junio 29, 2007

El Papa y yo

Hoy, "día del Papa". Fiesta para nosotros, como nos enseñó papá Don Bosco.

Me permito evocar hoy al santo hombre que, para mi cariño, siempre será "el Papa": el Papa de mi niñez, de mis años escolares y univer-
sitarios, el Papa que bendijo mi matrimonio a través de la elemosi-
neria apostolica del Vaticano.... el Papa que está guardadito al lado de El Pescador... en esa humilde tumba gris, cubierta de flores, tarjetas y rosarios, donde los turistas se comportan con más respeto, y los peregrinos no podemos contener las lágrimas.

Aquí les comparto mi cariño, como un homenaje a nuestro amado e inolvidable Papa Karol, el Papa "que vino de lejos" y que hoy, desde el cielo, está tan, tan cerca de nosotros.


El Papa y yo (31 marzo 2005)

Lo más cerca que he estado de Karol Wojtyla fueron 3 metros... no recuerdo si hubo o no un cordón de voluntarios, porque en mi memoria todo lo que había entre nosotros se hace invisible, tal como lo sentí en ese momento, hace justo 20 años.

Él debía trasladarse desde Lima al Callao, y era obligatorio su paso por la Av. Brasil... por mi centenario colegio María Auxiliadora. Mis papás nos levantaron en la madrugada, los 5 habíamos dormido vestidos, y nos llevaron en el auto para allá, abuelita incluida. La gente sacaba sillas para los adultos mayores, para los enfermos, había mucho movimiento a esa hora, ancianos y niños, tan inusitado! Al lado de mi colegio las Hermanitas de los Ancianos Desamparados alistaban a los viejitos para el paso del Papa...

Esperamos como dos horas en el frío de la madrugada pese a que era verano. Pero todos y lo digo en serio, todos los presentes, que éramos muchos, teníamos en la cara esa ilusión que sienten los niños en Navidad.

Y de pronto, apareció por la Pza. Bolognesi. Venían las motos y toda la seguridad, evidentemente, pero allí estaba él, paradito en su Papamóvil, aquél vehículo que había mandado preparar para que sus hijos podamos sentirnos más cerca de él.

Y así sucedió. Aún cuando no había nada coordinado, y absolutamente fuera de cualquier programa o protocolo, cuando él pasó frente a mi colegio... Todas las monjitas se habían reunido, de varias casas de Lima, las viejitas y enfermas en sus sillitas de ruedas inclusive, las aspirantes y novicias, todas jovencitas que no pasarían de los 20 años, sonreían emocionadas como cualquier otra lo haría ante un pop star, y a una señal de una de las monjitas mayores, todas salieron al encuentro del Papa Wojtyla con sus cestitas llenas de pétalos de flores de su jardín... y todos gritábamos "Viva el Papa!", "Juan Pablo II te quiere todo el mundo!", y sonaba la Marcha Pontificia, y aplaudíamos, y él nos miraba a todos, nos bendecía a todos, nos sonreía a todos con ternura.

Cuando por fin lo perdimos de vista, dudamos antes de movernos de nuestro sitio. Había sido un momento mágico, y nadie quería romper esa magia. Porque en vez de avanzar raudo y veloz, el Papa había disminuido la marcha para que sintamos su presencia. Porque para todos lo que estuvimos allí, fue tener un poquito de Dios con nosotros.

Han pasado 20 años de eso, y ese recuerdo, esa imagen, me acompaña y me ilumina el corazón. Y es lo que me hace aflorar lágrimas cuando veo esta otra imagen, de ese mismo maravilloso hombre, ahora tan indefenso y desvalido, tan enfermo, que se muere de ganas de hablarnos, de decirnos tantas cosas, y se desespera porque el dolor y la enfermedad no se lo permiten. Yo creo en el poder de la oración, creo que cuando muchas personas creemos en algo bueno nada nos puede vencer, y por eso te pido que te unas a todos los que en el mundo oran por él, simplemente por él, que no pierda su fortaleza ni su fe. Lo demás, está en las manos del Señor y su infinito amor de Padre.

Muchas gracias por leer este mail y por rezar por este ancianito enfermo que ha consagrado su vida al servicio de sus hermanos... por amor a Dios.

LMP, marzo 31 2005



junio 28, 2007

Orar siempre!

“Esperad en Él en todo tiempo, oh pueblos;
Derramad delante de él vuestro corazón;
Dios es nuestro refugio y seguridad” (Salmos 62:8)
Cuánta razón tiene el Salmista. Sus palabras tienen la certeza y sentimiento de quien ha sufrido y encontrado refugio en el Señor. Él, nuestro Padre amoroso, nuestra mejor esperanza en cualquier momento de la vida.

Desde la Casa Generalizia, Sor Reynita nos envía esta linda y oportuna reflexión.

Oraciones del alma

La oración es la verdadera vida del alma, es el ofrecimiento de mi corazón a Dios a través de nuestro Señor Jesucristo y mediante el Espíritu Santo. Es derramar mi corazón a Dios con la convicción que Él escucha y contestará a las peticiones según sus designios para conmigo… en Su tiempo, a Su forma…de acuerdo a Su voluntad… Es la paz en el alma de saber que han llegado a Su presencia… que ninguna de ellas ha caído en tierra sino que las tiene en Sus manos, en Sus preciosas manos de Padre Abbà.

¿Cuántas oraciones tienes elevadas a nuestro Padre? ¿Cuántas veces has pensado que no te escucha, que no te responde? ¿Cuántas veces te has desanimado por la espera…? Hermana/o, nuestro Dios está siempre alerta y pronto a escuchar. Nada escapa de Sus manos y nos dará SIEMPRE lo que es mejor para nosotros. Eso es lo maravilloso de la oración…sus respuestas serán elegidas por nuestro Padre y dadas a nosotros con todo el amor de quién entregó TODO por ti y por mi. Maravilloso verdad?

Hay ciertos puntos que debemos pensar para que nuestra oración sea agradable a Dios:

Orar en Santidad de vida. Tener una correcta relación con Dios. 1ª Pe. 1:15-18. Cuenta una ilustración que un hombre telefoneaba desde una cabina, pero no llegaba a entender lo que le decía el que le estaba hablando…-“Perdón, no comprendo, no le puedo escuchar, hay mucho ruido aquí…”-“¿Está Ud. hablando con la puerta abierta?.-“ ¡Si!”-“ Ciérrela… y podrá escuchar bien solo mi voz”.Muchas veces el ruido del mundo en mi vida no me permite hablarle como debo…ni me deja escuchar la voz de Dios o los rumores de mi conciencia que no me dejan en paz, entonces necesito confesar, necesito estar en gracia para entrar en sintonía con AQUÉL que me ama de verdad.

Orar en el Espíritu Santo. Ro.8:26 “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”

Orar sujetos a Su Voluntad. Confiando que Él responderá lo que es mejor para nosotros… con un “Sí”, con un “No” con un “Espera”.

Orar constantemente. 1ª Tes. 5:17 “ Orad sin cesar, sin desanimarse”

Orar con fe y confianza. Heb. 4:16 “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” No esperemos momentos catastróficos para empezar a orar, recemos cuando estemos en paz, calma, sosiego y alegría y es entonces cuando llegue el momento de sufrimiento tendremos la misma confianza para acudir a quien siempre hemos estado acostumbradas/os a consultar.

Orar con agradecimiento. Efesios 5:20 “dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” No olvidemos de dar gracias a Dios por lo que está permitiendo que pase en nuestras vidas. Las pruebas son el sello de Dios que nos recuerda que quiere moldearnos mas a Su Imagen, sacarnos como oro reluciente… ¡No te olvides de agradecer por tus tormentas! Aun en medio de los relámpagos mas fuertes… podrás ver al Señor sosteniéndote con sus amorosas manos y deseando que sólo le mires a Él. Él no te va a dejar…¡¡¡¡Nunca!!!!.


Colaboración de Sor Reynita Vílchez, fma.

junio 25, 2007

Juan Bautista

Ayer 24 celebramos la fiesta de Juan Bautista. A propósito de ella, el padre Doménech preparó esta hermosa e inspirada "sugerencia homilética", que comparto con ustedes.
Is. 49, 1-6: "Estaba yo en el seno materno y el Señor me llamó... pronunció mi nombre... Hizo de mi boca una espada afilada... En vano me ha cansado... Te hago luz de las naciones para que mi salvación llegue hasta el confín de la tierra."
Salmo 138: "Te doy gracias porque me has escogido portentosamente."
Hch. 13, 22-26: " Juan, antes de que llegara, predicó a todo el pueblo de Israel un bautismo de conversión... a ustedes se les ha enviado este mensaje de salvación."
Lc. 1, 57-66.80: "¡No! Se va a llamar Juan... Juan es su nombre... se le soltó la lengua y empezó a hablar bendiciendo a Dios... ¿Qué será de este niño?... "

Son muchos los que tienen miedo de comprometerse: “No te enredes... te vas a meter en problemas...” ¿Nunca hemos escuchado estos comentarios o consejos?

Arriesgar la vida siempre ha sido complicado. Vivimos en el convencimiento de que solo tenemos una vida y hay que aprovecharla bien, y es cierto, pero lastimosamente creemos que se trata de ésta. No tenemos en cuenta de que ésta es solo una etapa de tránsito para que aprendiéramos a vivir según nuestra definitiva vocación: ser hijos de Dios. Así comprendemos el sentido de los nueve meses en el seno materno... Mal haríamos si estructuráramos nuestra existencia según las condiciones de aquella fase de nuestra vida. Ésa era la primera fase de nuestra etapa de aprendizaje, después de estos nueve meses vendría la segunda fase de aprendizaje y, concluida ésta, llegamos a la definitiva etapa de nuestra vida, la que nos permite gozar de la vida en su máxima realidad y profundidad: para ello nacimos, para ser y gozar de nuestra filiación divina y glorificar a Dios con nuestra vida feliz, pero hay que entrenarse.

Desde esta perspectiva debemos mirar si conviene o no comprometernos en algo: lo que nos prepare para la vida que estamos llamados a vivir para siempre, eso vale, y es una exigencia y lo que no está orientado a esa vida hay que darle mucha menos importancia...

Ser superficiales en los criterios de vida es arriesgar nuestro futuro definitivo, que está después de lo que, de ordinario, llamamos muerte y algunos creyentes llaman “tránsito”, “llegada a la casa del Padre” “encuentro definitivo”...

Juan Bautista, como el profeta, tenía muy claro para qué había nacido, a qué había sido llamado desde el seno materno: no para cambiar el mundo, somos muy pequeños y débiles para eso, sino para servir a la vida desde la verdad y en el amor a cada persona y ser vivo.

Dios se fía de nosotros y nos confía la tarea de apoyarle en la tarea de comunicar a los hombres los dones de su Amor. Él es tan grande que nos ha llamado para algo maravilloso: es justo darle gracias.

La mejor acción de gracias supera las palabras, se da en nuestras decisiones de fidelidad a la Voluntad de Dios, el esfuerzo por construir nuestras relaciones desde el bien y la verdad, que el Señor nos pide esparzamos en su nombre y la ofrenda silenciosa de lo que somos y tenemos en bien de los que nos rodean, como Cristo nos mostró en su vida; como Juan vivió sin tregua y sin dejarse amilanar por los peligros que representaba decir la verdad a los poderosos.

Los apóstoles lo aprendieron al lado de Jesús; Juan Bautista por su íntima y esforzada fidelidad al Dios de Israel, que le había llamado y de quien había recibido el nombre.

La experiencia de Zacarías fue valiosa: quedó mudo para que aprendiera a ser humilde y a meditar la palabra de vida que había recibido. Cuando se cumplió esta palabra y él obedeció la Voluntad del Señor, se soltó su lengua y pudo proclamar las grandezas del Señor que visita a su pueblo con la Salvación enviando al mensajero...

El pueblo se pregunta qué será de este niño y nosotros debemos vivir de tal modo que las personas que nos rodeen se cuestionen si el mensaje que proclamamos con nuestra vida y con nuestra palabra no será cierto, porque los signos de vida y conversión que se dan a nuestro alrededor avalan nuestro mensaje.

Se trata de ser fieles cada día más a la Voluntad del Padre. Dios nos eligió, como a Juan, para ser testigos del Amor que salva. Pidamos a María formarnos siempre para ser más fieles.

P. José María Doménech Corominas, sdb

junio 16, 2007

Como a su madre acuden

El día de hoy recordé este lindo canto, que fue uno de los primeros que aprendí de las monjitas.

Precisamente en estos días, varias personas muy queridas por mí están encomendándose con mucha fe a nuestra Madre, dados sus particulares problemas y preocupaciones.

En nombre de esa fe que sólo podemos comprender quienes amamos a María, hoy les comparto esta bella melodía del Padre Gabaraín. Cantemos con cariño a nuestra Madre. Búsquemosla sin dudar. Su manto protector siempre está sobre nosotros.


Como a su madre acuden los hijos sin temor,
venimos, Madre, a verte, a darte nuestro amor.
Siguiendo tu camino hallamos a Jesús.
Entre nosotros, Madre, todo lo hiciste tú. (bis)

Madre, tus hijos vienen cantando alegres una canción,
buscando en tu sonrisa, en tu regazo, su protección.
Ponen entre tus manos cual rosa ardiente su corazón.
Te dicen que te aman, que siempre, siempre, tus hijos son. (bis)


Lleno de confianza acudo Madre a ti,
pues sé que en mis peligros velando estás por mí.
Cual hijo que te ama procuraré vivir,
y en tu regazo, Madre, quisiera yo morir.


P. Cesareo Gabaraín, Eres tú, María, p. 10
Escucha la canción: Educador marista - Buscar canción- Gabaraín


junio 13, 2007

Señora de los Ángeles

Hoy recordamos a ese hombre admirable que fue Fernando de Bulhoes, San Antonio de Padua. Dotado por Dios de maravillosos dones intelectuales y de fe, hizo vida la parábola, desarrolló sus talentos y los hizo fructificar en la humildad de la orden franciscana.

En su honor, quiero esta vez rendir homenaje a nuestra Madre, bajo la hermosa advocación que usaron él y San Francisco.

Como agradecimiento personal, comparto esta imagen que me impactó hace exactamente un año, en la Basílica de San Francisco en Assisi. No encuentro mejor manera de graficar nuestra veneración a la Madre. Las palabras sobran.


Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles
Hoy quiero cantarte, Señora de los ángeles,
reina soberana, Madre celestial.
Yo soy una alondra que ha puesto en ti su nido,
viendo tu hermosura te reza su cantar.

Luz de la mañana, María, templo y cuna,
mar de toda gracia, fuego, nieve y flor.
Puerta siempre abierta, rosa sin espinas,
yo te doy mi vida, soy tu trovador.


Salve, surco abierto donde Dios se siembra;
te eligió por Madre Cristo, el Redentor.
Salve, esclava y reina, virgen nazarena,
casa, paz y abrazo para el pecador.


P. Césareo Gabaraín, El hermano Francisco, p. 24

junio 11, 2007

Corpus Christi

Ayer celebramos la solemnidad del Corpus Christi, especial ocasión de dar gracias al Señor por el maravilloso regalo de la Eucaristía.

Recordando los preceptos de nuestro papá Don Bosco, que nos inculcó el amor a Jesús sacramentado y la frecuente comunión, continuemos en ambiente de familia, con este pasaje del Padre Pascual:

La presencia viva de Cristo en la Eucaristía

La presencia viva de Cristo se experimenta, en primer lugar, cuando te sientes viviendo la Cruz, infinitamente amado por Él, que ha dicho: éste es mi Cuerpo que Yo entrego por ustedes, ésta es mi Sangre que Yo derramo por ustedes. La Eucaristía sin el misterio de la Cruz es impensable, no tiene significado. Un día antes de haber sido crucificado, dice Santo Tomás, antes de ser entregado por sus enemigos, se entregó libremente a sus amigos. Por lo tanto, Él nos dejó en la Eucaristía el memorial de lo que después iba a pasar.

Para sentir la presencia viva de Jesús en la Eucaristía, lo primero que debemos sentirnos es amados por Él, y no de una forma general. Por decir como San Pablo: "vivo de la fe en el Hijo de Dios que me amó a mí, tanto que se entregó por mí para que yo tuviera vida".

Cuando uno se vuelve sensible a esta experiencia del amor, entonces pasas de la celebración del rito a un deseo de comunión profunda, y después, a la transformación de nuestra propia vida por la suya.

Padre Pascual Chávez, sdb
Rector Mayor de los Salesianos

Tomado de "El Pan del Alma", 10 de junio de 2007

junio 06, 2007

In memoriam

Hace un año, se fue al cielo Sor Margarita Vargas FMA, la monjita dulce y pequeñita que se encargaba, en los últimos años, de asesorar a la Unión de Exalumnas del colegio de Breña.

Recuerdo con especial cariño lo siguiente: cuando fui a contarle que deseaba dejarle mi bouquet de novia a la Auxiliadora de la capilla, Sor Margarita me regaló una tiernísima charla, muy amena y familiar, en la que se sucedieron recomendaciones para mi nueva vida, preguntas tipo detective, y comentarios e historias aleccionadoras sobre "una chica que conozco", "una sobrina", "una exalumna muy querida", etc.

Me preguntó, con auténtico y maternal interés, si una amiga mía se había casado ya por religioso, pues la amable hermanita sentía que se había tomado mucha atribución al autorizarle que subiera su bouquet del civil al altar de la Auxiliadora, cuando aún no se había casado "ante Dios". La preocupación iba más porque "el esposo" no quisiera "unirse en el sacramento", y en serio Sor Margarita demostraba no poca angustia. Cuando le conté que mi amiga viajó semanas después de su boda civil a celebrar la religiosa en España, a pedido de su esposo español, Sor Margarita se tranquilizó y se alegró sinceramente, y más al conocer los detalles de la linda historia de amor de mi amiga y comprobar la especial bendición de la Virgen sobre la nueva familia.

Me permito compartir este pasaje para recordar a una religiosa que, pese a las limitaciones que por edad y salud tuvo, se tomó muy en serio su misión de orientadora de aquéllas que ya habíamos dejado el colegio, que necesitamos maternales consejos para enfrentar tantos retos que pone la vida.

Recordemos con mucho cariño y oración a Sor Margarita, que hizo su tránsito al cielo de la mano de nuestra Madre, que vino a buscarla el 31 de mayo del 2006, en la fiesta de la Visitación.