diciembre 29, 2011

Madre de Dios


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para la fiesta de Santa María, Madre de Dios. Qué mejor manera de comenzar el nuevo año.

Que el Señor nos conceda poder amar e imitar más a nuestra Madre, la dulce Auxiliadora.


Es bueno que nos preguntemos: ¿Dónde se apoya nuestra esperanza?

Porque así como estén nuestras bases, estará nuestra paz y seguridad interior y, por tanto, nuestro futuro.

Demasiadas personas piensan que el futuro depende de lo que pase fuera de ellas mismas, y esto es un grave error de nuestra superficial época, tan vacía de sí y, por tanto, tan perdida y a la deriva...

Nada en la naturaleza va a su antojo. Sólo algunas personas humanas, atrapadas en su pecado, creen que puede hacer lo que quieran, sin tener encuenta ni leyes ni orientaciones ni obediencia.

Nada en la naturaleza se exime de la obediencia, y todos los poderosos de este mundo la han exigido y la exigen a sus subditos y hasta la castigan duramente si no se cumple con ella, pues quien no obedece pone en peligro a todo el conjunto...

Si nos damos cuenta de esta evidencia, ¿cómo somos tan necios que no la aplicamos a nuestra vida personal y social?

Pero así es. El mundo no quiere obedecer ni a Dios, a quien desea negar de un modo u otro, ni a la naturaleza, pues dice que él es superior a ella, aunque, muchas veces, con su necia soberbia y terquedad, no lo demuertre demasiado.

Gracias al Amor de Dios, absolutamente autónomo respecto a nuestra respuesta, el futuro está asegurado por su Paterna e incondicional bendición; por su Hijo encarnado, que constantemente nos ofrece su Salvación, en su Palabra, en su Comunidad y en cada uno de sus sacramentos; por su Espíritu, que nos guía y defiende de todo mal, aunque, muchas veces, poco caso le hagamos, y por su Madre, que nos cuida y auxilia en cada uno de nuestros desconciertos.

El año 2012 será muy bueno, si somos dóciles a nuestra conciencia y, en ella, aprendemos a escuchar la voz de Dios que nos ama y nos anima a madurar, superando la continua tentación de individualismo, soberbia, egoísmo, que nos cierra en nosotros mismos y nos hace estériles respecto al bien de nuestros hermanos, llenándonos de tristeza y desazón.

Dios nos quiere felices y desea que dejemos que la Luz amorosa de su Rostro nos ilumine y nos llene de su Paz y Gozo.

Tengamos la sencillez de María, de José, de los pastores, de los magos, de los santos que supieron fiarse del Dios Vida y Amor, que, cuando nos vio listos, se encarnó y nos enriqueció con la Vida del Espíritu que nos santifica.

¡¡¡Feliz año 2012 en el Señor Jesús con María, su Madre, y Madre y Maestra nuestra!!!

Dios les bendice: ¡seamos bendición para nuestros hermanos!

Unidos en oración con María, la Madre y Maestra que nos enseña cada día a recibir mejor a Jesús:

P. José Mª Domènech SDB


Madre de Dios

Como Israel, nosotros conocemos al Señor a través de sus obras: experimentándolas, siempre y cuando no las manipulemos, ni en su destino ni en su significado, pues esto pervierte.

Dios siempre es bendición. Sólo quien está atento a la real Presencia de Dios, aun en lo más pequeño que acontezca, podrá gozar de su acción. Así lo vivió María desde el principio.

Hemos sido creados para ser, como Dios, bendición que rescata y enaltece lo mejor de todos

Éste es el contenido al que se refiere la bendición que el Señor pide se dé a su Pueblo. La claridad del rostro de Dios es la claridad de la conciencia que nos permite descubrir la constante Presencia Pro-vidente y Bene-factora del Dios de la Vida que, en su Amor, está presente en todos los repliegues de nuestra vida cotidiana. Él es eficiente, pero sin imposiciones.

Padre de toda vida, es fuente de toda maternidad. En Él aprendió María su maternidad humana, ¡y divina!, en la diaria meditación de la Palabra [hecha historia, acontecimiento cotidiano, transmisión escrita, proclamación en la asamblea] y en la oración constante, personal, conyugal, familiar, comunitario-sacramental. Así aprendemos a ser como Jesús: bendición viva.

Sólo conocemos a Dios en la vida compartida y comprometida en una subsidiaria solidaridad

A las personas, individual y/o socialmente, se las conoce sólo en la intimidad personal. No hay otro modo de conocer la materno-paterna sensibilidad de Dios. Así es la esencia de todo ser personal: divino, angélico o humano. Por eso Dios se hizo hombre en una familia.

Ante la presencia de Dios los humanos nos sentimos anonadados, sobrecogidos. Lo vivió María y todos los que han tenido algún contacto real con Dios. Él da contenido a nuestra vida, la llena de su grandeza y, así, nos hace bendición para todos y hasta para todo lo creado.

Su Presencia nos lleva a compartir. Nadie serio, objetivo y sensato, se cree bueno ni justo. Si nos invade la soberbia y juzgamos a otra persona, como si fuéramos mejores que ella, estamos ante un signo explícito (‘científico’) de que ignoramos al Dios verdadero y creamos nuestros propios ‘ídolos’, efímeros, engañosos y destructores de toda paz, de la interior y, por tanto, también de la exterior. Dios nos lleva a despertar lo bueno en todos ayudándoles a madurar.

Recibir con sencillez la Presencia de Dios nos hace bendición que da Vida y Paz al mundo

El salmo 66 nos invita a presentarnos ante Dios, deseando humildemente su bendición. En ella se nos salva de todo pecado confesado y recibimos alegría, paz y voluntad de alabanza.

La venida del hijo de María, fue preparada larga y pacientemente por Dios mismo desde que el hombre es hombre. Lo llama a vivir a Dios como a su “Abbá”, es decir, a ser Su hijo.

Pablo habla de la plenitud de los tiempos. ¿Qué significa esto? Que Dios siempre ha buscado hacernos vivir su Amor, para que lo podamos aceptar y asumir sin temores. Los sencillos fueron comprendiendo, abriéndose a los dones y promesas de su Señor. Dios se hizo uno de nosotros, en Jesús, Su Hijo encarnado, sin subyugarnos para, llegado el momento, llenar nuestra vida con la presencia de su Espíritu que estimula nuestra libertad hacia la aceptación de su santidad. Las maravillas de Dios son para todos. ¡Absolutamente nadie está excluido!

Sólo se necesita un corazón sencillo, como el de María, la madre atenta; como el de José, el padre creyente y justo; como el de los pastores, sencillos y dóciles testigos-misioneros.

María nos pide abrirnos con confianza al año que comenzamos y en él aprender a gozar y dar a todos la presencia de Jesús como lo que es: una bendición para la paz y felicidad.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS

Jesús es la bendición de Dios a su Pueblo; Él nos llega por María, la Madre que medita con dócil sencillez la acción de Dios en la historia


Nm. 6, 22-27:
"Así bendecirán a los israelitas… les dirán: «Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia... Que el Señor te… conceda la paz»... y Yo les bendeciré".

Salmo 66: "El Señor tenga piedad y nos bendiga".

Gal. 4, 4-7:
"Cuando se cumplió el tiempo…, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley, para redimir… y hacernos hijos adoptivos... infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abbá!, Padre ...ya no eres más esclavo, sino hijo y, por tanto, heredero por la gracia de Dios."

Lc. 2, 16-21: "Los pastores fueron… y encontraron a María y a José con el niño en el pesebre... contaron lo que habían oído decir sobre el niño… María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón. Los pastores volvieron alabando y glorificando a Dios... Ocho días después, al circuncidar al niño, le pusieron el nombre de Jesús..."




diciembre 22, 2011

Nochebuena y Navidad 2011


Tenemos el mensaje y las sugerencias homiléticas que el querido padre José María nos ha enviado para Nochebuena y Navidad.

Todos pedimos al Niñito Jesús le dé muchas bendiciones a nuestro padrecito, para que goce de buena salud y continúe su labor de padre y pastor.

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS! Siempre con nuestra MA.



Ya llega el día. María nos acompaña en este esperar activo y responsable que trata, cada día mejor, de escuchar con corazón abierto la Palabra; abandonarse al Dios de la Vida que nos ama; recibir al hermano y servirle según nuestras posibilidades del aquí y el ahora; respetar a todos y perdonar lo que nos duele y ofende.

Navidad no es tanto una fiesta sentimental, aunque está, y es lógico, llena de profundos sentimientos y delicadezas;

Navidad es la fiesta de la alegría por recibir el bien más precioso de Dios, Él mismo hecho pequeño y pobre para que no tengamos reparo en recibirle... No pide nada más que ser recibido, no tiene protocolos y peticiones... Solo ser recibido con sinceridad...

¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!!!!

¡Que la alegría fluya y se haga historia de Fe creciente, Esperanza firme y creativa y Caridad industriosa y universal, como es el corazón del Dios que nos visita! Si vivimos así, el año 2012 no podrá ser menos que próspero y feliz.

Rezo por todos y agradezco su oración... Todos caminamos y todos tenemos nuestras infinitas pequeñeces. ¡SOLO DIOS ES GRANDE Y LO LLENA TODO; POR ESO LO ÚNICO DE VERDAD SABIO Y SENSATO ES VIVIR ABRIERTOS Y ABANDONADOS EN ÉL: SIEMPRE DISPUESTOS, COMO MARÍA, A LO QUE NOS PIDA!

Dios les bendiga y más al vivir este Misterio de Amor.

Unidos en oración con María, la Madre y Maestra que nos enseña a recibir todos los días a Jesús:

P. José Mª Domènech SDB




NATIVIDAD DEL SEÑOR (Misa de la noche)

El Señor, en la humilde pequeñez de un niño necesitado de todo, llega con la Salvación; solo nos pide recibirle con sincera y sencilla docilidad


Is. 9, 1-6:
"El pueblo que avanzaba entre tinieblas ha visto una gran luz... les has llenado de una alegría inmensa... Has despedazado el yugo que les sujetaba... «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado... Consejero-prodigioso, Dios-héroe, Padre-por-siempre, Príncipe-de-la-paz...»"

Sal. 95: "¡Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor!"

Tt. 2, 11-14:
"Se ha revelado el Amor de Dios que quiere salvar a todos los hombres y nos enseña que abandonemos la impiedad y los deseos mundanos para que vivamos en este mundo una vida de sobriedad, justicia y piedad mientras esperamos... que se manifieste la gloria de Jesucristo... Él se entregó por nosotros para rescatarnos... y hacernos su pueblo, apasionados por el bien".

Lc. 2, 1-14: "...el ángel les dijo: «No tengan miedo. Les anuncio una noticia que traerá una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor...»... «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor»."


De muchos modos el Señor se ha dado, y se da, a conocer a lo largo de la historia para que reconozcamos su Voluntad de Amor, Grandeza y Vida de felicidad eterna ya desde aquí.

A veces tenemos miedo, es normal. Él nos pide serena valentía: su plan es nuestra Salvación.

Si recibimos la Voluntad de Dios con corazón abierto, nuestras tinieblas, poco a poco, se aclararán. Dios no abandona jamás, pero es básico fiarse de Él. Convertirse supone tiempo y esfuerzo.

La fiesta de Navidad es la fiesta del cariño de Dios y de la confianza del hombre. Él se lo merece, pues ya nos lo da todo. No estamos ante promesas todavía vacías, sin garantía, sino ante realidades concretas, eficientes en la Fe. Éstas, en nuestra historia, son una opción llena de Vida.

Dios se hace niño para que nuestro amor sea libre y sin temores. Nos pide que lo recibamos con su misma sincera sencillez. Si lo hacemos así, entraremos en el Reino de los Cielos, viviremos en su Paz, serenos animados por su Espíritu, y serán nuestras, cada día más, su Alegría y su Vida.

En las tinieblas llega el Salvador: nos da su Luz y su Vida; Vida Nueva para nosotros, ¡la de Dios!

¿Qué haremos con la oportunidad de Vida Nueva que Dios nos ofrece? Él es nuestra Luz, nuestra Paz, nuestro Consejero, ¡el Mesías!, ¡el Señor! Se nos pide una respuesta. Como cuando el ángel se lo planteó a los pastores anunciándoles el nacimiento del niño-Salvador, ¡nos sorprende!: ¡¿cómo puede ser El Salvador un pobre bebe envuelto en pañales en una cueva para animales?!

Nos toca decidir. Los pastores escucharon, creyeron, fueron, vieron, compartieron, gozaron y glorificaron a Dios. Nosotros, ¿qué actitud asumimos? No decidirnos sería declarar que es demasiado riesgo y que no vale la pena arriesgar tanto simplemente por un pobre pequeño sin importancia.

El Niño nacido en el pesebre de la ciudad de David ¡nos da su Luz y hace nuevas todas las cosas!

Novedad sustancial: el Amor de Dios, eterna juventud, da Vida Nueva a todo: abre horizontes de Verdad, de Justicia y de Paz Interior, más allá de tratados. Su Luz nos aclara la vida. Nos pide a todos asumir la vida con tal plenitud y libertad que seamos capaces de entregarla por el bien de los que les rodean, aun cuando dar la vida traiga consigo, como de hecho sucede, esfuerzo y dolor.

Navidad, en la gran familia humana, hijos todos de Dios, sin excepción: de cualquier sexo, tiempo, lugar, situación social o económica y realidad cultural o religiosa. Fiesta del don de quien es Amor; fiesta para todos, pues viene para nuestra alegría por la Paz y la Vida Nueva que se nos da.

Jesús entrega su vida, sin restricciones, durante toda la historia y para el bien de todos

En cada Eucaristía y Reconciliación, en cada sacramento, Cristo es don de Vida Eterna.

La navidad es una fiesta que beneficia a toda la humanidad, aunque, sin duda, los cristianos tenemos la gran responsabilidad de manifestar la profundidad de su realidad y de sus alcances.

La navidad nos pide aprender a vivir y ofrecer, con una más dócil humildad, la presencia de Dios en la historia. Él no quiere imponerse, pero tampoco se esconde ni desea quedar en el anonimato.

La hemos preparado con la escucha de la Palabra, como María; abrámonos para que Jesús nazca en nuestra vida y en la de nuestra familia y ambiente.

Conocerlo, valorarlo y amarlo es un derecho de toda persona. Por esto es un grave deber de todos los cristianos. El testimonio de la propia vida –personal, familiar y social– beneficiará a todos.

María, Maestra de acogida sincera y compromiso responsablemente solidario, nos ayude a estar siempre disponibles al Señor para que todos puedan conocer la Salvación de Dios y, con nuestro testimonio de vida y nuestro oportuno apoyo solidario, la sepan recibir y vivir hoy y aquí.



NATIVIDAD DEL SEÑOR (Misa del día)

Dios está tan interesado en la vida y grandeza de la persona humana que se hizo uno de nosotros para salvarnos y enseñarnos a ser Felices


Is. 52, 7-10:
"¡Qué alegría sentir en las montañas los pasos del que anuncia la paz y nos trae la Buena Nueva, que nos anuncia la salvación...! Escucha los gritos de tus centinelas, escucha qué exclamaciones de gozo: ven cara a cara que el Señor vuelve a Sión... ¡Dancen... aclamen...! ...de un extremo al otro de la tierra verán la Salvación de nuestro Dios".

Sal. 97: "Los confines de la tierra han contemplado la Victoria de nuestro Dios".

Hb. 1, 1-6:
"En diversas ocasiones y de muchos modos, Dios antiguamente había hablado a nuestros padres por boca de los profetas; pero, ahora, en estos días,... nos ha hablado a nosotros en la persona del Hijo... constituido heredero de todo… «Que se postren ante Él todos los ángeles de Dios»."

Jn. 1, 1-18: "Al principio existía quien es la Palabra... La Palabra era Dios… era la Luz verdadera... estaba en el mundo... pero el mundo no la reconoció... La Palabra se hizo hombre y puso su morada entre nosotros y hemos contemplado su gloria. La que le corresponde como Hijo único del Padre... A Dios nadie le ha visto jamás, el Hijo único, que vive en el seno del Padre, nos lo ha revelado".


Son muchas las religiones en el mundo y todas se esfuerzan por encontrar a Dios y contentarlo. Son muchas, y constantes, las búsquedas que los hombres hacen para encontrar el camino de la felicidad, de la eterna juventud y de una paz estable en la vida personal y social. ¡Cuántas decepciones!

Mucha es la buena voluntad, pero los resultados son efímeros y, por eso, descorazonadores.

Muchas veces pensamos que ese dios que debería resolvernos los problemas y darnos soluciones y seguridad, es una falla. Y ¡es cierto! porque a ese dios ¡nos lo hemos inventado! ¡¡No existe!!

¿Cuál es la verdad? ¿Existen los verdaderos caminos para la Paz y Felicidad? ¿Dónde?

...y se sigue ensayando. Nos hablan de la ‘Globalización’, de la ‘New Age’, de la ‘Fraternidad Universal’. Ellas acusan de desavenencias a las religiones monoteístas: su Dios ‘único’, sus doctrinas ‘verdaderas’ y moral ‘inmóvil’ son un problema porque no se adaptan a las nuevas ‘realidades’ y ‘necesidades’. Es verdad, algunas de estas religiones están en conflicto: o se rechazan o se desconocen o se condenan. ¡Cómo nos cuesta dialogar desde lo religioso! ¿Hay una religión verdadera? ¿Cuál?

Dios, como nuestro Padre-Madre que es, pensó siempre en nosotros desde su Amor personal

La Fe cristiana bien vivida –dado que es Vida, más que religión, aunque se exprese en formas religiosas– no busca a Dios, sino que le acepta con sencilla y dócil humildad, como María, pues ha sido el Dios amoroso quien nos visitó y nos invitó a aceptarle en nuestra propia vida como a Padre-Madre Providente y Amoroso, Hijo Salvador y Espíritu Santificador, Comunión Trinitaria, a la que nos invita a unirnos con el derecho propio de ser sus hijos. Nos lo ha dicho de múltiples formas y desde el principio de nuestra historia. ¿Quién le acepta y hace caso? ¡Ése es nuestro problema!

El cristiano es la voz del mensajero que anuncia a la humanidad la Buena Noticia: Dios nos viene a salvar con su Paz; sí, la suya, feliz, fiel y eterna. Paz con mayúscula, la Paz de Dios, la que Él puso en el propio interior del hombre, la que Dios nos ofreció gozar desde que nos creó en el seno materno a cada uno personalmente. ¡Es por eso que todos deseamos ser felices! ¡¡Lo tenemos dentro!!

Dios constantemente viene a nosotros para salvarnos de todo lo que nos quite vida y alegría.

La propuesta divina de Vida Nueva nos fue comunicada no por un mensajero, oráculo o sueño o por iluminadas intuiciones y convicciones vitales de alguien. Sino por el Hijo, el mismo Hijo único de Dios. Sí, Él se hizo hombre y aprendió a vivir, desde la naturaleza humana, como hijo de Dios. Él compartió nuestra vida, hasta su entrega total y definitiva, por nuestra real liberación.

Por eso Él es el Señor del Universo, el modelo acabado de persona humana, de Él recibimos siempre todos los beneficios de Gracia y Vida Eterna como parte vital de nuestra historia y cultura. Dios, Padre de todos sin excepción, nos llama a ser sus hijos, amigos y apóstoles.

Navidad: Dios se hizo de nuestra naturaleza invitándonos a ser como Él: íntimos amigos y apóstoles

Pablo fue claro: “para mí vivir es Cristo” (Flp. 1, 21): sólo en Cristo tiene sentido mi vida. Recibirle todos los días en mi vida, y en toda persona que nos rodea, es adelantar la eternidad, hacerla historia viva en el hoy de cada persona y cultura, pues la llenamos de la Vida, Paz y Alegría de Dios.

Jesús es Palabra viva de Dios, aprendamos cada día de María a estar atentos a la Presencia de Dios en nosotros y en todos los hermanos. Ella nos pide hacer con todos hoy lo que Él nos diga.

Pidamos a María nos enseñe a vivir mejor cada día según la Palabra, haciéndola historia en nuestra vida diaria: así todos los días será Navidad en nuestros ambientes, más allá de los problemas.

Padre José María Domènech Corominas, sdb.





diciembre 11, 2011

«Estén siempre alegres!»


Tenemos la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 11 de diciembre.

Recordemos que hoy nos corresponde encender tres velas de nuestra Corona de Adviento rezando con la familia la siguiente oración:

En las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia:
"¡El Señor llega!
Preparen sus caminos
porque ya se acerca.
Adornen sus almas
como una novia se engalana
el día de su boda"
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz,
sino el que nos anuncia la luz.
Al encender estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes.
¡Ven, Señor, ven a salvarnos,
envuélvenos en tu luz,
caliéntanos en tu amor!

Tomado de El Pan del Alma


«Estén siempre alegres»


La alegría verdadera, la permanente, tiene su base en el corazón, en el íntimo personal. La felicidad, que es la base de la alegría, es un don de Dios a toda persona y Él se lo otorga al crearla con un Amor incondicional y eterno: en realidad ésa es la única fuente de la felicidad.

Es por eso que la felicidad sólo se pierde cuando uno rompe con el Amor Dios por el pecado grave y sostenido, con la esclavitud al vicio, con la degeneración que hiere a la persona en su interior y la lleva por el camino del fracaso profundo, de éste del que sólo Dios puede librar.

Él desea librarnos de tal perdición y por eso envió, y sigue enviando, aún hoy, a los profetas y, al fin, envió a su Hijo. Éste se quedó con nosotros como Palabra de Vida y Salvación; como Comunidad de discípulos que viven la Salvación, aun con los errores personales, y actúa en nosotros a través de los Sacramentos, según se lo permitimos con nuestra atención y docilidad.

La garantía de fruto está en nuestra apertura y honestidad ante los dones de Dios. Él nos da todo gratis, no necesitamos ganarlo ni trabajar para merecerlo, pero el saberlo recibir y aprovechar, eso, sí depende de nosotros. ¡Es nuestra decisión! ¿Modelos? María, Juan Bautista…

El Espíritu nos consagra, como a Jesús, para llevar a los hermanos los gozos de la salvación

El profeta sabe que lo que hace es porque el Espíritu de Dios le lleva por sus caminos, que él se debe a la voluntad de quien le ha enviado. Otra actitud es traicionar a Dios y a los hombres.

La Voluntad de Dios es la Salvación y la Liberación de su Pueblo y para esto nos llama, nos envía y nos consagra. La respuesta es personal y sin escusas. La gracia es para todos.

El deseo de Dios es nuestra alegría: ¡Es nuestro Padre! Nos ha dado su Espíritu para cuidarnos

Dios nos creó para ser felices, por eso envió a su Hijo, está cerca y nos escucha siempre.

Nos toca ser dóciles, sencillos, honestos, sensatos, serviciales: como el Espíritu nos oriente.

El precursor, lo es porque es testigo consciente, fiel y humilde que no busca nada para sí.

Juan Bautista es testigo de fiar: consciente de lo que es y le corresponde. Su único afán es ser fiel a quien le envía como testigo de la Verdad y de la Luz, de la presencia del Mesías.

Lo importante para él es que comprendamos quien se acerca y que nos preparemos para su llegada, pues es definitiva e incuestionable. A su lado él siente no ‘valer’ nada: sólo es la voz.

La Salvación, que ya está aquí, es definitiva: con ella todo es seguro; sin ella, todo perdido.

Pidamos a María nos dé a vivir como ella: atentos a la alegría que llega para compartirla.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO B – TIEMPO DE ADVIENTO – DOMINGO III
Dios nos desea felices y alegres: su alegría y paz llenará nuestra vida si le somos dóciles. Él nos envía todo su apoyo para que lo logremos.


Is. 61, 1-2a.10-11:
"El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos…, a proclamar un año de gracia del Señor. Yo desbordo de alegría en el Señor… porque Él me… envolvió con un manto de justicia… así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones".

Salmo: Lc. 1, 46-58: "Mi alma se regocija en mi Dios".

1T. 5, 16-24:
"Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús. No extingan la acción del Espíritu; no desprecien las profecías, examínenlo todo y quédense con lo bueno. Cuídense del mal en todas sus formas. Que el Dios de la paz los santifique plenamente… hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y así lo hará".

Jn. 1, 6-8.19-28: "Apareció un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Éste es el testimonio que dio Juan… Él confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: «Yo no soy el Mesías… Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor… Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias»…"




diciembre 07, 2011

María es Inmaculada


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este jueves 8 de diciembre, fiesta de nuestra Madre Inmaculada.

Dios les bendiga.

María es Inmaculada, no tanto porque se mantuvo física y moralmente pura, como solemos entenderlo (eso es solo consecuencia) sino porque jamás traicionó la confianza que Dios depositó en ella desde el día de su creación. Su "sí" no fue algo improvisado o 'milagroso', sino consecuencia de una persona que, a lo largo de su vida, aprendió a estar atenta y disponíble, más allá de lo cómodo o de lo que a uno le puede parecer bien o gustar. ¡Cuántas veces nuestro corazón entra en la "impureza" de vida porque ya no somos honestos ni con Dios, ni con nosotros mismos, ni con los que nos rodean... Tenemos otras intenciones que no confesamos, porque sabemos que no son confesables, pues, de algún modo, nos condenan como 'falsos', 'incoherentes', 'deshonestos' o 'no-fiables'...

María dijo sí y comenzó a preparar la navidad nueve meses antes, con todos los avatares que eso le trajo... Pero no se echó atrás... Dios lo merecía todo y Jesús era su hijo... Si todas las madres y padres, si todos los educadores, pensáramos que las personas que tenermos delante, que se nos han confiado, son en verdad (porque esa es la pura verdad) hijos de Dios que Él nos ha confiado en persona al engendrarlas o al ponerlas junto a nosotros para que les ayudáramos... De otro modo muy diverso nos trataríamos... ¿Quién se atrevería a perjudicar o matratar al hijo del mismo Dios? Debemos aprender a ser "madre", "padres", de Jesús, como dice San Agustín: todos somos madre de Dios, pues lo engendramos en nosotros al acoger la Palabra en nuestro interior para hacerla después historia. Lo hizo María... Ésta es la Navidad.

Preparemos esta fiesta entrañable con nuestra atención, con nuestra alegría, con nuestro trabajar por liberar a nuestros hermanos de tantas esclavitudes, con nuestro estar atentos al Señor que está en medio de nosotros sin que le prestemos casi ninguna atención...

¡¡¡Seamos más delicados con Dios!!!

La única consecuencia estable y segura es que seremos mejores nosotros y estaremos construyendo un mundo mejor.

No hay nada que perder y todo que ganar.

Imitemos a María y tengamos un corazón cada día más puro: ¡TODO Y SOLO DE DIOS!

Aunque seamos pequeños y débiles, eso no es nuestra responsabilidad.

Pidamos a María que nos ayude, ella lo hará con mucho gusto... ¡ES NUESTRA MAMÁ!

Jesús se lo pidió y a Jesús nunca le niega nada.

Unidos en oración con María, que nos ayuda a preparar la llegada continua de Jesús:

P. José Mª Domènech SDB

La vocación de María es la vocación de toda persona humana: ser grande como Dios


María es nuestra Madre, siempre pura, libre y atenta: ¡lista para aprender y servir!

En ella lo más importante y rico fue su vida y actitud interior: su serena docilidad.

Padres y educadores saben que sus hijos y educandos tienen predisposiciones para un modo de vida y para una determinada actividad o profesión. Deberán esforzarse por descubrir estas dotes naturales y tenerlas en cuenta para que cada uno sea orientado en la línea de su vocación. Por su lado, el adolescente, varón o mujer, deberá aprender a ser cada día más atento y fiel a su vocación y dócil a lo que se le ofrece. Fallar en eso es desorientar y perjudicar la propia vida.

También María tuvo su llamada, su vocación, de Dios, como la tenemos todos nosotros. Surge en lo más profundo del propio ser y pide una responsable y diaria respuesta personal.

Todos, varones y mujeres, estamos llamados a ser personas grandes, por eso Dios nos hizo libres. La primera decisión de la humanidad fue no fiarse de Dios y la consecuencia está ahí: guerra interior, insolidaridad y cobardía, constantemente reflejadas en nuestra sociedad.

El capítulo tercero del Génesis describe el problema de siempre: no reconocer el propio pecado y culpar a otros... Es decir, guerra general e incapacidad de superación del pecado. Ésta es una enorme tara que nos carcome, mostrando lo destructivo que resulta siempre el pecado.

Dios nos pensó, desde antes de la creación del mundo, para ser como Él en su Hijo Jesucristo

Nuestra vocación, nos dice Pablo, no es librarnos de los errores, sino ser hijos irreprensibles en Cristo. Dios nos conoce muy bien y nos sabe frágiles. Tendremos éxito, si humildemente reconocemos nuestros límites y errores y, convirtiéndonos, nos fiamos de Dios todos los días, pase lo que pase. Puede, sin duda, costar, pero nos llenaremos de paz y comprensión.

Se trata de buscar que Dios vuelva a ser el centro único de nuestra vida, así ésta se convierte en un canto nuevo por las maravillas de misericordia y redención de Dios en nosotros.

Es posible vivir esta experiencia de continua redención y glorificar así el nombre de Dios, pero sólo si vivimos en la sencilla libertad de María. Ella, Inmaculada desde el inicio de su existencia, se centró en Dios, humildemente disponible a lo que el Dios de la Vida quisiera.

Camino de Dios en la grandeza humana: dialogar con cada persona para que acepte ser ella

María se sabe limitada, indigna de las maravillas de Dios, pero acepta que el Señor tiene todos los derechos de libre disponibilidad en ella. Lo conoce bien y tiene experiencia de que sabe respetar la realidad objetiva de todos y también sabe potenciar lo bueno en lo limitado.

Dios puede hacer lo que quiera, pues todo lo que quiere está únicamente destinado al mayor bien de cada persona en su realidad concreta: pobre y frágil, pero siempre amada.

María nunca tuvo en su vida otro centro que no fuera Dios; nunca tuvo otro criterio que no fuera la gloria de Dios y el bien de los que vivían a su lado, como Dios se lo enseñaba cada día en su Palabra. Vivía la pureza del amor de Dios y de todos los bienes que de Él se derivan.

María, es la Inmaculada por la aceptación de la Voluntad de Dios de ella. Dios la preparó, para que viviera a cabalidad su vocación de maternidad divina y encontró en ella la perfecta respuesta de fidelidad y disponibilidad humilde, de oblación total, como la de su Hijo.

Pidámosle nos enseñe a vivir en conversión continua para ser fieles a nuestra vocación.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.



INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA


Gn. 3, 9-15.20:
"... Dios llamó al varón…: «¿Dónde estás?...» «He sentido tus pasos y he tenido miedo porque estoy desnudo...» «¿Quién te hizo conocer que estabas desnudo?»... «La mujer que me has dado como ayuda me dio el fruto el árbol y yo comí...» El Señor le preguntó...: «¿Por qué lo has hecho?»... Ella le contestó: «La serpiente...» El Señor-Dios dijo...: «...Él te aplastará la cabeza y tú le atacarás el talón»..."

Salmo 97: "Canten al Señor un cántico nuevo, porque Él hizo maravillas"

Ef. 1, 3-6.11-12:
"Dios… nos eligió en Cristo, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprensibles ante Él por el amor... En Él hemos recibido nuestra herencia... "

Lc. 1, 26-38: "...el ángel… le dijo: «...el Señor está contigo... No temas... Tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús... El Espíritu Santo vendrá sobre ti...» María respondió: «Soy la servidora del Señor: que se haga en mí según tu Palabra.»"





diciembre 04, 2011

2do domingo Adviento

Recordemos que este domingo nos toca encender la segunda vela de nuestra corona y decir la siguiente oración:

Los profetas mantenían encendida
la esperanza de Israel.
Nosotros encendemos estas dos velas.
El viejo tronco está rebrotando,
florece el desierto...
La humanidad entera se estremece
porque Dios
se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor,
te abra su vida
para que brotes,
para que florezcas,
para que nazcas.
Y mantengas encendida la esperanza
en nuestro corazón.
¡Ven pronto Señor!
¡Ven Salvador!

Tomado de El Pan del Alma

diciembre 02, 2011

«¡Preparen el camino del Señor!»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 4 de diciembre.

En la primera semana del Adviento, el Señor nos proponía estar preparados, antentos, a no dormirnos, como sucede a tantos, que creen, tal vez también nosotros, que por portarnos bien o cumplir o, peor todavía, por simplemente ser bautizados, es decir, para ser "católicos", ya es suficiente... No, no es suficiente ni sensato ni digno.

¡Es necesario vivir como nos indica el Señor, que viene constantemente a salvarnos y llegará en cualquier momento!

En esta segunda semana, entramos un poco más a fondo y la Palabra nos indica que, aunque parezca que todo está perdido y estemos hechos un desastre, debemos animarnos: invita al Profeta a "Consolar" a su Pueblo destrozado por los poderosos prepotentes. Dios tiene paciencia y espera que nos decidamos a convertirnos para que no perecer, al quedar atrapados en un mundo que no tiene futuro así como está, con las actitudes que vive. Se nos invita a todos a convertirnos, a todos sin excepción, más a los mayores que a lo menores, más a los grandes que a los chicos, más a los 'buenos' que a los que ya son conscientes que la necesitan porque no son tan buenos como parecería. La Palabra en Juan se hace urgente: ¡conviértanse porque el Señor que llega es de verdad grande y Él nos bautizará, y es lo último, en el Espíritu Santo! Juan dice la verdad, VIVE la Verdad y a ELLA le ha dado, en absoluto, toda su vida en radical libertad para despertar el bien y la Vida Nueva en su Pueblo.

Es nuestra vocación: convertirnos todos los días a la Vida, al Señor, siempre más dóciles, y mejor, al Espíritu.

Dios nos se cansa, siglo tras siglo, de repetírnoslo porque no quiere que nadie perezca.

No desesperemos: ¡Ninguna persona de buena voluntad jamás perecera! Dios tiene empeñada no sólo su Palabra, sino su Vida Eterna en ello; una Vida que jamás se separa de cada uno de nosotros.

¡¡¡La Salvación vive en nuestra tierra!!!

Caminemos con esperanza construyendo en la caridad movidos por una Fe que nadie puede detener, pues el Señor ha resucitado y por eso los cristianos lo celebramos cada día y, en especial, cada domingo.

María nos acompaña y nos auxilia en nuestras dificultades. Ella es la Madre que nos enseña a esperar activamente la llegada de Jesús, hoy y siempre.

¡Gozo y compromiso a favor de los últimos y marginados, cada uno según su vocación!

Saludos y bendiciones para todos. ¡Atentos la Navidad se acerca, debería ser cada día!

Unidos en oración con María, la Madre del Adviento y la Pascua:

P. José Mª DomènechSDB


«¡Preparen el camino del Señor!»


Dios nos invita a vivir en el consuelo: Él llega con la salvación en medio del desastre de la vida. Cuando parece que todo está perdido, cuando sentimos que no tenemos perdón, que nuestro mundo está podrido, y nosotros en él nos vamos hundiendo en tentaciones cada día más atrayentes, es el momento de escuchar al profeta que nos llama a la esperanza y al consuelo de Dios.

Necesitamos la fortaleza de Dios y abrirnos a su gracia, no ceder a nuestros pobres criterios y buscar el bien real de todos, sin dejarnos atrapar por el mal que nos rodea y desea engañarnos.

La voluntad de Dios es sólo salvar a todos los que acepten y, para eso, se arma de paciencia y llama a distintas personas, con modos muy diversos, para que nos animen a la confianza, al arrepentimiento y a ser más y más dóciles a su Palabra de Vida Nueva y Amor fiel.

Dios nos muestra su Misericordia, pero los que debemos abrirnos a ella somos nosotros.

La paz es segura, pues Dios viene a salvarnos con presencia, pero pide un cambio en nosotros.

El Pueblo de Dios ha quedado destruido, sin esperanza alguna, ante la prepotencia de los asirios y los babilónicos. El profeta le llama a la esperanza, a renovar su fidelidad al Señor.

Dios no puede evitar los desastres que nuestra terquedad provoca, pero quiere llevarnos por vías de justicia, paz y vida. Es necesario abrirse, cambiar de actitud para gozar su Salvación.

Dios desea lo mejor de cada persona para que goce cada día mejor de su vida y Salvación

Pedro no desea desconciertos, sino objetividad: Dios no tarda, sino que espera por Amor.

El Señorío de Dios se impondrá, pero Él desea ser aceptado: ¡aprovechemos este tiempo!

Juan predica con su vida y mensaje de apertura y conversión, la respuesta la da cada persona

El mensaje de Juan es la Salvación de Jesús. Nos aclara que antes debe darse la conversión.

La Salvación de Jesús nos une a la misma Vida de Dios por el don de su Espíritu. Pero es necesario liberarse de todo lo que nos ata a nuestro egoísmo individualista, generador de muerte.

Los valles a rellenar y montañas que abajar son realidades de nuestra vida personal-social.

Pidamos a María confiar en Dios y aceptar convertirnos para vivir la alegría de dar la Vida.

Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO B – TIEMPO DE ADVIENTO – DOMINGO II
Dios nos llama a confiar en Él y, precisamente por eso, a convertirnos a la Vida Nueva que Jesús nos trae y de la que somos responsables


Is. 40, 1-5.9-11:
"¡Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice su Dios!... grítenle, anúncienle que el tiempo de su servidumbre se ha cumplido, que su culpa está pagada… Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor…! ¡Que se rellenen los valles y se aplanen todas las montañas…! Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los pueblos la verán… levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia… Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: «¡Aquí está tu Dios!»… Como un pastor, Él apacienta su rebaño…"

Salmo 84: "Muéstranos, Señor, tu Misericordia".

2P. 3, 8-14:
"No deben ignorar que, delante del Señor, un día es como mil años y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido… sino que tiene paciencia con Uds., porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. Sin embargo, el día del Señor llegará como un ladrón… ¡qué santa y piadosa debe ser la conducta de ustedes, esperando y acelerando la venida del día del Señor!... nosotros…, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia. Por eso, queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que Él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche".

Mc. 1, 1-8: "Comienzo de la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios… «…Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos», así se presentó Juan el Bautista…, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Toda la gente… acudía a él, y se hacían bautizar…, confesando sus pecados. Juan… se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba diciendo: «Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo… Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero Él los bautizará con el Espíritu Santo»."





diciembre 01, 2011

Pronta beatificación de Sor Maria!


Sor Maria Troncatti, fma (1883-1969). Vino a América como heroica misionera, dispuesta a dejar su vida entre los shuar, a los que amó y protegió como una verdadera madre.

Sor Maria fundó un hospitalito de la nada, aplicando los conocimientos de enfermería que había aprendido cuando ayudaba a los heridos en la primera guerra mundial, en su propio país. En medio de la selva ecuatoriana, la misionera fue enfermera, cirujana, dentista, anestesista, pero ante todo, la madrecita de los nativos, que la amaron como tal.

Fue la protectora de los niños y de la dignidad de la mujer shuar. Gracias al trabajo incansable de Sor Maria, florecieron muchos matrimonios basados en la libre elección de los jóvenes contrayentes.

La venerable sor Troncatti avanza a paso firme en su proceso de beatificación, conducente a la canonización. Esta noticia es motivo de gran alegría para la familia salesiana, especialmente para las salesianas de América del Sur!

Puede leer la nota en el site de las FMA:
Proceso de beatificación y canonización de sor Maria Troncatti