octubre 21, 2011

«Amarás a tu prójimo como a ti mismo»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 23 de octubre.


¿La justicia social y el respeto a la dignidad de toda persona, sobre todo los más humildes y desamparados, como los niños por nacer o los enfermos terminales y con enfermedades difíciles de soportar, tiene algo que ver con el Amor de Dios?

Este domingo el Señor contesta con nitidez: SÍ: ES SU EXPRESIÓN MÁS PATENTE E INDISCUTIBLE.

Todo lo que le hacemos a cualquiera de ellos, Dios lo toma como hecho a Él directamente.

Pidamos al Señor aprender a ser concretos y realistas como Dios.

Dios nos bendiga a todos y nos dé un corazón dócil para vivir cada día mejor según sus criterios: sólo así podremos ser misioneros en la vida de cada día.

Unidos en oración con María:

P. José Mª Domènech SDB

«Amarás a tu prójimo como a ti mismo»


Amar a Dios es responder a su Amor primero. Pero es imposible amarle de verdad, nos dice Jesús, y también todo el Antiguo Testamento, sin respetar, animar y cuidar la vida y dignidad del prójimo. Por eso el segundo mandamiento es semejante al primero, tan importante y vital como Él, pues es su más auténtica expresión. Es, digamos así, el segundo-primero.

Ciertamente lo más débil de una sociedad son los marginados sociales, llámense huérfanos, inmigrantes, desempleados o subempleados, ancianos o enfermos de enfermedades “incómodas”, niños por nacer… Nuestra sociedad, secuestrada por la codicia de los mercados y la prepotencia de los poderosos, los menos-precia descuidándolos muchas veces con descaro. Dios no lo acepta y está de su parte. Ofenderlos o descuidarlos es ofender a Dios directamente.

Quien toma a Dios como modelo de actitud de vida, quien escucha su Palabra como lo que es, Palabra de Vida Eterna y Salvación, Palabra de Dios, se convierte en un referente para toda persona de buena voluntad; pues su vida no queda secuestrada por las circunstancias, por duras y difíciles que éstas sean. Para vivir así, la Comunidad cristiana sólo necesita ser dócil al Espíritu que le libera y le fortalece con su Amor-Gracia-Vida Nueva.

Lo único vital para toda persona que desea ser grande de verdad, como Dios, es poner a Dios en el primer lugar de su vida, en el centro, entrar la dinámica del Amor da vida dando la propia vida. Sólo esto es garantía segura de éxito y de libertad en la identidad personal.

Sólo la Fe, la Caridad y la Esperanza en Cristo, alimentadas por la Palabra y los Sacramentos, encuentran respuestas concretas y liberadoras, propias del Amor Dios.

Dios se siente personalmente ofendido ante la injusticia y desprecio contra el desamparado

Toda persona merece respeto, pero sobre todo el que no tiene cómo defenderse.

Dios pide justicia y respeto por el marginado, sea quien sea: lo que se le haga, se hace a Dios directamente y Dios le defenderá con justicia y verdad sin que nadie se escape de Él.

La Fe vivida con honestidad anima a otros a creer y renovar su compromiso con la vida

Pablo dio su vida al Dios de la Vida; Cristo da su Vida por la salvación de todos y los cristianos de Tesalónica, siguiendo su ejemplo, asumen la Fe sinceramente creando una Comunidad dadora de vida que impacta en su ambiente. Son vivos misioneros en la vida diaria.

Es nuestra vocación; testigos no nos faltan, aunque tampoco falten las dificultades.

Si el amor es concreto, es real; si no da vida, es falso; solo si lleva a la dignidad, es verdadero

La malicia lleva a los “expertos” a preguntar al Señor algo vital; Él responde desde la Verdad completa: El Amor de Dios es lo primero, pero está esencialmente unido al prójimo.

Lo concreto del Amor de Dios debe verse en nuestras relaciones: todo es dirigido a Dios.

Pidamos a María Amar como Dios, que crea Vida y salva para la dignidad en el respeto.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXX
Dios es el Dios de la Vida en el respeto y la justicia. Él nos fortalece para que amemos en Él y como Él, sin farsas mortales y degradantes


Ex. 22, 20-26:
"…normas que el Señor dio a Moisés: «No maltratarás al extranjero ni lo oprimirás… No hagas daño a la viuda ni al huérfano. Si… ellos me piden auxilio, yo escucharé su clamor… Si prestas dinero a un miembro de mi pueblo, al pobre… no te portarás con él como un usurero... Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélveselo antes que se ponga el sol… De lo contrario, ¿con qué dormirá? Si él me invoca, yo lo escucharé, porque soy compasivo»."

Sal. 17: "Yo te amo, Señor, Tú eres mi fortaleza".

1Ts. 1, 5c-10:
"…Ustedes imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra en medio de muchas dificultades con la alegría que da el Espíritu Santo. Así llegaron a ser modelo para todos… Ellos mismos cuentan cómo… se convirtieron a Dios… para servir al Dios vivo y verdadero y esperar a su Hijo… Jesús, a quién Él resucitó de entre los muertos y que nos libera de la ira venidera".

Mt. 22, 34-40: "…los fariseos... se reunieron con [Jesús], y uno de ellos… le preguntó…: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?» Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Éste es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los profetas»."




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