Como cada semana, el padre José María nos envía su sugerencia homilética:
La invocación del salmo habla del estado en el que se encuentra el corazón del hombre, varón o mujer, verdaderamente arrepentido: no esconde nada, no se arredra ante el qué dirán, no pierde la confianza, porque no se basa en méritos propios, sino en la identidad Misericordiosa del Dios de Amor y Vida que, como fruto de su presencia nos da la paz basada en el perdón.
Vivir desde la misericordia de Dios es vivir dispuestos a la comprensión que estimula a la vida nueva y a la conversión continua del que se ha equivocado, sin condenar, pero tampoco pasando por paños calientes los errores, que nos perjudican siempre.
La presencia de Jesús entre nosotros es signo de la fiel y omnipotente misericordia de Dios, que es constante y abierta a todos, sin ninguna discriminación, como alguno desearía para poder así excusarse y no verse invitado a reconocer su pecado, a arrepentirse, a pedir perdón y hacer el esfuerzo constante de convertirse, aceptando todas las dificultades como penitencia.
El Dios de la vida nos ofrece su vida hecha misericordia
Dios no quiere condenar a nadie, pues eso nos impediría vivir en paz y convertirnos.
Su perdón es Vida, nuestra vida íntima y futuro, así como su Palabra es nuestra luz.
El pueblo elegido necesita paz interior y cuanto más atrapado viva en sus pecados, menos posibilidad tendrá de madurar construyendo un futuro nuevo. Su Dios es un Dios de misericordia hecha historia e invitación a saciarse del Amor que, en toda circunstancia, abre caminos nuevos que somos invitados a recorrer, aunque cueste.
La tarea del hombre, varón o mujer y de la cultura y religión que sea, si quiere madurar como persona y pueblo, es dejarse guiar por la misericordia que abre a nuevas posibilidades. No hacerlo es matar la opciones de nuestro vivir feliz para siempre. Ésta vida feliz ya está definitivamente asegurada para los que, viviendo ahora los criterios evangélicos, la acepten.
El perdón es el don de Dios en nuestra historia para que podamos ser libres
Son muchas las parálisis: miedo al dolor, Fe mediocre, esperanza muerta, corazón cobarde.
Toda la gloria de Dios está cifrada en el bien de la persona. Para ella no hay peor mal que el pecado. Muchas de las desgracias actuales, y antiguas también, (en esto no somos muy modernos) están cifradas en la parálisis de nuestro pecado, de cada uno de ellos nos quiere liberar Dios, pero no quiere hacerlo solo. Quiere necesitar de apoyos externos, de carne y hueso: Jesucristo, los hermanos en la Fe, los hombres, varones o mujeres, de buena voluntad.
Ser apoyo-liberador de nuestros hermanos es ser expresión del “Sí” del Dios-Amor-Vida
Muchos somos llamados a ser estímulo para que nuestros hermanos vayan a Jesús. La vida de muchos depende de nuestra generosidad y valentía. Dios no falla jamás; ¿y nosotros?
María nos enseñe a vivir listos para testificar el amor-perdón de Dios en el diario vivir.
La invocación del salmo habla del estado en el que se encuentra el corazón del hombre, varón o mujer, verdaderamente arrepentido: no esconde nada, no se arredra ante el qué dirán, no pierde la confianza, porque no se basa en méritos propios, sino en la identidad Misericordiosa del Dios de Amor y Vida que, como fruto de su presencia nos da la paz basada en el perdón.
Vivir desde la misericordia de Dios es vivir dispuestos a la comprensión que estimula a la vida nueva y a la conversión continua del que se ha equivocado, sin condenar, pero tampoco pasando por paños calientes los errores, que nos perjudican siempre.
La presencia de Jesús entre nosotros es signo de la fiel y omnipotente misericordia de Dios, que es constante y abierta a todos, sin ninguna discriminación, como alguno desearía para poder así excusarse y no verse invitado a reconocer su pecado, a arrepentirse, a pedir perdón y hacer el esfuerzo constante de convertirse, aceptando todas las dificultades como penitencia.
El Dios de la vida nos ofrece su vida hecha misericordia
Dios no quiere condenar a nadie, pues eso nos impediría vivir en paz y convertirnos.
Su perdón es Vida, nuestra vida íntima y futuro, así como su Palabra es nuestra luz.
El pueblo elegido necesita paz interior y cuanto más atrapado viva en sus pecados, menos posibilidad tendrá de madurar construyendo un futuro nuevo. Su Dios es un Dios de misericordia hecha historia e invitación a saciarse del Amor que, en toda circunstancia, abre caminos nuevos que somos invitados a recorrer, aunque cueste.
La tarea del hombre, varón o mujer y de la cultura y religión que sea, si quiere madurar como persona y pueblo, es dejarse guiar por la misericordia que abre a nuevas posibilidades. No hacerlo es matar la opciones de nuestro vivir feliz para siempre. Ésta vida feliz ya está definitivamente asegurada para los que, viviendo ahora los criterios evangélicos, la acepten.
El perdón es el don de Dios en nuestra historia para que podamos ser libres
Son muchas las parálisis: miedo al dolor, Fe mediocre, esperanza muerta, corazón cobarde.
Toda la gloria de Dios está cifrada en el bien de la persona. Para ella no hay peor mal que el pecado. Muchas de las desgracias actuales, y antiguas también, (en esto no somos muy modernos) están cifradas en la parálisis de nuestro pecado, de cada uno de ellos nos quiere liberar Dios, pero no quiere hacerlo solo. Quiere necesitar de apoyos externos, de carne y hueso: Jesucristo, los hermanos en la Fe, los hombres, varones o mujeres, de buena voluntad.
Ser apoyo-liberador de nuestros hermanos es ser expresión del “Sí” del Dios-Amor-Vida
Muchos somos llamados a ser estímulo para que nuestros hermanos vayan a Jesús. La vida de muchos depende de nuestra generosidad y valentía. Dios no falla jamás; ¿y nosotros?
María nos enseñe a vivir listos para testificar el amor-perdón de Dios en el diario vivir.
P. José María Doménech Corominas, sdb
CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO VII
Is. 43, 18-19.21-22.24b-25:"... miren, voy a realizar algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notan? Abriré un camino en el desierto, ríos… para apagar la sed del pueblo... para que proclamara mi alianza... Soy Yo, y sólo Yo quien borraba tus crímenes..."
Salmo 40: "Sáname, Señor, porque he pecado contra Ti."
2Cor. 1, 18-22: "¡Dios es testigo! La palabra que les dirigimos a ustedes no fue primero «sí» y luego «no» Cristo Jesús... se ha convertido en un «sí»; en Él todas las promesas se han cumplido. Dios es quien... nos fortalece en Cristo. Él nos ha ungido... y ha puesto en nuestros corazones el Espíritu..."
Mc. 2, 1-12: "... no quedaba sitio ni junto a la puerta... le llevaron, entre cuatro, un paralítico... Viendo Jesús la fe que tenían... : «Hijo, tus pecados te son perdonados»... pensaban para sus adentros: «... Blasfema.» «... para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados... Contigo hablo: ‘¡Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa!’» ... Se levantó inmediatamente, cogió su camilla y salió... «Nunca hemos visto una cosa igual»"
* Oremos por las intenciones de nuestro querido padre José María, agradezcamos a Dios la valiosa labor que ha realizado en Piura, donde deja testimonio de lo que significa la entrega generosa de un sacerdote. Que Don Bosco le siga inspirando ahora que parte a tierras centro americanas.
Salmo 40: "Sáname, Señor, porque he pecado contra Ti."
2Cor. 1, 18-22: "¡Dios es testigo! La palabra que les dirigimos a ustedes no fue primero «sí» y luego «no» Cristo Jesús... se ha convertido en un «sí»; en Él todas las promesas se han cumplido. Dios es quien... nos fortalece en Cristo. Él nos ha ungido... y ha puesto en nuestros corazones el Espíritu..."
Mc. 2, 1-12: "... no quedaba sitio ni junto a la puerta... le llevaron, entre cuatro, un paralítico... Viendo Jesús la fe que tenían... : «Hijo, tus pecados te son perdonados»... pensaban para sus adentros: «... Blasfema.» «... para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados... Contigo hablo: ‘¡Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa!’» ... Se levantó inmediatamente, cogió su camilla y salió... «Nunca hemos visto una cosa igual»"
* Oremos por las intenciones de nuestro querido padre José María, agradezcamos a Dios la valiosa labor que ha realizado en Piura, donde deja testimonio de lo que significa la entrega generosa de un sacerdote. Que Don Bosco le siga inspirando ahora que parte a tierras centro americanas.
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