Jesús empieza su camino. Y conoce muy bien cada detalle.
Tomemos nota de las palabras del padre José María: Jesús no despreciaba la religión de su pueblo, Él vivía en constante y creciente búsqueda de Dios, de Su Padre.
Tomemos nota de las palabras del padre José María: Jesús no despreciaba la religión de su pueblo, Él vivía en constante y creciente búsqueda de Dios, de Su Padre.
El Bautismo de Jesús
Así acaba la etapa silenciosa de la vida de Jesús: su larga formación en Nazaret. Su preparación para la convivencia, para el mundo del servicio profesional, y para el trabajo solidario; esto a través de la integración familiar, la obediencia, la oración en la Iglesia doméstica y en la sinagoga local y el compromiso progresivo en su ambiente social. Años de docilidad, escucha, responsabilidad, solidaridad, intimidad, creciente apertura desinteresada y renuncia generosa.
El bautismo fue el último, para los de Nazaret, y primer signo explícito, para el resto del pueblo, de su constante integración a la Voluntad de Dios que lo había mandado para que fuera un hombre plenamente de su Dios y plenamente de su pueblo y éste, si quería expresar su acogida de los dones de Dios, debía reconocerse miembro de un pueblo pecador y necesitado de la docilidad de los pobres de Yahvé, deseosos siempre a la salvación que Él ofrece a todos.
1. Hombre dócil y enteramente abierto a los dones gratuitos de Dios.-
Jesús no quiere ser nadie especial: es el siervo del Señor, así lo vio en su Madre: totalmente dócil a su Dios, atento a su Palabra y a su Voluntad: ésa es la justicia que el hombre le debe a Dios. Lo ha entendido bien. Dios reconoce a su siervo pues puede disponer de él para los maravillosos planes de gloria que tiene para todo el pueblo, pero necesita alguien de carne y hueso que se atreva a vivir con los criterios de Dios y a caminar por los caminos que señale.
No tiene nada que perder, pues el Señor bendice y solo bendice con la paz, la profunda.
2. Hijo de su pueblo y de su padre al servicio de todos, sobre todo de los últimos y míseros.-
El siervo Jesús, es hijo de su pueblo, en él fue educado, desde su experiencia de pueblo de la predilección, pero no en referencia a la religión, sino a Dios. No despreciaba la religión, pero la vivía en creciente plenitud desde una sincera búsqueda de la Voluntad de Dios, su Padre, al que vivía como el Dios que ha salvado siempre a su pueblo, pecador y débil.
Entiende que su vocación es dejar que Dios, su Padre, siga actuando en su pueblo a través de Él: ¡eso es lo justo y por eso se bautiza! Que se vean las obras del Padre, al que conoce cada día mejor y más íntimamente, sintiendo una cada día más profunda identidad con Él.
Todos tiene el mismo derecho, pero el Padre siempre ha tenido debilidad por los últimos y más débiles, por los que no se pueden defender. La salvación es para todos, porque Dios ama a todos sin distinción alguna ni sometimiento a nada, aunque respete las mediaciones.
3. Esto lo hace hijo amado, el objeto de la entera complacencia del Padre, su Padre y Él su Hijo.-
El Padre lo presenta como el amado, el preferido: ¡puede manifestarse sin trabas en Él!
Precisamente ésta es su misión: manifestar los dones salvíficos de Dios para todos, en especial los últimos, débiles y enfermos, sobre todo los que le acojan sin límites.
Es presentado como el hijo que vive en y del Padre por el Espíritu para el bien de todos.
María nos enseñe la docilidad de buscar conocer a Dios para cumplir la Misión confiada.
El bautismo fue el último, para los de Nazaret, y primer signo explícito, para el resto del pueblo, de su constante integración a la Voluntad de Dios que lo había mandado para que fuera un hombre plenamente de su Dios y plenamente de su pueblo y éste, si quería expresar su acogida de los dones de Dios, debía reconocerse miembro de un pueblo pecador y necesitado de la docilidad de los pobres de Yahvé, deseosos siempre a la salvación que Él ofrece a todos.
1. Hombre dócil y enteramente abierto a los dones gratuitos de Dios.-
Jesús no quiere ser nadie especial: es el siervo del Señor, así lo vio en su Madre: totalmente dócil a su Dios, atento a su Palabra y a su Voluntad: ésa es la justicia que el hombre le debe a Dios. Lo ha entendido bien. Dios reconoce a su siervo pues puede disponer de él para los maravillosos planes de gloria que tiene para todo el pueblo, pero necesita alguien de carne y hueso que se atreva a vivir con los criterios de Dios y a caminar por los caminos que señale.
No tiene nada que perder, pues el Señor bendice y solo bendice con la paz, la profunda.
2. Hijo de su pueblo y de su padre al servicio de todos, sobre todo de los últimos y míseros.-
El siervo Jesús, es hijo de su pueblo, en él fue educado, desde su experiencia de pueblo de la predilección, pero no en referencia a la religión, sino a Dios. No despreciaba la religión, pero la vivía en creciente plenitud desde una sincera búsqueda de la Voluntad de Dios, su Padre, al que vivía como el Dios que ha salvado siempre a su pueblo, pecador y débil.
Entiende que su vocación es dejar que Dios, su Padre, siga actuando en su pueblo a través de Él: ¡eso es lo justo y por eso se bautiza! Que se vean las obras del Padre, al que conoce cada día mejor y más íntimamente, sintiendo una cada día más profunda identidad con Él.
Todos tiene el mismo derecho, pero el Padre siempre ha tenido debilidad por los últimos y más débiles, por los que no se pueden defender. La salvación es para todos, porque Dios ama a todos sin distinción alguna ni sometimiento a nada, aunque respete las mediaciones.
3. Esto lo hace hijo amado, el objeto de la entera complacencia del Padre, su Padre y Él su Hijo.-
El Padre lo presenta como el amado, el preferido: ¡puede manifestarse sin trabas en Él!
Precisamente ésta es su misión: manifestar los dones salvíficos de Dios para todos, en especial los últimos, débiles y enfermos, sobre todo los que le acojan sin límites.
Es presentado como el hijo que vive en y del Padre por el Espíritu para el bien de todos.
María nos enseñe la docilidad de buscar conocer a Dios para cumplir la Misión confiada.
P. José María Doménech Corominas, sdb
CICLO B – TIEMPO DE NAVIDAD – DOMINGO II
Bautismo del Señor
Bautismo del Señor
Is. 42, 1-4.6-7: "Miren a mi siervo... a quien prefiero... He puesto en él mi Espíritu... No gritará ni alzará la voz... no rompe la caña cascada... ejerce el derecho con firmeza... hasta haberlo implantado en la tierra... Yo, el Señor, te he llamado con bondad y te tomo de la mano... y te destino como alianza de mi pueblo, para luz de las naciones... para liberar del calabozo a los que viven en las tinieblas."
Salmo 28: "El Señor bendice a su pueblo con la paz".
Hch. 10, 34-38: "Ahora veo con claridad que Dios no hace discriminación alguna... acoge a todo aquel que cree en Él y hace el bien, sea de la nación que sea... Ustedes ya saben qué ha pasado últimamente en todo el país... comenzando por Galilea... Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu Santo. Cómo Él pasó por todas partes haciendo el bien... y liberando a los que estaban bajo el dominio del diablo, porque Dios estaba con Él".
Mc. 1, 7-11: "Juan predicaba así: «...Yo les bautizo solo con agua; Él les bautizará con el Espíritu Santo» Por aquellos días... Juan bautizó a Jesús en el Jordán... cuando salía del agua se abrió el cielo, el Espíritu, en forma de paloma, vino sobre Él y se escuchó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi hijo amado, en Ti encuentro mi predilección»."
Imagen tomada del sitio
http://www.churchforum.org/arte/images/arc-bautismo.jpg
Salmo 28: "El Señor bendice a su pueblo con la paz".
Hch. 10, 34-38: "Ahora veo con claridad que Dios no hace discriminación alguna... acoge a todo aquel que cree en Él y hace el bien, sea de la nación que sea... Ustedes ya saben qué ha pasado últimamente en todo el país... comenzando por Galilea... Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu Santo. Cómo Él pasó por todas partes haciendo el bien... y liberando a los que estaban bajo el dominio del diablo, porque Dios estaba con Él".
Mc. 1, 7-11: "Juan predicaba así: «...Yo les bautizo solo con agua; Él les bautizará con el Espíritu Santo» Por aquellos días... Juan bautizó a Jesús en el Jordán... cuando salía del agua se abrió el cielo, el Espíritu, en forma de paloma, vino sobre Él y se escuchó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi hijo amado, en Ti encuentro mi predilección»."
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La Virgen es un ejemplo que nos enseña a aceptar y cumplir la Misión que Dios nos confía.
ResponderBorrarGracias y bendiciones