marzo 17, 2012

«Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 18 de marzo.


Faltan dos semanas para la Gran Semana del Amor Oblativo de Dios.

Aprovechemos todo lo que Él nos va ofreciendo.

El domingo pasado se nos presentaban los "mandamientos" como el fruto de este Amor, unos mandamientos que debemos aprender a vivir desde el Amor crucificado de Dios en Cristo Jesús con corazón puro y que debe ser purificado continuamente expulsando, sin descanso, todos los mercaderes que tenemos instalados en el templo de nuestra vida, en nuestro corazón, y que, a veces, hasta entran en los templos físicos, donde los verdaderos creyentes deben aguantar tanta profanación de la Casa de Oración que el Padre les ofrece, donde suele estar, esperando pacientemente, su Hijo sacramentado.

Éste podemos llamarlo el domingo de la Providencia histórica: Dios, en su Amor, nos acompaña, nos precede y nos sorprende con su Amor en cada recodo de nuestra historia. Su resurrección está en todas partes: movimientos de liberación decente que no pretende matar a nadie, sino despertar en todos el sentido de respeto, dignidad y justicia; bancarrotas de todo tipo que nos abren los ojos haciéndonos ver la presencia de Satanás, Señor del poder y de la codicia, que no tiene empacho en asesinar, destruir personas y familias y romper esperanzas legítimas; apertura a la verdad y al bien en muchos corazones y conciencias, realidad que lleva a cuestionar modos de vida y estructuras de todo tipo, para ver si es verdad que vienen de Dios o de un dios falso, es decir, no-liberador, no-constructor de comunión, no-restaurador de personas y Comunidades.

La nuestra no es una doctrina que aprender, ni una religión que practicar, sino una Vida Nueva en el Amor de Dios que vivir y que, por cierto, se expresa en formas religiosas [pues somos seres materiales], algunas de ellas ofrecidas por el mismo Maestro, el Resucitado, que fue levantado para que tuviéramos Vida y la tuviéramos abundante. Somos de carne y hueso, igual que Jesús, y Él eso lo ha respetado radicalmente, como su Padre, el ser más respetuoso que jamás ha existido entre nosotros.

El ser seres históricos llamados a la Vida Eterna, nos lleva a la responsabilidad de tomar muy en serio lo que Dios nos propone: ése es el único juicio al que somos, todos los días, sometidos. La vida la juzga la vida, desde el Amor que da Vida Eterna a todos los que se la aceptan, y eso sin excepción alguna.

Pidamos a María tener la cordura de aprender, cada día, a escuchar mejor a Dios en su Enviado, Jesucristo, de carne y hueso, hoy presente y propositivo en la Comunidad Cristiana que le es fiel en creciente esfuerzo de conversión.

Él nos envía a construir su templo vivo, Comunidad del Resucitado, que tiene la misión de testificar su Amor a toda criatura.

Dios nos bendiga a todos y a todos nos dé su Sabiduría y Fortaleza para serle cada día más fieles, sin descanso.

Unidos en oración con María, la Madre y Maestra que nos acompaña en nuestro caminar hacia la Pascua:

P. José Mª Domènech SDB

«Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único»

Nuestra realidad, con todos sus errores, no puede detener a un Dios que ya optó, desde la creación del mundo, a favor del hombre, de cada persona, sea quien sea y haga lo que haga. De modo que en sus manos estamos absolutamente seguros del éxito y del futuro de nuestra vida.

La historia, construida por nosotros, pasa por graves males, pero no fracasará: nuestro descalabro personal, fruto de nuestras decisiones, no genera el desastre global, pues éste no está en los planes de Dios. La historia es conducida por Dios, Él será, y es, su Señor, pero nos respeta.

Sería una irresponsabilidad mayúscula de Dios dejar la historia global en nuestras manos, personas minúsculas, limitadas, enfermizas y tan inclinadas no sólo a dejarse engañar por sus propias visiones y gustos, sino a dejarse manipular por otras personas y por las más variadas apariencias: ¡y esto les pasa incluso a los que creen ser los más sagaces y sabios de este mundo!

El Amor de Dios piensa en nuestro bien y en su Hijo único hecho hombre nos lo muestra.

Él mueve la libertad humana para despertar caminos de renovación y de vida creciente.

La historia es el ámbito en el que Dios muestra su Amor soberano para el bien de los que ama

El nuestro es un mundo de exiliados. La añoranza de la tierra y de la paz reina en ellos. Sólo el mantener los valores les ayuda a vivir. Dios es siempre fiel a su palabra de vida y paz. Es necesario, para gozar los planes de Dios, que su pueblo escuche su voz y vuelva a Él.

Pablo nos muestra que Cristo Jesús es la expresión de un Amor que siempre reconstruye la vida

En la relación entre Dios y nosotros, todo es gracia que redime y salva al que se confía.

Por el Bautismo ‘decimos’ aceptarla y es la vida la que lo ratifica o lo contradice; pero Dios jamás cambia: Él siempre es nuestro Padre y nosotros siempre estaremos llamados a ser hijos.

El Hijo, dando su vida, nos abre, por fin, a la renovación de la nuestra: nos toca responder

El Amor del Padre se expresa en el don del Hijo y en la voluntad de éste de dar su vida para garantizar la grandeza de la nuestra. La realidad, el mundo, está segura en Dios; pero debe abrirse a su Amor y escuchar su voz.

Dios no juzga: la vida se muestra salvada, si acepta a Dios; o condenada, si se cierra a Él.

Pidamos a María abrirnos al Padre escuchando al Hijo y siendo dóciles al Espíritu de Vida.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO B – TIEMPO DE CUARESMA – DOMINGO IV

Dios ama a cada persona más allá de su respuesta, pero ésta puede salvar o condenar a la persona según corresponda o no al amor de Dios


2Cr. 36, 14-16.19-23:
"Los jefes de Judá, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades imitando a los paganos... El Señor... les llamó la atención... por medio de sus mensajeros... Pero ellos escarnecían a los mensajeros de Dios... Los caldeos quemaron la casa de Dios... Nabucodonosor deportó a Babilonia a los que habían escapado de la espada... Así se cumplió la palabra del Señor... El primer año del reinado de Ciro... el Señor despertó el espíritu de Ciro... y éste mandó proclamar...:«El Señor... me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén. Si alguno de Uds. pertenece a ese pueblo, ¡que el Señor, su Dios, lo acompañe y que suba!»"

Salmo: 136: "Que no me olvide de ti, ciudad de mi Dios".

Ef. 2, 4-10:
"Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con el que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados,... –gratuitamente– con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con Él en el cielo. Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús... han sido salvados por su gracia, mediante la Fe... para que nadie se gloríe..."

Jn. 3, 14-21: "Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en Él tengan Vida Eterna. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino te tenga Vida Eterna. Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él... el que no cree ya está condenado… la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas, pues sus obras eran malas... El que obra conforme a la verdad se acerca a la luz..."




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