El Señor Jesús nos promete su mejor don: el Defensor, el Espiritu de la Verdad, el Espíritu del Padre y del Hijo. Cristo no asegura que Él, el Espíritu, nos enseñará, a lo largo de toda nuestra vida, como lo hizo en la de Jesús, a vivir como hijos de Dios, es decir, como lo que somos, al menos en la mente y deseo de Dios, nuestro Padre creador personal, de cada uno y de cada una de nosotros.
Ya desde el principio de la Iglesia, la Comunidad cristiana, al encontrarse con los problemas que la realidad histórica iba planteando con la llegada de los gentiles a la Iglesia, halló la luz del Espiritu en sus decisiones, por muy difíciles que fueran.
Lo mismo sucede hoy y sucederá siempre, mientras dure la Iglesia en este caminar a la Casa de Padre construyendo el Reino de Dios en esta historia.
Lo importante es que Ella, nosotros, no dejemos que otros "dioses" centren nuestra vida.
Solo Dios es Dios y solo Él merece que le demos la vida y la besemos en Él.
La Paz no se basa en los acuerdos, sino en lo que centra el corazón: según lo que lo llene y guíe, así será nuestra Paz... No la hagamos falsa por ser efímera.
Ninguna religión salva y ninguna verdad vale, salvo la dignidad absoluta de la persona, toda persona, apoyada en la soberanía absoluta de Dios, el Dios de la Vida y de la Salvación, que es Comunión Trinitaria: creadora, salvadora y santificadora de la vida de toda persona, sin excepción. Todo lo demás es transitorio y limitado.
Los problemas tienen solución digna si ésta parte del Amor y Gloria de Dios, que es la grandeza de la persona humana.
Este sábado es la Fiesta de Nuestra Señora de Luján en Argentina, pidamos a María para que esta Patria, que agradece a Dios su bicentenario, siga construyendo su Paz entregando a Dios lo mejor de su conciencia y de su vida personal y ciudadana.
Unidos en oración con María, nuestro Auxilio en su mes:
P. José Mª Domènech SDB
Dios no necesita nuestra religión, pues es Él mismo nuestra Felicidad, Salvación, Luz y Vida. La religión verdadera no es la que le da cosas a Dios sino la humilde y amorosa escucha filial de la voz de Dios, nuestro Padre, siendo dóciles al Espíritu, que nos recuerda siempre las palabras de Hijo, como Éste, en amor obediente, las ha recibido del Padre, haciendo su Voluntad.
Centrarse en la Voluntad de Vida Nueva y Amor del Padre, eso es lo más importante para que la persona humana pueda vivir una vida plenamente feliz en cualquier circunstancia.
Las desgracias y desavenencias que lamentamos no vienen de Dios, sino del terco individualismo de tantos que se resisten a vivir en la Voluntad de Dios, que es de Vida y Alegría. Pero, eso sí, son dóciles a otras voces. ¡Y después, se quejan y le echan la culpa a Dios!
La Iglesia constantemente ha tenido que superar muchas y muy graves crisis. Si no ha sucumbido a ellas en dos mil años es por la docilidad, a veces dolorosamente mantenida, al Espíritu Defensor de la Vida, de la Paz y de la Unidad en la diversidad de mentes y culturas.
La Fe cristiana es apertura y diálogo, primero con Dios y, en Él, con todos: es católica
La vida cristiana, al ser respuesta a la Comunión Trinitaria, que nos ha hablado en Cristo, es una vida hecha de diálogo y voluntad, muchas veces dolorosa, de aprender a recibir a todo hermano, similar o diferente, y estimular su maduración en la dócil escucha a Dios.
Pablo y los Apóstoles creen que en el Plan de Dios ningún cristiano debe vivir atrapado en costumbres o ritos que no nazcan del Plan de Dios-Amor. En la Iglesia, la autoridad suprema la tiene el Diálogo honesto de la Comunidad con la Palabra de Dios en docilidad al Espíritu.
El Amar cristiano es búsqueda de la Unidad y la Paz en la Verdad para el Bien. Sí, por momentos, esto traerá dificultades que desearíamos evitarnos, pero todo parto es doloroso.
El futuro de la Fe no está en la seguridad, sino en poner al Señor en el centro de la vida
Los discípulos de Jesús son reunidos por el Espíritu para construir una Comunidad que busca la Verdad en el Amor para el Bien Común, más allá de límites y errores.
El centro de su vida debe ser la Comunión Trinitaria, pues ella es su modelo y base.
Vivir unidos en el Señor y que el Espíritu de la Verdad, nuestro Defensor, sea nuestra fortaleza y criterio lleva a la Comunidad cristiana a construirse y desarrollar la vida para todos.
El Espíritu garantiza nuestra Fe: no estamos abandonados a nuestro limitado entender
El Padre nos enviará su Espíritu, es Espíritu del Hijo, que nos recordará lo revelado por Cristo y nos enseñará a comprender y vivir como Hijos en toda situación de la historia.
Jamás estaremos solos porque el amor no deja solo jamás al amado y el Padre y el Hijo nos aman y habitan en nosotros con la presencia del Maestro interior, su Espíritu.
El Espíritu de Dios nos asegura la unidad de la Fe sin violentar conciencias ni culturas.
Pedimos a María que todos, como ella, nos abramos con docilidad al Espíritu de Jesús.
Hch. 15, 1-2.22-29: "…algunos que bajaron de Judea enseñaron… esto trajo… una seria discusión… decidieron que Pablo y Bernabé con algunos más bajaran a Jerusalén para tratar el caso con los apóstoles… toda la Comunidad reunida… les dieron esta carta: «…el Espíritu Santo y nosotros hemos creído que no debemos imponerles ninguna otra carga que las indispensables… Dios les bendiga»."
Salmo 66: "Te alaben los pueblos, Dios nuestro, que todos los pueblos te alaben"
Ap. 21, 10-14.22-23: "El ángel me transportó en espíritu… y me enseñó la ciudad santa de Jerusalén, que bajaba del cielo y la gloria de Dios la envolvía… No vi ningún templo porque el Señor,… con el Cordero, es su Santuario… la Gloria de Dios le llena de esplendor y el Cordero le hace de luz".
Jn. 14, 23-29: "«Quien me ama obedecerá mis palabras y mi Padre le amará y haremos morada en él. Mis palabras… son del Padre, que me ha enviado… El Defensor,… que el Padre enviará en mi nombre, se lo enseñará todo y les recordará todo lo que les he dicho. Les dejo mi paz, les doy mi paz… no como la da el mundo… Si me aman deben alegrarse de que me vaya al Padre, pues el Padre es más que yo… cuando vean que esto se cumple reafirmarán su Fe."
Ya desde el principio de la Iglesia, la Comunidad cristiana, al encontrarse con los problemas que la realidad histórica iba planteando con la llegada de los gentiles a la Iglesia, halló la luz del Espiritu en sus decisiones, por muy difíciles que fueran.
Lo mismo sucede hoy y sucederá siempre, mientras dure la Iglesia en este caminar a la Casa de Padre construyendo el Reino de Dios en esta historia.
Lo importante es que Ella, nosotros, no dejemos que otros "dioses" centren nuestra vida.
Solo Dios es Dios y solo Él merece que le demos la vida y la besemos en Él.
La Paz no se basa en los acuerdos, sino en lo que centra el corazón: según lo que lo llene y guíe, así será nuestra Paz... No la hagamos falsa por ser efímera.
Ninguna religión salva y ninguna verdad vale, salvo la dignidad absoluta de la persona, toda persona, apoyada en la soberanía absoluta de Dios, el Dios de la Vida y de la Salvación, que es Comunión Trinitaria: creadora, salvadora y santificadora de la vida de toda persona, sin excepción. Todo lo demás es transitorio y limitado.
Los problemas tienen solución digna si ésta parte del Amor y Gloria de Dios, que es la grandeza de la persona humana.
Este sábado es la Fiesta de Nuestra Señora de Luján en Argentina, pidamos a María para que esta Patria, que agradece a Dios su bicentenario, siga construyendo su Paz entregando a Dios lo mejor de su conciencia y de su vida personal y ciudadana.
Unidos en oración con María, nuestro Auxilio en su mes:
P. José Mª Domènech SDB
"El Defensor les enseñará todo"
Dios no necesita nuestra religión, pues es Él mismo nuestra Felicidad, Salvación, Luz y Vida. La religión verdadera no es la que le da cosas a Dios sino la humilde y amorosa escucha filial de la voz de Dios, nuestro Padre, siendo dóciles al Espíritu, que nos recuerda siempre las palabras de Hijo, como Éste, en amor obediente, las ha recibido del Padre, haciendo su Voluntad.
Centrarse en la Voluntad de Vida Nueva y Amor del Padre, eso es lo más importante para que la persona humana pueda vivir una vida plenamente feliz en cualquier circunstancia.
Las desgracias y desavenencias que lamentamos no vienen de Dios, sino del terco individualismo de tantos que se resisten a vivir en la Voluntad de Dios, que es de Vida y Alegría. Pero, eso sí, son dóciles a otras voces. ¡Y después, se quejan y le echan la culpa a Dios!
La Iglesia constantemente ha tenido que superar muchas y muy graves crisis. Si no ha sucumbido a ellas en dos mil años es por la docilidad, a veces dolorosamente mantenida, al Espíritu Defensor de la Vida, de la Paz y de la Unidad en la diversidad de mentes y culturas.
La Fe cristiana es apertura y diálogo, primero con Dios y, en Él, con todos: es católica
La vida cristiana, al ser respuesta a la Comunión Trinitaria, que nos ha hablado en Cristo, es una vida hecha de diálogo y voluntad, muchas veces dolorosa, de aprender a recibir a todo hermano, similar o diferente, y estimular su maduración en la dócil escucha a Dios.
Pablo y los Apóstoles creen que en el Plan de Dios ningún cristiano debe vivir atrapado en costumbres o ritos que no nazcan del Plan de Dios-Amor. En la Iglesia, la autoridad suprema la tiene el Diálogo honesto de la Comunidad con la Palabra de Dios en docilidad al Espíritu.
El Amar cristiano es búsqueda de la Unidad y la Paz en la Verdad para el Bien. Sí, por momentos, esto traerá dificultades que desearíamos evitarnos, pero todo parto es doloroso.
El futuro de la Fe no está en la seguridad, sino en poner al Señor en el centro de la vida
Los discípulos de Jesús son reunidos por el Espíritu para construir una Comunidad que busca la Verdad en el Amor para el Bien Común, más allá de límites y errores.
El centro de su vida debe ser la Comunión Trinitaria, pues ella es su modelo y base.
Vivir unidos en el Señor y que el Espíritu de la Verdad, nuestro Defensor, sea nuestra fortaleza y criterio lleva a la Comunidad cristiana a construirse y desarrollar la vida para todos.
El Espíritu garantiza nuestra Fe: no estamos abandonados a nuestro limitado entender
El Padre nos enviará su Espíritu, es Espíritu del Hijo, que nos recordará lo revelado por Cristo y nos enseñará a comprender y vivir como Hijos en toda situación de la historia.
Jamás estaremos solos porque el amor no deja solo jamás al amado y el Padre y el Hijo nos aman y habitan en nosotros con la presencia del Maestro interior, su Espíritu.
El Espíritu de Dios nos asegura la unidad de la Fe sin violentar conciencias ni culturas.
Pedimos a María que todos, como ella, nos abramos con docilidad al Espíritu de Jesús.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.
CICLO C - TIEMPO DE PASCUA - DOMINGO VI
Centrarse en la Gloria de Dios según nos pide el Espíritu, que nos recuerda la Palabra del Padre en Cristo, trae la Paz a todos los pueblos
Centrarse en la Gloria de Dios según nos pide el Espíritu, que nos recuerda la Palabra del Padre en Cristo, trae la Paz a todos los pueblos
Hch. 15, 1-2.22-29: "…algunos que bajaron de Judea enseñaron… esto trajo… una seria discusión… decidieron que Pablo y Bernabé con algunos más bajaran a Jerusalén para tratar el caso con los apóstoles… toda la Comunidad reunida… les dieron esta carta: «…el Espíritu Santo y nosotros hemos creído que no debemos imponerles ninguna otra carga que las indispensables… Dios les bendiga»."
Salmo 66: "Te alaben los pueblos, Dios nuestro, que todos los pueblos te alaben"
Ap. 21, 10-14.22-23: "El ángel me transportó en espíritu… y me enseñó la ciudad santa de Jerusalén, que bajaba del cielo y la gloria de Dios la envolvía… No vi ningún templo porque el Señor,… con el Cordero, es su Santuario… la Gloria de Dios le llena de esplendor y el Cordero le hace de luz".
Jn. 14, 23-29: "«Quien me ama obedecerá mis palabras y mi Padre le amará y haremos morada en él. Mis palabras… son del Padre, que me ha enviado… El Defensor,… que el Padre enviará en mi nombre, se lo enseñará todo y les recordará todo lo que les he dicho. Les dejo mi paz, les doy mi paz… no como la da el mundo… Si me aman deben alegrarse de que me vaya al Padre, pues el Padre es más que yo… cuando vean que esto se cumple reafirmarán su Fe."
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