marzo 08, 2014

La tentación


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 9 de marzo, I del período de Cuaresma.

La Cuaresma ya llegó. Agradecemos al Señor esta inmensa gracia de su Amor que nos invita a ser a más íntimos con Él, más libres en nuestro interior, más serviciales con nuestros hermanos.

Las tentaciones jamás dejarán de complicar nuestra vida y de darle la oportunidad de madurar en decisión y fortaleza. Pero, además de ser una oportunidad, la tentación también es un peligro, pues podemos ceder y hundirnos. Cuanto más desprevenidos estemos y nos sintamos más seguros de nosotros mismos, como si en nosotros tuviéramos todo lo necesario para madurar hasta ser como Dios –que es nuestra básica vocación– estaremos más expuestos, ante las caída inevitables, a sufrir más profundos desalientos al darnos cuenta de que no logramos mantener los compromisos asumidos. Esto nos puede llevar o a no atrevernos a seguir sinceramente al Señor, pues tememos caer, o a no ser capaces de levantarnos con la adecuada confianza en la Misericordia providente de Dios que nos cuida y nos da los medios para remontar cada momento de error.

Solo en el Señor está la seguridad de nuestra vida y el éxito de nuestra existencia, no en nosotros mismos, por muy bien preparados que nos creamos y muy fuertes que nos sintamos. Por eso el Espíritu lleva a Jesús al desierto, para que se encuentre con el Amor de Dios y se comprometa a intimar con Él sin descanso. Es verdad, en el desierto también vendrán las tentaciones, como le pasó al pueblo de Israel, a los profetas y a todos santos. Alguien llegó a decir que al pie de la cruz siempre está Satanás para separarnos de la Salvación que nace de la lucha por Amar en el Señor, de la entrega de la propia vida en el Amor de Dios y del sufrimiento entregado al Amor del Padre para que Él lo convierta en Salvación para todos. Así lo vivió Jesús y María y todos.

Quien quiera ser como Dios, y todos –en el fondo de la existencia– lo deseamos, deberá aprender a escuchar al Señor de la vida y de la ciencia del bien y del mal. Solo se aprende eso con el ejercicio concreto de la escucha atenta. Quien ama y respeta aprende a escuchar. No es sencillo, sobre todo cuando quien nos habla nos pide ser libres de verdad y salir de nosotros mismos para ser más grandes que lo que pensamos y deseamos de nosotros mismos. El pecado no es solo ir contra una norma –eso sería un error, una falla o, si se quiere, un delito–; un pecado es mucho más y mucho peor que eso: es ir contra la Voluntad de Dios con el conocimiento de lo que hacemos y la voluntad de hacerlo, aun dándonos cuenta de que de nuestra decisión se derivan daños contra nosotros y contra otros, daños que siempre son contra Dios, aunque a Él, como tal, no le lleguen, pero Él los asume y los ‘sufre’. En el paraíso a Dios le duele la separación del hombre y en el Calvario Él acepta la total entrega del Hijo de hombre, vivida en el dolor que a todos nos salva.

Dios nos desea ver cada día más íntimos y disponible a lo que nos pida. Para eso necesitamos escuchar con docilidad la Palabra de Dios y no separarnos de Él. Es resultado es la feliz libertad.

Unidos en oración con María, Madre siempre abierta y disponible al Amor de Dios:

P. José Mª Domènech SDB

La tentación


“Busquen, ante todo el Reino de Dios y su Justicia, lo demás se les dará por añadidura.” Jesús nos ha dicho con suma claridad. Toda tentación busca separarnos es este ideal, ya sea por el egoísmo en la búsqueda de los propios intereses, ya sea tratando de manipular al mismo Dios, ya sea dejándonos llevar por la codicia de cualquier bien o aparente bien. Solo podemos tener éxito aprendiendo de la Palabra.

Absolutamente todos somos tentados. ¿En qué nos apoyamos para vencer a nuestro peor enemigo?

Si nos quedamos solos en la tarea de ser como Dios, estamos perdidos. Así sucedió a nuestros padres, que, en lugar de seguir las paternas indicaciones de Dios –que busca nuestra vida– escucharon al enemigo que engaña para esclavizarnos a la codicia de placer, poder y/o éxito: él sabe que pueden dominarnos.

Jesús nos salva gracias al don de su vida, fruto de una humilde y atenta escucha obediente al Padre.

La Palabra de Dios vive en nuestra conciencia y la tentación no la puede callar, aunque nosotros sí.

Toda tentación nos sugiere no hacer caso a Dios, como mostrándonos que no lo necesitamos para eso.

No podemos evitar la tentación, pero sí podemos no escucharla y seguir siempre la Palabra del Padre.

La debilidad humana cuenta con la defensa infalible del Amor de Dios y Satanás nada puede contra Él

El pecado destruye todo lo que se pone a su alcance y se demuestra ineficiente para construir en el bien.

Sólo vivir en la obediencia humilde de Cristo al Padre, a quien escucha con atención, nos lleva a todos al éxito, pues ahora, por el pecado de Adán, estamos sometidos a la muerte que trae consigo el pecado.

Vivir como siervo de Dios supone aprender a combatir contra el mal y la muerte por fidelidad a su Amor

El desierto –distancia de todo interés egoísta– es el lugar del encuentro íntimo con Dios, donde aprendemos a escucharle y a vivir según a su Voluntad. Nadie nunca se librará de las tentaciones, ni ahí.

Dios no está ni al servicio de nuestro interés personal ni para nuestro éxito ni para darnos ningún poder.

Pidamos a María vivir más atentos a la Palabra de Dios, para vencer la tentación y superar las caídas.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

CICLO A – TIEMPO DE CUARESMA – DOMINGO I

No es posible evitar las tentaciones, pero la Palabra de Dios nos da lo necesario para vencerlas en todos los campos y ser capaces de superar todo error

Gn. 2, 7-9; 3, 1-7:
El Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y soplo en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente... El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles... el árbol de la vida en medio del jardín, y el árbol de la ciencia del bien y del mal... La serpiente era el más astuto de... los animales... que... Dios había hecho, y dijo a la mujer: «¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?» La mujer respondió: «Podemos comer de los frutos de todos los árboles... Pero respecto al árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de él ni lo toquen, pues de lo contrario quedarán sujetos a la muerte.”» La serpiente dijo...: «No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol... serán como dioses, conocedores del bien y del mal.» ...la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer... y deseable para adquirir conocimiento; tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido... y él también comió. Entonces se les abrieron los ojos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos...

Salmo 503-6a.12-14.17: ¡Piedad, Señor, pecamos contra Ti!

Rm. 5, 12-19:
Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron... la muerte reinó desde Adán hasta Moisés... Pero no hay proporción entre el don y la gracia... Tampoco se puede comparar ese don con las consecuencias del pecado, ya que el juicio de condenación vino por una sola falta, mientras que el don de la gracia lleva a la justificación después de muchas faltas... si por la falta de uno solo reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán por un solo hombre, Jesucristo, aquellos que han recibido... la gracia y el don de la justicia... Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos.

Mt. 4, 1-11 : Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus... noches, sintió hambre. Y el tentador... le dijo: «Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes.» Jesús le respondió: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» Luego el demonio llevó a Jesús... y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: «Si Tú eres el Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Dios dará órdenes a sus ángeles y ellos te llevarán... para que tu pie no tropiece con ninguna piedra.”» Jesús le respondió: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”.» El demonio lo llevó... a una montaña muy alta; y desde allí, le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: «Te daré todo esto si te postras para adorarme.» Jesús le respondió: «Retírate, Satanás, porque está escrito: “Adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo rendirás culto”.» Entonces el demonio lo dejó y unos ángeles se acercaron para servirle.











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