24!!! Desde hace tantos años, siempre tengo cada día 24 como muy especial, por ser el día de nuestra Madre. Y éste, el de abril, tiene su propio encanto, pues dentro de un mes acompañaré el anda de la Virgen por la calle, y la veré entrar de noche a la Basílica entre vivas, cantos, aplausos y bombardas... Todos ellos gestos de amor que, en ese momento tan especial, nacen espontáneamente del corazón de los allí reunidos. En ese momento, no importa tu edad, ni tu condición social, ni si llegaste en auto, combi o a pie; lo único que cuenta es que estamos todos juntos en torno a la Mamá que compartimos y amamos.
En ese momento mágico, puedes comprender que, verdaderamente, la devoción a nuestra Auxiliadora es la de los tiempos diíficiles. Cuánto dolor y angustia hemos mitigado en el regazo de nuestra Madre. Cuántos temores y dudas hemos vencido con un Ave María... o con uno de esos dulces cantos marianos aprendidos en la niñez.
Definitivamente, en esta espera de la Fiesta, me siento tan feliz, que los hermanos separados me dan un poquito de pena... porque no pueden disfrutar de nuestra Mamita, que también es la suya aunque les complique.
En ese momento mágico, puedes comprender que, verdaderamente, la devoción a nuestra Auxiliadora es la de los tiempos diíficiles. Cuánto dolor y angustia hemos mitigado en el regazo de nuestra Madre. Cuántos temores y dudas hemos vencido con un Ave María... o con uno de esos dulces cantos marianos aprendidos en la niñez.
Definitivamente, en esta espera de la Fiesta, me siento tan feliz, que los hermanos separados me dan un poquito de pena... porque no pueden disfrutar de nuestra Mamita, que también es la suya aunque les complique.
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