Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha preparado para este domingo 22 de mayo, a puertas de la Fiesta de nuestra MA!
¡¡¡FELIZ FIESTA DE MARÍA AUXILIADORA A TODOS, salesanos o no, pues ella es Madre, y, por tanto, auxiliadora de todos y cada uno de sus hijos, es decir, todos por naturaleza de su ser por Voluntad de Dios!!!
¿Quién desea los problemas?
La respuesta unánime es "¡Nadie!". Aunque alguno aclarará que los problemas son ocasión de maduración; realidad que nadie discutirá.
Pero una cosa es esto y otra que sean apetecibles.
De los problemas nadie se escapa, ni chico ni grande, ni poderoso ni desheredado, ni ateo ni religioso, ni santo ni pecador. Todos los debemos afrontar, aunque no queramos, y en este caso es peor todavía.
También la primera comunidad lo tuvo, y el suyo fue grave, pues tetuvo al inicio de su vida como tal. Pero, siguiendo el Espíritu del Señor Jesús, supieron frontarlo y lo hicieron con éxito tal, que la institución que entre todos instauraron aun perdura, aun con las modificaciones que el paso de los tiempos ha sugerido.
Lo importante es dejarse guiar por el Espíritu, pues es eso lo que nos hace real y verdadero Pueblo Sacerdotal, Nación Santa, Pueblo de la propiedad de Dios.
Cristo Jesús jamás nos abandona, no sólo nos ha dado su Esíritu proveniente del Padre, sino que se ha quedado con nosotros, al mismo tiempo que "nos prepara un lugar" en el corazón del Padre, en el que lo tenemos muy grande ya reservado desde que fuimos creados.
En realidad somos nosotros los que debemos preparar al Padre un lugar todo para Él...
La verdad es que ya está ahí, pero no acturá con libertad sus Maravillas hasta que no se lo permitamos.
Él nos respeta, aunque nosotros no siempre le respetemos a Él como nos conviene.
Dios quiere vernos hacer maravillas, como Jesús ¡y hasta mayores!, pues eso es nuestra maduración y desarrollo y su Gloria y, en correlación inevitable, la nuestra.
Abrámonos a Jesús, como María, y seamos sus adecuados hijos e hijas, para ser los hermanos que la humanidad necesita.
Dios nos bendiga a todos.
Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:
P. José Mª Domènech SDB
Nadie va al Padre sino es por mí
¡Cuántas veces soñamos que las cosas nos resulten exitosas, pero con poco riesgo y mínimo esfuerzo! Pero no es ésta la realidad. Los riesgos siempre están presentes en todo, también en la Fe. No hay fe sin dificultades. La Fe cristiana está llena de sacrificios y luchas.
El Señor nos hace su Pueblo, pero, para que esto sea históricamente efectivo, también nos pide que seamos como Él y Él es donación, servicio atento y entrega de la propia vida.
Las obras de la Fe que estamos llamados a hacer son maravillosas, pero tengamos en cuenta que, ante todo, son obras en el interior de las personas, la nuestra y la ajena, y serán estas personas las que lo harán historia patente cuando llegue el tiempo de la Gracia en la libertad, no somos nosotros los dueños de su decisión; pues todo trabajo con personas tiene el riesgo de no ser aceptado, pues son libres. Si Jesús recibe negativas, a nosotros no nos irá mejor.
Jesús nos enseña que lo importante es no vivir de espaldas a la realidad. Somos débiles y muy limitados en todos los sentidos. Aprendamos a vivir en la presencia de Dios y a buscar en Él la luz para resolver los problemas, que, por otro lado, son inevitables. Somos Pueblo de Dios y Nación Santa porque nuestros criterios los marca el Espíritu Santo que el Padre y el Hijo nos han dado.
Este estilo de vida ya es una maravilla extraordinaria, pues, lo que humanamente se nos escapa, el Señor nos enseña a orientarlo para la Vida en la Verdad haciendo brillar el Amor.
El Evangelio no es un código de normas para el ‘buen vivir’, sino un Espíritu de Vida y Servicio fraterno marcado por el amor a la vida y a la paz, propio de la paternidad de Dios.
Las dificultades para una Comunidad de Fe son la ocasión para construir novedad de vida
Los apóstoles nos enseñan el mejor modo de afrontar un conflicto: encararlo, dialogar en la verdad, buscar el Bien Común y orar pidiendo luz dispuestos a asumir la mejor decisión.
Los conflictos nunca faltarán, pues somos limitados, pero, con Dios, nos llevan a la Vida.
Seguir y vivir en Cristo es esencia de la Vida de Fe; basar en Él la vida personal y comunitaria
Cristo nos da una Vida Nueva y el Espíritu para vivirla así todo lo cotidiano es oración.
Somos pueblo santo porque nos guía la Santidad de Dios: en ella avanzamos cada día.
Jesús nos pide confianza para que las maravillas de Dios sean manifiestas en nuestras obras
Jesús nos pide fiarnos de Él, pues Él, que es Vida y Verdad, nos lleva al Padre: más, en Él, en sus obras, que son las del Padre, vemos al mismo Padre; y nosotros, si somos su Comunidad, debemos mostrar la persona y las obras de Cristo Jesús, así todos podrán ir al Padre.
Sólo Cristo nos lleva al Padre, no hay otro camino: Él es nuestra Vida y Gloria.
Pidamos a María unir nuestra vida, personal y comunitaria, a Cristo y testificar su Amor.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.
DOMINGO DE PASCUA V
Los servicios en la vida de la Comunidad cristiana dependen del Espíritu que anima a los fieles: lo básico es vivir en Cristo y como Él.
Hch. 6, 1-7: "…el número de los discípulos aumentaba… los inmigrantes de lengua griega comenzaron a murmurar contra los hebreos porque, en la ayuda diaria, se desatendía a sus viudas. Los doce convocaron a los todos discípulos y les dijeron: «No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para servir las mesas. …busquen entre Uds. a siete hombre de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encargaremos esta tarea, de modo que nosotros podamos dedicarnos a la oración y al ministerio de la palabra» La asamblea aprobó de muy buena gana la propuesta… Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más…"
Salmo 22: "Señor, que descienda tu amor sobre nosotros"
1P. 2, 4-9: "Al acercarse al Señor, la Piedra Viva,… también ustedes…. son edificados como una casa espiritual para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo… Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que les llamó de las tinieblas a su luz admirable… Uds…. han alcanzado la Misericordia".
Jn. 14, 1-12: "En la última cena, Jesús dijo a sus discípulos: «No se inquieten, crean en Dios y crean también en mí… volveré otra vez para llevarles conmigo, a fin de que donde yo esté, también estén ustedes…. Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, si no es por mí… Las palabras que digo no son mías: el Padre, que habita en mí, es el que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí… Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo voy al Padre".
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