agosto 13, 2010

María Asunta

A continuación, el mensaje y la sugerencia homilética que el Padre José María nos ha preparado con motivo de esta fiesta mariana. Un saludo especial para los hermanos arequipeños, cuya patrona precisamente es nuestra Madre Asunta. Feliz fiesta!

Nuestra Señora de la Asunción
Misas de fiesta en Arequipa

9am Nuestra Señora de la Merced
9:30am Basílica Catedral
10am Nuestra Señora de la Asunta - Zamácola
10am Nuestra Señora de los Dolores - Cerro Colorado
10am San Antonio Abad - Miraflores
12pm Beata Ana de los Angeles - Cerro Colorado

Sacado del blog mariano arequipeño:
Siempre con María


Quiero comenzar, ante todo, agradeciendo a todos sus oraciones por mí, y por todos los que íbamos a participar en estos Ejercicios Espirituales para que sepamos aprovechar estos días de Gracia que el Señor nos concedió.

Fue un real y sincero encuentro con el Señor en esta Comunidad Inspectorial que está iniciando su caminar por los nuevos senderos de vida misionera que el Señor nos indica, no solo a nosotros sino a toda Argentina. Todos queremos ser cada día más dóciles para que el Señor pueda hacer todas las maravillas que desee a través de nuestras personas, en cualquier circunstancia que cada uno de nosotros se encuentre: unos enfermos, otros ancianos, con las fuerzas disminuidas, otros en la plenitud, otros iniciando su recorrido de entrega total y otros en sus diversos procesos formativos o de discernimiento. Todos queremos ser más y más fieles a su Amor, aun con los límites y flaquezas.

Muchísimas, muchísimas gracias a todos y cada uno: los de la cadena de oración y los amigos.

Pasamos al comentario introductorio:

La Resurrección de Jesucristo es el futuro de todos los discípulos de Jesús.

La Asunción de María es el primer adelanto de esta realidad: en ella ya se realizó la promesa de seguir a Jesús que Él nos hizo en la última cena. Seguimos nosotros, pero, para que esto se dé, es indispensable que también nosotros sigamos ahora, como María, a Jesús.

No basta hablar, decir, recibir el bautismo y ¡ya está todo hecho! No. No es así ninguna realidad viva.

Solo en los seres inanimados las cosas permanecen... ¡Y ni siquiera en ellos! También en ellos hay desgaste y los años se comen muchas realidades, salvo las que guardamos en nuestro interior y almacenamos en nuestra riqueza personal.

La vida siempre exige renovación, alimentación y ratificación de los compromisos asumidos, pues toda vida tiende a desfigurar y lacerar la primera decisión, a diluirla, a oscurecerla, ya que vienen las dificultades; las dudas; los ataques, internos o externos; los cansancios; los errores inevitables o los evitables, pero no evitados por lo que sea...

La mayoría de las ratificaciones son silenciosas: las hacemos, o las negamos, en cada una de las pequeñas decisiones del día a día.

María aprendió a decir sí a Dios desde que se comprometió con Él no solo en la anunciación sino en toda su vida, desde lo más sencillo hasta lo más llamativo, como el moción de ir a servir a Isabel, o en el cumplimiento de las tareas más cotidianas en casa, en su diálogo con el esposo e hijo, en el apoyar la decisión de Jesús de dejar la casa para ir a bautizarse y seguir lo que entendía que Dios le pedía y también en el dolor de la pasión o en el inicio del desarrollo de la Misión de la Iglesia y en la muerte. El resto, lo que vino después, fue cumplimiento de la pormesa de Dios a sus hijos en Cristo Jesús.

Es en el ordinario de la vida donde nosotros estamos llamados a vivir como hijos de Dios en Cristo resucitado.

Ahí es donde se desarrolla nuestra maduración en la Fe y nuestra asunción constante: pues somos asumidos por el Amor de Dios y nos vamos uniendo a Él: hasta que Él lo sea todo en todos.

Dios nos bendiga a todos y nos conceda la Gracia de saber imitar a María, la Madre Asunta.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

María Asunta

La Asunción de María comenzó desde su nacimiento. Ella es la real Arca de la Nueva Alianza: lleva en sí al Hijo y lo comparte. Toda su vida fue aprender, a la sombra del Padre Bueno, el Dios Salvador de su Pueblo, a subir al cielo, elevando con ella a todo el que a ella se unía en el amor y se dejaba elevar, asimilando a su lado, como ella, la llena de Gracia, a la escucha atenta y dócil al Espíritu: padres, prima, esposo, hijo, discípulos… nosotros.

Sí, también nosotros somos invitados hoy a entrar en su escuela de Santidad de María.

Las maravillas de Dios son fruto de aprendizaje, de diálogo intenso, íntimo y dócil, en medio de batallas, a veces hasta brutales, como es todo martirio, cruento o incruento.

El poder de Dios se muestra en este caminar difícil e inseguro de toda persona humana, siempre inclinada al pecado. Él no nos quita ninguna debilidad, pero puede enseñarnos a superarlas todas, dando a todos la posibilidad de entregarse con sentido de amor oblativo, nada fácil, gracias al diálogo de piedad, entrega y confianza entre cualquier ser humano y Dios.

La resurrección de Jesús, el primero de todos, nos dice Pablo, es nuestro futuro y la garantía de nuestra ascensión: María ya lo goza, le seguimos nosotros con ilusionado esfuerzo.

María caminó en la Fe, que implica lucha por ser fiel al plan de Vida y Salvación de Dios

En la imagen del Apocalipsis está presente la Iglesia en continuo martirio por engendrar hijos de Dios y mantener el testimonio del Salvador, del Resucitado de entre los muertos. Ella será siempre perseguida, pero también defendida y exaltada por el Dios Altísimo, siempre y cuando sepa, en la oración, meditación de la Palabra y los sacramentos, mantenerse íntimamente fiel a Dios, como María. Todo este esfuerzo está presentado en la imagen del desierto.

Cristo, el nuevo Adán, nos ha liberado, con su resurrección, de toda esclavitud y muerte

Pablo nos presenta a Cristo como el Primogénito Glorificado, Señor y Dominador de todo. Él, el Hijo del Hombre, nos ha abierto el camino, nos anima y nos conduce a todos. María, Discípula perfecta, le sigue y nos auxilia a todos para que seamos cada día más fieles a Jesús.

María vive su Fe en concreto y por eso es portadora de Jesús, por ella todos somos bendecidos

María nos cuida como Madre. Ella ayuda a los discípulos de su Hijo a vivir en el Amor que le ha sido confiado para darlo. Nadie como María sabe caminar en la luminosa oscuridad de la Fe, impulsada por la Verdad del Hijo y el Amor del Padre y del Espíritu.

Pedimos a María vivir como resucitados y ofrecer a Jesús en el solidario cotidiano vivir.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO C - TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XX
ASUNCIÓN DE MARÍA

La gloria de Cristo es el destino eterno de la Iglesia y María ya goza de él. Ella nos enseña a vivir dóciles al Espíritu y solidarios en la Fe.


Ap. 11, 19a. 12 1-6a.10ab:
"Se abrió el templo de Dios… y quedó a la vista el arca de su Alianza. Y apareció un gran signo: una mujer revestida de sol… estaba embarazada… Y apareció en el cielo otro signo: un enorme dragón… se puso delante de la mujer… para devorar a su hijo… pero el hijo fue elevado hasta Dios… y la mujer huyó al desierto… Y escuché una voz potente…: «Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías».".

Salmo 44: "¡De pie, a tu derecha, está la Reina, Señor!".

1Cor. 15, 20-27:
"Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos… luego los que estén unidos a Él en el momento de su venida… cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre… es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos sus enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte…"

Lc. 1, 39-56: "…María partió sin demora… Entró en la casa de Zacarías… Isabel… exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!... Apenas oí tu saludó el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz tú por haber creído…» María dijo: «Mi alma canta la grandeza del Señor… Él miró con bondad mi pequeñez… me llamarán feliz… ¡su Nombre es Santo! …desplegó la fuerza de su brazo… Colmó de bienes a los hambrientos… Socorrió a Israel, su servidor… a favor de Abraham y su descendencia para siempre.»…"

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