Las reconfortantes palabras del padre José María están cargadas de verdad. Dios, nuestro Padre, cuyo Amor Providente jamás nos abandona. Pongámoslo en el centro de nuestra vida... principalmente cuando las circunstancias se presentan dolorosas y difíciles.
Agradezco de manera especial esta hermosa reflexión. Mil bendiciones para su tan querido autor.
Agradezco de manera especial esta hermosa reflexión. Mil bendiciones para su tan querido autor.
El Padre: centro de nuestra vida
La vida cristiana es opción por una persona, no por una religión o modo de vida que nos garantice la segura salvación individual. Es caminar en medio de las circunstancias buscando comprender y vivir en la Voluntad de Dios para colaborar en la construcción de su Reino.
Nuestra vida es la propia de un pueblo llamado a la misión de ser sacerdote consagrado para anunciar la gloria de Dios, a quien reconoce pertenecer, con la oblación amorosa de su propia vida para el bien de la humanidad, a la que pertenece y a la que es enviado como testigo.
La Palabra de Vida nos convoca a vivir con la vida entregada a la tarea de buscar la mejor vida para los que nos rodean, y nos invita a transformar nuestra existencia en un don gratuito de vida, como Jesús, mientras caminamos por el mundo a la casa del Padre.
1. El Padre es el centro de nuestra vida, todo lo demás es un medio y un signo.-
La vida del cristiano aprende de Jesús la responsabilidad de caminar como servidor de la vida de los hermanos, signo de la Providencia del Padre, oyente de la Palabra, celebrando el sacrificio del don de la propia vida y organizando nuestro mundo para el bien común, mucho más allá de los intereses particulares.
Lo más importante es la vida de cada persona, no lo que se hace, sino la vida, o muerte, que se deriva de ello, mirando la realidad con los ojos del Padre de cada una de las personas.
La historia avanza en el dolor porque no miramos a las personas con los ojos de Dios.
2. Jesús nos llama a mantener la paz y a la alegría interior de ser don de vida nueva.-
Jesús nos pide confianza y serenidad. No estamos abandonados a nuestra suerte: tenemos un Padre que nos asiste, nos apoya para lo mejor, nos espera y nos prepara cada día las gracias necesarias: es necesario acudir a Él.
Solo existe un camino para vivir a plenitud: Cristo; una verdad que lleva a la Vida: Cristo; una vida que conduce al Padre, a la Paz y a la Alegría: Cristo. Todo esto, como suele suceder, podrán negarlo, pero eso no cambia la realidad, pues ésta supera toda manipulación.
Cristo es el único centro del cristiano: garantía para llegar a la casa del Padre, nuestro fin.
3. Somos invitados a servirnos mutuamente mientras caminamos, con Jesús, al Padre.-
La serenidad en la vida es signo de que acogemos la presencia de Dios, por eso el Señor nos invita a mantenernos así cada día y en toda circunstancia, porque sabemos a dónde vamos y en quién hemos puesto nuestra confianza: sabemos que Él nos construye para la paz y la felicidad: el Padre es de fiar, podemos servir con generosa confianza a nuestros hermanos.
Las condiciones de vida podrán ser difíciles, pero no superan el Amor Providente de Dios.
María nos ayude a escuchar y abandonarnos a la Providencia del Padre, a quien vamos.
Nuestra vida es la propia de un pueblo llamado a la misión de ser sacerdote consagrado para anunciar la gloria de Dios, a quien reconoce pertenecer, con la oblación amorosa de su propia vida para el bien de la humanidad, a la que pertenece y a la que es enviado como testigo.
La Palabra de Vida nos convoca a vivir con la vida entregada a la tarea de buscar la mejor vida para los que nos rodean, y nos invita a transformar nuestra existencia en un don gratuito de vida, como Jesús, mientras caminamos por el mundo a la casa del Padre.
1. El Padre es el centro de nuestra vida, todo lo demás es un medio y un signo.-
La vida del cristiano aprende de Jesús la responsabilidad de caminar como servidor de la vida de los hermanos, signo de la Providencia del Padre, oyente de la Palabra, celebrando el sacrificio del don de la propia vida y organizando nuestro mundo para el bien común, mucho más allá de los intereses particulares.
Lo más importante es la vida de cada persona, no lo que se hace, sino la vida, o muerte, que se deriva de ello, mirando la realidad con los ojos del Padre de cada una de las personas.
La historia avanza en el dolor porque no miramos a las personas con los ojos de Dios.
2. Jesús nos llama a mantener la paz y a la alegría interior de ser don de vida nueva.-
Jesús nos pide confianza y serenidad. No estamos abandonados a nuestra suerte: tenemos un Padre que nos asiste, nos apoya para lo mejor, nos espera y nos prepara cada día las gracias necesarias: es necesario acudir a Él.
Solo existe un camino para vivir a plenitud: Cristo; una verdad que lleva a la Vida: Cristo; una vida que conduce al Padre, a la Paz y a la Alegría: Cristo. Todo esto, como suele suceder, podrán negarlo, pero eso no cambia la realidad, pues ésta supera toda manipulación.
Cristo es el único centro del cristiano: garantía para llegar a la casa del Padre, nuestro fin.
3. Somos invitados a servirnos mutuamente mientras caminamos, con Jesús, al Padre.-
La serenidad en la vida es signo de que acogemos la presencia de Dios, por eso el Señor nos invita a mantenernos así cada día y en toda circunstancia, porque sabemos a dónde vamos y en quién hemos puesto nuestra confianza: sabemos que Él nos construye para la paz y la felicidad: el Padre es de fiar, podemos servir con generosa confianza a nuestros hermanos.
Las condiciones de vida podrán ser difíciles, pero no superan el Amor Providente de Dios.
María nos ayude a escuchar y abandonarnos a la Providencia del Padre, a quien vamos.
P. José María Doménech Corominas, sdb
CICLO A – TIEMPO DE PASCUA – DOMINGO V
Hch. 6, 1-7: "...aumentaba sin cesar el número de los creyentes... Los inmigrantes de lengua griega se quejaron... los doce convocaron a una reunión...: «No está bien que descuidemos la predicación... por dedicarnos al servicio de la masa de los pobres. Por esto busquen siete varones de fiar, llenos del Espíritu y de sentido común... Eligieron a Esteban... Los presentaron a los apóstoles... La Palabra de Dios se extendía..."
Salmo 32: "Que tu amor, Señor, jamás nos abandone, como lo esperamos de Ti"
1P. 2, 4-9: "Acérquense al Señor, que es la Piedra viva... Ustedes, como piedras vivas, dejen que Dios haga de Uds. un templo espiritual, un sacerdocio santo... Siempre los habrá que no hacen caso de la predicación. Ustedes son un pueblo escogido, un sacerdocio real, una nación sagrada, la posesión personal de Dios..."
Jn. 14, 1-12: "«Mantengan serenos sus corazones. Confíen en Dios y también en mí... que también ustedes vivan donde vivo yo... ya saben el camino a donde voy...» Tomás le dijo: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre si no es por mí...» Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre...» Jesús le dice: «Felipe, ...quien me ve a mí, ve al Padre... Quien cree en mí, también hará las obras que yo hago y hasta las hará mayores, porque yo voy al Padre.»"
Salmo 32: "Que tu amor, Señor, jamás nos abandone, como lo esperamos de Ti"
1P. 2, 4-9: "Acérquense al Señor, que es la Piedra viva... Ustedes, como piedras vivas, dejen que Dios haga de Uds. un templo espiritual, un sacerdocio santo... Siempre los habrá que no hacen caso de la predicación. Ustedes son un pueblo escogido, un sacerdocio real, una nación sagrada, la posesión personal de Dios..."
Jn. 14, 1-12: "«Mantengan serenos sus corazones. Confíen en Dios y también en mí... que también ustedes vivan donde vivo yo... ya saben el camino a donde voy...» Tomás le dijo: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre si no es por mí...» Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre...» Jesús le dice: «Felipe, ...quien me ve a mí, ve al Padre... Quien cree en mí, también hará las obras que yo hago y hasta las hará mayores, porque yo voy al Padre.»"
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