marzo 27, 2010

Jesús entrega su vida para que recibamos la Salvación

Llegó la semana especial de Gracia para todos los que buscamos acercarnos adecuadamente al Señor.

Sí, somos pecadores, y por eso nos necesitamos acercar a su Amor para que nos llene de Él y nos renueve, como lo hizo con la mujer pillada en adulterio (al varón no lo pudo llenar de su Amor Misericordioso porque él, cobarde y engañado por su cultura, se escapó); como lo hace con todos los que el Señor llama a la Vida Nueva, estando ellos en la experiencia de hundimiento y depresión moral, personal o social.

Domingo de vivas y contradicciones; lunes-martes-miércoles de búsqueda del Señor y apertura de Éste a todo el que desea encontrar en Él la Paz y Orientación; jueves de entrega-servicio para alimentar la Vida Nueva de la Comunidad; viernes de don oblarivo para la Vida Nueva del hombre, verdadera Gloria de Dios; Vigilia Pascual de celebración gozosa de la resurrección del Señor que nos lo dio todo para hacernos capaces de ser como Él.

Eso significa ir a comulgar: comprometerse a ser otro Cristo en medio de un mundo que lo necesita, pero no lo sabe recibir adecuadamente. Tal vez, en parte probablemente, porque nosotros no atinamos al mejor modo de testificarlo y hacerlo ver... ¿Somos la Luz que de debemos ser? ¿La de Cristo?

María nos ayude a vivir de tal modo nuestra Fe que seamos estímulo y gozo para los que buscan la verdad para el bien de todos y también incomodidad para los que se anquilosaron en sus costumbres "muy cristianas", pero que no logran tener la fuerza de convertirse en testimonio del Resucitado, que nos pide que volvamos "a casa" porque allí le veremos y desde allí nos enviará a contagiar de su Vida Nueva a todos.

La "casa" es la Comunidad cristiana, es la familia persona, es el barrio en el que vivo y me muevo cada día... En ése orden, porque la vida siempre parte de la raíz y pasa por las ramas hasta llegar a manifestar los brotes de Novedad.
Dios confía en nosotros, no dejemos de confiar en él.

María y Don Bosco, que en estos días visita con inmenso cariño al Perú, nos ayuden a vivir una Pascua muy profunda y para que Dios la pueda hacer muy fecunda.

¡¡¡Feliz Pascua para todos!!!

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

Jesús entrega su vida para que recibamos la Salvación


El Señor viene a salvar como siervo sufriente. Es justo cantar a la Providencia divina pues envía a su Siervo, que nos salva por su decidida actitud de disponible obediencia al Padre.

Los discípulos se ante el signo mesiánico y aclaman al Maestro, pero su decisión no es profunda, pues, ante el riesgo, los mejores callan y otros hasta se dejarán llevar por otros gritos.

El Siervo no se fija en lo que le va a pasar, aunque le aterra y angustia, sino en lo que entiende que el Padre desea: fidelidad a su Voluntad y Don generoso de su vida hasta las últimas consecuencias, le sigan o le abandonen. Su fidelidad al Padre depende, por un lado, de la misma fidelidad del Padre y, por otro, de su decisión de no dejarle jamás: es una opción de conciencia.

El dolor que deberá afrontar es profundamente personal, abarca todo su ser y Él lo ofrece en oblación por todos los implicados: toda la humanidad. Por eso nos salva.

Toda vida queda determinada por las actitudes personales, no por los entusiasmos pasajeros

Los discípulos, y la multitud de peregrinos, se entusiasman al ver avanzar a Jesús como el Mesías anunciado por los profetas, pero sus gritos, aun siendo honestos y veraces, son poco profundos en su conciencia. Les falta asumir las consecuencias de aceptarlo como Mesías.

La vida se define por las actitudes, no por sentimientos, que, guste o no, van y vienen.

Ser como Dios, don suyo, es una meta; pero también tarea que nos exige apertura y donación

Jesús es Dios por naturaleza propia, pero, como humano, debe aprender a ser como Dios e intimar con Él en apertura y disponibilidad entera a su Voluntad, no solo en deseos, pensamientos o sentimientos. Como hombre trabajó mucho para dejar libre a Dios en él.

Pablo nos ayuda a entender que ésa fue una actitud sistemática de Jesús. Todo lo fue consiguiendo a pulso y así fue adentrándose en el vivir y querer de su Padre, quien, libre para actuar, hizo las maravillas de Misericordia y Salvación en las que creemos y así nos salvan.

La vida es pasión: paso de un nivel a otro de relación y entrega. Todo depende del horizonte

Jesús fue avanzando, como hijo del hombre, hacia la conciencia de ser Hijo de Dios. Dios era para él, gracias a la educación asimilada de la vida de sus padres, el Todo de su existencia.

La pasión cruenta no fue un triste episodio, o desenlace evitable con un poco de “prudencia”, sino la síntesis de toda su vida entregada a la Misericordia salvífica de Dios, su Padre.

Para Jesús la cruz es expresión de su fidelidad, gloria a la omnipotencia del Amor de Dios.

Pidámosle a María saber valorar y vivir la entrega de Jesús en nuestra fidelidad a Dios.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO C - SEMANA SANTA - DOMINGO DE RAMOS
Jesús, fiel a Dios, entrega su vida, durante toda su existencia, para que recibamos la Salvación que viene de la Misericordia de su Padre


Lc. 19, 28-40:
"Jesús precedía a todos subiendo a Jerusalén… envió a dos de sus discípulos… llevaron el pollino a Jesús… la multitud que le seguía comenzó a alabar a Dios… Jesús respondió: «Les aseguro que si ellos callaran, gritarían las piedras»."

Is. 50, 4-7: "El Señor me ha dado una lengua de maestro para que con la palabra sepa sostener a los cansados. …y yo no me he resistido… no me tapé el rostro ante los ultrajes... El Señor me ayuda… no quedaré defraudado."

Salmo 21: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

Flp. 2, 6-11:
"…no quiso defender celosamente su igualdad con Dios… se rebajó... y obedeció hasta la muerte y una muerte de cruz… Dios le ha exaltado y le ha concedido el nombre que está por encima de todo nombre…"

Lc. 22, 14-23, 56:"...Jesús, como acostumbraba, subió a la montaña de los olivos... «Oren para no caer en tentación»… «Judas, con un beso, traicionas al Hijo del Hombre?»… Los que lo custodiaban se burlaban de él… Lo llevaron a Pilatos… al saber que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió… Herodes… se lo devolvió a Pilatos… «No he encontrado nada que merezca la muerte…»… Ellos insistían pidiendo a gritos que crucificara… en el camino obligaron a Simón de Cirene a cargar la cruz… Llevaban dos criminales más… lo crucificaron. Jesús decía: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen»… «Te lo aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso»… Con un fuerte grito Jesús dijo: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» y expiró. El centurión… decía: «En verdad, este hombre era inocente»…



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