El mensaje y la sugerencia homilética de nuestro querido padre José María para esta semana:
Hemos sido creados para la vida y la única forma de vivir de verdad, con gozo y satisfacción interior, es dar vida a los que nos rodean.
Pero continuamente estamos amezados por la enfermedad y la muerte vividas como desgracias, porque no tienen voluntad de ofrecer vida en Cristo, porque no creemos de verdad en Cristo Jesús.
El mundo surgió de la Comunión de Amor del Dios Trino, que compartió su vida con los hombres a los que creó para que gozaran de Él. Satanás, lo dice muy claro el libro de la Sabiduría, introdujo la muerte-desgracia en el mundo, la muerte sin sentido, sin consuelo, sin futuro, sin Vida de amor.
Basta perder la Fe y vivir atrapados en nuestros propios intereses egoístas para llegar, aun antes de morir, a este tipo de muerte, que se siente cerca y despierta la necesidad de tener cada vez más cosas y prestigio para sentirse vivo... y, por desgracia, cada vez más nos sentimos atrapados en las cosas que nos llenan de congelado vacío... muertos en el asco por nosotros mismos, por la vida que no se llena con nada, por más que tengamos... A la ilusión le sigue el desencanto... el vacío... cada vez mayor... hasta que nos aplasta.
La vida solo se llena con el don de sí misma, con la entrega desinteresada de toda compensación y centrada, de verdad, en el bien del otro, como la vivió Cristo.
Jesús les pide a lo padres de la adolescente a la que resucita que le den de comer, que la alimenten de verdadera vida. La muchacha se levanta y lo primero que hace es caminar, es decir, tiene capacidad de independencia, pero no está alimentada con criterios de vida: generosidad y entrega desinteresada.
Pidamos al Señor que nos de la gracia de alabarlo con el don de nuestra porpia vida a todo hermano.
Dios nos bendiga y nos llene de su dignidad de Hijo de Dios.
Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:
P. José Mª Domènech SDB
Hemos sido creados para la vida y la única forma de vivir de verdad, con gozo y satisfacción interior, es dar vida a los que nos rodean.
Pero continuamente estamos amezados por la enfermedad y la muerte vividas como desgracias, porque no tienen voluntad de ofrecer vida en Cristo, porque no creemos de verdad en Cristo Jesús.
El mundo surgió de la Comunión de Amor del Dios Trino, que compartió su vida con los hombres a los que creó para que gozaran de Él. Satanás, lo dice muy claro el libro de la Sabiduría, introdujo la muerte-desgracia en el mundo, la muerte sin sentido, sin consuelo, sin futuro, sin Vida de amor.
Basta perder la Fe y vivir atrapados en nuestros propios intereses egoístas para llegar, aun antes de morir, a este tipo de muerte, que se siente cerca y despierta la necesidad de tener cada vez más cosas y prestigio para sentirse vivo... y, por desgracia, cada vez más nos sentimos atrapados en las cosas que nos llenan de congelado vacío... muertos en el asco por nosotros mismos, por la vida que no se llena con nada, por más que tengamos... A la ilusión le sigue el desencanto... el vacío... cada vez mayor... hasta que nos aplasta.
La vida solo se llena con el don de sí misma, con la entrega desinteresada de toda compensación y centrada, de verdad, en el bien del otro, como la vivió Cristo.
Jesús les pide a lo padres de la adolescente a la que resucita que le den de comer, que la alimenten de verdadera vida. La muchacha se levanta y lo primero que hace es caminar, es decir, tiene capacidad de independencia, pero no está alimentada con criterios de vida: generosidad y entrega desinteresada.
Pidamos al Señor que nos de la gracia de alabarlo con el don de nuestra porpia vida a todo hermano.
Dios nos bendiga y nos llene de su dignidad de Hijo de Dios.
Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:
P. José Mª Domènech SDB
"A ti te digo, levántate!"
La plenitud de la vida está en el compartir generoso sirviendo con los dones con los que hemos sido enriquecidos. Cristo lo hizo con nosotros. Así todos podrán, llenos de gozo, alabar al Señor, que nos llena de vida, dando, en cada momento, lo que a cada uno necesita.
Hay personas que, cuando mueren, dejan, como Cristo, un aliento de esperanza y un ejemplo de Vida creyente. Esto impulsa a los que desean dar sentido a su vida llenando de vida a los marginados, como Jesús; aunque no lo conozca o lo conozcan tan mal que lo nieguen.
Jesucristo, siguiendo el eterno plan del Padre, vivió toda su vida buscando que ésta llegara a los últimos y beneficiara a todos los necesitados de ella. Ésta es hoy nuestra salvación.
Nuestro mundo ansía la vida y la verdad, aun con fuerzas políticas antihumanas, que sistemáticamente atacan la vida y la comunión de las personas, llámense familia, nación o religión.
La enfermedad y la muerte, pero sobre todo el pecado, son la gran amenaza contra la vida
Dios lo creó todo para que viva, pero la vida no se puede imponer porque fluye de nuestro interior y en él se alimenta de lo que asimilamos, física, psíquica y espiritualmente.
Los que se buscan a sí mismos entorpecen la vida y, sin percatarse, siembran la muerte como Satanás, y, peor, engañándose como si fueran algo grande, matan múltiples posibilidades.
En Cristo aprendemos que el antídoto de la muerte es dar vida con generosidad, esto es, ser como Dios: como si se le escapara la salvación a favor de quien la anhela. ¡Basta creer!
Los cristianos somos los discípulos del que lo dio todo para renovarnos en la Vida Plena
Nuestra vida en Cristo es fruto del don de su propia vida. Vivió totalmente libre para darlo todo a quienes se le acercaran con Fe: es el Hijo Unigénito del creador de toda vida.
La disciplina de la Fe nos libera para poder luchar contra toda enfermedad y muerte dando cauce libre en nosotros a la misma Vida de Dios. Nos libera para que demos lo recibido.
La Vida divina nos hace capaces de dar sin medida y despertar el gozo de dar viviendo la experiencia de ver surgir la vida donde el pecado sembró muerte y destrucción.
La generosidad de Cristo nos permite llenar de vida a nuestros hermanos excluidos
Los que se atreven a perseverar en el esfuerzo de vivir en Cristo y se alimentan de Él, saben qué es gozar con un sencillo ‘gracias’ que espontáneamente nace en el corazón o se expresa con una sencilla sonrisa silenciosa, en un intenso aplauso que surge de la vida recibida.
Necesitamos todo el poder del Dios de la Vida para hacer que nuestro entorno conozca la generosidad de Cristo en nuestra entrega para devolver la salud o recuperar de la muerte a quien no fue adecuadamente alimentado en la generosidad ni disciplinado en la libertad de entregarse en el servicio desinteresado. Es la crítica a los padres de la niña: ¡cómo no se va a morir!: ¡¡denle de comer Verdad y Vida, no basura!!
¡¡¡Enséñenle a caminar dando vida!!! Es lo que desea cualquier persona que vive y madura honestamente. Satanás nos mata con el egoísmo.
A María, Madre Auxiliadora de la Vida, pidámosle nos ayude a creer y vivir dando vida.
Hay personas que, cuando mueren, dejan, como Cristo, un aliento de esperanza y un ejemplo de Vida creyente. Esto impulsa a los que desean dar sentido a su vida llenando de vida a los marginados, como Jesús; aunque no lo conozca o lo conozcan tan mal que lo nieguen.
Jesucristo, siguiendo el eterno plan del Padre, vivió toda su vida buscando que ésta llegara a los últimos y beneficiara a todos los necesitados de ella. Ésta es hoy nuestra salvación.
Nuestro mundo ansía la vida y la verdad, aun con fuerzas políticas antihumanas, que sistemáticamente atacan la vida y la comunión de las personas, llámense familia, nación o religión.
La enfermedad y la muerte, pero sobre todo el pecado, son la gran amenaza contra la vida
Dios lo creó todo para que viva, pero la vida no se puede imponer porque fluye de nuestro interior y en él se alimenta de lo que asimilamos, física, psíquica y espiritualmente.
Los que se buscan a sí mismos entorpecen la vida y, sin percatarse, siembran la muerte como Satanás, y, peor, engañándose como si fueran algo grande, matan múltiples posibilidades.
En Cristo aprendemos que el antídoto de la muerte es dar vida con generosidad, esto es, ser como Dios: como si se le escapara la salvación a favor de quien la anhela. ¡Basta creer!
Los cristianos somos los discípulos del que lo dio todo para renovarnos en la Vida Plena
Nuestra vida en Cristo es fruto del don de su propia vida. Vivió totalmente libre para darlo todo a quienes se le acercaran con Fe: es el Hijo Unigénito del creador de toda vida.
La disciplina de la Fe nos libera para poder luchar contra toda enfermedad y muerte dando cauce libre en nosotros a la misma Vida de Dios. Nos libera para que demos lo recibido.
La Vida divina nos hace capaces de dar sin medida y despertar el gozo de dar viviendo la experiencia de ver surgir la vida donde el pecado sembró muerte y destrucción.
La generosidad de Cristo nos permite llenar de vida a nuestros hermanos excluidos
Los que se atreven a perseverar en el esfuerzo de vivir en Cristo y se alimentan de Él, saben qué es gozar con un sencillo ‘gracias’ que espontáneamente nace en el corazón o se expresa con una sencilla sonrisa silenciosa, en un intenso aplauso que surge de la vida recibida.
Necesitamos todo el poder del Dios de la Vida para hacer que nuestro entorno conozca la generosidad de Cristo en nuestra entrega para devolver la salud o recuperar de la muerte a quien no fue adecuadamente alimentado en la generosidad ni disciplinado en la libertad de entregarse en el servicio desinteresado. Es la crítica a los padres de la niña: ¡cómo no se va a morir!: ¡¡denle de comer Verdad y Vida, no basura!!
¡¡¡Enséñenle a caminar dando vida!!! Es lo que desea cualquier persona que vive y madura honestamente. Satanás nos mata con el egoísmo.
A María, Madre Auxiliadora de la Vida, pidámosle nos ayude a creer y vivir dando vida.
P. José María Doménech Corominas, sdb
CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XIII
Sb. 1, 13-15. 2, 23-24: "Dios no hizo la muerte, ni le gusta que el hombre pierda la vida... lo ha creado todo... para el que hombre viva... La envidia del diablo ha introducido la muerte en el mundo..."
Salmo 29: "Con el alma exultante te alabo, Señor"
2Cor. 8, 7.9.13-15: "Ustedes abundan de todo... Sean también generosos en lo que les pido. Conocen muy bien la generosidad de Jesucristo... quien, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza…"
Mc. 5, 21-43: "...muchísima gente se le reunió alrededor... llegó un principal de la sinagoga... le dice: «Mi hija se está muriendo...» Jesús se fue con él y muchísimos le siguieron... «¿Quién me ha tocado la ropa?»... Jesús seguía mirando... la mujer se postró y le dijo la verdad. Jesús le respondió: «Hija, tu Fe te ha salvado...»... Jesús... le dice al principal de la sinagoga: «Ten Fe y no tengas miedo»... Al llegar a la casa vio el alboroto de la gente... e hizo salir a todos... entra en la habitación de la niña y le dice: «...Muchacha, levántate». Ella... se levantó y se puso a caminar... Jesús... les dijo que le dieran de comer..."
Muchas gracias a todos los hermanos que siguen unidos en la oración por el padre Antonio Doménech; que Dios y nuestra madre Auxiliadora les colmen de bendiciones.
Salmo 29: "Con el alma exultante te alabo, Señor"
2Cor. 8, 7.9.13-15: "Ustedes abundan de todo... Sean también generosos en lo que les pido. Conocen muy bien la generosidad de Jesucristo... quien, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza…"
Mc. 5, 21-43: "...muchísima gente se le reunió alrededor... llegó un principal de la sinagoga... le dice: «Mi hija se está muriendo...» Jesús se fue con él y muchísimos le siguieron... «¿Quién me ha tocado la ropa?»... Jesús seguía mirando... la mujer se postró y le dijo la verdad. Jesús le respondió: «Hija, tu Fe te ha salvado...»... Jesús... le dice al principal de la sinagoga: «Ten Fe y no tengas miedo»... Al llegar a la casa vio el alboroto de la gente... e hizo salir a todos... entra en la habitación de la niña y le dice: «...Muchacha, levántate». Ella... se levantó y se puso a caminar... Jesús... les dijo que le dieran de comer..."
Muchas gracias a todos los hermanos que siguen unidos en la oración por el padre Antonio Doménech; que Dios y nuestra madre Auxiliadora les colmen de bendiciones.
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