24: "Acuérdate, Señor de tu compasión".

Flp. 2, 1-11:
"…les ruego que hagan perfecta mi alegría... Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por interés ni por vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a Uds. mismos… Vivan con los mismos sentimientos de Cristo Jesús. Él, que era de condición divina… se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor… se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte, y muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó… para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame “Jesucristo es el Señor”, para gloria de Dios Padre".

Mt. 21, 28-32: "Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: “Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña”. Él le respondió: “No quiero”, pero después, se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y éste respondió: “Voy, Señor”, pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?” “El primero”, respondieron. Jesús les dijo: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegarán antes que ustedes al Reino de Dios. Juan vino a ustedes por el camino de la justicia, y no creyeron en él; en cambio los publicanos y las prostitutas sí creyeron en él. Pero ustedes ni siquiera… se han arrepentido ni han creído en él»."




septiembre 15, 2011

«¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 18 de setiembre.

Estamos en el tiempo de la vida ordinaria, que es la más importante, pues, aunque parezca monótona, que lo puede ser, la razón de su importancia está en que en ella definimos, paso a paso, nuestra vida.

A veces creemos que los héroes se hacen en los actos extraordinarios, que también se dan, pero no es ahí donde se hacen los héroes sino en monótono decidir de cada día, en la fidelidad escondida, en la renuncia silenciosa, en el amor cotidiano que sabe de perseverancia, de renuncia y de entrega ordinariamente poco brillante, pero que lleva a que otros sigan deseando vivir, madurar, esforzarse, caminar y superar los momentos de crisis.

La ciencia no se adquiere en grandes conferencias, sino en el trabajo de cada día mirado desde un interior que sabe ver el valor de las cosas simples y de las decisiones, esfuerzos y renuncias pequeñas.

No olvidemos que las grandes construcciones, aún pudiendo tener grandes piedras, no se levantan sobre ellas sino sobre los pequeños granos que las forjaron, sobre la consistencia que, con los siglos, éstas consiguieron y sobre el esfuerzo silencioso de los que las supieron elegir, mover, adecuar, colocar y asegurar...

Una construcción hecha de cualquier modo, se deshará con rapidez para vergüenza de los que la hicieron.

Es más importante obedecer con responsabilidad que figurar con brillo, pues la responsabilida permanece, el figurar con brillo es momentáneo y nunca depende de mí, sino de otros que hoy me lo pueden conceder y otras veces no, sin dar mucha importancia a lo que viví íntima y dolorosamente para llegar a lo que logré conseguir.

Lo vital es fiarse del que puede valorar mi vida en su justa medida porque la conoce en su justo valor interior. El único que tiene esta capacidad, porque me ve, "me vive", en mi interior, más y mejor que yo mismo, es Dios.
No deseemos grandezas y ganancias rápidas, pues éstas siempre serán efímeras y hasta peligrosas, pues no están centradas en nosotros mismos, sino en los que nos las dan...

Nada verdaderamente valioso y suficientemente permanente, es rápido... Todo lo profundamente bueno se construye en el silencio del esfuerzo y del tiempo paciente y entregado al bien de los demás...

¡Cuanto más importante sea el bien de los otros para nosotros, tanto más grandes nos iremos haciendo nosotros: es la ley de la vida nacida de Dios! Por eso Jesús nos dijo: «Ámense como Yo les he amado» Y su Amor es continuo don de vida dando su propia vida en lo pequeño, haciéndose servidor y sin buscar paga alguna, pues sabe que la paga (para todos, sin excepción) ya está asegurada en el Padre... ¡Es el mismo Padre de la Vida en el Amor!

Nos cuesta creerlo, pues somos humanos, pequeños humanos y con la tiste experiencia de que muchos hablan, pero no son de fiar y después no pasa nada... Pero Dios no es así: Él habla de lo que ES porque habla de SÍ que es el ÚNICO QUE ES SIEMPRE, sin cambio alguno. Él habla de lo que vive y de lo que hace... Para Dios pensar es decir y decir es hacer. Su pensamiento es Amar para que tengamos vida y la tengamos abundante y por eso nos invita a su viña, a dar la vida con Él y como Él... La Gloria futura no es sólo futura, es ya presente en Dios, pero para nosotros todavía no nos resulta patente más que en la Fe, en la Esperanza y en la medida que la vivimos en la Caridad histórica y operativa. Es la experiencia de Pablo y de todos los santos y, entre ellos, la de Don Bosco.

No midamos a Dios con nuestras medidas, porque nos quedaremos siempre fuera de foco y traumatizados, pues los criterios, sentimientos, pensamientos y caminos de Dios son absolutamente superiores a los nuestros y para nosotros no del todo abarcables: si le creemos, los lograremos barruntar y en algo comprender, pero si no le creemos con realismo, es decir, alimentando constantemente nuestra Fe, no seremos capaces de entender casi nada y nos desviaremos del recto camino, perdiendo el paso y las oportunidades de ser como Dios hoy y ahora.

Dios nos bendiga a todos y nos dé su Sabiduría, su Amor y su Paz.

María nos enseñe la humildad de vivir atentos al Señor y dóciles a las indicaciones de su Espíritu de Amor.

Unidos en oración con María:

P. José Mª Domènech SDB

«¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?»


¿Injusto el Señor? ¿Por qué? ¿No hubo un trato previo, aceptado por los trabajadores? ¿No se les dio lo acordado? El trato ¿traía consigo obligaciones para el dueño respecto a otros trabajadores? ¿Dónde está lo injusto: en el dueño, que desinteresadamente busca el bien de todos, o en el juicio interesado, y algo egoísta, de los trabajadores, que más parecen negociantes?

¿Cuántas veces medimos a Dios con nuestros criterios?: así siempre estaremos equivocados, pues ¡qué sabemos nosotros de los pensamientos de Dios! Ni siquiera nos entendemos a nosotros mismos y… ¿pretendemos juzgar los criterios con los que Dios actúa? ¿No suena un poco ridículo? Los juicios de Dios se mueven en esferas que nosotros no alcanzamos ni a captar, ya no hablemos de ‘comprender’… ¡claro que lo que no se comprende no se puede dominar!

No estaría mal un poco de humildad, sencillez y docilidad… Si Dios, en nuestra historia, permite algo, es que un bien le sigue atrás; pues sus planes siempre son para el bien y la vida de cada persona. ¡Abarcan a los implicados, a todos sin excepción, con tal que se fíen de Él!

Pablo lo vive seguro de que no hay mayor bien que estar con Cristo, siente que el Señor ahora le llama a dar vida a los hermanos; vendrá el tiempo de gozar con su Señor en su Gloria.

Es malo decidir prescindiendo de los criterios de Dios, pues ellos nos superan y nos definen

El profeta invita a los alejados e indiferentes a cambiar de actitud y acercarse al Señor.

Dios siempre está cerca, pero nuestros ojos, y conciencia, pueden enturbiarse y no verlo.

La Salvación nunca se aleja, pero podemos perder las ganas y... nos alejamos del camino.

Lo mejor para cada uno es buscar al Señor en el servicio desinteresado a los que Él nos envía

La vida concreta, la de cada día, la definimos nosotros mismos, no Dios: Él siempre es el mismo y está junto a nosotros como nuestro mejor y mayor bien: Pablo lo ‘vio’ muy claro.

Por eso entiende que en lugar de buscar la Gloria debe vivir para servir, mientras el Señor así se lo pida: lo demás será consecuencia para el bien de la Comunidad y el suyo propio.

Dios es bondadoso y compasivo, mira la buena voluntad de todos, sobre todo la de los últimos

Dios, Padre-Madre de todos, no abandona a nadie: nos busca sin descanso y a cada uno se acerca para brindarle, ahora, la posibilidad de colaborar en su viña para el bien de todos.

Nuestra tarea es cambiar nuestro corazón y sus miopes criterios: ¡convertirnos a Dios!

Cristo es el centro de la vida del cristiano y Él es su paga, la única justa, la única eterna.

Pidamos a María estar dispuestos a trabajar en la viña del Señor con sus criterios y Vida.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXV
Si nuestra vida se desarrolla con las actitudes de Dios, seremos constructores de Vida y Paz en el Amor, pues Dios nos supera y eleva


Is. 55, 6-9:
"¡Busquen al Señor, mientras se deja encontrar, llámenlo, mientras está cerca! Que el malvado abandone el mal camino, y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva al Señor… pues es generoso en perdonar. Porque los pensamientos de Uds. no son los míos… Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de Uds."

Sal. 144: "El Señor está cerca de los que lo invocan sinceramente".

Flp. 1, 20b-26:
"…Cristo será glorificado en mi cuerpo. Porque para mí la vida es Cristo y la muerte una ganancia. Pero, si la vida me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir… deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor; pero, por el bien de ustedes, es preferible que permanezca en este cuerpo. Tengo la plena convicción de que me quedaré… para que progresen y se alegren en la Fe…"

Mt. 19, 30-20, 16: "Jesús dijo a sus discípulos: «Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros… el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña, Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña… volvió a media mañana… a medio día y a media tarde… al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: “¿Cómo han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?”… “Vayan también ustedes a mi viña”. Al terminar el día… llamó al mayordomo y le dijo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros”…los primeros… protestaron… El propietario respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos quedado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete… ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”…»"




septiembre 09, 2011

«¿No debías tener tú también compasión... como yo la tuve de ti?»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 11 de setiembre.

Decidirnos por Cristo tiene sus serias consecuencias, también sumamente beneficiosas.

Ciertamente toda la vida es muy “seria”, y la sonrisa es una expresión de esta seriedad, tal vez una de las más importantes, pues los hermanos, todas las personas humanas, merecen el don de nuestra vida y ésta se entrega mejor teniendo nuestro espíritu lleno de serenidad y paz y la sonrisa, aunque no sea ‘espectacular’ es uno de sus signos. Los corazones amargados o llenos de angustia no llenan de vida a nadie, más bien la inquietan.

Decíamos que decidirnos por Cristo es serio, pues Él, para salvarnos y elevarnos, necesita que lo pongamos todo en sus manos: lo bonito y lo feo, lo grato y lo desagradable, lo que denominamos moralmente “bueno” y lo que no creemos que lo sea tanto, lo que nos enorgullece y lo que nos avergüenza, lo que nos permite caminar con la cabeza alta y lo que casi nos impide presentarnos en público sin temer reprimenda o crítica o humillación no exentas de razón en los hechos.

Cuando nos ponemos en las manos de Dios Él nos puede elevar; pero si le escondemos algo, si no se lo confiamos, si se lo negamos, Él no nos lo quitará, por muy malo que sea para nosotros, pues Dios jamás violenta a nadie: desea que todo sea por la vía de la buena voluntad, sencilla, leal, honesta, humilde y grata… Pablo nos dice que a Él no le gusta que le demos nada a la fuerza.

De ahí viene la invitación, que escuchamos el domingo pasado, a estimular y orientar al hermano para que supere su error, sea cual sea éste.

La importante invitación del domingo anterior, éste se hace explícita petición, con toda la gravedad de sus consecuencias: ¡¡¡Perdona a tu hermano siempre!!!

No seas necio, no guardes rencor, pues degrada al que lo hace, quien se muestra poco sensato y, por tanto, no de fiar. Guardar rencor supone haber juzgado, condenado y sentenciado y, al no poder aplicar la sentencia al momento, ésta se alarga en el tiempo, sin que, de ordinario, le llegue a afectar, sino hasta muy tarde, al –a nuestros ojos– “culpable”. Pero a quien siempre afecta el rencor, perjudicándole gravemente, es al que lo carga y alimenta, como quien tiene en su seno a una rata rabiosa; esto sobre todo se da cuando el rencoroso percibe, de algún modo, la cercanía del supuestamente ‘culpable’.

Hemos nacido para ser como Dios, que es compasivo y misericordioso, por eso Dios es perpetuo generador de vida en todo y en todos. A Él pertenecemos, nos dice Pablo, no podemos vivir con otros criterios sin ofender a quien es nuestro Señor y dueño por conquista cruenta y soportando ensañamiento para librarnos de todo mal profundo, que es el único capaz de quitarnos la vida que Dios nos dio.

Perdona, nos pide el Señor; pues, si no lo haces, esto es signo que no perteneces al Señor y que te estás aprovechando de Él, cosa vil y degradante que te condena a ti mismo, por no esforzarte en tener las mismas entrañas del Padre, pero sí pretender usufructuar sus dones y misericordia…

¿Qué sucederá contigo cuando llegue el día de la verdad?

Cada día nos expresamos en nuestras actitudes, que éstas sean las que Dios nos propone y nuestra vida, aun en medio de problemas, que nunca faltan, será feliz, muy seriamente feliz, a profundidades mayores cada día.

María nos enseñe a construir siempre la vida desde la comprensión y la misericordia, con nuestros hermanos y también con nosotros mismos, como Dios lo hace.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB


«¿No debías tener tú también compasión... como yo la tuve de ti?»


¿Quién está libre de equivocarse y ofender a otra persona o ser ofendido por ella?

Todos somos débiles y podemos pecar contra Dios y contra el hermano. La vida humana no puede evitar las heridas, aunque nos amemos. Y, si nos amamos, éstas son más dolorosas. Es la realidad. Dios nos conoce bien, y ¡por dentro!, porque nos ama con toda su Vida: ¡es nuestra vida! Él siempre perdona a todos, si se lo aceptan, pues no puede imponérnoslo, pues somos libres.

Si Dios nos tratara según nuestras faltas, ¡ya estaríamos destruidos!

Lo dio todo para que su perdón y Vida Nueva llenara nuestra vida, nuestro interior.
Aceptar el amor de Dios y dejarnos llenar por Él, mueve a aprender a perdonar también nosotros. Sólo el Amor de Dios nos permite comprender y vivir su misericordia y compasión.

Somos de Cristo, pues su Amor, una vez asumido, nos redime e impregna nuestra vida.

Si el hombre no quiere aprender a perdonar, su propia actitud le juzgará y condenará

Perdonar siempre será difícil. El hombre sensato sabe que debe aprender de Dios a perdonar, pues Él es justa bondad y misericordia y, si la vivimos en nosotros, nos salvaremos.

Toda la alianza de Dios fluye de su misericordia y compasión, nos toca trabajar para vivir según ella. Los grandes beneficiados seremos nosotros y la toda Comunidad humana.

Aceptar la misericordia de Dios significa abrirnos a que ésta se haga carne en nosotros.

El valor de nuestra vida está en la grandeza de aquel de quien nos fiemos aprendiendo de Él

Cuanto más una persona se cierra en sí misma, más pierde. Cristo es modelo de apertura al bien del otro y de entrega de la propia vida para que todo humano llegue a la real libertad.

Para la perenne vida feliz de la persona humana es crucial aceptar ser para Dios. Y serlo es posible porque Cristo se entregó por nosotros: ¡por eso somos de Él y a Él nos debemos!

El Dios de la vida, que es misericordia, nos pide perdonar al hermano siempre, aunque duela

El Perdón de Dios, como su Salvación, es gratuito; pero, para que fecunde en nosotros, debemos aceptarlo y hacerlo nuestro: debe impregnarnos y, aunque a veces duela, hacerse actitud personal en nuestro perdón sincero, acogida y apoyo para la superación del hermano.

Nuestra deuda con Dios es inmensa: resulta ridículo que estemos mirando la pequeña deuda de nuestro hermano hacia nosotros… ¿Somos más que Dios, que nos perdonó y perdona?

Cristo nos invita a la sensatez del perdón, pues nos abre a Dios y nos libera de todo.

Pidamos a María aprender a perdonar al hermano como Dios nos perdona a nosotros.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXIV
Perdonar redime a la persona de sus degradaciones,
pues le acerca al corazón bueno de Dios
y la hace impulsor de vida, como Él


Eclo. 273, 30-29, 7:
"El rencor y la ira son abominables, y son patrimonio del pecador. El vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de todos sus pecados. Perdona el agravio a tu prójimo y, cuando ores, serán absueltos tus pecados… Acuérdate del fin y deja de odiar: piensa… en la muerte, y sé fiel a los mandamientos…; piensa en la alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa".

Sal. 102: "El Señor es bondadoso y compasivo".

Rm. 14, 7-9:
"Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor; y si morimos, morimos para el Señor; tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor. Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos".

Mt. 18, 21-35: "Pedro dijo a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano…? ¿Hasta siete veces?». Jesús le respondió: «…¡hasta setenta veces siete! Por eso el Reino de los cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores… le presentaron a uno que le debía diez mil talentos. Como no podía pagar… el rey se compadeció y… le perdonó la deuda. Al salir este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y… le dijo: “Págame lo que me debes”. El otro… le dijo: “Dame un plazo y te lo pagaré”. Pero él no quiso… Los demás… se apenaron mucho y fueron a contarlo a su Señor. Éste lo mandó llamar y le dijo: “¡Miserable! Me suplicaste y te perdoné la deuda. ¿No debías tener tú también compasión de su compañero, como yo la tuve de ti?” E, indignado, el rey lo puso en manos de los verdugos hasta que pagara la deuda. Lo mismo hará mi Padre… si no perdonan de corazón a sus hermanos»."




septiembre 03, 2011

Get clean: una mirada al sacramento de la Confesión

Get clean es el video ganador de un concurso convocado por diócesis católicas de New York sobre el Sacramento de la Confesión.

Los invito a tomarse un minuto -que es lo que dura exactamente- para verlo. Realmente, lo merece.





La información fue tomada de Rome Reports: Vídeo premiado con 25 mil dólares por promover el Sacramento de la Confesión

septiembre 02, 2011

«Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy presente»


Tenemos la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 4 de setiembre.

Como el buen padre nos recuerda en su mensaje, el domingo se celebra el día del migrante. Para nosotros, pueblos latinoamericanos, este día tiene un sentido especial, pues quién no tiene un conocido, amigo o familiar que ha partido a otro lugar para buscar su prosperidad.

Tengamos una oración por todos ellos, que deben vivir la realidad de una cultura diferente y están lejos de nosotros. Y recordemos también aquéllos que partieron dejando su hogar para misionar en otras tierras. Dios bendiga a todos ellos y nuestra MA los cubra con su manto maternal. Gracias.

Este día 4 de setiembre celebramos el día internacional de oración y reflexión ante la realidad del migrante. Tenemos la opción de utilizar los textos que, como posibilidad, nos ofrecen nuestros obispos, pero creo que es mejor seguir, al menos en nuestra parroquia, con la enseñanza regular que el Señor nos ofrece en la lectura continuada de cada domingo, puesto que ya el domingo pasado la interrumpimos por la fiesta patronal, que, dicho sea de paso y con mucha alegría, salió muy bien participada, gracias a Dios y a toda la generosidad de cada uno de los miembros de la Comunidad parroquial. Dios les pague todo esfuerzo de evangelización hecho con nuestras celebraciones, en las manifestaciones populares de Fe y en la liturgia tan bien vivida.

Pero “perdimos” –ganando otros aspectos de la Palabra– la invitación a fiarnos del Señor y regalarle nuestra vida en orden al bien de nuestros hermanos, entre los que están los migrantes.

Este domingo la Palabra nos invita al Amor que cuida al hermano y les da vida. Ese amor que se expresa en la corrección fraterna, buscando una vida más plena para el hermano, sea quien sea.

Es importante que toda nuestra vida se ancle en la profundidad del Evangelio, que es el Amor de Dios hecho historia; hecho carne en Cristo; hecho Comunidad de Cristo, su Cuerpo, como dice el apóstol Pablo.

Si logramos irnos adentrando en el corazón verdaderamente Paterno-Materno de Dios, entenderemos por qué Él no quiere la destrucción-muerte de nadie, pues todos y cada uno de los seres humanos son sus hijos. Para ellos, para todos ellos, creó la tierra como su casa y los llamó a formar en ella, entre todos y con el aporte de todos y cada uno, una familia universal. Todos tenemos derecho a movernos por nuestra casa, pero sabiendo que debemos respetar los distintos ambientes, según la finalidad que se les dio para el bien de todos. No puedo hacer lo que quiera en el cuarto de mi hermano, pues es el ámbito donde él se expresa con entera libertad, así como mi hermano deberá respetar, siempre, mi cuarto; y los dos deberemos respetar los distintos ambientes de la Comunidad familiar para que todos, y todo, se desarrolle en la debida y necesaria paz. Así debe ser con nuestra tierra y, respetando todos el derecho de migración que toda persona tiene para su propio desarrollo y la propia dignidad, así, por otro lado, todos los migrantes deben respetar los ámbitos y parámetros de vida de los pueblos a los que llegan, aportándoles su riqueza para el Bien Común de todos y para el Bien Común de la gran familia humana.

Esto es lo que nos invita a vivir nuestra Fe y el Papa y nuestro Pastores nos lo recuerdan para que no lo olvidemos y no perturbemos la paz global que todos debemos construir.

Ellos son como los centinelas que Dios ha puesto en su lugar de observación para avisar a los que se equivocan a fin de que rectifiquen de actitud. Lo único que los mueve es el Amor, que es la única deuda que todo ser humano, hijo de de Dios por creación personal, tiene con su hermano, pues es Dios quien nos hace percibir que somos hermanos, por muy diversos que sean nuestros temperamentos, lugar de origen, raza, lengua, cultura o religión.

En este Amor, que Dios infundió en el corazón de cada ser humano, y al que nos llama desde lo más íntimo de nuestra conciencia, es en el que se apoya la necesidad y el deber de ayudar a todo hermano a que sea cada día mejor y supere sus errores cuando se equivoca.

Si lo puedo ayuda en un diálogo personal y privado, adelante; si no lo logro, buscaré a otro hermano que tenga más influencia o capacidad para intentarlo entre los dos; si no lo logramos, buscaremos la autoridad de la Comunidad y, si tampoco con esto logramos ayudar a nuestro hermano a cambiar su errada actitud, por ser distante del Evangelio, eso quiere decir que perdió contacto vivo con Éste y su vida se mueve con otros criterios que no son los de Cristo. Deberemos tratarlo, entonces, como alguien que no vive la Fe en Cristo, aunque diga que cree en Dios y es cristiano porque está bautizado, y habrá que comenzar a ofrecérsela, como se la ofrecemos respetuosamente a los paganos…

Lo importante es ayudar al hermano, no juzgarlo y menos todavía condenarlo; aunque, muy a nuestro pesar, debamos constatar que sus actitudes ya no siguen los criterios del Señor Jesús, el único Salvador.

Dios nos bendiga a todos y nos ayude a caminar como hermanos de todos, ya que, en el fondo, somos todos migrantes que avanzamos por la vida camino a la Casa del Padre, de cuyo seno salimos, como fruto de su Amor.

Unidos en oración con María:

P. José Mª Domènech SDB

«Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy presente»

Un momento muy difícil para toda persona es cuando se equivoca gravemente. Entonces le gustaría encontrar la comprensión y apoyo de todos, pero, por desgracia, lo que demasiadas veces encuentra es juicio y condena y esto no le ayuda a madurar ni a integrarse.

No tenemos derecho a juzgar a ninguna persona, porque no la conocemos bien, aunque creamos conocerla: ¡eso es mucha soberbia! Toda persona es un misterio y sólo Dios la conoce bien. Por eso Él nos pide no juzgar, sino ayudar, estimularla para que se supere en todo.

Por esto la única tarea que tenemos con nuestro hermano, quien camina a nuestro lado, es amarle con toda el alma, animarle, avisarle de sus errores, ofrecerle nuestra ayuda y la de la Comunidad, indicarle caminos adecuados de maduración, anunciarle que nadie está perdido, pues Dios a todos nos ama con la predilección propia de un perfecto padre-madre.

Es una terea vital y sustancial para el crecimiento de nuestra Comunidad humana y cristiana. No asumirla en serio es tan grave que nos condena como personas en situación de degradación, pues estamos traicionando nuestro ser hijos de Dios y, por tanto, hermanos de los que nos rodean; estamos traicionando la confianza que Dios puso en nosotros y que, sobre todo, los más débiles esperan de nuestra parte.

No se trata de obligar a nadie a que nos haga caso, pero, al menos, ofrecerle saber que no es bueno lo que está haciendo, pues se perjudica a él mismo, al perjudicar a otros que le rodean.

El Señor nos pide hablar claro, lo demás ya es responsabilidad de quien debe escuchar

Ezequiel, ante la tragedia de la infidelidad, vive la convicción de que no puede callar lo que Dios le pide comunicar a los infieles a la Ley: ¡debe ser fiel a Dios y a todos los hermanos!

Dios no acepta el silencio: ¡no es justo! Callar es asumir el fracaso del hermano.

Llamados a vivir el amor, el mismo Amor que Dios nos tiene, por eso no podemos callarnos

Lo básico es vivir en la dinámica de Dios: Amar dando vida y liberando. Es lo debido al hermano, compatriota o extranjero; no hacerlo es traicionar, abandonar, perder, condenarse.

Dios consideró que todo ser humano merecía Su Propia Vida; y se encarnó para dársela. Nada nos muestra más hijos fieles de Dios en la vida que ayudar a salvar a un hermano.

Al vivir atentos a la necesidad de apoyo del hermano, sabremos dirigirnos a Dios como Padre

Lo importante es el bien del hermano, no tanto juzgarlo. Si peca abiertamente, se le ayuda, personal o comunitariamente, a reconocer, y rectificar, su error y actitudes; y, si es necesario, se comenzará con él desde cero, como si fuera pagano, pues olvidó lo básico de la Fe.

El Amor de Cristo nos lleva a construir Comunión: Él nos preside y somos su Cuerpo.
Cristo, que nos une como Comunidad, da eficacia a nuestro decidir y a nuestro orar.

Pidamos a María que nos tratemos y ayudemos como hermanos en el Amor de Cristo.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXIII
Dios desea cuidarnos a través de cada uno de sus hijos, toda persona humana, a la que le pide que, con su Amor, ayude a los hermanos


Ez. 33, 7-9:
"Hijo del hombre, yo te he puesto como centinela de la casa de Israel: cuando oigas una palabra de mi boca, tú les advertirás de mi parte… si tú no hablas para advertir al malvado… el malvado morirá por su culpa; pero a ti te pediré cuentas de su sangre. Si tú adviertes al malvado… y él no se convierte, él morirá por su culpa; pero tú habrás salvado tu vida".

Sal. 94: "Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan sus corazones»".

Rm. 13, 8-10:
"Que la única deuda con los demás sea el amor mutuo: quien ama al prójimo ya cumplió toda la Ley. Porque los mandamientos… se resumen es éste: “Amarás al prójimo como a ti mismo” El amor no hace mal al prójimo, por lo tanto el amor es la plenitud de la Ley".

Mt. 18, 15-20: "Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca a una o dos personas más… Si se niega a hacerles caso, dilo a la Comunidad. Si tampoco quiere escuchar a la Comunidad, considéralo como a un pagano o un publicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. También les aseguro que, si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre… se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy presente en medio de ellos".



septiembre 01, 2011

Dios ama al que da con alegría!




Durante el mes de setiembre, tenemos la oportunidad de ser solidarios con nuestra familia salesiana.

La fundación Don Bosco realizará una colecta pública en todo el Perú, para ayudar a la Red de chicas y chicos de Don Bosco.

Para mayor información, pueden acceder a: www.fundaciondonbosco.org.pe

En la nota, el padre Raúl Acuña, sdb, director ejecutivo de la Fundación Don Bosco, da detalle a Samuel Rivera, conductor de "En Tiempo Real".