Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 19 de enero.
El domingo pasado se nos presentó a la persona de Jesús, el Hijo predilecto del Padre, por haber puesto, en su propia persona, todo otra vez en su lugar: el Adán pecador, al ser hundido en las aguas bautismales por el Hijo que acepta plenamente la Voluntad del Padre que le creó, se ha convertido en el Servidor humilde del Dios-Amor que salva por el don de su vida en obediencia sin condiciones. ¡Si así hubiera sido desde el principio la respuesta del hombre, de otro modo se hubiera desarrollado la humanidad y el mundo material! Ese fue el primer y único plan del Padre.
En este domingo se nos presenta la Misión del Hijo, y en Él, la nuestra, también bautizados con Él y por Él. También en nuestra vida debemos sepultar al viejo Adán, para vivir en el Nuevo, Cristo, amoroso y obediente al Padre, quien, para nosotros, sueña y ya tiene listo un futuro de grandeza y felicidad desde toda la eternidad; futuro que también nosotros deseamos y soñamos. Para poderlo vivir solo bebemos quitar todo lo que en nosotros sea pecado y arraigarlo todo en Cristo.
Llamados a ser como Cristo Jesús –en Él fuimos consagrados por su Espíritu– para transformar la realidad superando en ella toda esclavitud al pecado, implantando la Justicia-Santidad y llevando la Paz y la Alegría a todos los ambientes y actividades de nuestra sociedad y a todas sus instituciones: las vital-originales, como la familia, y las de servicio-funcionales, como las demás.
Para que lo logremos Dios, en Cristo Jesús, nos lo da todo, pero no basta, es necesario que seamos lo más dóciles que cada uno pueda ser según el ritmo que cada quien vive en su historia personal.
Dios está comprometido en ello. María es nuestra Madre auxiliadora para que seamos buenos hijos de Dios en Cristo Jesús, dejándonos llevar por la fuerza del Espíritu del Padre y del Hijo.
Unidos en oración con María, nuestra Madre, y, por eso, Auxiliadora:
P. José Mª Domènech SDB
«Él es el Hijo de Dios»
“Yo lo he visto y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios”. El testimonio es directo y claro, sin lugar a dudas. Y ¿a qué vino el Hijo de Dios a nuestra historia? A bautizar “con el Espíritu Santo”. Y ¿cómo lo hará? Viviendo como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” y salva a todos llamándolos a ser Santos y dándoles la Gracia y la Paz que proceden de Dios.
En el rito antiguo los pecados se abandonaban en Dios en el sacrificio del cordero y la liberación de Egipto se había dado gracias a la sangre del cordero sacrificado; ahora en la nueva alianza que inicia Cristo Jesús con el don de su vida, Él es el único Salvador de toda la naturaleza de Adán, que Él asumió plenamente. Es el único que quita todo el pecado de todo ser humano y su historia.
¡Abrámonos!
Este domingo complementa el anterior en el que se nos presentaba la persona de Jesús: ahora se nos presenta explícitamente su misión universal. Gracias a Él de “cualquier parte”, dice Pablo, “invocan el Nombre de Jesucristo”, el Señor de todos. Invocar el Nombre de Dios es ser salvo, dirá la Escritura.
Podemos ser débiles, y lo somos: nuestro invocarlo, en muchas ocasiones, se queda casi en palabras, aunque desearíamos ser mucho más coherentes y lamentamos nuestra gran pobreza. Pero una cosa es esto y otra, muy diversa, sería invocar el Nombre de Dios y rechazarlo: eso de ningún modo, ¡nos repugna!
Jesús es el Salvador de todos y nuestra misión de Bautizados –también inundados por el Espíritu Santo– es decir, como “cuerpo de Cristo”, según la realista imagen de Pablo, y cumpliendo la Misión de nuestra Cabeza –haciéndola historia–, es llevar esta Salvación “hasta los confines de la tierra”, y de la vida, como “servidores” de Dios en Cristo Jesús. Ser cristiano, por esencia, es ser misionero siempre.
No es reclutar adeptos, sino ayudar al hermano a que se encuentre con Jesús y le siga a Él como Él desea.
El servidor presentado por Isaías cumplirá su misión universal al dar su vida para vencer el pecado
La primera misión de Israel era llevar la presencia de Dios a todas partes. Dios siempre Salva a todos.
El Siervo de Dios será solo para Él y cumplirá a plenitud esta misión hasta el fin del tiempo y el espacio
La Voluntad de Dios es la salvación de todos y para eso Dios consagra a sus siervos ayer, hoy y siempre
Dios llama a todos los bautizados a que sean –cada uno de ellos– “cordero de Dios” para los hermanos.
La Voluntad de Dios es que superen su pecado y acompañen al hermano en este duro camino de libertad.
En Cristo, los pastores tienen la misión de ayudar a vivir esta Misión universal a toda la Comunidad.
Si la Comunidad vive el don de su vida en Cristo Jesús, la Salvación será una oferta real para todos.
Jesús, el Hijo consagrado por el Espíritu, dando su vida, quita el pecado y salva a todos y para siempre
La imagen del “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, debe llenarnos de paz, esperanza y consuelo, nos dice el Papa: los cristianos no debemos jamás perder ni las ganas de seguir ni la alegría.
Ningún pecado o degradación nos condena, si luchamos por vivir y caminar en el Señor y su Voluntad.
El Hijo de Dios vino a quedarse, a caminar con nosotros, a orientarnos, a sanarnos: ¡ABRÁMONOS!
Pidamos a María aprender cada día a vivir la Misión salvadora de Jesús en nuestro mundo concreto.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.
CICLO A – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO II
La Misión de Jesús es universal, por eso crea una Comunidad con la misma Misión: ofrecer a todos la Salvación –Justicia– que salva a todos del pecado
La Misión de Jesús es universal, por eso crea una Comunidad con la misma Misión: ofrecer a todos la Salvación –Justicia– que salva a todos del pecado
Is. 49, 3-6: El Señor me dijo: «Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré.» Pero yo dije: «En vano me fatigué; para nada... he gastado mi fuerza.»... mi derecho está junto al Señor... Y ahora, habla el Señor, el que me formó desde el vientre materno para que yo sea su servidor, para hacer que Jacob vuelva a Él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. Él dice: «...Yo te destino a ser luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.»
Salmo 392.4ab.7-10: Aquí estoy, Señor, para hacer tu Voluntad.
1Cor. 1, 1-3: Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por Voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, saludan a la Iglesia de Dios... a los que han sido salvados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos los que en cualquier parte invocan el Nombre de Jesucristo... Señor de ellos y nuestro. Llegue a ustedes la Gracia y la Paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Jn. 1, 29-34: Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A Él me refería cuando dije: “Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que Él fuera manifestado a Israel.”» Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre Él, Ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.” Yo lo he visto y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios.»
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