octubre 13, 2011

«Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 16 de octubre.

La maravilla de Dios es que es Padre lleno de respeto y Amor hacia cada uno de sus hijos. Su relación con nosotros es extrictamente personal, con una dinámica de Amor tal, que nos va llamando y ayudando a construir, con su Espíritu, Comunidad de Amor para la Vida y el Bien Común.

Cada ser humano es una maravilla de Dios y, para él, su Padre-Dios tiene un un plan maravilloso de grandeza.

La humanidad no es un conglomerado informe de personas, sino, según la Voluntad de Dios, una familia en la que Él es el Padre y cada uno vive en tensión de amor que da vida.

Esto es así como tensión y deseo, pero no se hará realidad hasta que la persona humana se decida a madurar como tal superando la constante tentación de centrarse en ella misma y, de este modo, degradar no solo su persona sino sus relaciones y lo que deseamos que sea una familia feliz, aun en las dificultades, que a nadie le faltan, se convierte, poco a poco, en un creciente infierno, donde unos sufren porque no tienen lo indispensable, y encima desean más y más como los 'poderosos', y otros sufren, porque, en su conciencia, se dan cuenta de lo rastreros que son al no abrirse a la justicia, a la verdad y al bien de todos, pero en especial de los que más respeto necesitan.

La Voluntad de Dios, nuestro Padre, es mucho más grande en Felicidad, Paz y Vida de lo que podemos pensar. Tan grande que acabó dando su propia Vida para que entendamos su Amor y lo podamos aceptar y vivir a creciente plenitud; así es como se quedó como Hermano-Maestro en su Hijo Unigénito encarnado -Jesús- y como Guía, Animador, Defensor y Consolador en su Espíritu Santo de Amor Eterno para nosotros y todas nuestras relaciones.

Sólo Dios es el Señor Soberano del Universo. Es así. Por tanto, lo que Él es, no depende de nosotros, sino que es su identidad ¡y a nuestro favor!

Toda su relación con nosotros fluye de su Vida-Santidad, Puro Amor Incondicional...

No necesitamos hacer nada para que nos ame, pues nos ha creado por Amor y por Amor nos sostiene en la existencia, hagamos lo que hagamos.

Ésa es nuestra Salvación que, por esto precisamente, es segura e imperdible, nadie se puede condenar, salvo el que rechaza explícitamente la Salvación-Santidad que el Amor de Dios le ofrece como regalo que no merece, pero sí necesita y desea íntimamente.
No tenemos derecho a deseperar de nada. Nada ni nadie está perdido, hasta que él mismo no diga su última palabra, que sólo Dios va a escuchar, pues la dirá en el íntimo de su ser y en el último instante de esta segunda etapa de su vida.

Dios todo lo lleva para que conozcamos, comprendamos y aceptemos la Salvación que Jesús nos ofrece desde la cruz con su infinito y gratuito Amor de Dios-Hombre. A nosotros nos toca, primero, abrirnos a Él y fiarnos; segundo, vivir lo mejor posible en cada momento de nuestra vida, con nuestra continua conversión, este amor y, tercero, en consecuancia, proclamarlo a los que viven con nosotros y a los lejanos.

Ser misioneros es un deber que nace de nuestra Fe.

Pidamos al Señor crecer en nuestra Fe-Esperanza-Caridad y ser misioneros lleno de vigor interior, primero, con los que viven con nosotros en la familia y, después también, con los que llegan hasta nosotros o a los que somos enviados en cualquier momento de nuestra vida.

María nos acompaña: ella la primera misionera y la más perfecta, pues nos regaló al mismo Jesús, su hijo.

Unidos en oración con María, nuestra Misionera-Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB


«Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»

Sólo hay un modo de ser cristiano de verdad: ser ciudadano responsable y veraz, que sabe cumplir con sus obligaciones –políticas, económicas, profesionales, familiares, religiosas– en orden al Bien Común. Eso es dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

El orden de importancia es éste y no al revés, como lo usó Jesús, por la circunstancia en la que lo puso la malintencionada pregunta, muy propia de políticos o comunicadores perversos. No dar a Dios lo que es de Dios, lleva a no dar al poder civil lo que corresponde. El que miente o hace trampa, lo hace por buscar algún interés escondido: así ¡no es ni será jamás de fiar!

Toda la Biblia explícitamente confiesa que Dios es el Señor del mundo. El único que se puede revelar contra él, y lo hace, es el ser humano, para desgracia suya, personal y social.

Dios es el Señor de la historia y la lleva por caminos de Vida Nueva y Salvación, explícitamente manifestada en la Resurrección de Cristo Jesús y de María Santísima. La Iglesia es testimonio claro, pues, estando evidentemente formada por personas pecadoras, éstas, como tales, se dejan conducir por el Espíritu Santo, que no las violenta, pero las anima a fiarse del Dios de la Vida y de la Paz en la Verdad y hacerlo con Fe llena de obras, Amor generoso en las fatigas, Esperanza fuerte en el dolor. El Espíritu sostiene su caminar en medio del mundo testificando la Salvación que Dios, Buen Padre, ofrece a toda persona para el bien de todos.

La gloria de Dios es que toda persona sea grande como Él. ¿Por qué desconfiar?

Ciro, siguiendo sus planes, libera al pueblo de Israel, exiliado, y así ejecuta el Plan de Dios.

Nadie queda fuera de la soberanía de Dios, ni los poderosos que lo niegan: Dios tiene sus propósitos y todos son explícitamente proclamados: la grandeza de su hijo, el ser humano.

Sólo Dios es el Señor, no hay otro, dicen el profeta y el salmista. Abrirse a Él es salvarse.

No hay alegría más grande para el Apóstol que ver el desarrollo de la Fe de los creyentes

Como el Dios de la historia es concreto en su Amor hacia sus hijos, así también los hijos, que dicen creer en Él, deben ser concretos en su Fe y Amor hacia el Padre y los hermanos.

La alegría de Pablo viene de la maduración de la Fe-Esperanza-Amor de la comunidad que aceptó la Fe, la alimenta siempre y la lleva a obras concretas de Vida. ¡Éxito del Espíritu!

Es de cristiano, y de ser humano maduro, ser como Dios: dador de vida para el Bien Común

El cristiano, por su vocación, debe asumir muy seriamente la responsabilidad ciudadano-política, aun sin estar en ningún partido: el Bien Común es su primera responsabilidad.

Como Dios busca el bien de todos, y da la vida por ello, ésta es nuestra tarea. Sólo así se da a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César sin caer en politiquería degradante.

Pidamos a María la grandeza de reconocer la soberanía de Dios y, en ella, servir a todos.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XXIX
Dios es el único Señor y Soberano. La Salvación está en reconocerle y vivir según su Espíritu de Verdad para el Bien de todos los pueblos

Is. 45, 1.4-6:
"Así habla el Señor a su ungido, a Ciro, a quien tomé de la mano derecha…: «Por amor a Jacob, mi servidor, y a Israel, mi elegido, yo te llamé por tu nombre, te di un título insigne... Yo soy el Señor, y no hay otro… Yo te hice empuñar las armas, sin que tú me conocieras, para que se conozca, desde el oriente hasta el occidente, que no hay nada fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro»".

Sal. 95: "Aclamen la gloria y el poder del Señor".

1Ts. 1, 1-5b:
"Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica… Llegue a ustedes la gracia y la paz. Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes…. y, sin cesar, tenemos presente… cómo ustedes han manifestado su Fe con obras, su Amor con fatigas, y su Esperanza… con una firme constancia. Porque la Buena Noticia… ha llegado a ustedes…. acompañada… de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones".

Mt. 22, 15-21: "Los fariseos se reunieron para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones. Le enviaron a varios discípulos con unos herodianos para decirle: «Maestro, sabemos que eres sincero… que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios… porque tú no te fijas en la categoría de nadie. Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?» Pero Jesús… les dijo: «Hipócritas,… Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto». Ellos le mostraron un denario. Y él les preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?» Le respondieron: «Del César». Jesús dijo: «Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»."




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