agosto 29, 2010

Humildad

El querido padre José María nos envía su mensaje y sugerencia homilética para este domingo, fiesta de Nuestra Señora de la Guardia, patrona de la parroquia de Puerto Deseado. ¡Muchas felicidades! Que Nuestra Señora les colme de bendiciones.

Dios les bendiga.

En Puerto Deseado, la parroquia que la Gracia de Dios me ha confiado, este domingo celebramos nuestra fiesta patronal. Como es lógico, al menos para la mayoría de ustedes, les mando la reflexión sobre la liturgia del Domingo, pues en la parroquia solo celebraremos esta liturgia, la del domingo, en las misas vespertinas del sábado, que son dos, ya que el domingo nos corresponde celebrar la liturgia propia de Nuestra Señora de la Guardia, una devoción que tiene su origen en la región italiana de Génova.

Pido a todos ustedes una oración especial por los cristianos que en nuestra parroquia tratamos de vivir en el Espíritu del Señor Jesús. Muchas gracias.

¿Qué es lo más sensato, cuerdo e inteligente en la vida de una persona?

Yo estoy convencido que es mantenerse humilde y sencillo.

La Soberbia siempre hace daño y enferma a la persona, hasta el punto de poder embrutecerla. Es verdad que algunos textos, según yo "lamentablemente", la llaman 'orgullo' (sería en todo caso el malsano), pero que me parece que no es justo llamarla así, pues creo yo que llevamos a confusión. El orgullo bien entendido nunca es malsano, sino una expresión de salud psicológica. Es bueno y hasta necesario que sepamos reconocer con sencillez lo positivo que tenemos, pero situándolo en la adecuada dimensión, es decir, reconociendo con sencilla humildad que no es nuestra propiedad autónoma, sino un don que hemos recibido de Dios, o a través de su Gracia sobrenatural, o a través de la carga genética, o a través de la educación, en cualquier dimiensión, o a través de la naturaleza que nos ofrece tantas opciones, que podemos o no aprovechar, pero reconozcamos también que el saberlas aprovechar también es un don.

La soberbia incluye dos cosas: por un lado, no reconocer adecuadamente que lo que tenemos es un don y, por el otro, nos llegamos a creer más o mejores que alguien... ¡Cuidado: una cosa es que ahora estemos mejor que otra persona y otra, muy diversa, es que SEAMOS mejores!

La soberbia siempre es negativa y degradante. Por eso la primera lectura nos invita a la humildad y a la sencillez, más apreciada que la generosidad. El Evangelio también marca la importancia de una actitud que no busque el prestigio, el quedar bien o el obtener ventajas, pues eso lleva a la guerra, expresa o sorda, pero guerra... ¡y ésta siempre es cruenta, física o moralmente hablando, siempre hay víctimas y nunca hay victorias reales!

Precisamente por el Amor, que lleva a Dios, y a sus siervos, a servir con humilde sencillez, es que Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, no se hace temer, pues nunca domina para sojuzgar, sino que todo lo hace para elevar, exaltar, despertar un infinito desarrollo. Yo pienso que, como la dinámica de la creación humana es que la persona humana tienda a ser como Dios, y Dios, por naturaleza, es infinito y perfecto, siendo la persona humana, por naturaleza, limitada, es muy grande su capacidad de irse perfeccionando en todo, pues ¡hasta que llegue a la perfección de Dios!... Le queda mucho trecho... Y como cada paso en la maduración y perfeccionamiento trae consigo alegría, pues ¡¡¡Tenemos alegría para rato!!! Imaginarse... ¡hasta que alcancemos a Dios! Y Dios nos invita a seguir sus pasos... Los textos de hoy no solo nos invitan a la confianza desde la humildad, creo que nos invitan a saaber que si seguimos el camino que Dios nos traza, nuestro futuro de alegría y grandeza son inacabados... ¡hasta la eternidad! ¡¡Hasta que seamos como Dios, que es nuestra última vocación!!

Pidamos a María que jamás nos cansemos de acercarnos al Señor y de caminar, como ella, seguro siguiendo los pasos de la Voluntad de Dios.

Dios les bendiga a todos.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

Humildad

Hay un refrán castellano que dice: “Las apariencias engañan”. La soberbia, que es el orgullo de los necios, les lleva a cavar su propia tumba, los sepulta en la soledad y llena de tristeza a quienes les aman y desearían verlos espiritualmente sanos y libres de esta locura.

La humildad es la verdad de reconocer los valores y límites que uno mismo tiene en realidad y vivir para dar el mejor servicio que cada uno pueda, sin buscar ser reconocidos, ni atarnos, ni mucho ni poco, a la opinión de los demás, aunque esto, sin duda de algún modo, nos afecte, al menos a los que somos débiles. Sólo nos debemos a Dios y a la misión que nos dio.

Dios no condena a nadie; por esto podemos acercarnos a Él sin miedo: Él es Padre y Salvador. Sí, también es juez, pero lo es para señalarnos qué debemos transformar en nosotros para hacer más fecunda su Salvación, con sus dones de Vida, Gracia y Amor para todos.

La verdad, en la persona y la sociedad, nos garantiza paz y vida para todos. ¡Y plena!

La vida incluye libertad y ésta solo es fecunda en la sencillez y servicio humilde

La soberbia, que es creer que, por nosotros mismos, valemos más que otros, es un nivel de crasa ignorancia e inobjetividad que nos acusa de necios y peligrosos para los que estén con nosotros, pues trataremos de usar todo y a todos para enaltecernos. ¡Es enfermedad grave!

La persona sensata y por dentro sana es humilde y la humildad le permite la libertad de servir al bien y a la vida de las personas que le rodean sin más pretensión que el bien de ellas.

El Amor de Dios es servicio a la vida y excluye todo poder o dominio que se base en el miedo

Cristo nos introdujo en el Amor de la Comunión Trinitaria que está volcada a la ma-duración de la Vida de los que a Ella acuden. El miedo no tiene lugar en este Estilo de Vida.

Dios quiere que seamos parte de su ‘Familia’, con los que ya en Él viven felices. Todo está orientado a esto: todo el Poder de Dios está a favor nuestro. No puede hacer más: ya nos dio a su Hijo y su Espíritu, y con ellos, su Palabra, Alimento, Sacramentos, Comunidad y Madre.

¿Qué más queremos? Es solo nuestra decisión. Seamos, como María, sencillos y humil-des y aceptemos tanto amor y riqueza, aprovechando sus dones, orientaciones y beneficios.

Si queremos el bien de los demás sobra buscar nada nosotros mismos, pues esto nos acusaría

Buscar el propio interés ya, de por sí, es condenación por falsa religiosidad y nos distancia del Dios que solo vive para dar vida. Ésta dará, como respuesta, una gloria insospechada.

Seamos prudentes y sensatos, pues nadie nos da opciones mayores que las que Dios nos ofrece: fuera de Él y sus criterios, solo hay muerte y fracaso humillante.

El Reino de Dios es el único que nos eleva a un prestigio sobre humano, pero nos llama a la humildad del que sirve en el gratuito y enaltecedor Amor hacia el menor y más débil.

Pidamos a María vivir en su atenta humildad y absoluta confianza en el Amor de Dios.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

CICLO C - TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXII
El Dios Omnipotente nos salva, desde la humildad de la encarnación, con el don de la propia vida: ¡modelo de actitud sabia de verdad!

Sir. 3, 17-18.20.28-29:
"Hijo mío, si eres rico, sé humilde y serás amado más que al que da generosamente. Cuanto más grande seas, hazte más humilde… No hay remedio para el mal del soberbio, porque es brote de una raíz maligna… el oído atento a la sabiduría se alegrará".

Salmo 67: "¡Señor, Tú eres bueno con los pobres!"

He. 12, 18-19.22-24a:
"Ustedes no se han acercado a algo terrible… sino a la montaña de Sión… a la asamblea de los primogénitos… a Dios, que es el juez del Universo… a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza…"

Lc. 14, 1a.7-14: "Jesús fue invitado a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos. Ellos le vigilaban… Al notar cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo: «Si te invitan a un banquete de bodas, no ocupes el primer lugar, pues puede suceder que… venga quien les invitó y te pida que cedas el sitio a otro… cuando te inviten busca el último lugar… Porque todo el que se enaltece, será humillado y quien se humilla será enaltecido». Después dijo a quien le había invitado: «Cuando des un banquete no invites a tus amigos… porque ellos, a su vez, te invitarán y quedarás pagado. Al contrario… invita a los pobres… ¡Feliz de ti… tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos»."

agosto 20, 2010

El Señor a todos Salva

El querido padre José María nos envía su mensaje y sugerencia homilética para este domingo 22. Téngamoslo siempre presente en nuestra oración filial.

Lamento mucho estar tardando tanto en mandarles noticias mías. Perdón... No logro, no logro. Pero sepan todos que estoy bien.
Dios les bendiga.

A todos nos ayude a saber dejarnos educar por tan experimentado y hábil Pedagogo, Padre y Maestro porque en Él todo lo dirige el Amor que reconstruye y llena de vida.

Solo nos pide que lo reconozcamos como es, que aceptemos sus orientaciones y asumamos las tareas que pide nuestra conversión diaria. No es difícil, aunque muchas veces nos lleve por el camino de la renuncia y del sacrificio, pero también nos lleva por el camino de la Paz, de la Alegría y por el de la Vida, y ésta Eterna. La única real defensa de nuestra vida está en saber caminar por las huellas de Jesús, como María. Ella sabrá ayudarnos si se lo pedimos y estamos dispuestos a obedecer como Don Bosco.

Todas las circunstancias son propicias para que el Señor no lleve a un nivel superior de humanidad, como Él la pensó, en Cristo, es decir, de santidad.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

El Señor a todos Salva

El sentido de igualdad universal que el mundo ha ido adquiriendo, es una verdadera conquista. Pero también es una gracia de Dios, que supone, como todas, el esfuerzo de cada persona. Por eso, con justicia, lo podemos ver como un conquista, pues también lo es.

Todos están llamados a la Salvación por el Amor de Dios, nadie, absolutamente nadie, está excluido de ella en ningún momento. Diverso es que algunos nos cerremos en algún momento, pero eso no es exclusión sino rechazo, más o menos consciente, y, por tanto, más o menos culpable. ¡Sólo Dios –sólo Él– conoce bien la realidad y, por tanto, sólo Él puede juzgar!

Las puertas están siempre abiertas; pero son “puertas” y por la pared no se pasa. Es decir, todo ingreso tiene sus condiciones que son identificadoras, no discriminadoras. No a todos los lugares o grupos se entra del mismo modo y con las mismas exigencias. Toda identidad, por naturaleza, trae consigo las condiciones de ingreso, camino y destino. No todo es igual.

Dios nos educa para que no nos degrademos ni nos desviemos; pues nos perjudicaría.

Cada uno asume en la vida las propias decisiones: la responsabilidad final es sólo suya.

El interés de salvación de Dios, el Dios de la vida, es universal y personal: es Él quien llama

El mismo Dios es quien llama a todos los pueblos a un culto de santidad. Con ellos regresará también el pueblo elegido, como fruto de la adoración de todas las gentes.

La acción de Dios es universal y nos lleva por caminos de santidad. Él elije a los consagrados y enseña a los fieles a ofrecer sus vidas como un culto verdadero, agradable a Dios.

Dios, buen padre, nos corrige; pero nos toca a nosotros, que somos libres, secundarle o no

En el transcurso de la vida, con sus multifacéticas situaciones, llenas de aciertos y desaciertos, ilusiones y peligros, secundar a Dios nos da la posibilidad de madurar en nuestra relación con Él. Ésta implica libertad y capacidad de arriesgar para que Él sea el soberano.

Es lo mejor para cada persona, aunque no siempre sea agradable y nunca sea cómodo.

Quien es paciente y fuerte, ante todas las exigencias de esfuerzo, conversión, perdón, sacrificio y humildad, que implica el seguimiento a Jesús, siempre canta victoria y vive en paz.

La Salvación es un don ofrecido a todos, pero pide ser aceptado en cada decisión personal.

La pregunta estaba mal orientada: la salvación es opción personal, no valen las cantidades. Jesús enfoca las cosas: es tu responsabilidad, ¡esfuérzate!, sin conversión personal, no es posible ningún bien, ni presente, ni futuro. Pertenecer a un grupo religioso no da garantías.

El tiempo de conversión es limitado. Dios nos educa; debemos entrenarnos a ser dóci-les y decidir bien, si no lo hacemos, podremos quedar fuera, aunque... hayamos hecho milagros.

Todos están llamados a ser santos y en todos los pueblos los hay que aceptan y lo gozan.

Pidamos a María nos guíe a escuchar al Padre Bueno y a convertirnos cada día sin fin.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO C - TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXI

El Señor a todos Salva, sin exclusiones, y nos enseña a caminar por la senda de la Vida; pero pide docilidad y constante conversión.


Is. 66, 18-21:
"Yo conozco las obras de los hombres y sus pensamientos. Yo mismo vendré a reunir a gente de todas las naciones y lenguas… verán mi gloria… y anunciarán mi gloria en medio de las naciones… Y de todas las naciones traerán a sus hermanos como una ofrenda al Señor… Yo tomaré a algunos de ellos para hacerlos sacerdotes y levitas, dice el Señor".

Salmo 166: "Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio".

He. 12, 5-7.11-13:
"Han olvidado las palabras… que la Escritura les dirige como a hijos: «Hijo, no menosprecies la corrección que viene del Señor… porque el Señor corrige a los que ama y hace sufrir a los hijos preferidos». Sufrimos para que nos corrijamos: Dios nos trata como a hijos. Porque ¿hay algún hijo al quien el padre no corrija?... los que han pasado por este entrenamiento, cosechan la paz, que es fruto de una vida honrada…".

Lc. 13, 22-30: "…Alguien preguntó a Jesús: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Él contestó: «Esfuércense por entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no podrán… llamarán y dirán: “Señor, ábrenos” Pero él les responderá: “No sé quiénes son... Aléjense de mí los que obran mal”. Allí habrá muchas lamentaciones… Vendrá gente de oriente y occidente, del norte y del sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios…"».

agosto 13, 2010

María Asunta

A continuación, el mensaje y la sugerencia homilética que el Padre José María nos ha preparado con motivo de esta fiesta mariana. Un saludo especial para los hermanos arequipeños, cuya patrona precisamente es nuestra Madre Asunta. Feliz fiesta!

Nuestra Señora de la Asunción
Misas de fiesta en Arequipa

9am Nuestra Señora de la Merced
9:30am Basílica Catedral
10am Nuestra Señora de la Asunta - Zamácola
10am Nuestra Señora de los Dolores - Cerro Colorado
10am San Antonio Abad - Miraflores
12pm Beata Ana de los Angeles - Cerro Colorado

Sacado del blog mariano arequipeño:
Siempre con María


Quiero comenzar, ante todo, agradeciendo a todos sus oraciones por mí, y por todos los que íbamos a participar en estos Ejercicios Espirituales para que sepamos aprovechar estos días de Gracia que el Señor nos concedió.

Fue un real y sincero encuentro con el Señor en esta Comunidad Inspectorial que está iniciando su caminar por los nuevos senderos de vida misionera que el Señor nos indica, no solo a nosotros sino a toda Argentina. Todos queremos ser cada día más dóciles para que el Señor pueda hacer todas las maravillas que desee a través de nuestras personas, en cualquier circunstancia que cada uno de nosotros se encuentre: unos enfermos, otros ancianos, con las fuerzas disminuidas, otros en la plenitud, otros iniciando su recorrido de entrega total y otros en sus diversos procesos formativos o de discernimiento. Todos queremos ser más y más fieles a su Amor, aun con los límites y flaquezas.

Muchísimas, muchísimas gracias a todos y cada uno: los de la cadena de oración y los amigos.

Pasamos al comentario introductorio:

La Resurrección de Jesucristo es el futuro de todos los discípulos de Jesús.

La Asunción de María es el primer adelanto de esta realidad: en ella ya se realizó la promesa de seguir a Jesús que Él nos hizo en la última cena. Seguimos nosotros, pero, para que esto se dé, es indispensable que también nosotros sigamos ahora, como María, a Jesús.

No basta hablar, decir, recibir el bautismo y ¡ya está todo hecho! No. No es así ninguna realidad viva.

Solo en los seres inanimados las cosas permanecen... ¡Y ni siquiera en ellos! También en ellos hay desgaste y los años se comen muchas realidades, salvo las que guardamos en nuestro interior y almacenamos en nuestra riqueza personal.

La vida siempre exige renovación, alimentación y ratificación de los compromisos asumidos, pues toda vida tiende a desfigurar y lacerar la primera decisión, a diluirla, a oscurecerla, ya que vienen las dificultades; las dudas; los ataques, internos o externos; los cansancios; los errores inevitables o los evitables, pero no evitados por lo que sea...

La mayoría de las ratificaciones son silenciosas: las hacemos, o las negamos, en cada una de las pequeñas decisiones del día a día.

María aprendió a decir sí a Dios desde que se comprometió con Él no solo en la anunciación sino en toda su vida, desde lo más sencillo hasta lo más llamativo, como el moción de ir a servir a Isabel, o en el cumplimiento de las tareas más cotidianas en casa, en su diálogo con el esposo e hijo, en el apoyar la decisión de Jesús de dejar la casa para ir a bautizarse y seguir lo que entendía que Dios le pedía y también en el dolor de la pasión o en el inicio del desarrollo de la Misión de la Iglesia y en la muerte. El resto, lo que vino después, fue cumplimiento de la pormesa de Dios a sus hijos en Cristo Jesús.

Es en el ordinario de la vida donde nosotros estamos llamados a vivir como hijos de Dios en Cristo resucitado.

Ahí es donde se desarrolla nuestra maduración en la Fe y nuestra asunción constante: pues somos asumidos por el Amor de Dios y nos vamos uniendo a Él: hasta que Él lo sea todo en todos.

Dios nos bendiga a todos y nos conceda la Gracia de saber imitar a María, la Madre Asunta.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

María Asunta

La Asunción de María comenzó desde su nacimiento. Ella es la real Arca de la Nueva Alianza: lleva en sí al Hijo y lo comparte. Toda su vida fue aprender, a la sombra del Padre Bueno, el Dios Salvador de su Pueblo, a subir al cielo, elevando con ella a todo el que a ella se unía en el amor y se dejaba elevar, asimilando a su lado, como ella, la llena de Gracia, a la escucha atenta y dócil al Espíritu: padres, prima, esposo, hijo, discípulos… nosotros.

Sí, también nosotros somos invitados hoy a entrar en su escuela de Santidad de María.

Las maravillas de Dios son fruto de aprendizaje, de diálogo intenso, íntimo y dócil, en medio de batallas, a veces hasta brutales, como es todo martirio, cruento o incruento.

El poder de Dios se muestra en este caminar difícil e inseguro de toda persona humana, siempre inclinada al pecado. Él no nos quita ninguna debilidad, pero puede enseñarnos a superarlas todas, dando a todos la posibilidad de entregarse con sentido de amor oblativo, nada fácil, gracias al diálogo de piedad, entrega y confianza entre cualquier ser humano y Dios.

La resurrección de Jesús, el primero de todos, nos dice Pablo, es nuestro futuro y la garantía de nuestra ascensión: María ya lo goza, le seguimos nosotros con ilusionado esfuerzo.

María caminó en la Fe, que implica lucha por ser fiel al plan de Vida y Salvación de Dios

En la imagen del Apocalipsis está presente la Iglesia en continuo martirio por engendrar hijos de Dios y mantener el testimonio del Salvador, del Resucitado de entre los muertos. Ella será siempre perseguida, pero también defendida y exaltada por el Dios Altísimo, siempre y cuando sepa, en la oración, meditación de la Palabra y los sacramentos, mantenerse íntimamente fiel a Dios, como María. Todo este esfuerzo está presentado en la imagen del desierto.

Cristo, el nuevo Adán, nos ha liberado, con su resurrección, de toda esclavitud y muerte

Pablo nos presenta a Cristo como el Primogénito Glorificado, Señor y Dominador de todo. Él, el Hijo del Hombre, nos ha abierto el camino, nos anima y nos conduce a todos. María, Discípula perfecta, le sigue y nos auxilia a todos para que seamos cada día más fieles a Jesús.

María vive su Fe en concreto y por eso es portadora de Jesús, por ella todos somos bendecidos

María nos cuida como Madre. Ella ayuda a los discípulos de su Hijo a vivir en el Amor que le ha sido confiado para darlo. Nadie como María sabe caminar en la luminosa oscuridad de la Fe, impulsada por la Verdad del Hijo y el Amor del Padre y del Espíritu.

Pedimos a María vivir como resucitados y ofrecer a Jesús en el solidario cotidiano vivir.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO C - TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XX
ASUNCIÓN DE MARÍA

La gloria de Cristo es el destino eterno de la Iglesia y María ya goza de él. Ella nos enseña a vivir dóciles al Espíritu y solidarios en la Fe.


Ap. 11, 19a. 12 1-6a.10ab:
"Se abrió el templo de Dios… y quedó a la vista el arca de su Alianza. Y apareció un gran signo: una mujer revestida de sol… estaba embarazada… Y apareció en el cielo otro signo: un enorme dragón… se puso delante de la mujer… para devorar a su hijo… pero el hijo fue elevado hasta Dios… y la mujer huyó al desierto… Y escuché una voz potente…: «Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías».".

Salmo 44: "¡De pie, a tu derecha, está la Reina, Señor!".

1Cor. 15, 20-27:
"Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos… luego los que estén unidos a Él en el momento de su venida… cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre… es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos sus enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte…"

Lc. 1, 39-56: "…María partió sin demora… Entró en la casa de Zacarías… Isabel… exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!... Apenas oí tu saludó el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz tú por haber creído…» María dijo: «Mi alma canta la grandeza del Señor… Él miró con bondad mi pequeñez… me llamarán feliz… ¡su Nombre es Santo! …desplegó la fuerza de su brazo… Colmó de bienes a los hambrientos… Socorrió a Israel, su servidor… a favor de Abraham y su descendencia para siempre.»…"

agosto 07, 2010

Confiar y creer

La noche es usada de muy diversos modos: para unos es intimidad, descanso o renovación interior; para otros, compartir, fiesta, divertirse, jolgorio y hasta, para alguno, degradación.

El pueblo de Israel en ella vivió su gran liberación. Los cristianos la vivimos como momento de intimidad con el Dios que transforma nuestra vida; con el que nos eligió como su amado pueblo y nos integró en su familia. En ambos casos lo esencial es la Fe ante el Amor.

Podemos confiar en el Dios que nos ama desde toda la eternidad. No tiene límites y no puede ser limitado por nada. Todo lo quiere compartir con nosotros, sus hijos amados.

Todos los pasos de Dios en la historia del hombre han sido solo para ayudarle a caminar en la Resurrección, la Salvación, la Vida Nueva.

No temamos los momentos de oscuridad, las persecuciones de las que seamos objeto; no nos dejemos arrebatar la paz que el Señor nos confió con el don de su Vida; no comprender, o dudar, no es condenación ni de nada ni de nadie, es sólo limitación personal que hay que poner en las manos del Padre con sencilla confianza. Él nos eligió como pueblo suyo, elijámosle hoy a Él como Padre nuestro. ¡Feliz quien lo haga: en su vida podrá afrontarlo todo con éxito!

La mayor riqueza de Dios es la vida de sus fieles, por eso los salva con la gloria de su Amor

La experiencia de Israel es clave para su vida y constante renovación. Vivió el Amor de su Dios, sintió su poder, participó de su gloria. Dios no falló a ninguna de sus promesas.

El salmista canta con gozo la experiencia de un pueblo que se sabe elegido por Dios.

Aprovechar los dones inmensos de Dios requiere fiarse de Él, creer más allá de lo ‘prudente’

No basta que Dios nos elija, es necesario, pues somos libres, que nosotros optemos a Él, que sea para nosotros tan importante que aceptamos incomodarnos, arriesgarnos, comprometernos a escucharle con atención, obedecerle con decisión y comunicarlo con prontitud.

Sólo se llega a esto creyendo firme y decididamente en Él. Así lo hicieron nuestros padres en la Fe, hasta el punto de jugarse la vida, y algunos de ellos hasta entregarla, por no fallar a la Misión que de Él habían recibido. Modelo perfecto de todo esto es Jesús, el Cristo.

Jesucristo nos pide confiar en Él. Sea Él nuestro tesoro; hagamos lo que pida: ¡nos va la vida!

Si Cristo nos lo da todo, sólo hay una cosa sabia, que Él sea nuestra máxima riqueza. Así no dejaremos de buscarlo y tender a Él, sobre todo cuando las cosas se pongan difíciles y hasta peligrosas. Desechemos todo lo que nos separe de Cristo y hagamos lo que nos pida. Ya que toda la vida de Dios es para nosotros, que la nuestra, en Él, sea para nuestros hermanos.

Pidamos a María creer como ella y que Dios, por y en Cristo, sea todo en nosotros.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO C - TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XIX

Dios confía su gloria al pueblo elegido, pero éste debe hacer de Dios, por la Fe, su mayor riqueza y compartir esta vida con los hermanos.


Sb. 18, 6-9:
"La noche de la salida de Egipto había sido preanunciada a nuestros padres… Tu pueblo esperaba la salvación de los justos… Con un mismo hecho… cubriste de gloria a los que habías llamado… todo el pueblo santo debía participar de los mismos bienes, como había participado de los mismos peligros…"

Salmo 32: "Feliz el pueblo que el Señor se eligió como heredad!".

Hb. 11, 1-2.8-19:
"Creer es poseer por anticipado los bienes que se esperan, es conocer lo que todavía no vemos. La Escritura mantiene la memoria de los que nos han antecedido porque creyeron. Gracias a la Fe, Abraham… obedeció la invitación de irse a la tierra que se le daría… igual que Isaac y Jacob, herederos, como él, de la misma promesa… Gracias a la Fe, de igual modo que Sara, que era estéril,… obtuvo la capacidad de fundar un linaje… de un solo hombre, ya anciano, nació toda una descendencia… Todos murieron en la Fe, sin poseer lo que Dios les prometía… confesando que eran extranjeros y forasteros…"

Lc. 12, 32-48: "Jesús dijo a sus discípulos: «No temas, mi pequeño rebaño, pues el Padre de ustedes está feliz de entregarles el Reino. Vendan sus bienes y distribuyan el dinero entre los necesitados… acumulen en el cielo un tesoro que jamás se agotará. Donde tengan su tesoro, allí tendrán su corazón… ¿Quién es el administrador fiel y prudente, a quien el amo le confía el personal de servicio para que le dé el alimento cuando corresponde?... Todos exigen mucho a los que han dado mucho y reclaman más a los que más les han confiado»."