abril 02, 2015

Jueves Santo 2015

Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este Jueves Santo, 2 de abril:

«¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!» ¿Puede haber una decisión más sabia y atinada que ésta? El jueves Jesús adelanta el don de su vida; lo confía a la Iglesia y nos enseña qué es amar en concreto a los hermanos para construir realmente comunidad, como Dios es Comunión.

El viernes se entrega al poder de las tinieblas para destruir, desde su propio interior, el poder que éste tiene en nuestra sociedad y cultura, que, lejos de Cristo, en sus bases, poco ha cambiado.

El sábado se dedica a construir su Comunidad entre los que se nos habían adelantado; y destruye el poder de la muerte en la madrugada del domingo: el primer día de la nueva creación.

Su Comunidad vivirá siempre en la presencia y horizonte del Amor de Dios abierto a todos.

Jesús nos anima a fiarnos de Él, de su Palabra y Comunidad y a enriquecernos con sus sacramentos para vivir en el constante dar la vida como Él, para que los hermanos le puedan aceptar.

Unidos en oración con María, Madre del Salvador, que jamás nos abandona:

P. José Mª Domènech SDB

SEMANA SANTA - JUEVES SANTO

El jueves santo celebramos el Amor, cuya fuente es el mismo Dios, que vive hasta el extremo su compromiso de Vida con nuestra vida, tan venida a menos: da la propia vida para servir desinteresadamente a los que le necesitan para su bien y hasta el punto de hacerse oblación y alimento...

¡El cristiano vive en Cristo para ‘ser comido y asimilado’, según las posibilidades y necesidades del que nos necesita; para que el otro pueda madurar en la vida que Dios mismo le ha confiado para todos!

El evangelio de san Juan marca el sentido interior de la Eucaristía: servir a todos, sobre todo a los pecadores, para abrirlos a la Vida nueva del Señor, pues a todos debe extenderse el beneficio del gesto de libertad suprema del Maestro, sin otra finalidad escondida, por noble que sea.

Sólo le agradecemos a Dios la Vida y Salvación recibida, cuando vivimos ofreciendo a todos obras de vida y salvación. Eso nos dice el salmo 115, que el Señor pone hoy en nuestros labios.

El Señor entrega su vida en sacrifico de amor para la Vida nueva de todos, la razón de esta entrega es comunicar y compartir el Amor eterno y libérrimo de Dios, Padre-Hijo-Espíritu.

Los ministros ordenados deben aprender de su Maestro a vivir así: ése es su único éxito.

Éste es el éxito personal del cristiano, por eso necesita aprender –de Cristo– a ser servidor maduro.

Esto no se busca ni se exige: es resultado del don de la propia vida buscando que el otro tenga vida y en abundancia; así nuestra alegría llegará a ser plena, como Jesús dice durante la última cena.

Ser cristiano es servir a la vida plena y liberación de toda esclavitud del hermano, como Jesús

El pueblo de Israel se ciñó a las indicaciones de la celebración pascual para que el Señor no les dejara en la muerte de Egipto. El pueblo cristiano debe valorar la celebración eucarística como algo vital, pues eso es: paso del Señor-Salvador por nuestra vida para llenarla de su Amor.

Sólo ese Amor vivo en nosotros nos permite poderlo llevar vital y efectivo a nuestros hermanos.

Necesitamos vivir este Amor del Señor para asimilar la Vida Plena que Él nos ofrece en cada Eucaristía. Debemos hacerlo nuestro y servir como Él, en oblación para bien de todos.

Vivimos la Eucaristía al hacernos Eucaristía dando al mundo la Salvación del Dios de la Vida

La entrega sacramental del Señor nos interpela, aclara Pablo en su primera carta a los corintios.

Debemos celebrar el don de la vida del Señor con intención y voluntad explícita de vivir en el Señor los criterios de vida que Él nos ha confiado a beneficio de la entera humanidad.

No hacerlo así es hacerse reo de la Salvación y Vida nueva que Él nos confía en cada Eucaristía.

Agradecer a Dios pide entregar, como Él, la vida que se nos ha confiado para el bien de los demás

Podemos ‘rebelarnos’ al modo de Pedro y de tantos otros, por una falsa humildad o respeto al Señor. Eso nos ‘mundaniza’, según expresión del Papa Francisco, y nos deja en la pobreza y limitación de criterios del mundo, con su el individualismo, y su carga de disociación familiar y social; con su pensamiento débil y caduco en todo tipo de ideologías, que nuestro mundo desea imponernos. Esto no enriquece ni a la persona ni a la sociedad sino que perturba todas las relaciones humanas; con el culto a la apariencia, al prestigio, al poder y la manipulación de la conciencia y perversión de los valores.

El Señor pide a los apóstoles que repitan, como memorial, su gesto de servicio: que sean instrumento de vida y de renovación interior, que reciban a todos, que sirvan como Él, sin juzgar ni condenar, que construyan Comunión al estilo de Dios: Comunión Trinitaria.

Para eso es necesario que todos –sacerdote y cristiano– se acerquen al Señor de la Vida y aprendan a vivir con sus criterios. Y eso sólo es posible escuchándole con humilde atención y esfuerzo.

Pidamos a María nos enseñe a vivir cada Eucaristía escuchando al Señor para ser y vivir como Él.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

SEMANA SANTA - JUEVES SANTO

Como Jesús, estamos invitados a ser servidores de vida para el bien y la vida plena de los hermanos. Para eso fuimos creados a imagen de Dios.

Ex.12, 1-8.11-14:
...Elijan un cordero... lo inmolarán...; con un poco de su sangre marcarán los postes y el dintel de la puerta de la casa... comerán la carne de prisa, con las sandalias puestas y el bastón en la mano, pues es el paso del Señor. ...la sangre será señal para indicar las casas donde Uds. están... y así Uds. se liberarán... Este día será Uds. un memorial... lo celebrarán por todas las generaciones...

Salmo 11512-13.15-16.17-18: ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

1Cor. 11, 23-26:
Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, viene el Señor... siempre que coman de este pan y beban de este cáliz proclaman la muerte del Señor hasta que vuelva.

Jn. 13, 1-15: ...sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre... les amó hasta el extremo... y empezó a lavarles los pies... ¿Entienden lo que he hecho?... Yo... el Maestro y el Señor... les he dado ejemplo para que Uds. hagan lo mismo que yo he hecho.





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