diciembre 22, 2011

Nochebuena y Navidad 2011


Tenemos el mensaje y las sugerencias homiléticas que el querido padre José María nos ha enviado para Nochebuena y Navidad.

Todos pedimos al Niñito Jesús le dé muchas bendiciones a nuestro padrecito, para que goce de buena salud y continúe su labor de padre y pastor.

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS! Siempre con nuestra MA.



Ya llega el día. María nos acompaña en este esperar activo y responsable que trata, cada día mejor, de escuchar con corazón abierto la Palabra; abandonarse al Dios de la Vida que nos ama; recibir al hermano y servirle según nuestras posibilidades del aquí y el ahora; respetar a todos y perdonar lo que nos duele y ofende.

Navidad no es tanto una fiesta sentimental, aunque está, y es lógico, llena de profundos sentimientos y delicadezas;

Navidad es la fiesta de la alegría por recibir el bien más precioso de Dios, Él mismo hecho pequeño y pobre para que no tengamos reparo en recibirle... No pide nada más que ser recibido, no tiene protocolos y peticiones... Solo ser recibido con sinceridad...

¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!!!!

¡Que la alegría fluya y se haga historia de Fe creciente, Esperanza firme y creativa y Caridad industriosa y universal, como es el corazón del Dios que nos visita! Si vivimos así, el año 2012 no podrá ser menos que próspero y feliz.

Rezo por todos y agradezco su oración... Todos caminamos y todos tenemos nuestras infinitas pequeñeces. ¡SOLO DIOS ES GRANDE Y LO LLENA TODO; POR ESO LO ÚNICO DE VERDAD SABIO Y SENSATO ES VIVIR ABRIERTOS Y ABANDONADOS EN ÉL: SIEMPRE DISPUESTOS, COMO MARÍA, A LO QUE NOS PIDA!

Dios les bendiga y más al vivir este Misterio de Amor.

Unidos en oración con María, la Madre y Maestra que nos enseña a recibir todos los días a Jesús:

P. José Mª Domènech SDB




NATIVIDAD DEL SEÑOR (Misa de la noche)

El Señor, en la humilde pequeñez de un niño necesitado de todo, llega con la Salvación; solo nos pide recibirle con sincera y sencilla docilidad


Is. 9, 1-6:
"El pueblo que avanzaba entre tinieblas ha visto una gran luz... les has llenado de una alegría inmensa... Has despedazado el yugo que les sujetaba... «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado... Consejero-prodigioso, Dios-héroe, Padre-por-siempre, Príncipe-de-la-paz...»"

Sal. 95: "¡Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor!"

Tt. 2, 11-14:
"Se ha revelado el Amor de Dios que quiere salvar a todos los hombres y nos enseña que abandonemos la impiedad y los deseos mundanos para que vivamos en este mundo una vida de sobriedad, justicia y piedad mientras esperamos... que se manifieste la gloria de Jesucristo... Él se entregó por nosotros para rescatarnos... y hacernos su pueblo, apasionados por el bien".

Lc. 2, 1-14: "...el ángel les dijo: «No tengan miedo. Les anuncio una noticia que traerá una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor...»... «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor»."


De muchos modos el Señor se ha dado, y se da, a conocer a lo largo de la historia para que reconozcamos su Voluntad de Amor, Grandeza y Vida de felicidad eterna ya desde aquí.

A veces tenemos miedo, es normal. Él nos pide serena valentía: su plan es nuestra Salvación.

Si recibimos la Voluntad de Dios con corazón abierto, nuestras tinieblas, poco a poco, se aclararán. Dios no abandona jamás, pero es básico fiarse de Él. Convertirse supone tiempo y esfuerzo.

La fiesta de Navidad es la fiesta del cariño de Dios y de la confianza del hombre. Él se lo merece, pues ya nos lo da todo. No estamos ante promesas todavía vacías, sin garantía, sino ante realidades concretas, eficientes en la Fe. Éstas, en nuestra historia, son una opción llena de Vida.

Dios se hace niño para que nuestro amor sea libre y sin temores. Nos pide que lo recibamos con su misma sincera sencillez. Si lo hacemos así, entraremos en el Reino de los Cielos, viviremos en su Paz, serenos animados por su Espíritu, y serán nuestras, cada día más, su Alegría y su Vida.

En las tinieblas llega el Salvador: nos da su Luz y su Vida; Vida Nueva para nosotros, ¡la de Dios!

¿Qué haremos con la oportunidad de Vida Nueva que Dios nos ofrece? Él es nuestra Luz, nuestra Paz, nuestro Consejero, ¡el Mesías!, ¡el Señor! Se nos pide una respuesta. Como cuando el ángel se lo planteó a los pastores anunciándoles el nacimiento del niño-Salvador, ¡nos sorprende!: ¡¿cómo puede ser El Salvador un pobre bebe envuelto en pañales en una cueva para animales?!

Nos toca decidir. Los pastores escucharon, creyeron, fueron, vieron, compartieron, gozaron y glorificaron a Dios. Nosotros, ¿qué actitud asumimos? No decidirnos sería declarar que es demasiado riesgo y que no vale la pena arriesgar tanto simplemente por un pobre pequeño sin importancia.

El Niño nacido en el pesebre de la ciudad de David ¡nos da su Luz y hace nuevas todas las cosas!

Novedad sustancial: el Amor de Dios, eterna juventud, da Vida Nueva a todo: abre horizontes de Verdad, de Justicia y de Paz Interior, más allá de tratados. Su Luz nos aclara la vida. Nos pide a todos asumir la vida con tal plenitud y libertad que seamos capaces de entregarla por el bien de los que les rodean, aun cuando dar la vida traiga consigo, como de hecho sucede, esfuerzo y dolor.

Navidad, en la gran familia humana, hijos todos de Dios, sin excepción: de cualquier sexo, tiempo, lugar, situación social o económica y realidad cultural o religiosa. Fiesta del don de quien es Amor; fiesta para todos, pues viene para nuestra alegría por la Paz y la Vida Nueva que se nos da.

Jesús entrega su vida, sin restricciones, durante toda la historia y para el bien de todos

En cada Eucaristía y Reconciliación, en cada sacramento, Cristo es don de Vida Eterna.

La navidad es una fiesta que beneficia a toda la humanidad, aunque, sin duda, los cristianos tenemos la gran responsabilidad de manifestar la profundidad de su realidad y de sus alcances.

La navidad nos pide aprender a vivir y ofrecer, con una más dócil humildad, la presencia de Dios en la historia. Él no quiere imponerse, pero tampoco se esconde ni desea quedar en el anonimato.

La hemos preparado con la escucha de la Palabra, como María; abrámonos para que Jesús nazca en nuestra vida y en la de nuestra familia y ambiente.

Conocerlo, valorarlo y amarlo es un derecho de toda persona. Por esto es un grave deber de todos los cristianos. El testimonio de la propia vida –personal, familiar y social– beneficiará a todos.

María, Maestra de acogida sincera y compromiso responsablemente solidario, nos ayude a estar siempre disponibles al Señor para que todos puedan conocer la Salvación de Dios y, con nuestro testimonio de vida y nuestro oportuno apoyo solidario, la sepan recibir y vivir hoy y aquí.



NATIVIDAD DEL SEÑOR (Misa del día)

Dios está tan interesado en la vida y grandeza de la persona humana que se hizo uno de nosotros para salvarnos y enseñarnos a ser Felices


Is. 52, 7-10:
"¡Qué alegría sentir en las montañas los pasos del que anuncia la paz y nos trae la Buena Nueva, que nos anuncia la salvación...! Escucha los gritos de tus centinelas, escucha qué exclamaciones de gozo: ven cara a cara que el Señor vuelve a Sión... ¡Dancen... aclamen...! ...de un extremo al otro de la tierra verán la Salvación de nuestro Dios".

Sal. 97: "Los confines de la tierra han contemplado la Victoria de nuestro Dios".

Hb. 1, 1-6:
"En diversas ocasiones y de muchos modos, Dios antiguamente había hablado a nuestros padres por boca de los profetas; pero, ahora, en estos días,... nos ha hablado a nosotros en la persona del Hijo... constituido heredero de todo… «Que se postren ante Él todos los ángeles de Dios»."

Jn. 1, 1-18: "Al principio existía quien es la Palabra... La Palabra era Dios… era la Luz verdadera... estaba en el mundo... pero el mundo no la reconoció... La Palabra se hizo hombre y puso su morada entre nosotros y hemos contemplado su gloria. La que le corresponde como Hijo único del Padre... A Dios nadie le ha visto jamás, el Hijo único, que vive en el seno del Padre, nos lo ha revelado".


Son muchas las religiones en el mundo y todas se esfuerzan por encontrar a Dios y contentarlo. Son muchas, y constantes, las búsquedas que los hombres hacen para encontrar el camino de la felicidad, de la eterna juventud y de una paz estable en la vida personal y social. ¡Cuántas decepciones!

Mucha es la buena voluntad, pero los resultados son efímeros y, por eso, descorazonadores.

Muchas veces pensamos que ese dios que debería resolvernos los problemas y darnos soluciones y seguridad, es una falla. Y ¡es cierto! porque a ese dios ¡nos lo hemos inventado! ¡¡No existe!!

¿Cuál es la verdad? ¿Existen los verdaderos caminos para la Paz y Felicidad? ¿Dónde?

...y se sigue ensayando. Nos hablan de la ‘Globalización’, de la ‘New Age’, de la ‘Fraternidad Universal’. Ellas acusan de desavenencias a las religiones monoteístas: su Dios ‘único’, sus doctrinas ‘verdaderas’ y moral ‘inmóvil’ son un problema porque no se adaptan a las nuevas ‘realidades’ y ‘necesidades’. Es verdad, algunas de estas religiones están en conflicto: o se rechazan o se desconocen o se condenan. ¡Cómo nos cuesta dialogar desde lo religioso! ¿Hay una religión verdadera? ¿Cuál?

Dios, como nuestro Padre-Madre que es, pensó siempre en nosotros desde su Amor personal

La Fe cristiana bien vivida –dado que es Vida, más que religión, aunque se exprese en formas religiosas– no busca a Dios, sino que le acepta con sencilla y dócil humildad, como María, pues ha sido el Dios amoroso quien nos visitó y nos invitó a aceptarle en nuestra propia vida como a Padre-Madre Providente y Amoroso, Hijo Salvador y Espíritu Santificador, Comunión Trinitaria, a la que nos invita a unirnos con el derecho propio de ser sus hijos. Nos lo ha dicho de múltiples formas y desde el principio de nuestra historia. ¿Quién le acepta y hace caso? ¡Ése es nuestro problema!

El cristiano es la voz del mensajero que anuncia a la humanidad la Buena Noticia: Dios nos viene a salvar con su Paz; sí, la suya, feliz, fiel y eterna. Paz con mayúscula, la Paz de Dios, la que Él puso en el propio interior del hombre, la que Dios nos ofreció gozar desde que nos creó en el seno materno a cada uno personalmente. ¡Es por eso que todos deseamos ser felices! ¡¡Lo tenemos dentro!!

Dios constantemente viene a nosotros para salvarnos de todo lo que nos quite vida y alegría.

La propuesta divina de Vida Nueva nos fue comunicada no por un mensajero, oráculo o sueño o por iluminadas intuiciones y convicciones vitales de alguien. Sino por el Hijo, el mismo Hijo único de Dios. Sí, Él se hizo hombre y aprendió a vivir, desde la naturaleza humana, como hijo de Dios. Él compartió nuestra vida, hasta su entrega total y definitiva, por nuestra real liberación.

Por eso Él es el Señor del Universo, el modelo acabado de persona humana, de Él recibimos siempre todos los beneficios de Gracia y Vida Eterna como parte vital de nuestra historia y cultura. Dios, Padre de todos sin excepción, nos llama a ser sus hijos, amigos y apóstoles.

Navidad: Dios se hizo de nuestra naturaleza invitándonos a ser como Él: íntimos amigos y apóstoles

Pablo fue claro: “para mí vivir es Cristo” (Flp. 1, 21): sólo en Cristo tiene sentido mi vida. Recibirle todos los días en mi vida, y en toda persona que nos rodea, es adelantar la eternidad, hacerla historia viva en el hoy de cada persona y cultura, pues la llenamos de la Vida, Paz y Alegría de Dios.

Jesús es Palabra viva de Dios, aprendamos cada día de María a estar atentos a la Presencia de Dios en nosotros y en todos los hermanos. Ella nos pide hacer con todos hoy lo que Él nos diga.

Pidamos a María nos enseñe a vivir mejor cada día según la Palabra, haciéndola historia en nuestra vida diaria: así todos los días será Navidad en nuestros ambientes, más allá de los problemas.

Padre José María Domènech Corominas, sdb.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario