julio 22, 2012

«El Señor es mi pastor, nada me puede faltar»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 22 de julio.


Vengan a descansar... Él es nuestra Paz... nos ha hecho un solo cuerpo con su sangre... Les pediré cuentas... suscitaré pastores que les apacentarán...

¿Quién se preocupa más de nosotros que Dios?

¡Ojalá nosotros nos preocupemos de conocer y vivir su Voluntad como lo más importante de nuestra vida, pues, lo es de verdad!

A la vida humana no le faltará nada vital y verdaderamente importante, si acepta al Señor como su Pastor, es decir, como su Palabra de Vida, como el único por el que tenemos posibilidad de conocer a Dios en su relación de Amor-Vida en su interior y en su relación de Vida de Amor con nosotros y para nosotros.

Si aceptáramos vivir en su Amor, toda nuestra vida cambiaría, no porque desaparecerían los problemas -realidad vital que debemos asumir con sinceridad y sin huir- sino porque la asumiríamos con la paz necesaria para saber mirar, entender, asumir y resolver lo que sea posible y necesario, sin dejarnos ganar por los nervios y menos por la angustia...

El Señor es nuestra Paz, y en Él debemos descansar, no huir, sino descansar, asumir nuestra debilidad y buscar en Él nuestra fortaleza, pidiéndola al Espíritu, que siempre nos escucha, pues Él escudriña nuestros corazones y escucha nuestros gemidos...

Confiemos en el Señor de la Vida y la Vida del Señor nos llenará para que llenemos de Vida la vida de todos los días y el servicio que debemos dar a nuestros hermanos.

María, la Madre de la Paz y de la Vida, nos enseñe a reposar en el Señor, meditando en nuestro corazón todo lo que Él nos dice en su Palabra y en su presencia dentro de nuestro vivir cotidiano.

El Señor nos bendiga a todos con su Paz y Vida nueva.

Unidos en oración con María, nuestra Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB

«El Señor es mi pastor, nada me puede faltar»

Los apóstoles regresan felices, pero la dificultad y el riesgo que implicó la tarea culminada pide un descanso necesario, para valorar lo vivido y todo lo que recibieron para poderlo vivir. No había sido fácil vivir en fraternidad entre ellos y animar a la conversión. Nunca lo es, ni lo será, para nadie.

Compartir como familia de Fe es alimento vital para madurar en la Fe y, en medio de las muchas tereas de la vida y del ir y venir de la gente, es muy difícil lograrlo. Por eso Jesús les invita a retirarse.

La Comunidad cristiana, cuando vive como tal, compartiendo con solidaridad, atrae a muchos.

La tarea del pastor es conducir a la vida de Comunión, que es la de Dios y la que Él quiere para que sus hijos tengan vida abundante. Dispersar a los miembros de la Comunidad es lo peor que un pastor pueda hacer y se le pedirán cuentas como se las piden a un asesino o destructor de bienes vitales.

Cristo dio su vida para que pudiéramos vivir en Comunión con Dios y entre nosotros gozando y construyendo la Comunidad desde la paz interior, que Él nos proporciona con el don constante de su Vida.

Jesús es nuestro pastor, el enviado por el Padre, para que nos lleve a ‘pastos’ de vida nueva y de fraternidad que invita a la Comunión en el Amor que se expande a todos compartiendo, desde la Fe, los bienes recibidos. Es el único modo de construir un solo cuerpo social humano en el Cuerpo de Cristo.

Dios-Comunión desea que todos los pueblos nos unamos en Comunión fraterna: la decisión es personal, puesto que no hay fraternidad sin personas libres que acepten al otro como su hermano personal.

El profeta critica a las autoridades que desvían y dispersan al pueblo, a ellas encomendado por Dios

Es importante saber que Dios jamás descuida a su pueblo: les envía pastores que le guíen y a éstos les exige que entreguen su vida para el bien del pueblo que les ha sido confiado. El mismo Señor será juez de toda autoridad, pues cada una es responsable de lo que hace y de lo que deberían hacer.

Jesús es el pastor que, con el don de su propia vida, ha formado, con todos, un pueblo-familia de Dios

En Cristo se realiza la profecía de Jeremías. Él es el pastor que reúne a las ovejas dispersas por el pecado. Él es quien, con su Palabra y el don de su vida, nos integra como pueblo-familia de Dios. Él es quien, siendo nuestra Paz, nos posibilita construir la Comunión eclesial desde el perdón fraterno y la paz.

Nos toda responder a tanto don de Vida nueva que se desarrolla por la fuerza del Espíritu Santo.

Los dones de Dios suponen respeto a la dinámica humana: recibir – responder – asimilar – agradecer

Sin paz interior no se puede ni vivir en Dios ni, menos todavía, responder a las necesidades reales de las personas que nos rodean, a las que somos enviados por Él, pues Él es el Señor de la historia.

Vivir en fraternidad e invitar a la conversión: dos batallas duras; es necesario descansar en Dios.

Los problemas no dan tregua. Jesús nos enseña que debemos llevar la Paz de Dios en el interior.

Lo importante son las personas, todas, por eso debemos llenarnos del Espíritu para darlo siempre.

Pidamos a María vivir ahora abiertos a Dios para servir a los hermanos a los que somos enviados.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XVI

Cristo es el Pastor que nos da la Vida para formar la Comunión fraterna que nos permite compartir el Evangelio: Él es nuestra Paz y nuestra Vida


Jr. 23, 1-6:
"«¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal!», oráculo del Señor. Por eso así habla el Señor... contra los pastores que apacientan a mi pueblo: «Uds. han dispersado a mis ovejas, las han expulsado y no se han ocupado de ellas... Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países... y las haré volver a sus praderas... Yo suscitaré pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán... Llegarán los días... en que suscitaré... un germen justo; él... será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: ‘El Señor es nuestra justicia’»."

Salmo: 22: "El Señor es mi pastor, nada me puede faltar"

Ef. 2, 13-18:
"Ahora, en Cristo Jesús, Uds., los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Él es nuestra Paz... creó de los dos pueblos un solo hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz; y los reconcilió con Dios en un solo cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona. Y Él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz... Porque por medio de Cristo, todos, sin distinción, tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu".

Mc. 6, 30-34: "Al regresar de su misión, los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Vengan Uds. solos a un lugar desierto para descansar un poco». Porque, era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces fueron solos en la barca a un lugar desierto... Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato".




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