El Padre José María nos envía su sugerencia homilética para este domingo.
Dios: nuestro Padre CARIÑOSO
El oficio del educador es muchísimas veces poco reconocido o demasiado criticado. Dios nos forma, pero nosotros nos resistimos. También a Él le criticamos porque no nos complace lo que nos pide. Nos creemos con derecho a que se tenga especial consideración con nuestras visiones, intereses particulares o gustos, casi siempre bastante miopes.
Pablo nos pide que nos apoyemos más en el Señor y no solo le pidamos, sino que le pidamos bien, con espíritu agradecido, que sabe valorar lo que recibe y sabe aprovechar las gracias y las oportunidades de madurar en el don de la vida, que casi siempre pasa por la generosidad de quien recibe el don y lo pone al servicio de los que le rodean y más lo necesitan. Los agricultores de la viña recibieron el don pero quisieron quedárselo y acabaron perdiéndolo.
Nosotros somos la viña del Señor. Nuestro mundo necesita los frutos de gracia que el Señor nos confía para ellos. Es nuestra responsabilidad ser dóciles y gratos a Dios devolviéndole sus dones al servir a nuestros hermanos, resistiendo a la tentación de servirnos de ellos.
Dios nos cuida con cariño: somos parte de su Comunión
La vida es un don cariñoso de Dios para cada uno y para la humanidad toda. Él confía en nosotros y nos ha puesto en las manos nuestro mundo, su creación esmeradamente cuidada. Somos parte de Él, mucho más que lo somos de nuestros padres y amigos. Él nos ama con su propia vida poniendo a nuestro servicio a sus ángeles para que nos guíen en toda decisión.
Él nos trata como si cada uno fuera el único hijo que tuviera que cuidar. No nos mima, ni cede a nuestros caprichos, pero sí nos sigue con el inmenso amor de un padre con entrañas maternas. Nos toma muy en serio porque quiere lo mejor para cada uno.
Hemos recibido de Dios todo, pero no basta: ¡hay problemas siempre!
No basta recibir de Dios la mayor de las confianzas. Es necesario tomarla en serio pues somos plenamente responsables de nuestras decisiones y ellas son las que construyen nuestra vida en serio. Cuando pide los frutos, son los verdaderos, los que están en el corazón de la vida. Dios conoce nuestros problemas y límites, pero también nuestro corazón: seamos honestos.
Lo importante no son los resultados sino las actitudes con las que vivimos cada día
Desarrollamos nuestra vida con cada una de nuestras actitudes. Los resultados pueden ser aparentemente magníficos, tal vez así los vean todos, pero la verdad la dice la conciencia recta. En la oración debemos presentarnos tal como somos y así poder recibir de Dios su gracia.
Pablo nos pide vivir siempre en oración, con tal nivel de confianza que agradezcamos lo que vamos a recibir y vivamos de acuerdo a lo pedido, como si ya lo hubiera recibido.
Dios ve la intimidad del alma de cada uno, no podemos engañarlo, aunque nos empeñemos en engañarnos a nosotros mismos. Las consecuencias, tarde o temprano, aparecerán y cuanto más tarde, más tiempo perdido y más conversión retrasada.
Pedimos a María ser cada día honestos con Dios y darle siempre lo que le corresponde.
Pablo nos pide que nos apoyemos más en el Señor y no solo le pidamos, sino que le pidamos bien, con espíritu agradecido, que sabe valorar lo que recibe y sabe aprovechar las gracias y las oportunidades de madurar en el don de la vida, que casi siempre pasa por la generosidad de quien recibe el don y lo pone al servicio de los que le rodean y más lo necesitan. Los agricultores de la viña recibieron el don pero quisieron quedárselo y acabaron perdiéndolo.
Nosotros somos la viña del Señor. Nuestro mundo necesita los frutos de gracia que el Señor nos confía para ellos. Es nuestra responsabilidad ser dóciles y gratos a Dios devolviéndole sus dones al servir a nuestros hermanos, resistiendo a la tentación de servirnos de ellos.
Dios nos cuida con cariño: somos parte de su Comunión
La vida es un don cariñoso de Dios para cada uno y para la humanidad toda. Él confía en nosotros y nos ha puesto en las manos nuestro mundo, su creación esmeradamente cuidada. Somos parte de Él, mucho más que lo somos de nuestros padres y amigos. Él nos ama con su propia vida poniendo a nuestro servicio a sus ángeles para que nos guíen en toda decisión.
Él nos trata como si cada uno fuera el único hijo que tuviera que cuidar. No nos mima, ni cede a nuestros caprichos, pero sí nos sigue con el inmenso amor de un padre con entrañas maternas. Nos toma muy en serio porque quiere lo mejor para cada uno.
Hemos recibido de Dios todo, pero no basta: ¡hay problemas siempre!
No basta recibir de Dios la mayor de las confianzas. Es necesario tomarla en serio pues somos plenamente responsables de nuestras decisiones y ellas son las que construyen nuestra vida en serio. Cuando pide los frutos, son los verdaderos, los que están en el corazón de la vida. Dios conoce nuestros problemas y límites, pero también nuestro corazón: seamos honestos.
Lo importante no son los resultados sino las actitudes con las que vivimos cada día
Desarrollamos nuestra vida con cada una de nuestras actitudes. Los resultados pueden ser aparentemente magníficos, tal vez así los vean todos, pero la verdad la dice la conciencia recta. En la oración debemos presentarnos tal como somos y así poder recibir de Dios su gracia.
Pablo nos pide vivir siempre en oración, con tal nivel de confianza que agradezcamos lo que vamos a recibir y vivamos de acuerdo a lo pedido, como si ya lo hubiera recibido.
Dios ve la intimidad del alma de cada uno, no podemos engañarlo, aunque nos empeñemos en engañarnos a nosotros mismos. Las consecuencias, tarde o temprano, aparecerán y cuanto más tarde, más tiempo perdido y más conversión retrasada.
Pedimos a María ser cada día honestos con Dios y darle siempre lo que le corresponde.
P. José María Doménech Corominas, sdb
CICLO A – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXVII
Is. 5, 1-7: "Mi amado tenía una viña...plantó allí las mejores cepas... esperó que le diera la mejor uva, pero le dio uvas amargas... habitantes de Jerusalén y varones de Judá, juzguen Uds. entre yo y mi viña... ¿Qué más podía hacer por ella?... La dejaré abandonada... La viña del Señor es la casa de Israel... Esperaba en ella ver justicia y no veo sino injusticias..."
Salmo 79: "La viña del Señor del universo es la casa de Israel."
Flp. 4, 6-9: "No se angustien por nada. En cada ocasión acudan a la plegaria y a la súplica...con acción de gracias... Eso le gusta al Señor, que... custodiará sus corazones y pensamientos en Cristo Jesús... Practiquen lo que yo les he transmitido y ustedes han recibido... y el Dios de la paz estará con ustedes."
Mt. 21, 33-43: "Un propietario plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un pozo, construyó una torre para el guarda y la arrendó a unos viñadores... y se marchó a otro país... mandó a sus hombres para que recogieran los frutos... a uno lo mataron... envió más que la primera vez, pero los trataron igual. Finalmente envió a su hijo... lo cogieron, lo sacaron de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el año de la viña, ¿qué hará con aquellos viñadores?... ¿No han leído nunca lo que dice la escritura: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular...?"
Salmo 79: "La viña del Señor del universo es la casa de Israel."
Flp. 4, 6-9: "No se angustien por nada. En cada ocasión acudan a la plegaria y a la súplica...con acción de gracias... Eso le gusta al Señor, que... custodiará sus corazones y pensamientos en Cristo Jesús... Practiquen lo que yo les he transmitido y ustedes han recibido... y el Dios de la paz estará con ustedes."
Mt. 21, 33-43: "Un propietario plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un pozo, construyó una torre para el guarda y la arrendó a unos viñadores... y se marchó a otro país... mandó a sus hombres para que recogieran los frutos... a uno lo mataron... envió más que la primera vez, pero los trataron igual. Finalmente envió a su hijo... lo cogieron, lo sacaron de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el año de la viña, ¿qué hará con aquellos viñadores?... ¿No han leído nunca lo que dice la escritura: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular...?"
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