El querido padre Josemaría nos envía su sugerencia homilética para este domingo:
La vida se nos ha concedido para que aprendamos a hacernos "pan", para que aprendamos ha hacer que todo lo que vivimos y ofrecemos se convierta en alimento para todos los que nos rodean y muy particularmente para aquellos a los que nos debemos: el maestro a los discípulos, los padres a los hijos, los hijos a los padres, los hermanos a los hermanos, los sacerdotes a los miembros de la Comunidad a la que el Señor le ha enviado, los vecinos a los vecinos, los políticos a los ciudadanos, los comerciantes a los compradores, los servidores públicos a los usuarios de estos servicios, los médicos a los enfermos, los superiores a los que les han sido confiados...
Nadie es inútil y todos debemos saber construir sirviendo y ofreciendo lo poco que tengamos, aunque nos estemos muriendo o nos consideremos sin nada. La vida es un don para ser entregado, si no, lo perderemos, la muerte nos lo arrebatará, nos acusarán de haberlo inutilizado y acabaremos haciéndolo nuestra propia condena y verdugo.
El único Señor de la Vida nos pide que aprendamos a vivir dándonos de comer con generosidad, es decir, estando siempre a disposición del bien de los que nos rodean para que todos tengan lo suficiente y sobre: ésa fue la vida de Jesús y de todos los santos.
El Señor nos bendiga.
Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:
P. José Mª Domènech SDB
La vida se nos ha concedido para que aprendamos a hacernos "pan", para que aprendamos ha hacer que todo lo que vivimos y ofrecemos se convierta en alimento para todos los que nos rodean y muy particularmente para aquellos a los que nos debemos: el maestro a los discípulos, los padres a los hijos, los hijos a los padres, los hermanos a los hermanos, los sacerdotes a los miembros de la Comunidad a la que el Señor le ha enviado, los vecinos a los vecinos, los políticos a los ciudadanos, los comerciantes a los compradores, los servidores públicos a los usuarios de estos servicios, los médicos a los enfermos, los superiores a los que les han sido confiados...
Nadie es inútil y todos debemos saber construir sirviendo y ofreciendo lo poco que tengamos, aunque nos estemos muriendo o nos consideremos sin nada. La vida es un don para ser entregado, si no, lo perderemos, la muerte nos lo arrebatará, nos acusarán de haberlo inutilizado y acabaremos haciéndolo nuestra propia condena y verdugo.
El único Señor de la Vida nos pide que aprendamos a vivir dándonos de comer con generosidad, es decir, estando siempre a disposición del bien de los que nos rodean para que todos tengan lo suficiente y sobre: ésa fue la vida de Jesús y de todos los santos.
El Señor nos bendiga.
Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:
P. José Mª Domènech SDB
"Mis cinco panes (que son una promesa)"
Nadie acepta ser un fracaso. Muchas reacciones violentas son un grito de auxilio, solo que inadecuado. Todos deseamos ser mejores y nos sentimos bien cuando lo logramos, solo que no es fácil, y menos para el que ya carga con la experiencia de más de un fracaso.
¿Nuestra civilización no grita pidiendo ayuda para llegar a una vida más plena, que ha perdido? ¿Los cristianos, estamos desorientados porque no estamos bien centrados en el Dios de la Vida y lo que nos pide, y por eso no sabemos ayudar en los casos concretos, que son los que hacen la historia? Todos sabemos construir teorías... pero éstas, muchas veces, más estorban que ayudan, si el centro no es el bien del hermano sino la teoría o nosotros o nuestro grupo.
El profeta, apoyado en su abandono en Dios y su Gloria, construye una solución abundante ante una necesidad concreta y desbordante. Es Dios quien alimenta a su Pueblo.
Muchos problemas se generan cuando se buscan los intereses individuales: dioses y cultos particulares. A más ‘distancia’ entre personas y comunidades, defendida sin diálogo honesto, más mentira, desazón, carencias, violencia, muerte y destrucción: es decir, menos futuro feliz.
Jesús es el maestro que enseña a construir alimentando desde lo ‘poco’ que se tenga y cuidando, en primer lugar, el bien de hermano y la comunidad para un futuro estable y feliz.
Toda vida humana vive experiencias que sacuden y exigen buscar mayor profundidad de vida
Dios nunca nos abandona, en ningún problema, sino que se nos acerca más, lo malo es que, en lugar de abrirnos con confianza, infantilmente nos peleamos con Él y le culpamos.
Toda mujer o varón, tiene y vive realidades que le inquietan y obligan a ir más allá.
Solo en el Señor, que nos llena con su Amor, se consigue la plenitud que deseamos.
Un hombre de Dios, que vive en el Señor, ayuda a leer la vida desde los ojos de Dios.
Si nos llenamos cada día de lo que el Señor nos da, su Amor, aunque suframos, Él nos colmará de su paz y la vida será más digna y capaz de testificar que Dios es el único Señor y que su Amor llena la existencia de una serenidad que lo supera todo, aun el dolor y la muerte.
El anhelo de plenitud que Dios ha puesto en nuestro interior es un acicate para que cada día busquemos no dejarnos aplastar por nada, sea lo que sea, que nos esclavice en el atolondrador individualismo que destruye personas, culturas y posibilidades de mayor dignidad.
Vivimos para la Salvación, Vida plena, y esto se construye buscando el bien de los últimos
En la multiplicación de los panes Jesús busca poner en movimiento el sentido de solidaridad de todos los presentes: dialoga con Felipe, interviene Andrés y el muchacho, obedece la multitud, actúa el Padre y recogen los discípulos. Todos para el bien de todos.
La Eucaristía es el Sacramento de la solidaridad Salvífica para el mundo. En ella todo se multiplica: Cristo da su Vida y, en Él, los fieles se comprometen a hacerse Pan para la Vida.
Pedimos a María hacer vida el alimento de Cristo para ser Pan de Cristo para todos.
¿Nuestra civilización no grita pidiendo ayuda para llegar a una vida más plena, que ha perdido? ¿Los cristianos, estamos desorientados porque no estamos bien centrados en el Dios de la Vida y lo que nos pide, y por eso no sabemos ayudar en los casos concretos, que son los que hacen la historia? Todos sabemos construir teorías... pero éstas, muchas veces, más estorban que ayudan, si el centro no es el bien del hermano sino la teoría o nosotros o nuestro grupo.
El profeta, apoyado en su abandono en Dios y su Gloria, construye una solución abundante ante una necesidad concreta y desbordante. Es Dios quien alimenta a su Pueblo.
Muchos problemas se generan cuando se buscan los intereses individuales: dioses y cultos particulares. A más ‘distancia’ entre personas y comunidades, defendida sin diálogo honesto, más mentira, desazón, carencias, violencia, muerte y destrucción: es decir, menos futuro feliz.
Jesús es el maestro que enseña a construir alimentando desde lo ‘poco’ que se tenga y cuidando, en primer lugar, el bien de hermano y la comunidad para un futuro estable y feliz.
Toda vida humana vive experiencias que sacuden y exigen buscar mayor profundidad de vida
Dios nunca nos abandona, en ningún problema, sino que se nos acerca más, lo malo es que, en lugar de abrirnos con confianza, infantilmente nos peleamos con Él y le culpamos.
Toda mujer o varón, tiene y vive realidades que le inquietan y obligan a ir más allá.
Solo en el Señor, que nos llena con su Amor, se consigue la plenitud que deseamos.
Un hombre de Dios, que vive en el Señor, ayuda a leer la vida desde los ojos de Dios.
Si nos llenamos cada día de lo que el Señor nos da, su Amor, aunque suframos, Él nos colmará de su paz y la vida será más digna y capaz de testificar que Dios es el único Señor y que su Amor llena la existencia de una serenidad que lo supera todo, aun el dolor y la muerte.
El anhelo de plenitud que Dios ha puesto en nuestro interior es un acicate para que cada día busquemos no dejarnos aplastar por nada, sea lo que sea, que nos esclavice en el atolondrador individualismo que destruye personas, culturas y posibilidades de mayor dignidad.
Vivimos para la Salvación, Vida plena, y esto se construye buscando el bien de los últimos
En la multiplicación de los panes Jesús busca poner en movimiento el sentido de solidaridad de todos los presentes: dialoga con Felipe, interviene Andrés y el muchacho, obedece la multitud, actúa el Padre y recogen los discípulos. Todos para el bien de todos.
La Eucaristía es el Sacramento de la solidaridad Salvífica para el mundo. En ella todo se multiplica: Cristo da su Vida y, en Él, los fieles se comprometen a hacerse Pan para la Vida.
Pedimos a María hacer vida el alimento de Cristo para ser Pan de Cristo para todos.
Padre José María Domènech Corominas, sdb
CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XVII
2R. 4, 42-44: "...Eliseo dijo a su sirviente: «Toma estos veinte panes y dáselos a la Comunidad; que coman»... «...Esto dice el Señor: ‘Todos comerán y todavía sobrará’». El sirviente lo repartió, comieron todos y todavía sobró, como había dicho el Señor."
Salmo 144: "Apenas abres Tú la mano, Señor, y con gusto nos sacias de tus favores"
Ef. 4, 1-6: "Yo, preso por el Señor, les suplico que vivan como lo pide su vocación: con humildad, mansedumbre, paciencia, soportándose mutuamente en el Amor... estrechando la unidad del espíritu con el vínculo de la paz... Un solo cuerpo y un solo espíritu... Un solo Señor y una sola Fe... un solo Dios y Padre de todos..."
Jn. 6, 1-15: "...Jesús se marchó... Le seguía mucha gente... subió a la montaña y se sentó con sus discípulos. ... preguntó a Felipe: «¿Dónde podríamos comprar pan para que puedan comer todos?» ... Felipe respondió: «Necesitaríamos mucho dinero...» Andrés... dijo a Jesús: «Aquí tenemos a un muchacho que tiene cinco panes de cebada y tres peces...» Jesús pidió que hicieran que todos que se sentaran... tomó los panes, recitó la acción de gracias y los repartió... lo mismo hizo con los peces... dijo a sus discípulos: «Recojan lo que ha sobrado, que nada se estropee»... llenaron doce canastas. ...Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró, solo, a la montaña."
Salmo 144: "Apenas abres Tú la mano, Señor, y con gusto nos sacias de tus favores"
Ef. 4, 1-6: "Yo, preso por el Señor, les suplico que vivan como lo pide su vocación: con humildad, mansedumbre, paciencia, soportándose mutuamente en el Amor... estrechando la unidad del espíritu con el vínculo de la paz... Un solo cuerpo y un solo espíritu... Un solo Señor y una sola Fe... un solo Dios y Padre de todos..."
Jn. 6, 1-15: "...Jesús se marchó... Le seguía mucha gente... subió a la montaña y se sentó con sus discípulos. ... preguntó a Felipe: «¿Dónde podríamos comprar pan para que puedan comer todos?» ... Felipe respondió: «Necesitaríamos mucho dinero...» Andrés... dijo a Jesús: «Aquí tenemos a un muchacho que tiene cinco panes de cebada y tres peces...» Jesús pidió que hicieran que todos que se sentaran... tomó los panes, recitó la acción de gracias y los repartió... lo mismo hizo con los peces... dijo a sus discípulos: «Recojan lo que ha sobrado, que nada se estropee»... llenaron doce canastas. ...Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró, solo, a la montaña."
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