El Padre José María nos envía su sugerencia homilética para este domingo.
Exaltación de la Santa Cruz
Criticar es fácil y cualquiera lo hace, pero construir en positivo es más difícil y no todos lo sabemos hacer adecuadamente.
Dios siempre construye, aun contando con nuestras quejas y críticas, que a los únicos que perjudican es a nosotros mismos, no solo a los que lo hacen sino también a los que les escuchan o, peor todavía, les aplauden o les dan la razón.
Nos olvidamos con mucha frecuencia de los dones de Dios, sobre todo cuando las cosas o no nos gustan o nos van mal. Quiere decir que estamos demasiado centrados en nosotros mismos.
El centro de la vida cristiana no es ni el sacrificio ni las penas, ni el sufrimiento, ni el dolor... Nada de esto nos va a faltar, ni falta a ninguna persona, cristiana o no. ¿Qué hace diferente la vida del cristiano? Jesucristo, el Amor maravilloso, y hasta podríamos decir ‘loco’, de su vida entregada a favor nuestro.
El valor de la vida no está ni en los éxitos, ni en los reconocimientos, ni en los frutos, sino en el don de la vida sin condiciones, solo para llenar la vida de los demás, como Jesús lo hizo y todos los que le siguieron, sobre todo María. El Amor llevó a Dios a dar lo mejor de sí, su Hijo Unigénito, para lograr algo, si no, hubiera sido imposible: que sus hijos menores aprendieran a ser hijos como Cristo y llegaran a ser felices como el mismo Dios.
1. El dolor nunca ha sido ni será cómodo.-
La persona humana siempre, y con mucha lógica, ha mantenido distancia ante el dolor.
Jamás éste podrá ser reconocido como bueno en sí mismo. Es una circunstancia transitoria que debemos soportar y, con inteligencia, aprovechar para conseguir metas superiores: esto sí es bueno y engrandece a la persona.
La responsabilidad es de cada persona: ¿qué hacemos ante el dolor y el sacrificio que significan los distintos esfuerzos y las diversas circunstancias por las que pasa cualquier vida al relacionarse con nuestro mundo y sus vicisitudes? Las reacciones muestran de los criterios con los que vivimos y qué es lo que orienta, organiza y da sentido a los esfuerzos de nuestra vida.
2. El sufrimiento es inevitable, pero puede tener sentido.-
El sentido profundo del dolor está en saberlo aprovechar para la maduración de la persona, la propia o la ajena. Nadie puede criticar nuestra desazón ante el sufrimiento, lo criticable es que no seamos más grandes que él y nos dejemos aplastar hasta el punto de buscar acabar de una vez.
Hay dolores que son el pago de nuestras decisiones, es mejor asumirlos y superarlos con grandeza interior y sentido de superación del error que generó este sufrimiento. Eso engrandece.
3. Amar a otro hasta dar la vida es el mejor y más auténtico modo de vivir.-
El Amor supera todos los males, también el dolor, cualquiera que sea su nivel.
Lo importante es buscar el bien en la verdad del Amor, don de vida para la vida plena.
María nos lleve a dar la vida como lo enseñó a Jesús, nuestro Maestro, Señor y Soberano.
Dios siempre construye, aun contando con nuestras quejas y críticas, que a los únicos que perjudican es a nosotros mismos, no solo a los que lo hacen sino también a los que les escuchan o, peor todavía, les aplauden o les dan la razón.
Nos olvidamos con mucha frecuencia de los dones de Dios, sobre todo cuando las cosas o no nos gustan o nos van mal. Quiere decir que estamos demasiado centrados en nosotros mismos.
El centro de la vida cristiana no es ni el sacrificio ni las penas, ni el sufrimiento, ni el dolor... Nada de esto nos va a faltar, ni falta a ninguna persona, cristiana o no. ¿Qué hace diferente la vida del cristiano? Jesucristo, el Amor maravilloso, y hasta podríamos decir ‘loco’, de su vida entregada a favor nuestro.
El valor de la vida no está ni en los éxitos, ni en los reconocimientos, ni en los frutos, sino en el don de la vida sin condiciones, solo para llenar la vida de los demás, como Jesús lo hizo y todos los que le siguieron, sobre todo María. El Amor llevó a Dios a dar lo mejor de sí, su Hijo Unigénito, para lograr algo, si no, hubiera sido imposible: que sus hijos menores aprendieran a ser hijos como Cristo y llegaran a ser felices como el mismo Dios.
1. El dolor nunca ha sido ni será cómodo.-
La persona humana siempre, y con mucha lógica, ha mantenido distancia ante el dolor.
Jamás éste podrá ser reconocido como bueno en sí mismo. Es una circunstancia transitoria que debemos soportar y, con inteligencia, aprovechar para conseguir metas superiores: esto sí es bueno y engrandece a la persona.
La responsabilidad es de cada persona: ¿qué hacemos ante el dolor y el sacrificio que significan los distintos esfuerzos y las diversas circunstancias por las que pasa cualquier vida al relacionarse con nuestro mundo y sus vicisitudes? Las reacciones muestran de los criterios con los que vivimos y qué es lo que orienta, organiza y da sentido a los esfuerzos de nuestra vida.
2. El sufrimiento es inevitable, pero puede tener sentido.-
El sentido profundo del dolor está en saberlo aprovechar para la maduración de la persona, la propia o la ajena. Nadie puede criticar nuestra desazón ante el sufrimiento, lo criticable es que no seamos más grandes que él y nos dejemos aplastar hasta el punto de buscar acabar de una vez.
Hay dolores que son el pago de nuestras decisiones, es mejor asumirlos y superarlos con grandeza interior y sentido de superación del error que generó este sufrimiento. Eso engrandece.
3. Amar a otro hasta dar la vida es el mejor y más auténtico modo de vivir.-
El Amor supera todos los males, también el dolor, cualquiera que sea su nivel.
Lo importante es buscar el bien en la verdad del Amor, don de vida para la vida plena.
María nos lleve a dar la vida como lo enseñó a Jesús, nuestro Maestro, Señor y Soberano.
P. José María Doménech Corominas, sdb
CICLO A – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXIV
EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Nm. 21, 4b-9: "...el pueblo perdió la paciencia y criticaba a Dios y a Moisés:«¿Por qué nos hiciste salir de Egipto para morir en el desierto?... nos da asco este pan miserable» Entonces Dios les envió serpientes venenosas... «Hemos pecado... Ora al Señor para que nos libre de estas serpientes.» Moisés oró por el pueblo... «Haz una imagen de estas serpientes y ponla como estandarte... si la miran salvarán la vida»...".
Salmo 77: "No olviden las obras del Señor."
Flp. 2, 6-11: "...siendo de condición divina no defendió celosamente su ser igual a Dios, sino que se hizo nada hasta tomar la condición de esclavo... se hizo obediente hasta la muerte y una muerte en cruz. Por eso Dios lo exaltó y le concedió el nombre que está por encima de todo nombre..."
Jn. 3, 13-17: "...como Moisés en el desierto levantó a la serpiente, también el Hijo del Hombre tiene que ser levantado para que todos los que crean en Él tengan vida eterna. Amó tanto Dios al mundo que ha entregado a su propio Hijo Único para que no se pierda nadie de los que crean en Él sino que tenga vida eterna..."
Salmo 77: "No olviden las obras del Señor."
Flp. 2, 6-11: "...siendo de condición divina no defendió celosamente su ser igual a Dios, sino que se hizo nada hasta tomar la condición de esclavo... se hizo obediente hasta la muerte y una muerte en cruz. Por eso Dios lo exaltó y le concedió el nombre que está por encima de todo nombre..."
Jn. 3, 13-17: "...como Moisés en el desierto levantó a la serpiente, también el Hijo del Hombre tiene que ser levantado para que todos los que crean en Él tengan vida eterna. Amó tanto Dios al mundo que ha entregado a su propio Hijo Único para que no se pierda nadie de los que crean en Él sino que tenga vida eterna..."
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