El día 23 iniciamos el mes de preparación para la fiesta de nuestra Madre, María Auxiliadora.
Pensemos en agradarla, todos los días, para ir viviendo su fiesta desde ahora!
Podemos empezar dedicándole un Avemaría, un Angelus, o un Rosario, por las intenciones del Santo Padre, por nuestros hermanos católicos y cristianos que no pueden expresar su devoción abiertamente por la situación política de su nación, por los niños por nacer, por el aumento de vocaciones religiosas y sacerdotales, por tantos que necesitan de nuestra oración!
Y por qué no, con esta hermosa melodía, que recoge el sentir de todos los que amamos a María Auxiliadora:
Auxiliadora y Madre
Auxiliadora y Madre, Virgen María,
mientras busco la senda eres mi guía.
1. En tu templo yo mi historia comencé,
que eres Madre yo lo supe desde niña;
me enseñaste, Auxiliadora,
que la fe y la esperanza
y el amor nos dan la vida.
2. En mis ojos tu mirada se prendió
y aprendí a descubrir en cada niño,
en el rostro de aquel pobre,
en la mano del mendigo,
tu dolor y el de tu Hijo.
3. En tus manos yo mi vida entregué,
tu presencia es lo que siempre yo anhelo;
por la vida voy sembrando,
por la vida voy cantando
porque eres mi consuelo.
Pensemos en agradarla, todos los días, para ir viviendo su fiesta desde ahora!
Podemos empezar dedicándole un Avemaría, un Angelus, o un Rosario, por las intenciones del Santo Padre, por nuestros hermanos católicos y cristianos que no pueden expresar su devoción abiertamente por la situación política de su nación, por los niños por nacer, por el aumento de vocaciones religiosas y sacerdotales, por tantos que necesitan de nuestra oración!
Y por qué no, con esta hermosa melodía, que recoge el sentir de todos los que amamos a María Auxiliadora:
Auxiliadora y Madre
Auxiliadora y Madre, Virgen María,
mientras busco la senda eres mi guía.
1. En tu templo yo mi historia comencé,
que eres Madre yo lo supe desde niña;
me enseñaste, Auxiliadora,
que la fe y la esperanza
y el amor nos dan la vida.
2. En mis ojos tu mirada se prendió
y aprendí a descubrir en cada niño,
en el rostro de aquel pobre,
en la mano del mendigo,
tu dolor y el de tu Hijo.
3. En tus manos yo mi vida entregué,
tu presencia es lo que siempre yo anhelo;
por la vida voy sembrando,
por la vida voy cantando
porque eres mi consuelo.