En toda Procesión de María Auxiliadora, este hermoso canto une a, por lo menos, 4 generaciones. Desde niña me preguntaba, ¿de qué época será esta canción? Pues veía con cuánta exactitud las personas mayores, sobre todo los viejitos, seguían la letra de las estrofas, que los demás debíamos leer del cancionero.
Hoy encontré esta letra y partitura originales, en medio de una de las joyitas bibliográficas que conserva mi padre: el cancionero Cánticos, editado en Arequipa en 1939, con motivo del II Congreso Eucarístico Nacional del Perú, a celebrarse en octubre de 1940.
Como pueden apreciar,en ese entonces no se conocía el autor del tradicional canto, sólo se coloca "Popular" en la partitura. Y el "andante", me hizo comprender por qué, pese a ser una antigua melodía, el hecho de cantarla acompañando a nuestra Madre siempre causaba entusiasmo y alegría en los escolares.
Salve,salve, cantaban, María.
Que más pura que tú sólo Dios.
Y en el cielo una voz repetía:
Más que tú, sólo Dios, sólo Dios.
Con torrentes de luz que te inundan,
los arcángeles besan tu pie,
las estrellas tu frente circundan,
y hasta Dios complacido te ve.
Pues, llamándote pura y sin mancha,
de rodillas los mundos, están,
y tu espíritu arroba y ensancha
tanta fe, tanto amor, tanto afán.
¡Ay! bendito el Señor que en la tierra
pura y limpia te quiso formar,
como forma el diamante la sierra,
como cuaja las perlas el mar.
Y al mirarte entre el ser y la nada,
modelando tu cuerpo exclamó:
«Desde el vientre será inmaculada,
si del suyo nacer debo yo».
Flores, flores las nubes derramen
de la Virgen sin mancha en honor,
y su Reina los cielos la llamen,
y los hombres su Madre y su amor.
Ella pide virtudes por palmas,
corazones por templo y altar;
para luz de tus ojos, las almas
que pretenden su amor cautivar.
Red de música católica- Salve salve! (fragmento)
Que más pura que tú sólo Dios.
Y en el cielo una voz repetía:
Más que tú, sólo Dios, sólo Dios.
Con torrentes de luz que te inundan,
los arcángeles besan tu pie,
las estrellas tu frente circundan,
y hasta Dios complacido te ve.
Pues, llamándote pura y sin mancha,
de rodillas los mundos, están,
y tu espíritu arroba y ensancha
tanta fe, tanto amor, tanto afán.
¡Ay! bendito el Señor que en la tierra
pura y limpia te quiso formar,
como forma el diamante la sierra,
como cuaja las perlas el mar.
Y al mirarte entre el ser y la nada,
modelando tu cuerpo exclamó:
«Desde el vientre será inmaculada,
si del suyo nacer debo yo».
Flores, flores las nubes derramen
de la Virgen sin mancha en honor,
y su Reina los cielos la llamen,
y los hombres su Madre y su amor.
Ella pide virtudes por palmas,
corazones por templo y altar;
para luz de tus ojos, las almas
que pretenden su amor cautivar.
Red de música católica- Salve salve! (fragmento)