diciembre 07, 2010

Fiesta de María Inmaculada

Un saludo muy especial, el día de hoy, a los hermanos y hermanas de nuestros Oratorios Salesianos, en este día de fiesta tan especial.

También a nuestros hermanitos y hermanitas católicos que el día de hoy, alrededor del mundo, hacen su Primera Comunión.

A continuación, el mensaje que nos envía nuestro querido Padre José María, con la sugerencia homilética correspondiente a la festividad de nuestra Madre Inmaculada.

Feliz fiesta para todos nosotros!


Don Bosco nos mostró siempre a María Inmaculada como el modelo de vida plena y triunfadora de toda insidia del mal, sobre todo a los jóvenes...

¡Quién no desea mantenerse joven, sobre todo por dentro, y triunfar en todas las batallas!

Vivamos en su dinámica de confianza total en el Señor que la amaba y de servicio a los que le rodeanban, en quienes servía al Señor, su Dios: ¡¡¡El Dios de las maravillas constantes!!!

Lástima que estemos muchas veces tan ciegos como para verlas y gozarlas hoy.
Les mando el comentario al contenido bíblico de esta fiesta. ¡Ojalá nos sirva!

Ella nos ayude a prepararnos adecuadamente para celebrar esta Navidad.

Que ella siempre sea con Jesús: Él es el único que da sentido a todo lo inmensamente lindo que hacemos a raíz de estas fechas.

Sin Jesús la Navidad se convierte en una fiesta totalmente vacía que acabará desapareciendo, aunque nos parezca imposible. ¡Basta que a alguno de nuestros 'científicos' y 'visionarios' se le ocurra! Ya vemos qué sucede con otros signos de expresión cristiana que nos parecían que ya habían quedado como permanentes.

¡Cuándo entenderemos que la Fe cristiana es mucho más profunda y seria que cualquier religión (también la "católica" -que es 'católica' solo por la Fe que le da sentido y vida real-) y que la esencia de esta Fe (respuesta consciente, concreta y responsable al Dios que, con inmenso Amor Eterno, nos habla cada día) exige la evangelización de cada generación y que ésta no se hace por ambiente, ni familiar ni social, sino que debe ser explícita y constantemente alimentada!

Dios nos bendiga a todos y nos ayude a convertirnos, sobre todo nosotros, cada día, no solo personalmente, que es esencial, sino también pastoralmente.
Cuanto más busquemos "quedar bien", ser "actuales" (según nuestra cultura lo considera), y tener numéricamente éxito, estamos perdidos, pues todos, láicos con apostolados estables o miembros de tantos grupos, padres de familia, educadores, catequistas, pastores de todo nivel, necesitamos convertirnos hoy y siempre. El Evagelio de cada día es para cada uno de nosotros, nunca es para los demás. "Aoarecida" nos insta a ser discípulos-misioneros, y eso es materialmente imposible sin humilde, sincera y obediente conversión constante. María es clara Maestra de todo esto. Así la vivió Don Bosco.

Recemos insistentemente unos por otros y el Señor de la Vida nos llenará a todos y nos llevará a ser pescadores de hombres y cooperadores del Reino.

Unidos en oración con María Inmaculada, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB



FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

Gn. 3, 9-15.20:
"... Dios llamó al varón…: «¿Dónde estás?...» «He sentido tus pasos y he tenido miedo porque estoy desnudo...» «¿Quién te hizo conocer que estabas desnudo?»... «La mujer que me has dado como ayuda me dio el fruto el árbol y yo comí...» El Señor le preguntó...: «¿Por qué lo has hecho?»... Ella le contestó: «La serpiente...» El Señor-Dios dijo...: «...Él te aplastará la cabeza y tú le atacarás el talón»..."

Salmo 97: "Canten al Señor un cántico nuevo, porque Él hizo maravillas"

Ef. 1, 3-6.11-12:
"Dios ...nos eligió en Cristo, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprensibles ante Él por el amor... En Él hemos recibido nuestra herencia... "

Lc. 1, 26-38: "...el ángel… le dijo: «...el Señor está contigo... No temas... Tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús... El Espíritu Santo vendrá sobre ti...» María respondió: «Soy la servidora del Señor: que se haga en mí según tu Palabra.»"



La vocación de María es la vocación de toda persona humana: ser grande como Dios

María es nuestra Madre, siempre pura, libre y atenta: ¡lista para aprender y servir!

En ella lo más importante y rico fue su vida y actitud interior: su serena docilidad.
Padres y educadores saben que sus hijos y educandos tienen predisposiciones para un modo de vida y para una determinada actividad o profesión. Deberán esforzarse por descubrir estas dotes naturales y tenerlas en cuenta para que cada uno sea educado en la línea de su vocación. Por su lado, el adolescente, varón o mujer, deberá aprender a ser cada día más fiel a su vocación y dócil a lo que se le ofrece. Fallar en eso es perturbar y desorientar la propia vida.

También María tuvo la llamada, su vocación, de Dios, como la tenemos todos nosotros. Surge en lo más profundo del propio ser y pide una responsable y diaria respuesta personal.

Todos, varones y mujeres, estamos llamados a ser personas grandes, por eso Dios nos hizo libres. La decisión original de la humanidad fue no fiarse de Dios y la consecuencia: la guerra interior, la insolidaridad y la cobardía, constantemente reflejadas en la sociedad.

El capítulo tercero del Génesis describe el problema de siempre: no reconocer el propio pecado y culpar a otros... Es decir, guerra general e incapacidad de superación del pecado. Éste es una enorme tara que nos carcome, mostrando lo destructivo que resulta ser siempre el pecado.

Dios nos pensó, desde antes de la creación del mundo, para ser como Él en su Hijo Jesucristo

Nuestra vocación, nos dice Pablo, no es librarnos de los errores, sino ser hijos irreprensibles en Cristo. Dios nos conoce muy bien y nos sabe frágiles. Tendremos éxito, si humildemente reconocemos nuestras limitaciones y errores y buscamos convertirnos todos los días.

Se trata de buscar que Dios vuelva a ser el centro único de nuestra vida, así ésta se convierte en un canto nuevo por las maravillas de misericordia y redención de Dios en nosotros.

Es posible vivir esta experiencia de continua redención y glorificar así el nombre de Dios, pero sólo si vivimos en la sencilla libertad de María. Ella, Inmaculada desde el inicio de su existencia, se centró en Dios, humildemente disponible a lo que el Dios de la Vida quisiera.

Camino de Dios en la grandeza humana: dialogar con cada persona para que acepte ser ella

María se sabe limitada, indigna de las maravillas de Dios, pero acepta que el Señor tiene todos los derechos de libre disponibilidad en ella. Lo conoce bien y tiene experiencia de que sabe respetar la realidad objetiva de todos y también sabe potenciar lo bueno en lo limitado.

Dios puede hacer lo que quiera, pues todo lo que quiere está únicamente destinado al mayor bien de cada persona en su realidad concreta: pobre y frágil, pero siempre amada.

María nunca tuvo en su vida otro centro que no fuera Dios; nunca tuvo otro criterio que no fuera la gloria de Dios y el bien de los que vivían a su lado, como Dios se lo enseñaba cada día en su Palabra. Vivía la pureza del amor de Dios y de todos los bienes que de Él se derivan.

María, es la Inmaculada por la aceptación de la Voluntad de Dios de ella. Dios la preparó, para que viviera a cabalidad su vocación de maternidad divina y encontró en María la perfecta respuesta de fidelidad y disponibilidad humilde, de oblación total, como la de su Hijo.

Pidámosle nos enseñe a vivir en conversión continua para ser fieles a nuestra vocación.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

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