agosto 09, 2012

«Yo soy el pan de vida»


Tenemos la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 12 de agosto.



Dos palabras se nos repiten: creer-pan

Dios nos enseña con todo, pero, sobre todo, con la vida de su Hijo y su Palabra.

La pregunta es si estamos dispuestos a aprender o "¡ya sabemos!" (como dicen tantas veces los menores o las personas inmaduras que no desean aceptar una observación o enseñanza)

Por eso viene la segunda palabra: CREER. Es decir, acercarse al HIjo, escucharle, seguirle, obedecer. ¡Qué lástima que para muchos, incluso algún consagrado en la vida religiosa o para el ministerios sacerdotal, ésta parezca ser una mala palabra, casi degradante!

Como para preguntarse ¿degradado fue Jesús, que hizo de la obediencia a su Padre el eje de su vida, ¡más: su alimento!?

Se le pide a Elías que se alimente para seguir caminando al encuentro con el Señor, que le espera más allá de sus sentimientos;

Pablo nos pide obediencia vital, para que nuestras decisiones no "entristezcan" al Espíritu Santo con el que fuimos consagrados para vivir en la Salvación, y así poder llenar de la Vida nueva nuestro mundo, como un alimento que fortalece y anima o un aire que permite respirar con renovada esperanza.

No. De Dios no sabemos casi nada, pues apenas tenemos pequeños encuentros con Él, por eso lo que nos corresponde es vivir en una gran humildad, sencillez, cercanía, disponibilidad y atención para no engañarnos a nosotros mismos con nuestros múltiples aparatos institucionales, que sirven como estructura-andamiaje, pero no como vida, pues ellas no son nuestra vida, ni la de Dios, pero, siendo seres materiales, las necesitamos, y por eso las creamos, aunque a veces nos hagamos trampas con ellas mismas, pero de eso no tienen la culpa las estructuras sino nosotros que desfiguramos sus fines y rezón de ser. En realidad, despreciarlas, como algunos hacen ahora, es despreciar nuestra propia realidad humana; pero divinizarlas, como otros tienden a hacer, es degradar nuestraa dignidad personal-social. Todo tiene su justo medio y debemos pedirle al Señor que nos enseñe a vivirlo para no perjunicar a nadie.

A una persona sólo se la conoce poco a poco -cada día mejor y nunca del todo-, si se intima con ella de verdad, es decir, con respeto, veneración y aceptándola como es -sin manipulaciones- para poder colaborar con ella en la construcción de una vida nueva, que, cuando se trata de Dios, Jesús la llama "el Reino".

Él mismo nos dice que el Padre lo ha enviado como nuestro Pan vivo para la Vida del mundo.

Pero es necesario acercarse a Él: Él no desprecia a nadie, pero acercarse no es "usar" para beneficio personal, sino buscar al Señor para aprender a conocer su Vountad y hacerla nuestra: así la Vida crecerá y se hará historia en nuestra concreta realidad, por muy destrozada y sacudida que esté por las diversas crisis.

Vivamos abiertos como María, atentos y disponibles como ella... Lo demás vendrá solo... ¿Lo creemos?

¡¡¡Éste es el eje!!! Cuando la Fe no se hace historia es que todavía no ha pasado de deseo, sueño o ilusión, no es realidad.

La Fe es como el fuego: o ilumina y quema o no ha sido recibido todavía en la vida concreta.

¡Levántate y come! y Elías lo hizo!: Elías creía de verdad.

¡No apaguen el Espíritu en Uds! ¿Qué hacemos nosotros? ¿Creemos de verdad?

Todo el que oye al Padre y recibe su enseñanza, viene a Mí... ¿Nos acercamos cada día más al Señor de la Vida que nos alimenta con su Palabra, su propia vida y con cuerpo histórico llamado pan eucarístico y Comunidad eclesial?

"Obras son amores, que no buenas razones", dice el viejo refrán...

Seamos concretos en nuestra Fe y nuestro mundo irá cambiando.

Pidámoselo a María, nuestra Madre Auxiliadora.

Dios nos bendiga a todos con un corazón cada día más dócil y sencillo.

Unidos en oración con María:

P. José Mª Domènech SDB

«Yo soy el pan de vida.»

¿Quién conoce a alguien de verdad? ¿Quién conoce a Dios o a sí mismo? Eso depende de la intimidad con la que se viva con esa persona. Quien intima con Dios, le irá conociendo. Lo mismo con cualquier otra persona. De ahí, con sus reparos, el refrán que dice: ‘Dime con quién andas y te diré quién eres’.

Toda autoridad actúa según los criterios de los que se alimenta y los consejeros en los que confía.

Esto es más real todavía si no se rige por una conciencia sana, que busca el Bien Común desde la verdad, sino por la necia y asesina codicia de poder, riqueza o autocomplacencia, o por la unión de las tres, como, tantísimas veces, acaba sucediendo, para desgracia, a la corta o a la larga, de todos los implicados.
De ahí viene la corrupción, mentira y asesinato, directo o indirecto. Éste es un camino que lleva a la infelicidad profunda, y también social. Por eso nuestro mundo no va bien y la realidad nos lo impone.

Dios nos invita a construir otra realidad radicalmente diversa: nos creó para que fuéramos felices.

Las personas de buena voluntad necesitan mucha atención al Señor y ser dóciles a sus dones para responder con el bien al mal que asedia. Dios apoya a quien da oportunidades de bien y de vida. No dejemos de acercarnos al Dios de la Vida, del Bien y de la Verdad: Él nos da su Paz, Gozo y Vida nueva.

No es posible avanzar entre las dificultades, internas y externas, sin el alimento que el Señor nos ofrece

Sólo con nuestras fuerzas, no podremos superar nuestros errores y desalientos: somos muy débiles.

La vida es un camino lleno de dificultades, por eso Dios nos invita a comer lo que nos ofrece para seguir.

Pero no basta tener al Señor y su apoyo a nuestra disposición, necesitamos caminar con sus criterios

El criterio de Cristo es ir al hermano para entrar en comunión con él y servirle para darle vida. Para eso hemos recibido su Espíritu en el Bautismo; para eso el mismo Jesús se hizo nuestro alimento.

Dios se fía de nosotros, nos toca a nosotros fiarnos de Él y caminar según su Espíritu. Sólo así el don de la vida de Cristo, por la Fe, se hará don de nuestra vida, alimento, para el bien de todos.

Jesús recibe y salva a quien se acerque y crea en Él, pero debe dejarse enseñar para salir del desaliento

Dios no está lejos de nosotros: es el hijo de José; y sólo al creer en Jesús, y seguirle, podemos ‘verle’ hoy y aquí. No sólo se hizo hombre: se hizo también pan y sólo la Fe nos permite alimentarnos de Él.

La Fe en Jesús nos permite acercarnos a Dios de verdad, pues sólo Él le conoce directamente y sólo con Él estamos seguros de ir conociendo a Dios sin las trampas que nos ponen ya sea nuestra estructura psicológica o las pretensiones de nuestras estructuras sociales o, también, nuestras tradiciones religiosas.

Si no aceptamos la guía de la Palabra de Dios jamás sabremos bien qué decimos cuando
proclamamos: ‘yo creo en Dios’ o ‘yo soy católico o cristiano o evangélico’. El centro ¿es Dios o nosotros?

Pidamos a María fiarnos cada día mejor de Jesús para que su alimento sea fructífero en nosotros.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XIX

Para vivir en la dignidad de discípulos y testigos del Amor de Dios, como Él nos pensó, debemos alimentarnos de su Palabra y de su Pan de Vida eterna.


1R. 19, 1-8:
"El rey Ajab contó a Jezabel todo lo que había hecho Elías y cómo había pasado a filo de espada a todos los profetas [de Baal]... Jezabel envió... un mensajero a Elías para decirle: «Que los dioses me castiguen si… yo no hago con tu vida lo que tú hiciste con la de ellos». Elías temió y... caminó... por el desierto, y al final... se deseó la muerte y exclamó: «¡Basta ya, Señor! ¡Quítame la vida, que no valgo más que mis padres!» Se acostó y se quedó dormido. Pero un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate y come!»... Comió, bebió, y se acostó de nuevo. Pero el ángel del Señor... le dijo: «Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar». Elías... fortalecido por ese alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches, hasta la montaña de Dios, el Horeb".

Salmo: 33 "Gusten y vean qué bueno es el Señor".

Ef. 4, 30-5, 2:
"Hermanos, no entristezcan al Espíritu Santo con el que Dios los ha marcado para el día de la redención. Eviten... toda clase de maldad... Traten de imitar a Dios como hijos suyos muy queridos. Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio agradable a Dios".

Jn. 6, 41-51: "Los judíos murmuraban de Jesús... y decían: «¿Acaso éste no es Jesús? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: ‘Yo he bajado del cielo’?» Jesús... les dijo: «No murmuren entre Uds. Nadie puede venir a Mí si no lo atrae el Padre que me envió»; y Yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: ‘Todos serán instruidos por Dios’. Todo el que oyó la voz del Padre y recibe su enseñanza viene a Mí... sólo el que viene de Dios, ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida... éste es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la vida del mundo".




No hay comentarios.:

Publicar un comentario