Tenemos la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo 4 de mayo.
La presencia de Dios en nuestra vida es constante y discreta, pero no banal ni indiferente. Él es muy eficiente en todo lo que hace, pero no es invasivo; espera que se le abra la puerta para entrar y que se le deje hablar para compartir su riqueza y que se le acepte en la propia casa o interior para manifestarse con el Señor y Salvador resucitado de entre los muertos.
Los discípulos que, abandonando la Comunidad en la que el Señor los había insertado, se dirigían a Emaús, hicieron la experiencia de caminar con Jesús sin saberlo, de escucharle sin percatarse de su presencia –pero sintiendo su cercanía e interés– y de vivir su redentor Señorío que se les daba como alimento que nos resucita a la vida. Ante tan convulsionante experiencia se les encendió el fuego evangelizador y volvieron corriendo a su Comunidad para enriquecerlos con lo que habían vivido y les había transformado la vida: ¡¡¡El Señor ha resucitado, está vivo y lo hemos visto!!! En la experiencia de todo convertido. Pedro nos pide tomar en serio nuestra Fe hoy y aquí.
La conversión no se da solo al inicio del camino de Fe. Ésta tiene distintos niveles de conversión, pero para que ésta se dé en nuestra experiencia personal, es necesario que aprendamos a abrirnos al Señor que camina con nosotros, que escuchemos su Palabra y nos unamos en la Comunidad.
El signo de su conversión fue que regresaron a su Comunidad, aunque los caminos, por la noche, fueran peligrosos. La vida que debían compartir era mucho más importante. ¿Qué representa para nosotros nuestra Comunidad de Fe? ¿O es que no es de Fe, sino de tradición o necesidad o gusto?
Dios nos bendiga a todos. Que el Señor renueve nuestra voluntad de convertirnos cada día a Él y dejar que su Palabra reoriente nuestra vida, nos llene de su Paz y perdón y nos enseñe a unirnos mejor en la Comunidad a la que el Señor nos ha integrado desde el día de nuestro Bautismo. El Espíritu del Resucitado nos guía en las crisis, vivamos cada día más abiertos y dóciles a Él.
Unidos en oración con María, la Madre que desea ver a todos sus hijos unidos en su Hijo amado:
P. José Mª Domènech SDB
La presencia de Jesús en nuestra historia es cierta y concreta: Palabra-Comunidad-Sacramentos. Vive atento a las necesidades más reales en nuestra historia interior y sus altibajos. Jamás se distrae.
Nuestros momentos se crisis le son de sumo interés, pues dio su vida para salvarnos de toda derrota.
Jesús, Dios y Señor del Universo, camina con nosotros y nos pide superar toda superficialidad; pues sin reflexionar en todo e ir a profundidad, nos quedamos esclavos de las apariencias, engaños y miedos.
Lo grave en todo discípulo es el desaliento que lo aísla de la Comunidad; Jesús nos sale al encuentro.
La proclamación de la resurrección del Señor es el mensaje más vital de la Fe cristiana: somos testigos
Los milagros de Jesús despertaron la esperanza y la cruz la quiso matar, pero Dios resucitó a su Hijo.
Somos testigos de la resurrección, respuesta del Amor de Dios a la necesidad de Salvación de sus hijos.
Pedro nos pide coherencia con nuestra Fe: el Padre, Juez de Misericordia, nos salvó por su Hijo amado
La vida humana es única e inmortal. Dios nos la toma en serio: lo que decidimos construye el futuro.
Creer en Cristo Salvador lleva a la conversión, pues nos enseña a confiar en el Dios de Amor y Vida.
Jesús camina con nosotros, muestra la acción de Dios en nuestra vida y nos pide volver a la Comunidad
Aceptar y escuchar a Jesús en nuestro caminar llena de fuego el corazón y nos lleva a la Comunidad.
Signo objetivo de la presencia de Jesús es que vamos a la Comunidad para llevarle la Buena Noticia.
La Palabra de Cristo, proclamada en la Comunidad, y la Eucaristía iluminan los ojos de nuestra Fe.
Pidamos a María saber descubrir a Cristo vivo en la Palabra y la Eucaristía vividas en la Comunidad.
Hch. 2, 14.22-33: El día de Pentecostés, Pedro... levantó la voz y dijo: «Hombres de Judea y todos los que habitan en Jerusalén, presten atención porque voy a explicarles lo que ha sucedido. A Jesús de Nazaret, el hombre que Dios acreditó ante ustedes por intermedio de... signos que todos conocen, a ese hombre... Ustedes lo hicieron morir clavándolo en la cruz por medio de los infieles. Pero Dios lo resucitó... porque no era posible que [la muerte] tuviera dominio sobre Él. En efecto, refiriéndose a Él, dijo David: “Veía sin cesar al Señor delante de mí, porque Él está a mi derecha para que no vacile. Por eso se alegra mi corazón... porque tú no entregarás mi alma al abismo, ni dejarás que tu servidor sufra la corrupción... y me llenarás de gozo en tu presencia.” Hermanos, permítanme decirles con toda franqueza que el patriarca David murió y fue sepultado... Pero como él era profeta, sabía que Dios le había jurado que un descendiente suyo se sentaría en su trono. Por eso previó y anunció la resurrección del Mesías... A este Jesús, Dios lo resucitó, y nosotros somos testigos...»
Sal. 151-2a.5.7-11: Señor, me harás conocer el camino de la Vida
1P. 1, 17-21: Ya que ustedes llaman Padre a aquel que... juzga a cada uno según sus obras, vivan con temor mientras están en este mundo. Uds. saben que “fueron rescatados”... con la sangre preciosa de Cristo... Por Él ustedes creen en Dios, que lo ha resucitado y lo ha glorificado, de manera que la Fe y la Esperanza de ustedes estén puestas en Dios.
Lc. 24, 13-35: El primer día de la semana, dos de los discípulos iban a... Emaús... hablaban sobre lo que había ocurrido... Jesús se acercó y siguió caminando con ellos... algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: «¿Qué comentan por el camino?»... Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único... que ignora lo que pasó...?» «¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos le respondieron: «Lo de Jesús, el Nazareno,... un profeta poderoso en obras y en palabras,... cómo nuestros... jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera Él quien liberara a Israel. Pero... ya van tres días que sucedieron estas cosas... algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado; ellas fueron de madrugada al sepulcro y, al no encontrar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles asegurándoles que Él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho, pero a Él no lo vieron.» Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!...» Y, comenzando por Moisés y continuando por todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él. Cuando llegaron... Jesús hizo ademán de seguir adelante... ellos le insistieron: «Quédate con nosotros porque es tarde y el día se acaba.» Él entró... y, estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio... los discípulos... lo reconocieron, pero Él había desaparecido... Se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los once y a los demás que estaban con ellos... Ellos... contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
La presencia de Dios en nuestra vida es constante y discreta, pero no banal ni indiferente. Él es muy eficiente en todo lo que hace, pero no es invasivo; espera que se le abra la puerta para entrar y que se le deje hablar para compartir su riqueza y que se le acepte en la propia casa o interior para manifestarse con el Señor y Salvador resucitado de entre los muertos.
Los discípulos que, abandonando la Comunidad en la que el Señor los había insertado, se dirigían a Emaús, hicieron la experiencia de caminar con Jesús sin saberlo, de escucharle sin percatarse de su presencia –pero sintiendo su cercanía e interés– y de vivir su redentor Señorío que se les daba como alimento que nos resucita a la vida. Ante tan convulsionante experiencia se les encendió el fuego evangelizador y volvieron corriendo a su Comunidad para enriquecerlos con lo que habían vivido y les había transformado la vida: ¡¡¡El Señor ha resucitado, está vivo y lo hemos visto!!! En la experiencia de todo convertido. Pedro nos pide tomar en serio nuestra Fe hoy y aquí.
La conversión no se da solo al inicio del camino de Fe. Ésta tiene distintos niveles de conversión, pero para que ésta se dé en nuestra experiencia personal, es necesario que aprendamos a abrirnos al Señor que camina con nosotros, que escuchemos su Palabra y nos unamos en la Comunidad.
El signo de su conversión fue que regresaron a su Comunidad, aunque los caminos, por la noche, fueran peligrosos. La vida que debían compartir era mucho más importante. ¿Qué representa para nosotros nuestra Comunidad de Fe? ¿O es que no es de Fe, sino de tradición o necesidad o gusto?
Dios nos bendiga a todos. Que el Señor renueve nuestra voluntad de convertirnos cada día a Él y dejar que su Palabra reoriente nuestra vida, nos llene de su Paz y perdón y nos enseñe a unirnos mejor en la Comunidad a la que el Señor nos ha integrado desde el día de nuestro Bautismo. El Espíritu del Resucitado nos guía en las crisis, vivamos cada día más abiertos y dóciles a Él.
Unidos en oración con María, la Madre que desea ver a todos sus hijos unidos en su Hijo amado:
P. José Mª Domènech SDB
«Quédate con nosotros porque es tarde y el día se acaba.»
La presencia de Jesús en nuestra historia es cierta y concreta: Palabra-Comunidad-Sacramentos. Vive atento a las necesidades más reales en nuestra historia interior y sus altibajos. Jamás se distrae.
Nuestros momentos se crisis le son de sumo interés, pues dio su vida para salvarnos de toda derrota.
Jesús, Dios y Señor del Universo, camina con nosotros y nos pide superar toda superficialidad; pues sin reflexionar en todo e ir a profundidad, nos quedamos esclavos de las apariencias, engaños y miedos.
Lo grave en todo discípulo es el desaliento que lo aísla de la Comunidad; Jesús nos sale al encuentro.
La proclamación de la resurrección del Señor es el mensaje más vital de la Fe cristiana: somos testigos
Los milagros de Jesús despertaron la esperanza y la cruz la quiso matar, pero Dios resucitó a su Hijo.
Somos testigos de la resurrección, respuesta del Amor de Dios a la necesidad de Salvación de sus hijos.
Pedro nos pide coherencia con nuestra Fe: el Padre, Juez de Misericordia, nos salvó por su Hijo amado
La vida humana es única e inmortal. Dios nos la toma en serio: lo que decidimos construye el futuro.
Creer en Cristo Salvador lleva a la conversión, pues nos enseña a confiar en el Dios de Amor y Vida.
Jesús camina con nosotros, muestra la acción de Dios en nuestra vida y nos pide volver a la Comunidad
Aceptar y escuchar a Jesús en nuestro caminar llena de fuego el corazón y nos lleva a la Comunidad.
Signo objetivo de la presencia de Jesús es que vamos a la Comunidad para llevarle la Buena Noticia.
La Palabra de Cristo, proclamada en la Comunidad, y la Eucaristía iluminan los ojos de nuestra Fe.
Pidamos a María saber descubrir a Cristo vivo en la Palabra y la Eucaristía vividas en la Comunidad.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.
CICLO A – TIEMPO PASCUAL – DOMINGO III
El Señor camina con nosotros, aunque no lo veamos; nos guía a darnos cuenta de cómo estamos y, siéndole dóciles, poder vivir las riquezas que tenemos
El Señor camina con nosotros, aunque no lo veamos; nos guía a darnos cuenta de cómo estamos y, siéndole dóciles, poder vivir las riquezas que tenemos
Hch. 2, 14.22-33: El día de Pentecostés, Pedro... levantó la voz y dijo: «Hombres de Judea y todos los que habitan en Jerusalén, presten atención porque voy a explicarles lo que ha sucedido. A Jesús de Nazaret, el hombre que Dios acreditó ante ustedes por intermedio de... signos que todos conocen, a ese hombre... Ustedes lo hicieron morir clavándolo en la cruz por medio de los infieles. Pero Dios lo resucitó... porque no era posible que [la muerte] tuviera dominio sobre Él. En efecto, refiriéndose a Él, dijo David: “Veía sin cesar al Señor delante de mí, porque Él está a mi derecha para que no vacile. Por eso se alegra mi corazón... porque tú no entregarás mi alma al abismo, ni dejarás que tu servidor sufra la corrupción... y me llenarás de gozo en tu presencia.” Hermanos, permítanme decirles con toda franqueza que el patriarca David murió y fue sepultado... Pero como él era profeta, sabía que Dios le había jurado que un descendiente suyo se sentaría en su trono. Por eso previó y anunció la resurrección del Mesías... A este Jesús, Dios lo resucitó, y nosotros somos testigos...»
Sal. 151-2a.5.7-11: Señor, me harás conocer el camino de la Vida
1P. 1, 17-21: Ya que ustedes llaman Padre a aquel que... juzga a cada uno según sus obras, vivan con temor mientras están en este mundo. Uds. saben que “fueron rescatados”... con la sangre preciosa de Cristo... Por Él ustedes creen en Dios, que lo ha resucitado y lo ha glorificado, de manera que la Fe y la Esperanza de ustedes estén puestas en Dios.
Lc. 24, 13-35: El primer día de la semana, dos de los discípulos iban a... Emaús... hablaban sobre lo que había ocurrido... Jesús se acercó y siguió caminando con ellos... algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: «¿Qué comentan por el camino?»... Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único... que ignora lo que pasó...?» «¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos le respondieron: «Lo de Jesús, el Nazareno,... un profeta poderoso en obras y en palabras,... cómo nuestros... jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera Él quien liberara a Israel. Pero... ya van tres días que sucedieron estas cosas... algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado; ellas fueron de madrugada al sepulcro y, al no encontrar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles asegurándoles que Él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho, pero a Él no lo vieron.» Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!...» Y, comenzando por Moisés y continuando por todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él. Cuando llegaron... Jesús hizo ademán de seguir adelante... ellos le insistieron: «Quédate con nosotros porque es tarde y el día se acaba.» Él entró... y, estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio... los discípulos... lo reconocieron, pero Él había desaparecido... Se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los once y a los demás que estaban con ellos... Ellos... contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
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