enero 26, 2012

"¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor!"


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 29 de enero.


Entramos ya a las puertas de la cuarta semana del tiempo ordinario...

El tiempo avanza sin esperar a nadie. Quien lo pierde, lo pierde para siempre.
Con todo, aun aceptando nuestra debilidad y limitaciones, el Señor nos sigue llamando una y otra vez. ¡Confía en nosotros!

Todos, por el Bautismo, hemos recibido la misión de ser profetas del Altísimo, al que estamos consagrados por su Amor en Cristo Jesús, gracias al Espíritu Santo que se nos ha dado.

Nuestra misión es consagrarlo todo a Él, ¡ojalá, dice Pablo, pudiéramos dar a Dios todas nuestras personas y energías, sin tener que compartirlas con nadie! No pongamos resistencia a la Salvación de Dios que nos viene ofrecida para el bien de todos los que nos rodean y nos rodearán.

Que ningún espíritu humano sea impuro, es decir, cerrado en sí mismo, alejado del Señor, resistente a su Amor Salvador.

Hay una pureza referida al cuerpo, otra referida a la mente y otra referida a la vida en su integridad. Pablo nos invita a que nada en nuestra vida se resista al Señor de la Vida; que nada tenga otros planes diversos a los del Salvador. Que nuestra voluntad se adhiera totalmente a la del Señor, que ha dado su vida para que seamos felices aquí y para siempre, como les decía don Bosco a sus queridos muchachos. El amor no tiene límite de tiempo ni de espacio: quien está casado, sea en el Señor para su familia y ambiente circundante; quien está soltero, que se mantenga en el Señor para el mundo en el que está y quien decida darlo todo al Señor y su Reino, como Cristo, Pablo y tantos otros que les siguieron, pues que lo haga sin trampas y superando todas las resistencias, internas o externas, sean del tipo que sean.

Somos profetas de este Amor Eterno y Universal, aunque nuestra naturaleza sea tan limitada y tienda, por su propia debilidad a ser impura y 'consagrarse' a otros planes que no son los del Señor, dador de vida y libertad. El Señor nos libera y purifica, pero necesita ser recibido con corazón humilde y disponible como el de María.

Él tiene autoridad porque es El Señor, el que vive absolutamente, con pureza trasparente, en la Voluntad del Padre y sólo para esto: Él es el modelo de todo profeta, de ayer, de hoy y de siempre; de todo tiempo y religión.

Pidamos a María nos dé un corazón cada día más abierto a integrarnos en la Voluntad del Señor como el Espíritu, directa o indirectamente, nos la haga comprender en cada momento. Todos se beneficiarán de esto.

Dios los bendiga copiosamente.

Unidos en oración con María:

P. José Mª Domènech SDB


"¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor!"

¿De dónde le viene la autoridad a Jesús? No era maestro oficial, ni sacerdote, ni profeta formal; su enseñar con autoridad viene de una vida coherente, privada y pública: sabía, por experiencia viva, de qué estaba hablando, pues a Dios lo conocía directamente; vivía como pensaba Dios. Hablaba de acuerdo a la vida intima que vivía, no por estudio o reflexión erudita.

La autoridad de Jesús sobre el mal, no dependía de fórmulas, sino de su identidad personal: Dios actuaba en Él y, a través de Él, su Amor liberaba al hombre que se le acercaba.

Jesús es el prototipo del profeta de Dios viviente, lleno de ternura materna, del que habla en su nombre, del que hace presente su Amor través de cada una de sus obras y palabras.

Ésta es la vocación de todo cristiano. No se trata de ‘portarse’ como cristiano, sino de ser del Señor, que nos rescató de la perdición con el don de su Vida: debemos entregarnos totalmente a Él, vivamos en el estado en el que vivamos. El cristiano, por el Bautismo, es un consagrado a la Gloria de Dios y al bien de los que le rodean y de aquellos a los que el Padre Dios le envía.

Dios se acerca a toda persona de tal modo que ella pueda, si quiere, escuchar sin miedos

Los profetas de Dios son llamados por Dios del corazón de cada pueblo, ciudad y familia. Lo que necesario para ser fieles es aprender a escuchar: el profeta a Dios y nosotros al profeta.

Actitudes indispensables en el profeta son la atención constante y la obediencia sincera.

Si se preocupa de no perder prestigio o de llegar al poder, traiciona su vocación; y el profeta traidor es el peor de los pecadores, pues desacredita a Dios y engaña a los hermanos.

Todos somos profetas y estamos consagrados a servir al Señor para el bien de los hermanos

Pablo, después animar a valorar la posibilidad de dar a Dios toda nuestra vida, anima a que algunos la consagren al Señor para servicio exclusivo de la Comunidad de los hermanos.

El matrimonio es bueno, pero que sea en el Señor y para su gloria, pues eso beneficia a todos: esposos e hijos; otros intereses desfiguran el don de la vida y la esclavizan a otras fuerzas.

Jesús es el Maestro que anuncia lo que vive en su intimidad con el Padre, que salva y libera

Jesús tiene una autoridad nueva, personal, propia: vive lo que enseña. Contrasta con los otros maestros: ellos repetían las doctrinas recibidas y no siempre respetaban la Palabra de Dios.

Jesús es acogido por la gente sencilla y se impone a los ‘espíritus impuros’, que se rebelan.

Hace callar, con energía llena de autoridad y fuerza interior, al poder del mal y de la mentira, que lo reconocen el Hijo Salvador, pues el pueblo no estaba listo para verlo como el Mesías.

Pidamos a María saber escuchar al Salvador y convertirnos para centrarlo todo sólo en Él.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO IV

En el Bautismo Dios nos hace sus profetas. Siempre atentos a su don, lo podremos compartir. Para ser creíbles, vivámoslo con sinceridad

Dt. 18, 15-20:
"El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo; lo hará surgir de entre Uds.... y es él a quien escucharán... pondré mis palabras en su boca, y él dirá todo lo yo que le ordene. Al que no escuche mis palabras… yo mismo le pedirá cuentas. Y, si un profeta se atreve a pronunciar en mi nombre una palabra que yo no le he ordenado decir, o si habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá".

Salmo: 94: "¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor!"

1Cor. 7, 32-35:
"Yo quiero que ustedes vivan sin inquietudes. El que no tiene mujer se preocupa de las cosas del Señor, buscando cómo agradar al Señor. En cambio, el que tiene mujer se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su mujer, y así su corazón está dividido... Les he dicho estas cosas..., no para ponerles un obstáculo, sino para que ustedes hagan lo que es más conveniente y se entreguen totalmente al Señor".

Mc. 1, 21-28: "Jesús entró en Cafarnaúm y, cuando llegó el sábado, fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados... y se preguntaban unos a otros: ¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y éstos le obedecen! Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea".




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