junio 11, 2011

Domingo de Pentecostés


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 12 de junio, Fiesta de PENTECOSTÉS.

Es domingo del don del Espíritu Santo, el prometido por Cristo.

Es el "Otro Defensor", el "Espíritu de la Verdad", la "Fuente que salta a la Vida Eterna", el "Espíritu del Padre y del Hijo", el que nos lo recordará todo y nos enseñará las cosas que están por venir.

Él es el vivificador de nuestra existencia que nos hace creaturas nuevas y, con todos nosotros, crea una verdadera Comunidad católica: abierta a todo lo que Dios nos quiera confiar y regalar en la Palabra, todos los sacramentos, en la Comunidad eclesial, con todos los pastores a los que Él nos confía, y acogedora de todos los hermanos que Él ponga en el camino de nuestra vida para que les compartamos las maravillas que Él hace cada día con nosotros.

Con Él sabremos vivir en el Hijo, con el Padre y como el Hijo en medio de los hermanos para ser testigos el Don de la Vida, de la Paz y del Perdón en la Verdad y el Amor, que el Cristo nos ha comunicado para que lo vivamos en creciente intensidad y así lo difundamos allí por donde vayamos y por donde Él quiera enviarnos.

María es nuestro modelo de dócil disponibilidad y entrega; ella es la Madre de Jesús que nos ha sido regalada para que la imitemos y, como verdadera Madre y Auxiliadora neustra, confiemos a ella nuestra vida de Fe y nuestro caminar por este mundo buscando vivir cada vez mejor la Voluntad del Padre todos los días de esta segunda etapa de la vida hasta que lleguemos a la tercera y definitiva etapa a la que ya Cristo y María, y tantos otros creyetes, nos precedido.

Entramos, con esta fiesta, al tiempo ordinario de nuestra vida litúrgica y lo hacemos con el augurio de que no estamos solos en este mundo sino que tenemos todos los dones necesarios para vivir sernamente nuestra misión eclesial y personal.

Dios no nos abandona jamás: ¡nos ha dado y nos da su Espíritu!

Unidos en oración con María en el Corazón de Cristo:

P. José Mª Domènech SDB

«Reciban el Espíritu Santo»

El Señor, como Padre Universal de todos y de cada uno de los seres humanos, nos ha creado con un gran plan: que seamos, como imagen suya que somos, Comunión de personas y, así, un solo pueblo universal. Por eso nos ha infundido su propia vida: seres vivos con su Vida. Pero no basta que el Señor nos ofrezca esta maravilla hasta que nosotros la aceptemos vivir.

La Comunión personal y de pueblo, para que sea efectiva, tiene que ser experiencia personal, directa o indirecta, pero personal; si no es así no será parte de la propia vida y no nos comprometerá interiormente. Por eso Dios nos crea en una familia y nos lleva a formar pueblo.

La actitud individualista, que en nuestra época, sobre todo en el occidente, se ha hecho, siguiendo el egoísmo humano, estructura cultural, ha generado gran parte de las perniciosas ideologías actuales, rompe toda dinámica de Comunión, pervierte el amor, el matrimonio, la familia, las relaciones sociales, económicas y políticas y hasta dificulta seriamente la vida de las comunidades eclesiales.

El Espíritu de Dios, donde puede actuar con libertad, crea Comunión y lleva a los creyentes a formar Comunidades en Cristo y las hace crecer con el aporte de cada uno de ellos, esté como esté y sea quien sea. Él, con el Padre, nos hace uno en Cristo para la vida y el bien de los hermanos. Él nos llena de su Paz, la ganada por Cristo con el don de su Vida y no sólo nos otorga el perdón, sino que nos hace ministros del mismo, fuente de Comunión.

En el Espíritu tenemos la verdadera unidad de la Comunión en la paz y la justicia propia del Amor en la Verdad. Él es el don del Padre y del Hijo Resucitado; Él hace fecundo el perdón.

La experiencia de Comunión generada por el Espíritu Santo convoca la primera comunidad

El Espíritu nos libera, une e integra en la Comunión Trinitaria llevándonos entre los hombres para ayudarles a recibir los dones de Dios. Somos testigos de que no estamos solos.

Dios, espíritu puro, siempre está entre nosotros trabajando a nuestro favor. Seamos dóciles.

Todos los dones nos llegan del Espíritu de Dios y cada uno es para el crecimiento comunitario

Toda persona es beneficiaria de los dones del Espíritu Santo, pero la inmensa mayoría de la humanidad no lo sabe: ¡debemos comunicárselo siendo dóciles a la Voluntad de Dios, Uno y Trino, y generosos en la construcción comunitaria y en el cumplimiento de su Misión!

Cristo da su vida para que recibamos los dones de Dios, que nos llevan a la Comunión.

La resurrección, fruto de la gloria de Dios, nos da la Paz y el perdón con el don del Espíritu

Jesús resucitado sopla sobre los apóstoles, como una nueva creación, y les da el Espíritu.

Con el don del Espíritu recibimos la misma Misión encomendada por el Padre a su Hijo, el Cristo: construir la Paz en la Verdad por la fuerza del Amor que nos lleva al Perdón: verdadera Vida Nueva por la Comunión con Dios que permite la real y estable Comunidad humana.

Pidamos a María vivir abiertos al Espíritu y dóciles a lo que nos ofrece con sus dones.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


DOMINGO VIII DE PASCUA - PENTECOSTÉS
El don del Señor es el Espíritu Santo, fuente de Paz y Perdón;
Él reparte sus dones para el bien de todos:
así es como lo transforma todo


Hch. 2, 1-11:
"…el día de Pentecostés, estaban todos juntos… De pronto, vino del cielo como un fuerte viento que resonó en toda la casa… Y se aparecieron como unas lenguas de fuego que se distribuyeron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo… Habían en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las naciones… cada uno les escuchaba hablar en su lengua y decían: «¿No son galileos todos éstos que nos hablan?..., cómo es que les escuchamos proclamar las grandezas de Dios en nuestras propias lenguas»."

Salmo: 46 "Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra".

1Cor. 12, 3b-7.12-13:
"Nadie puede confesar que Jesús es el Señor si no es por un don del Espíritu Santo. Los dones que recibimos son diversos, pero uno solo es el Espíritu que los distribuye… Las manifestaciones del Espíritu distribuidas a cada uno son un bien para todos… Todos nosotros, judíos o griegos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo…".

Jn. 20, 19-23: "Por la tarde de aquel domingo los discípulos estaban en casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entró, se puso en medio de ellos y les dijo: «La Paz sea con ustedes…. Como el Padre me envió, yo los envío» Entonces sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes no perdonen, quedarán sin perdón»"




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