La Fiesta de María Auxiliadora es parte del calendario litúrgico en Italia y otras partes de Europa. En nuestro país, se empezó a conmemorar a raiz del terrible terremoto del 24 de mayo de 1940. De la intensidad y destrucción de este hecho pueden dar fe los abuelitos, pues se dejó sentir hasta los puertos de Guayaquil y Arica. Las zonas más perjudicadas fueron Lima, Callao, Chorrillos, Barranco, Chancay y Huacho. Muchos muertos, miles de heridos, viviendas, edificios y algunos templos destruidos, principalmente las construcciones de quincha y adobe. Además, dado su epicentro en el mar, hubo un pequeño tsunami con olas de 3 metros.
En la Basílica, evidentemente, se estaba celebrando la Santa Misa cuando inició el sismo. Mientras muchos fieles lograron escapar, los miembros del coro no lo consiguieron. Pero nuestra Madre dejó sentir la firme protección de su manto, y ni uno de ellos resultó herido.
En la Basílica, evidentemente, se estaba celebrando la Santa Misa cuando inició el sismo. Mientras muchos fieles lograron escapar, los miembros del coro no lo consiguieron. Pero nuestra Madre dejó sentir la firme protección de su manto, y ni uno de ellos resultó herido.
"El terremoto del 24 de mayo de 1940 fue uno de los más fuertes que Lima ha sufrido. Presidía el pontifical el Nuncio Apostólico Fernando Cento y la iglesia estaba repleta de fieles devotos. Concluida la prédica y entonándose el Credo, sucedió el terrible terremoto. Todos los que pudieron escaparon de la Iglesia. Comenzó a caer argamasa del techo, el monograma del altar se vino abajo, las luces se apagaron, algunas paredes altas se abrieron y las campanas de la torre tocaron solas al viento, mientras el reloj se detuvo marcando la fatídica hora. Toda la "schola cantorum' permaneció aterrada en el coro. En el altar, el Nuncio y el P. Inspector salesiano suplicaban fervorosamente a la Auxiliadora, mientras todo temblaba y amenazaba con derrumbarse. Frente al altar cayó un ladrillo del techo, pero milagrosamente no hirió a nadie. No hubo ni un solo herido entre los presentes; pero sí cuantiosos daños materiales. Ese día no pudo salir la procesión. El Arzobispo de Lima, Mons. Pedro Pascual Farfán, convencido de la protección de María Auxiliadora, obtuvo de la Santa Sede la facultad de celebrar la fiesta de María Auxiliadora todos los años en toda la arquidiócesis limeña."
Tomado de "El Pan del Alma"
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