diciembre 26, 2010

La Sagrada Familia

CICLO A – TIEMPO DE NAVIDAD – DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA

La familia, signo del Amor de Dios, dador de Vida y humanidad, nos lleva a ser personas y a madurar como tales y como sociedad.


Sir. 3, 2-6.12-14: "En los hijos el Señor elogia al padre y sentencia a favor de la madre. Quien honra al padre expía sus pecados y quien honra a la madre gana un tesoro... Hijo mío, acoge a tu padre en la ancianidad... Dios no olvidará la piedad que tengas con tu padre, lo tendrán en cuenta para expiar tus pecados."

Salmo 127: "Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos."

Col. 3, 12-21:
"Tengan los sentimientos que convienen a los escogidos por Dios... compasión, bondad, humildad, serenidad, paciencia; sopórtense unos a otros... El Señor les ha perdonado, hagan Uds. lo mismo... el amor todo lo une y perfecciona... Que la Palabra de Cristo habite en Uds. con toda su riqueza... todo lo que hagan... háganlo en nombre de Jesús, dirigiendo, a través de Él, a Dios, el Padre, una acción de gracias digna... Esposas... esposos... hijos... padres..."

Mt. 2, 13-15. 19-23: "...el ángel del Señor se apareció a José en sueños y le dijo: «Levántate enseguida, toma al niño con su madre y huye a Egipto quedándote ahí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo»... “He llamado de Egipto a mi hijo”. Cuando murió Herodes... José se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a Israel... se retiró a la región de Galilea y fue a vivir al pueblo de Nazaret... “Le llamarán nazareno”."

La Familia, signo humano de la Trinidad, siempre ha estado en el centro de la Providencia Divina: Dios le ha otorgado promesas maravillosas, tiene necesariamente sus propias tareas y goza del cuidado privilegiado del mismo Dios. ¡Felices los que se dejan guiar por lo que el Señor les indica, pues Él no falla ni abandona jamás, por esto el éxito les está asegurado!

La familia, en el plan de Dios, es garantía de éxito en la vida, tanto personal como social.

Dios está comprometido con la vida y ésta expresa su grandeza en el ser humano.

La persona humana no puede desarrollarse en la soledad y el abandono. Esto ya se dice en el Génesis. Aquí se nos muestra a un Dios que ha unido a la familia un cúmulo de ventajas y promesas sin parangón. Sólo la fidelidad a Dios tiene mayores ventajas.

Para Dios los padres, expresión de su Amor Providente, son sagrados. Quienes los respetan y atienden debidamente, tienen resultados de paz, purificación y vida eterna, que es el definitivo fin de nuestra vida. El Señor ha concedido la vida para que ésta se desarrolle sin fin y en felicidad creciente. ¿De qué serviría vivir si todo acabara en angustia y muerte?

La vida misma nos pide que la tomemos en serio, pues se construye en el don propio.

Pero la vida, como todas las cosas importantes, no se desarrolla sin costo personal.

Se necesita esfuerzo para liberarse de todo lo que nos impide la generosidad de dar la propia vida a beneficio de los demás. El primer don de la vida es tratarnos unos a otros con respeto y generosidad, paciencia y comprensión; tratando a los demás, nos dice Jesús, como deseamos que lo hagan con nosotros en circunstancias similares. La medida de nuestro “deber” es el bien que esperamos recibir. Así trata Dios a sus hijos: con Amor serio y sincero.

Lo más importante en la vida familiar es la comunicación y el perdón. Es signos de la presencia de Dios y de nuestra confianza en su Providencia. Por eso Jesús nos los da cada día.

Estas actitudes llevan a todos los miembros de la familia a construir una vida que favorece a cada uno de sus integrantes, superando toda la miopía y aislamiento del individualismo.

El futuro de paz vive de la humilde disponibilidad, atenta escucha y responsable obediencia

El peligro de muerte siempre está amenazando a la familia. Viene desde dentro, que es el peor y más difícil de superar, y desde fuera. No hay mayor daño de la familia que su desintegración y el fracaso de sus miembros en su misión de darse vida creciente unos a otros.

José nos muestra que para que la familia se desarrolle es necesario que la actitud de sus miembros esté centrada en el bien de los otros y no en las propias opiniones o conveniencias.

La humildad y obediencia responsable de José y María llevó a esta familia a mantenerse en creciente unidad, aún en la desgracia de la persecución, destierro y amenaza.

Pidamos a María construir cada día nuestras familias con los criterios de la Palabra.

Padre José María Domènech Corominas, sdb.

diciembre 25, 2010

NATIVIDAD DEL SEÑOR



NATIVIDAD DEL SEÑOR (Misa del día)
Dios está tan interesado en la grandeza de la persona humana que se hizo uno de nosotros para salvarnos y a enseñarnos a ser Felices


Is. 52, 7-10: "¡Qué alegría sentir en las montañas los pasos del que anuncia la paz y nos trae la Buena Nueva, que nos anuncia la salvación... escucha qué exclamaciones de gozo: ven cara a cara cómo el Señor vuelve a Sión..."

Salmo 97: "Los confines de la tierra han contemplado la Victoria de nuestro Dios".

Hb. 1, 1-6: "En diversas ocasiones y de muchos modos, Dios antiguamente había hablado a nuestros padres por boca de los profetas, pero ahora, en estos días,... nos ha hablado a nosotros en la persona del Hijo... «Que se postren ante Él todos los ángeles de Dios»."

Jn. 1, 1-18: "Al principio ya existía quien es la Palabra... Existía quien es la Luz verdadera... estaba presente al mundo… pero el mundo no la reconoció... Quien es la Palabra se hizo hombre y puso su tienda entre nosotros y hemos contemplado su gloria... A Dios nadie jamás le ha visto, el Dios Hijo único, quien está en el seno del Padre, es quien nos lo ha revelado."


Natividad del Señor


Son muchas las religiones en el mundo y todas se esfuerzan por encontrar a Dios y contentarlo. Son muchas, y constantes, las búsquedas que los hombres hacen para encontrar el camino de la felicidad, de la eterna juventud y de una paz estable en la vida personal y social.

Mucha es la buena voluntad, pero los resultados son efímeros y, por eso, decepcionantes.

Muchas veces pensamos que ese dios que debería resolvernos los problemas y darnos soluciones y seguridad, es una falla. Y ¡es cierto! porque ¡nos lo hemos inventado! ¡¡No existe!!

¿Cuál es la verdad? ¿Existen los verdaderos caminos de la Paz y Felicidad? ¿Dónde?
Y se sigue ensayando. Nos hablan de la Globalización, de la ‘New Age’, de la ‘Fraternidad Universal’. Acusan de desavenencias a las religiones monoteístas: su Dios único, sus doctrinas ‘verdaderas’ y moral inmóvil son un problema porque no se adaptan a las ‘nuevas realidades y necesidades’. Entre ellas, estas mismas religiones están en conflicto: o se rechazan o se desconocen o se condenan. ¡Cómo nos cuesta dialogar desde la religión! ¿Serán todas iguales?

Dios, como nuestro Padre-Madre que es, pensó siempre en nosotros desde su Amor personal

La Fe cristiana bien vivida –dado que es Vida, más que religión, aunque se exprese en formas religiosas– no busca a Dios, sino que le acepta con sencilla y dócil humildad, como María, pues ha sido el Dios amoroso quien nos visitó y nos invitó a aceptarle en nuestra propia vida como a Padre Providente, Hijo Salvador y Espíritu Santificador, Comunión Trinitaria, a la que nos invita a unirnos con el derecho propio de ser sus hijos. Nos lo ha dicho de múltiples formas y desde el principio. ¿Quién le acepta y hace caso? ¡Ése es nuestro problema!

El cristiano es la voz del mensajero que anuncia a la humanidad la Buena Noticia: ¡Dios nos viene a salvar y que nos trae la Paz, la Suya, la Eterna! Sí, con mayúscula, la Paz de Dios, la que Él puso en el propio interior del hombre, la que Dios nos ofreció gozar desde que nos creó en el seno materno en cada concepción. ¡¡Es por eso que todos deseamos ser felices!!

Dios constantemente viene a nosotros para salvarnos de todo lo que nos quite vida y alegría.

La propuesta divina de Vida Nueva nos fue comunicada no por un mensajero, oráculo o sueño o por iluminadas intuiciones y convicciones vitales. Sino por el Hijo, el mismo Hijo Único de Dios. Sí, se hizo hombre y aprendió a vivir, desde la naturaleza humana, como hijo de Dios. Él compartió nuestra vida, hasta su entrega total y definitiva, por nuestra liberación.

Por eso Él es el Señor del Universo, el modelo acabado de persona humana, por Él recibimos siempre todos los beneficios de Gracia y Vida Eterna como parte vital de nuestra historia y cultura. Dios, Padre de todos sin excepción, nos llama a ser sus amigos y apóstoles.

Navidad: Dios se hizo de nuestra naturaleza invitándonos a ser sus íntimos amigos y apóstoles

Pablo fue claro: “para mí vivir es Cristo” (Flp. 1, 21): sólo en Cristo tiene sentido mi vida. Recibirle todos los días en mi vida y en toda persona que nos rodea es adelantar la eternidad, hacerla historia viva en el hoy de cada persona y cultura, llenándola de la Paz y Alegría de Dios.

Jesús es Palabra viva de Dios, aprendemos de María a estar atentos a la Presencia de Dios en nosotros cada día. Ella nos pide hacer con todos hoy lo que Él nos diga. Le pedimos nos enseñe a vivir siempre así; de este modo todos los días será Navidad en nuestros ambientes.

diciembre 24, 2010

"¡Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor!"

Nuestro querido padre José María nos ha enviado sus sugerencias homiléticas para esta Nochebuena, para Navidad, que es mañana, y para este domingo 26.

Son tres días seguidos de celebraciones, y con ellos, tres oportunidades para encontrarnos con el Niño que nace e invitarlo a nuestros corazones, que tanto necesitan de su amorosa presencia.

Que todos tengamos una bonita Navidad, llena de la alegría de compartir con los hermanos que más necesitan.


Queridos/as amigos/as:
Dios les bendiga.
(...)
¡¡¡Que todos tengamos una fiesta llena de gozo; de este gozo que viene desde dentro, porque viene de Dios, que vive en lo más íntimo de nuestra intimidad, según concepto de San Agustín!!!

Dios entre nosotros nos ofrece lo mejor de Él: que lo sepamos recibir con la sencillez obediente de José, con la dócil y humilde disponibilidad de María y con el silencio oferente de Jesús: no dice nada, tal vez, sin duda llora y sonríe a los que le hacen mimos, como todos los niños, pero recibirle es recibir al mismo Dios, no seamos tontos, no dejemos pasar tan maravillosa oportunidad de acercarnos más a Dios. Pidémosles corazón de niños y responsabilidad de creyentes, como la de María y José.

Dios les bendiga con todo su cariño.

Les envío tres entregas actualizadas.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB


NATIVIDAD DEL SEÑOR (Misa de la noche)
El Señor, en la sencilla pequeñez de un niño necesitado de todo, llega con la Salvación; solo pide ser recibido con dócil sinceridad


Is. 9, 1-6: "El pueblo que avanzaba entre tinieblas ha visto una gran luz... les has llenado de una alegría inmensa... «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado... Consejero-prodigioso, Dios-héroe, Padre-por-siempre, Príncipe-de-la-paz.»"

Salmo 95: "¡Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor!"

Tt. 2, 11-14:
"Se ha revelado el Amor de Dios que quiere salvar a todos los hombres y nos enseña... para que vivamos en este mundo una vida de sobriedad, justicia y piedad mientras esperamos... que se manifieste la gloria de Jesucristo... Él se entregó por nosotros..."

Lc. 2, 1-14: "«No tengan miedo. Les anuncio una noticia que traerá una gran alegría a todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor...» «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.»"

"¡Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor!"

En muchas circunstancias el Señor se ha dado y se da a conocer a lo largo de la historia para que reconozcamos su Voluntad de Amor, Grandeza y Vida de eterna felicidad.

A veces tenemos miedo, pero Él nos pide serena valentía: su plan es nuestra Salvación.

Si recibimos la Voluntad de Dios con corazón abierto, nuestras tinieblas, poco a poco, se aclararán. Dios no abandona jamás, pero es básico fiarse de Él, aunque convertirse cueste.

La fiesta de Navidad es la fiesta del cariño de Dios y de la confianza del hombre. Él se lo merece, pues ya nos lo dio todo. No estamos ante promesas todavía vacías, sin garantía, sino ante realidades concretas y eficientes; que, en nuestra historia, son una opción llena de Vida.

Dios se hace niño para que nuestro amor sea libre y sencillo. Nos pide que lo recibamos con la misma sincera sencillez. Si lo hacemos así, entraremos en el Reino de los Cielos, viviremos en su Paz, dejándonos animar por su Espíritu, y serán nuestras su Alegría y Paz.

Hoy nos ha nacido el Salvador y nos ofrece su Vida; Vida Nueva para nosotros: ¡de Dios!

¿Qué haremos con la oportunidad de Vida Nueva que nos ofrece? Él es nuestra Luz, nuestra Paz, nuestro Consejero, ¡el Mesías!, ¡el Señor! Se nos pide una respuesta. El ángel se lo planteó a los pastores al anunciarles el nacimiento del niño-Salvador. ¡Nos sorprende! ¡¿Cómo podría ser el Salvador un pobre bebe envuelto en pañales en una cueva para animales?!

Nos toca decidir. Los pastores escucharon, creyeron, fueron, vieron, compartieron y glorificaron a Dios. ¿Y nosotros? ¿Qué actitud vamos a asumir? No decidirnos sería declarar que es demasiado riesgo y que no vale la pena arriesgar tanto simplemente por un pobre niño.

El Niño de la Ciudad de David ¡hace nuevas todas las cosas!

Novedad sustancial: el Amor de Dios, eterna juventud, da Vida Nueva a todo: abre horizontes de Verdadera Justicia y Paz Interior, más allá de todos los tratados. Pide a todos asumir la vida con tal plenitud y libertad que sean capaces de entregarla por el bien de los que les rodean, aun cuando dar la vida traiga consigo, como de hecho sucede, esfuerzo y dolor.

La navidad, en la gran familia humana, hijos todos de Dios, es la fiesta del don del Amor en la alegría por la Paz y la Vida Nueva. A ella están llamados todos sin excepción, de cualquier sexo, tiempo, lugar, situación social o económica y realidad cultural o religiosa.

Jesús entrega su vida, sin restricciones, durante toda la historia y para el bien de todos

En cada Eucaristía y Reconciliación, en cada sacramento, Cristo es don de Vida Eterna.

La navidad es una fiesta que beneficia a toda la humanidad, aunque, sin duda, los cristianos tenemos la gran responsabilidad de manifestar la profundidad de su realidad y alcances.

La navidad nos pide aprender a vivir y ofrecer con más humildad la presencia de Dios en la historia. Él no quiere imponerse, pero tampoco se esconde ni desea quedar ignorado.

Conocerlo, valorarlo y amarlo es un derecho de toda persona. Por esto es un grave deber de todos los cristianos profundizar vitalmente estos misterios para saberlos presentar, desde el testimonio de la propia vida, personal y familiar, a los que nos rodean en todas partes.

María, Maestra de acogida sincera y compromiso responsablemente solidario, nos ayude a estar siempre disponibles al Señor para que todos puedan conocer la Salvación de Dios y, con nuestro testimonio de vida y su apoyo oportuno, la sepan recibir y vivir hoy y aquí.

Padre José María Domènech Corominas, sdb

diciembre 17, 2010

"Va a entrar el Señor, el rey de la gloria!"


Llegamos al cuarto domingo de Adviento. Nos corresponde encender las 4 velas de nuestra corona, mientras decimos la siguiente oración, reflexionando en el gran Amor de nuestra Madre celestial:

Al encender estas cuatro velas, en el último domingo,
pensamos en ella, la Virgen,
tu madre y nuestra madre.
Nadie te esperó con más ansia,
con más ternura,
con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
Te sembraste en ella
com el grano de trigo se siembra en el surco.
En sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así:
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.
¡Ven pronto, Señor; ven a salvarnos!

A continuación, tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido Padre José María nos ha enviado. Recordemos tenerlo presente en nuestra oración.

Llegamos al final de este tiempo.

Es la última semana de preparación; ya comenzó la novena de Navidad.

¿Qué hemos hecho de toda la gracia que el Señor nos ha regalado?

Al final de esta semana ya estaremos en noche buena, pues abriremos la fiesta de la Navidad, que durará ocho días, para darnos tiempo amplio para glorificar a Dios por su Bondad, Misericordia y Providencia, y percibir nuestra postura ante la cercanía indiscutible y sanadora del mismo Dios.

¿Cuál es nuestra postura?

¿La de Acaz, que se resistió a fiarse del Dios que deseaba salvarle?

¡Bendito sea Dios que, de todos modos, le dio la señal de que Él no falla, aunque los hombres, tanto varones como mujeres, podamos ser una falla en tantos campos en referencia a Él y a nuestros hermanos.

¿O, tal vez, nuestra postura será más inteligente y nos acercaremos a la de José y de María, poniéndonos al amparo de la Providencia Divina, que siempre nos implica de verdad, y hasta con dolor, pero jamás nos abandona?
Rezo cada día por todos Uds., no olviden de hacerlo por mí, pues cada día me siento más pequeño y necesitado de toda la Omnipotencia de Dios.

Les sugiero fiarnos de Él, pues jamás falla. ¡¡¡JAMÁS!!!

La próxima entrega, Dios mediante, será con tres comentarios.

Feliz Navidad adelantada.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB


CICLO A – TIEMPO DE ADVIENTO – DOMINGO IV
El Señor nos da el Signo más claro para que nos abramos a la obediencia de la Fe que lleva a vivir la Salvación que debemos anunciar

Is. 7, 10.14: "El Señor habló a Acaz…: «Pide para ti un signo de parte del Señor...» Pero Acaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor». Isaías dijo: «…¿Acaso no les basta cansar a los hombres que cansan también a Dios?... el Señor mismo les dará un signo… la joven tendrá un hijo y lo llamará Emmanuel»."

Salmo 23: "Va a entrar el Señor, el rey de la gloria!"

Rm. 1, 1-7:
"Pablo,… elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios… acerca de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David, según la carne, y constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador, por su resurrección… a fin de conducir a la obediencia de la Fe… a todos los pueblos paganos… llamados por Jesucristo… para ser santos…"

Mt. 1, 18-25: "Éste fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y,… concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José… resolvió dejarla en secreto… el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José,… no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo… le podrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de todos sus pecados»… Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado…"

"Va a entrar el Señor, el rey de la gloria!"

Dios siempre habla a sus hijos a través de signos. Éstos serán más o menos claros, según el corazón y la apertura interior de quienes los reciben.

Si alguien cree que Dios le abandonó, ése es un signo de que no está suficientemente abierto a Él y no percibe lo que le está diciendo a través de diversos acontecimientos o relaciones interpersonales. Esta persona necesita acercarse con humildad a algún hermano pidiéndole que le ayude a percibir la presencia amorosa de Dios y entender su Voluntad liberadora, renovadora y santificadora.

Muchas personas creyentes, se ponen a disposición de Dios con sencillez, pues lo conocen y se fían sinceramente de Él. Otros, esperan que Dios se someta a lo que ellos piensan, deciden o desean; esto explicita que vivan en una no-confianza en el Señor por su profundo desconocimiento de la Paternidad Providente y Soberana de Dios y de su Amor Salvador y Santificador.

Ciertamente estos últimos nunca llegarán a entender bien los signos de Dios, por claros que éstos puedan ser, y hasta podrán llegarse a mofar de los que pretendan ayudarles a verlos.

¿En cuál de los dos grupos estamos nosotros?

La resistencia a los bienes de Dios nos incapacita para aprovechar vitalmente sus dones

El rey, sin descendencia y con un reino dividido, solo confía en alianzas con pueblos extranjeros. El profeta le pide confianza en el Señor, pero él no acaba de fiarse de Dios.

Pedir una señal es darle opción de iniciativa a Dios, pero el Rey no está dispuesto a eso.

Todo habla de la llegada del Salvador Universal, pero siempre se requiere apertura y confianza. Resistirse a Dios es cerrarse a la vida que nos llega con la Salvación y la Paz.

La disponibilidad a su Amor nos hace evangelizadores naturales, aunque sin mandato oficial

El hijo prometido por el profeta al rey como signo de la Salvación que, sin duda, vendría de Dios en la descendencia de David, Pablo lo presenta ya en su Señorío Pascual: es Jesucristo, a quien él sirve como evangelizador de los pagamos. Humano, hijo de David, pero también Hijo de Dios, resucitado por su Espíritu. Salvador que a todos nos llama a la Santidad de Dios.

Aunque todo esté oscuro y contradictorio, Dios siempre nos muestra la luz a su debido tiempo

Al aceptar José ser padre de Jesús, lo inserta plenamente en la descendencia de David.

Acaz no había aceptado fiarse de Dios, José, arriesgando mucho más, sí lo hace, beneficiándonos a todos. La responsabilidad que asume le supera, pero él sabe que Dios no falla.

Jesús, concebido por obra del Espíritu Santo, entra en nuestra historia a través de sus padres, quienes asumen la maravillosa tarea de enseñarle a ser hijo de Dios en la historia.

La dificultad de comprender la realidad no impide a José escuchar y confiar en el Señor.

Pidamos a María nos enseñe y ayude a vivir en la responsable y dócil sencillez de José.
Padre José María Domènech Coromias, sdb.

diciembre 11, 2010

El Señor viene con Su Alegría


Tenemos en mensaje y sugerencia homilética de nuestro querido padre José María.

Recordemos que hoy nos corresponde encender tres velas de nuestra Corona de Adviento rezando con la familia la siguiente oración:

En las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia:
"¡El Señor llega!
Preparen sus caminos
porque ya se acerca.
Adornen sus almas
como una novia se engalana
el día de su boda"
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz,
sino el que nos anuncia la luz.
Al encender estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes.
¡Ven, Señor, ven a salvarnos,
envuélvenos en tu luz,
caliéntanos en tu amor!

Tomado de El Pan del Alma


La alegría del Señor siempre es profunda y nunca se basa en necesidades transitorias de nadie, ni depende de la satisfación de las mismas.

Dios llena la vida más allá de las ansias de la persona humana. Sí ésta se siente insatisfecha no es porque Dios no le ofreció la plenitud, sino porque ella no se la aceptó o la comparó con sus prioridades y, en esta comparación, Dios siempre pierde, porque, o Dios es la prioriad mayor, la única vital, o no es parte de las reales prioridades de la persona, sino un 'además' de algún modo vitalmente prescindible o 'elemento de uso' cuando es necesario porque los otros fallan.

Tal vez sea por esto que, para muchos bautizados de nuestro tiempo, la Navidad poco o nada tiene que ver con Dios y su Gracia y se contentan con celebrar la fiesta sin mayores referencias a Él y menos a celebrar su misterio de Amor y Vida Nueva que nos ofrece, con todas las exigencias que ello trae.

Este domingo, en la dinámica de hacer de Dios, y su Reino, la prioridad de la persona, se nos anuncia que el Señor viene con su Alegría porque lo transforma todo. Ciertamente no se maneja con nuestros criterios de inmediatez y eficiencia ni se basa en nuestros parámetros de felicidad y buena vida. Sus criterios tienen que ver mucho más con la vida real, que pide perseverancia, paciencia, tesón, renovación de esfuerzos, perdón, respeto, serenidad, objetividad, buscar el Bien Común por encima de todo, como garantía del bien personal.

Alégrense: el Señor llega y lo renovará todo, pero desde dentro... Tengan paciencia y lo verán, si son objetivos y no pretenden manipular los planes de Dios. Es lo que Juan desea que sus discípulos entiendan: el Mesías no actuará como ellos creen que lo debe hacer, sino como su Padre Dios le indique y lo necesitan sus hermanos los hombres concretos que le rodean.

Dios nos ayude a ser realistas y concretos al preparar esta Navidad y saber ver la mano providente de Dios en cada uno de los acontecimientos de nuestra vida y de nuestra Comunidad cristiana y humana.

Dios nos bendiga a todos y que María, la Inmaculada, nos enseñe a estar atentos a Dios, que camina entre nosotros, sin exigirle que camine y actúe con nuestros criterios.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB


CICLO A – TIEMPO DE ADVIENTO – DOMINGO III

El Señor viene con su alegría y pide: paciencia, pues Él actúa en la raíz de cada uno, firmeza y atención a lo que hace entre nosotros


Is. 35, 1-6a.10: "...florezca la estepa de alegría... verán la gloria del Señor... robustezcan los manos débiles... afírmense las rodillas temblorosas... «Sean valientes, no tengan miedo.» Aquí está su Dios que viene en persona... y les salvará... Se despegarán los ojos del ciego, se abrirán los oídos del sordo, los cojos saltarán... y los mudos gritarán de alegría..."

Salmo 145: "¡Señor, ven a salvarnos; Señor, ven a salvarnos!"

St. 5, 7-10:
"Manténganse firmes y tengan paciencia, hermanos, hasta que venga el Señor. Fíjense cómo el campesino espera los frutos de la tierra... Hermanos, no se quejen unos de otros para que no tengan que se juzgados porque el juez está cerca..."

Mt. 1, 2-11: "Juan estaba en la prisión... y envió a sus discípulos a que le preguntaran a Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?». Jesús les contestó: «Vayan y explíquenle a Juan lo que ven y escuchan: los ciegos ven, los inválidos caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos escuchan, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia y feliz quien no se escandalice de Mí»…"


El Señor viene con Su Alegría


El Señor llega con su Salvación, pero debemos mantenernos firmes en nuestra fidelidad a Cristo y ser pacientes, aun en los momentos de desconcierto, porque Dios no falla nunca. Debemos aprender a leer los signos del Amor de Dios en nuestra historia, aunque no entendamos.

La alegría que nace en el propio corazón es un signo de la presencia de Dios...

El Señor de la Vida solo se expresa en la vida. Nuestro Dios, cuando llega, nos transforma la existencia y la llena de paz, alegría y salud interior, firme base de la exterior.

La violencia no es el camino de Dios, pero es el que en nosotros hemos instaurado con el pecado de querer imponer nuestra idea y propuesta de salvación, siempre, a la larga, mortal.

«Mis caminos no son los caminos de ustedes», nos aclaró el Señor con el profeta Isaías. Jesús solo quiere ser fiel a Dios. El Hijo ha sido enviado para ofrecer a todos una vida más digna y dichosa y llevarles a que alcancen la plenitud en la fiesta final en la Casa del Padre.

Entender al Señor del universo, supone tratarlo en la profundidad de nuestra vida y en la concreta historia de nuestros hermanos y pueblos, con sus inevitables altibajos.

...aunque los problemas siempre nos aprieten, los internos y los externos, Dios actúa en la raíz

Pablo nos pide mantenernos en la Fe, con firmaza y paciencia, abriendo cada día nuestro corazón a la Salvación que Dios nos ofrece en cada momento, en lo más profundo de cada uno.

Como hace el campesino, no se trata de violentar, sino de colaborar. La Salvación, como la vida, no viene de fuera, sino de la acción de Dios en nuestro interior.
Él nos invita, y nos lleva, a concretar Su Sanvación en la propia historia y a que ayudemos a nuestros hermanos para que se abran a Él y su Vida Nueva.

Los frutos llegarán, son consecuencia del Amor de Dios y de nuestra apertura colaboradora. Los milagros de Jesús no eran magia, sino signos del Amor de Dios que actúa en la historia para hacer patente un Amor que transforma a quien se abre, ora y colabora.

Miremos a profundidad la vida para no perder la paz y ser coherentes con nuestra Fe

Al Bautista le llegan noticias de Jesús. Lo que se dice de Él genera desconcierto. No responde exactamente a las expectativas: ¡esperaban otro tipo de Mesías! ¿Quién es Jesús?

Preguntan a Jesús: «¿Eres tú... o tenemos que esperar a otro?» Pregunta siempre decisiva.

La respuesta de Jesús es muy concreta y precisa: comuniquen lo que ven y oyen.
Responde con los hechos: «los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia».

Para conocer a Dios, lo mejor es ver a quiénes se acercan Jesús y qué hacen: abrir un horizonte de esperanza a los pobres, a los últimos. Dios no juega con nosotros: nos responde comprometiéndonos: o damos la vida hacia la plenitud o matamos el futuro de nuestra vida.

La superficialidad no nos permite descubrir los caminos por los que se nos revela Dios ni gozar de su Paz; sino que nos deja atrapados en el desconcierto de nuestra culpable pobreza.

Pidamos a María profundidad interior para ver y secundar la acción de Dios en todos.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

diciembre 07, 2010

Fiesta de María Inmaculada

Un saludo muy especial, el día de hoy, a los hermanos y hermanas de nuestros Oratorios Salesianos, en este día de fiesta tan especial.

También a nuestros hermanitos y hermanitas católicos que el día de hoy, alrededor del mundo, hacen su Primera Comunión.

A continuación, el mensaje que nos envía nuestro querido Padre José María, con la sugerencia homilética correspondiente a la festividad de nuestra Madre Inmaculada.

Feliz fiesta para todos nosotros!


Don Bosco nos mostró siempre a María Inmaculada como el modelo de vida plena y triunfadora de toda insidia del mal, sobre todo a los jóvenes...

¡Quién no desea mantenerse joven, sobre todo por dentro, y triunfar en todas las batallas!

Vivamos en su dinámica de confianza total en el Señor que la amaba y de servicio a los que le rodeanban, en quienes servía al Señor, su Dios: ¡¡¡El Dios de las maravillas constantes!!!

Lástima que estemos muchas veces tan ciegos como para verlas y gozarlas hoy.
Les mando el comentario al contenido bíblico de esta fiesta. ¡Ojalá nos sirva!

Ella nos ayude a prepararnos adecuadamente para celebrar esta Navidad.

Que ella siempre sea con Jesús: Él es el único que da sentido a todo lo inmensamente lindo que hacemos a raíz de estas fechas.

Sin Jesús la Navidad se convierte en una fiesta totalmente vacía que acabará desapareciendo, aunque nos parezca imposible. ¡Basta que a alguno de nuestros 'científicos' y 'visionarios' se le ocurra! Ya vemos qué sucede con otros signos de expresión cristiana que nos parecían que ya habían quedado como permanentes.

¡Cuándo entenderemos que la Fe cristiana es mucho más profunda y seria que cualquier religión (también la "católica" -que es 'católica' solo por la Fe que le da sentido y vida real-) y que la esencia de esta Fe (respuesta consciente, concreta y responsable al Dios que, con inmenso Amor Eterno, nos habla cada día) exige la evangelización de cada generación y que ésta no se hace por ambiente, ni familiar ni social, sino que debe ser explícita y constantemente alimentada!

Dios nos bendiga a todos y nos ayude a convertirnos, sobre todo nosotros, cada día, no solo personalmente, que es esencial, sino también pastoralmente.
Cuanto más busquemos "quedar bien", ser "actuales" (según nuestra cultura lo considera), y tener numéricamente éxito, estamos perdidos, pues todos, láicos con apostolados estables o miembros de tantos grupos, padres de familia, educadores, catequistas, pastores de todo nivel, necesitamos convertirnos hoy y siempre. El Evagelio de cada día es para cada uno de nosotros, nunca es para los demás. "Aoarecida" nos insta a ser discípulos-misioneros, y eso es materialmente imposible sin humilde, sincera y obediente conversión constante. María es clara Maestra de todo esto. Así la vivió Don Bosco.

Recemos insistentemente unos por otros y el Señor de la Vida nos llenará a todos y nos llevará a ser pescadores de hombres y cooperadores del Reino.

Unidos en oración con María Inmaculada, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB



FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

Gn. 3, 9-15.20:
"... Dios llamó al varón…: «¿Dónde estás?...» «He sentido tus pasos y he tenido miedo porque estoy desnudo...» «¿Quién te hizo conocer que estabas desnudo?»... «La mujer que me has dado como ayuda me dio el fruto el árbol y yo comí...» El Señor le preguntó...: «¿Por qué lo has hecho?»... Ella le contestó: «La serpiente...» El Señor-Dios dijo...: «...Él te aplastará la cabeza y tú le atacarás el talón»..."

Salmo 97: "Canten al Señor un cántico nuevo, porque Él hizo maravillas"

Ef. 1, 3-6.11-12:
"Dios ...nos eligió en Cristo, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprensibles ante Él por el amor... En Él hemos recibido nuestra herencia... "

Lc. 1, 26-38: "...el ángel… le dijo: «...el Señor está contigo... No temas... Tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús... El Espíritu Santo vendrá sobre ti...» María respondió: «Soy la servidora del Señor: que se haga en mí según tu Palabra.»"



La vocación de María es la vocación de toda persona humana: ser grande como Dios

María es nuestra Madre, siempre pura, libre y atenta: ¡lista para aprender y servir!

En ella lo más importante y rico fue su vida y actitud interior: su serena docilidad.
Padres y educadores saben que sus hijos y educandos tienen predisposiciones para un modo de vida y para una determinada actividad o profesión. Deberán esforzarse por descubrir estas dotes naturales y tenerlas en cuenta para que cada uno sea educado en la línea de su vocación. Por su lado, el adolescente, varón o mujer, deberá aprender a ser cada día más fiel a su vocación y dócil a lo que se le ofrece. Fallar en eso es perturbar y desorientar la propia vida.

También María tuvo la llamada, su vocación, de Dios, como la tenemos todos nosotros. Surge en lo más profundo del propio ser y pide una responsable y diaria respuesta personal.

Todos, varones y mujeres, estamos llamados a ser personas grandes, por eso Dios nos hizo libres. La decisión original de la humanidad fue no fiarse de Dios y la consecuencia: la guerra interior, la insolidaridad y la cobardía, constantemente reflejadas en la sociedad.

El capítulo tercero del Génesis describe el problema de siempre: no reconocer el propio pecado y culpar a otros... Es decir, guerra general e incapacidad de superación del pecado. Éste es una enorme tara que nos carcome, mostrando lo destructivo que resulta ser siempre el pecado.

Dios nos pensó, desde antes de la creación del mundo, para ser como Él en su Hijo Jesucristo

Nuestra vocación, nos dice Pablo, no es librarnos de los errores, sino ser hijos irreprensibles en Cristo. Dios nos conoce muy bien y nos sabe frágiles. Tendremos éxito, si humildemente reconocemos nuestras limitaciones y errores y buscamos convertirnos todos los días.

Se trata de buscar que Dios vuelva a ser el centro único de nuestra vida, así ésta se convierte en un canto nuevo por las maravillas de misericordia y redención de Dios en nosotros.

Es posible vivir esta experiencia de continua redención y glorificar así el nombre de Dios, pero sólo si vivimos en la sencilla libertad de María. Ella, Inmaculada desde el inicio de su existencia, se centró en Dios, humildemente disponible a lo que el Dios de la Vida quisiera.

Camino de Dios en la grandeza humana: dialogar con cada persona para que acepte ser ella

María se sabe limitada, indigna de las maravillas de Dios, pero acepta que el Señor tiene todos los derechos de libre disponibilidad en ella. Lo conoce bien y tiene experiencia de que sabe respetar la realidad objetiva de todos y también sabe potenciar lo bueno en lo limitado.

Dios puede hacer lo que quiera, pues todo lo que quiere está únicamente destinado al mayor bien de cada persona en su realidad concreta: pobre y frágil, pero siempre amada.

María nunca tuvo en su vida otro centro que no fuera Dios; nunca tuvo otro criterio que no fuera la gloria de Dios y el bien de los que vivían a su lado, como Dios se lo enseñaba cada día en su Palabra. Vivía la pureza del amor de Dios y de todos los bienes que de Él se derivan.

María, es la Inmaculada por la aceptación de la Voluntad de Dios de ella. Dios la preparó, para que viviera a cabalidad su vocación de maternidad divina y encontró en María la perfecta respuesta de fidelidad y disponibilidad humilde, de oblación total, como la de su Hijo.

Pidámosle nos enseñe a vivir en conversión continua para ser fieles a nuestra vocación.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

diciembre 04, 2010

Para este 2º domingo de Adviento, tenemos el mensaje y sugerencia homilética del querido padre José María.

Recordemos que nos toca encender la segunda vela de nuestra corona y decir la siguiente oración:

Los profetas mantenían encendida
la esperanza de Israel.
Nosotros encendemos estas dos velas.
El viejo tronco está rebrotando,
florece el desierto...
La humanidad entera se estremece
porque Dios
se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor,
te abra su vida
para que brotes,
para que florezcas,
para que nazcas.
Y mantengas encendida la esperanza
en nuestro corazón.
¡Ven pronto Señor!
¡Ven Salvador!

Tomado de El Pan del Alma
¡Conviértanse!

Juan Bautista es claro y contundente al presentarnos las consecuencias de las decisiones que tomamos siguiendo nuestras actitudes. Éstas son fruto de nuestra sensibilidad y opinión respecto a las cosas, personas y a lo que entendemos como divinidad o consideramos en este rango de incidencia en nosotros. Nuestras actitudes se modifican, según las informaciones y afectos que asumimos. Por lo que debemos ser muy cuidadosos con lo que aceptamos como nuestro alimento-refuerzo de nuestros afectos, opiniones e informaciones que aceptamos como válidas para nosotros, pues según lo que nos metamos (asumos como válido) en la cabeza y corazón, serán las actitudes que se irán formando en nosotros. De eso somos responsables, pues después estas actitudes cerrarán o abriran puertas a nuestra inteligencia, conciencia y voluntad... Lo demás es consecuencia, grata o lamentable, pero casi inevitable.

Esa formación de nuestro interior y esta capacidad de decidir, es lo que hay que convertir todos los días al Dios de la Vida y de la Paz en la Justicia. No tanto las obras o costumbres, cuanto las actitudes; pues éstas son las que mandan en aquéllas.

Cuando cambiamos las actitudes, podemos percibir que ciertas costumbres, del origen que sea, están erradas, y las debemos desechar... y, aunque cueste, así lo haremos, aun con el dolor y disciplina que esto suponga, pues muchas veces no será ni fácil ni pacífico

¡Conviértanse! Formen su conciencia teniendo a Dios y el Amor que vive en su Palabra como fuente básica de toda su formación.

Es lo que en el fondo nos dice Pablo.

Quien no aprecia la Palabra como lo que es, Palabra de Dios, se perderá en la multitud de opiniones, ya sea de sabios del mundo que se mantiene ajeno o contrario a Dios, ya sea de los que se dicen creyentes y hasta son consagrados, pero prefieren sus opiniones (ciertamente "de avanzada") aun cuando esto los mantenga enfrentados a los pastores que el Señor ha puesto como animadores y garantes del camino de Fe de su Pueblo en medio del mundo.

El Señor conduce a su Pueblo. Su amor nunca lo abandona. Nos toca a nosotros no abandonarlo a Él, aunque las dificultades y hasta los ataques arrecien y nos hagan la vida muy difícil ("a cuadritos", se dice popularmente en algún lugar).

No nos creamos seguros con nada: el único que nos da seguridad es el Señor de la Vida. Centremos en Él nuestra existencia toda.

Dios nos bendice constantemente, dejémonos bendecir por Él.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

El Espíritu llena al Señor que llega

¡Cuánta confusión en nuestro mundo! También nosotros nos aturdimos si no queremos escuchar al Señor: buscamos paz, unidad, felicidad, solidaridad, pero no atinamos con los caminos adecuados, en los que la dignidad de cada persona: fuertes y débiles; grandes y chicos; sanos y enfermos; considerados buenos y los que no lo parecen tanto, sea respetada y encuentre una real posibilidad de madurar y desarrollarse, según la eterna, vital y concreta Voluntad del Señor.

El domingo pasado se nos invitaba a estar preparados, a velar, pues el Señor llega y merece toda nuestra atención, pues lo que nos trae, si lo aceptamos, nos lleva a donde íntimamente anhelamos. Este domingo se nos invita a prestar honesta atención y convertirnos porque el Señor siempre nos habla con la Verdad y guiado por su Providente y Omnipotente Amor.

Juan Bautista y Pablo nos piden entender que la llegada del Señor debe ser tomada en serio. Sus maravillosos dones, nos necesitan dispuestos a transformar lo que sea necesario. Todo rito, sin esta actitud interior, de honesta voluntad de conversión, se convierte para nosotros en un signo vacío de Vida, que, por eso, nos condena; pues, con nuestra doble vida, lo hemos anulado.

El Señor ya llegó, escuchemos y sigamos su Palabra de vida y, con nuestra vida renovada, mostrémoslo a las naciones. No nos engañemos con sentimientos tal vez muy gratos, pero incongruentes con la vida concreta que llevamos y las actitudes que cada uno tiene y defiende.

El Enviado tiene el Espíritu del Señor, vive en la justicia y todos los honestos le buscarán

El pecado por la debilidad que sufrimos no es problema: el Señor ha venido para los débiles, para llenarlos de la fortaleza del Espíritu, si es que se abren a recibirlo y quieren seguirle.

Los dones de Dios, en toda la persona honesta, son siempre efectivos, eficientes y eficaces, pues el Amor de Dios da a su Elegido la fuerza divina para superar aun las mayores dificultades.

Su Fidelidad, Justicia y Paz son garantía de una relación sana con todos y con la realidad.

Pablo nos pide vivir las actitudes de Cristo; solo así podremos ser creíbles testigos suyos

La Biblia es la segura Palabra de Dios y nos lleva a Cristo, pues a Él se refiere toda ella. Pablo nos pide vivir en Cristo, Camino, Verdad y Vida, y como Él, siempre fiel. Lo demás pasa.

Sólo con humilde y confiada docilidad seremos, como Dios quiere, misioneros de la Vida.

Para vivir los dones de Dios, es necesario, ¡indispensable!, convertirse sincera y concretamente

Juan anuncia la presencia del Salvador, pero también nos indica nuestra responsabilidad. Su Salvación reconstruye nuestra vida, en la medida que estamos dispuestos a la docilidad.

Pidamos a María aprender a escuchar la Palabra y vivirla honestamente para convertirnos.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO DE ADVIENTO – DOMINGO II

El Espíritu llena al Señor que llega; Él es Justicia, Paz y Fidelidad: convirtámonos a Él, vivamos sus actitudes y gozaremos su Salvación

Is. 11, 1-10: "Saldrá una rama del tronco de Jesé… Sobre Él reposará el Espíritu del Señor: …sabiduría e inteligencia, …consejo y fortaleza, …ciencia y temor del Señor… juzgará con justicia a los débiles… herirá al violento con la vara de su boca… la fidelidad ceñirá sus caderas… No se hará daño ni estragos en toda mi montaña santa… la raíz de Jesé se erigirá como estandarte… las naciones la buscarán y la gloria será su morada".

Salmo 71: "¡Que en tus días florezca la Justicia y la Paz para siempre!"

Rm. 15, 4-9:
"Todo lo que ha sido escrito en el pasado ha sido escrito para nuestra instrucción, a fin de que… mantengamos la esperanza. Que el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos sentimientos… de Cristo Jesús… glorifiquen a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Cristo se hizo servidor de los judíos… para que los paganos glorifiquen a Dios por su misericordia…"

Mt. 3, 1-12: "Se presentó Juan Bautista proclamando…: «Conviértanse, porque el reino de los cielos está cerca»… La gente de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región… iba a su encuentro… confesando sus pecados… Juan les dijo: «…Produzcan frutos de sincera conversión… Yo les bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí… Él los bautizará en el Espíritu Santo y el fuego…»".