enero 25, 2009

La conversión de Pablo

Como cada semana, el padre José María nos envía su sugerencia homilética:

Pablo no fue un fanático, sino un convencido de lo que creyó. Fue un creyente coherente.

Toda su vida estuvo entregada al Dios de Israel, quien le enseñó, primero a través de un fiel maestro, Gamaliel, y después a través del Señor Jesucristo y de su Comunidad, que lo más importante es seguir su Voluntad prescindiendo de todo lo que nos separe de ella, por muy valioso o apetecible que nos parezca, comunicándosela a los que son destinatarios de la misma, los hermanos del mundo entero.

Varón decidido para entregar su vida al Dios de sus padres

Pablo no teme arriesgar su vida. Toda su existencia está marcada por una voluntad toda de Dios, su Dios, de quien él se ha fiado; el Dios fiel a su pueblo, su misma vida; el Dios que siempre ha estado con ellos, en las buenas y en las malas, aceptando acompañarles también cuando este pueblo se iba con otros y le traicionaba. El pueblo podía fallar, pero no su Dios.

El Apóstol conocerá en intimidad al Dios de Israel, a quien Jesús, el siervo-Hijo presenta, recién cuando el mismo Jesús se lo anuncie y su Comunidad le transmita su Espíritu.

Conocer al Hijo, aceptar al Padre y recibir su Espíritu significó para Pablo ser inundado por una luz que le permitió reelaborar sus decisiones y reeditar todo lo que conocía de las Escrituras para entenderlo desde el Mesías esperado. ¡Ya ha llegado y actuado: es el Señor Jesús! Él es Camino que, en la Verdad, nos lleva a la Vida que el Padre pensó para la humanidad.

No hay otro modo de vivir plenamente que en Jesús

Desinstalarse, nos dice, es el único modo vital de seguir a Jesús. Necesitamos decidirnos a abandonar las propias posturas en su fiel Providencia y entregarnos a lo que Él nos proponga, aunque en el momento nos resulte difícil de comprender.

No vale la pena dar importancia excesiva a lo que es transitorio porque nos quita vida. Ésta nos fue confiada para que la regalemos al Reino de Dios y construyamos, con cada una de nuestras decisiones, una Comunidad de Vida y Solidaridad que sea reflejo de la Comunión Trinitaria en cuyo nombre anunciamos el evangelio de Jesucristo, como Pablo y Pedro.

Hemos sido llamados y enviados para ser testigos del Amor sanador y salvador del Padre

Como a los primeros discípulos y apóstoles, el Señor nos ha enviado como testigos de un Amor que llena los corazones, nos libra de reales y hasta graves peligros y hasta sana el cuerpo, pero, sobre todo, nos llama y lleva a la Salvación y su signo, la Unidad de su Familia.

A Pablo Dios lo llevó, con la fuerza y guía de su Espíritu, por caminos nuevos, para él insospechados. También a nosotros nos desea comprometer en tantos campos de riesgo, como la defensa de la vida y de la familia, la globalización de la solidaridad subsidiaria, la verdad sobre el hombre, varón y mujer; la paz y la justicia en y para el bien común. ¿Estamos disponibles?

María nos conceda la Fe dócil y desprendida de Pablo para ir a donde Él nos envíe.

P. José María Doménech Corominas, sdb

CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO III
La conversión de San Pablo


1Sam. 3, 3b-10.19:"Yo soy judío… formado a los pies de Gamaliel… lleno del celo de Dios… perseguí a muerte a este grupo… recibí cartas para los hermanos de Damasco, a donde me dirigí para meter presos a los que allí encontrara… por el camino, a medio día, estalló una gran luz… caí al suelo… «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?... Soy Jesús, el de Nazaret, a quien tú persigues»…estaba cegado… me llevaron a Damasco… Ananías me vino a encontrar y me dijo: «Saulo, recobra la vista… El Dios de nuestros padres te ha destinado… a ser testimonio… Levántate, invoca su nombre y quedarás limpio de tus pecados»"

Salmo 116: "Vayan al mundo entero y prediquen el evangelio"

1Cor. 7, 29-31:
"Esto digo yo, hermanos, el tiempo se hace corto… y los que gozan de la vida presente, como si no la gozaran, porque todo esto pasa y la presentación de este mundo termina."

Mc. 16, 15-18: "Jesús se apareció a los once y les dijo: «Vayan al mundo entero y proclamen el evangelio. Los que crean y se bauticen, se salvarán; los que se resistan a creer se condenarán.»"

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