diciembre 24, 2008

Nochebuena!



Hoy nos quedaremos en vela hasta muy tarde, esperando con la familia el nacimiento del Niño Dios. Disfrutando de nuestra fiesta, la fiesta de Navidad!

Las oraciones de Nochebuena y sugerencia homilética del P. José María siguen más abajo. Primero, les dejo un tema que, no es precisamente un villancico, pero desde hace muchos años es el obligado para nuestra fiesta navideña. Quién no ha festejado estas fiestas con alegría, al ritmo de los maestros Colón y Lavoe?

Felicitémonos! Celebremos! Ha nacido Jesús! Viva nuestra fiesta!



(Video publicado en youtube por marin2377)
Fotografía: archivo del blog


Bendición del Nacimiento en familia

Toda la familia se encuentra reunida ante el nacimiento, a medianoche.

Papá: Oh Padre, recibo en mi corazón a Jesús. A Él entrego mis hijos para que crezcan a su imagen y semejanza. Como padre me comprometo a imitar las virtudes de San José, de tal manera que sea esposo fiel, amoroso y padre ejemplar de mis hijos.

Todos: Amén.

Mamá: Oh Padre, acojo en mi casa con toda ternura a tu Hijo. En Él veo a mis hijos, te los entrego. Como madre me comprometo a imitar las virtudes de María a fin de que sea esposa fiel y amorosa y madre ejemplar de mis hijos.

Todos: Amén.

Papá: Bendice, Señor, este misterio que representa el nacimiento de tu Hijo divino.

Todos: Que Cristo reine en nuestro hogar! Que dejemos el pecado! Que aumente la gracia en nuestras almas! Que se acreciente nuestra caridad hacia el prójimo! En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Bendición de la cena de Navidad

Papá: Te agradecemos, Señor, por la unión de nuestra familia, representada en esta cena. Que el compartir fortalezca el amor y la unidad entre nosotros y con todos los hombres. ¡Ven, Señor Jesús!

Todos: ¡Ven, Señor Jesús!
Tomado de El Pan del Alma

Natividad del Señor - Nochebuena

En muchas circunstancias el Señor se ha dado y se da a conocer a lo largo de la historia para que reconozcamos su Voluntad.

Esta Voluntad, a veces, nos da miedo por lo que nos puede pedir, pero Él nos invita a no tener miedo, pues, como nos recuerda san Pablo, el plan de Dios es nuestra salvación.

Si acogemos la Voluntad de Dios con corazón abierto, nuestras tinieblas poco a poco se van aclarando. Dios no abandona jamás, pero es necesario fiarse de Él, aunque cueste o duela.

La fiesta de Navidad es la fiesta del cariño de Dios y de la confianza del hombre.

Después de todo se lo merece, pues ya nos lo dio todo. No estamos ante promesas todavía vacías o sin garantía, sino ante realidades concretas y eficientes.

Dios se hace niño para mostrarnos la libertad del Amor. Nos pide que lo acojamos como niños porque, si no lo hacemos así, no entraremos en el Reino de los cielos ni viviremos en su Paz ni nos dejaremos animar por su Espíritu y su alegría y paz no será la nuestra.

Hoy nos ha nacido el Salvador. ¿Qué haremos con la oportunidad de Vida Nueva que nos ofrece? Él es nuestra Luz, nuestra Paz, nuestro Consejero... ¡el Mesías, el Señor! Se nos pide una respuesta. El ángel se la planteó a los pastores al anunciarles el nacimiento del niño-Salvador. ¿Cómo podría ser el Salvador un pobre niño envuelto en pañales en una cabaña?

Nos toca decidir. Los pastores escucharon, creyeron, fueron, vieron, proclamaron y glorificaron a Dios y ¿nosotros? ¿Qué actitud vamos a asumir? No decidirnos es declarar que es mucho riesgo y que no vale la pena arriesgar tanto simplemente por el Señor.

El Niño de la Ciudad de David aporta una novedad sustancial: ¡hace nuevas todas las cosas! El Amor de Dios, eterna juventud, da nuevo sentido a todo, le da Vida Nueva, abre horizontes de Justicia veraz y de Paz interior que supera todos los tratados, le permite al hombre la libertad de asumir la vida tan plenamente que sea capaz de entregarla buscando el bien de los que le rodean, aun cuando dar la vida traiga consigo, como de hecho sucede, dolor.

La navidad, en la gran familia humana, hijos todos de Dios, es la fiesta del don del Amor en la alegría para la Paz y la Vida Nueva. A ella están llamados todos los hombres sin excepción, de cualquier sexo, tiempo, lugar, situación social y económica, realidad cultural... Precisamente para eso Jesús entrega su vida sin restricciones y durante toda la historia, en todo lugar y situación, en cada Eucaristía, Reconciliación y, en general, en cada sacramento.

La navidad es una fiesta que beneficia a toda la humanidad, aunque, sin duda, solo los cristianos tenemos la gran responsabilidad de entender la profundidad de sus alcances.

La navidad nos pide aprendamos a vivir y ofrecer con más humildad la presencia de Dios en la historia. Él no pretende imponerse, pero tampoco se esconde ni desea quedar ignorado.

Conocerlo, valorarlo y amarlo es un derecho de todos los hombres. Por esto, es un deber grave de todos los cristianos profundizar vitalmente estos misterios para saberlos presentar, desde el testimonio de la propia vida, a todos los que nos rodean en todas partes.

Pidamos a la Madre de Jesús, nuestra Maestra de acogida, sencillez y compromiso responsable, que nos enseñe a vivir en la valentía de ofrecer al Señor nuestra vida con sencillez, humildad y apertura a los dones de Dios para que todos puedan conocer la Salvación de Dios.

P. José María Doménech Corominas, sdb

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR (Nochebuena)

Is. 9, 1-3.5-6: "El pueblo que avanzaba entre tinieblas ha visto una gran luz... les has llenado de una alegría inmensa... «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado... Consejero-prodigioso, Dios-héroe, Padre-por-siempre, Príncipe-de-la-paz.»"

Salmo 95: "¡Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor!"

Tt. 2, 11-14:
""Se ha revelado el Amor de Dios que quiere salvar a todos los hombres y nos enseña... para que vivamos en este mundo una vida de sobriedad , justicia y piedad mientras esperamos... que se manifieste la gloria de Jesucristo... Él se entregó por nosotros..."

Lc. 2, 1-14: "«No tengan miedo. Les anuncio una noticia que traerá una gran alegría a todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor...» «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.»"

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