A continuación, el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre Josemaría nos ha preparado para esta semana:
Muchas veces aparecen artículos por los malos hábitos alimenticios de la población de uno u otro lugar. Unos tienen mucho, pero comen 'basura' (comida llamada 'chatarra'); otros tienen apenas algo y no ingieren lo necesario o por la cantidad o por la calidad... Eso siempre y solo se refiere a la comida física, pero, neciamente, nadie de nuestros gobernantes, ni a nivel local ni a nivel mundial, se preocupa de la calidad de alimento espiritual de la persona humana.
Si nos alimentamos con 'basura' nuestra salud se irá deteriorando. Si nuestro espíritu no se alimenta de espíritu, sensatez, serenidad, paz, humildad, comunión, perdón, vida nueva, acogida, alegría... no esperemos que nuestra cultura sea sena y se encuentren soluciones a los inevitables conflictos que sobrevienen a nuestras personas, familias, comunidades, sociedades, naciones.
Muchos conflictos nacen de los venenos que introducimos en nuestros corazones.
No queremos abrirnos a Dios, le tenemos por enemigo. También a veces los que nos llamamos 'cristianos' lo mantenemos lo más lejos que podemos y eso nos perjudica gravemente.
¡Cuánta pena dan los que viven como 'buena gente', porque lo son, pero no alimentan su Fe adecuadamente, como el Señor nos ofrece y propone! Viven con otras personas y no pueden ofrecer el Don que Dios les confió para que lo compartieran y así enriquecieran nuestro mundo tan desconcertado.
Pablo nos pide que vivamos a profundidad, que nos alimentemos del Señor, para que podamos vivir según sus criterios en un mundo que culturalmente los menosprecia, si no los rechaza, y muchas veces es por la superficialidad de los que nos llamamos cristianos y, peor todavía, de los que somos los ministros dispensadores de estos alimentos para el bien de todos.
Nuestra felicidad y libertad depende de nuestra honestidad con el Dios que nos liberó del poder del pecado y de la muerte. Él nos creó para ser felices, pero no nos puede impoter su Vida, pues toda imposición genera esclavitud y reberdía interior. Somos nosotros quienes debemos optar por Quien ya optó por nosotros, hasta con el cruento don oblativo de su propia vida.
Dios nos bendiga.
Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:
P. José Mª Domènech SDB
N.B. Aprovecho, en primer lugar, para agradecer a todos su cariñosa oración por el eterno descanso de mi hermano Antonio y, en segundo lugar, para felicitar a todos los peruanos por sus FIESTAS PATRIAS: ¡Viva el Perú!
Muchas veces aparecen artículos por los malos hábitos alimenticios de la población de uno u otro lugar. Unos tienen mucho, pero comen 'basura' (comida llamada 'chatarra'); otros tienen apenas algo y no ingieren lo necesario o por la cantidad o por la calidad... Eso siempre y solo se refiere a la comida física, pero, neciamente, nadie de nuestros gobernantes, ni a nivel local ni a nivel mundial, se preocupa de la calidad de alimento espiritual de la persona humana.
Si nos alimentamos con 'basura' nuestra salud se irá deteriorando. Si nuestro espíritu no se alimenta de espíritu, sensatez, serenidad, paz, humildad, comunión, perdón, vida nueva, acogida, alegría... no esperemos que nuestra cultura sea sena y se encuentren soluciones a los inevitables conflictos que sobrevienen a nuestras personas, familias, comunidades, sociedades, naciones.
Muchos conflictos nacen de los venenos que introducimos en nuestros corazones.
No queremos abrirnos a Dios, le tenemos por enemigo. También a veces los que nos llamamos 'cristianos' lo mantenemos lo más lejos que podemos y eso nos perjudica gravemente.
¡Cuánta pena dan los que viven como 'buena gente', porque lo son, pero no alimentan su Fe adecuadamente, como el Señor nos ofrece y propone! Viven con otras personas y no pueden ofrecer el Don que Dios les confió para que lo compartieran y así enriquecieran nuestro mundo tan desconcertado.
Pablo nos pide que vivamos a profundidad, que nos alimentemos del Señor, para que podamos vivir según sus criterios en un mundo que culturalmente los menosprecia, si no los rechaza, y muchas veces es por la superficialidad de los que nos llamamos cristianos y, peor todavía, de los que somos los ministros dispensadores de estos alimentos para el bien de todos.
Nuestra felicidad y libertad depende de nuestra honestidad con el Dios que nos liberó del poder del pecado y de la muerte. Él nos creó para ser felices, pero no nos puede impoter su Vida, pues toda imposición genera esclavitud y reberdía interior. Somos nosotros quienes debemos optar por Quien ya optó por nosotros, hasta con el cruento don oblativo de su propia vida.
Dios nos bendiga.
Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:
P. José Mª Domènech SDB
N.B. Aprovecho, en primer lugar, para agradecer a todos su cariñosa oración por el eterno descanso de mi hermano Antonio y, en segundo lugar, para felicitar a todos los peruanos por sus FIESTAS PATRIAS: ¡Viva el Perú!
El Pan que da Vida
¿Cuál es nuestro alimento? Nuestro mundo tiene muchos problemas, ¿cuántos tomamos en serio hacia dónde vamos? ¿Nos gusta provocar sufrimiento y angustia? Vivimos distraídos o distanciados de la verdadera realidad y no nos percatamos de las reales dimensiones de lo que acarrean nuestras decisiones. Pablo nos pide que no nos desviemos de la Fe, aunque todo el mundo lo hiciere; si no son los criterios de Jesucristo, no son los nuestros, o no deberían serlo.
¿De dónde vienen tantas protestas y resistencias a lo que el Señor nos invita a vivir desde la Fe? ¿No será que nos cuesta mucho liberarnos de nuestro mundo individualista y racionalista, casi nunca racional desde la verdad y para el bien? Dios es nuestra Providencia, ¿nos fiamos?
¿No nos estamos degradando por atarnos a gustos e intereses individualistas que nos distancian de la sana objetividad y nos van cerrando al Dios que nos ha enviado a su Hijo para que tengamos Vida y la tengamos en abundancia? Pero ¡la Vida no se puede imponer!
La renovación de la mente pasa por una buena alimentación, que la da el Hijo del Hombre
A más egoísmo, más hambre de ser lo que estamos llamados a ser: hijos de Dios.
El pueblo de Israel está de acuerdo con que le liberen, pero no con el precio: su propio esfuerzo y dolor. No hay libertad sin esfuerzo personal, pues la libertad o es personal, no individual, o no puede existir en ningún sitio. La libertad o es solidaria o no es libertad para nadie.
Nuestra cultura individualista, por eso necia, evita el sacrificio y el dolor del esfuerzo, y calla la necesidad de exigencia, renuncia y disciplina; por eso nuestra educación tiene miedos y está desubicada. Las ideologías, cambiantes o caprichosas o, peor todavía, manipuladas o mal intencionadas para conseguir metas ocultas, impiden la sana renovación. Ésta, sea social, cultural o religiosa, exige alimentarse de la verdad objetiva para buscar el bien radical y estable.
No se trata solo de ser buena gente, sino de ser discípulos incondicionales de Jesucristo
Ser buena gente es adecuarse al criterio ‘natural’ o ‘de moda’. Cristo nos pide ser buenos como Dios, superando nuestra debilidad. El Apóstol nos pide criterios profundos, los de Cristo.
El pueblo de Israel es liberado; los que no aceptan el coste, fracasan. Es necesario optar y asumir con esfuerzo todo lo que implica y, para eso, hay que alimentarse cada día de Dios.
La voluntad del Padre es que actuemos con los criterios del Hijo y vivamos de Él en el hoy.
Solo Cristo es el Señor, el Pan de Vida, el Hijo, el Salvador. Nosotros, sus discípulos. Si es nuestro Maestro, sigámoslo con decidida disciplina, pues el esfuerzo constante también duele.
La Fe no es ni acomodo ni tradición familiar, sino que exige compromiso personal-social.
Pidamos a María acoger a su hijo Jesucristo y alimentarnos cotidianamente de Él.
¿De dónde vienen tantas protestas y resistencias a lo que el Señor nos invita a vivir desde la Fe? ¿No será que nos cuesta mucho liberarnos de nuestro mundo individualista y racionalista, casi nunca racional desde la verdad y para el bien? Dios es nuestra Providencia, ¿nos fiamos?
¿No nos estamos degradando por atarnos a gustos e intereses individualistas que nos distancian de la sana objetividad y nos van cerrando al Dios que nos ha enviado a su Hijo para que tengamos Vida y la tengamos en abundancia? Pero ¡la Vida no se puede imponer!
La renovación de la mente pasa por una buena alimentación, que la da el Hijo del Hombre
A más egoísmo, más hambre de ser lo que estamos llamados a ser: hijos de Dios.
El pueblo de Israel está de acuerdo con que le liberen, pero no con el precio: su propio esfuerzo y dolor. No hay libertad sin esfuerzo personal, pues la libertad o es personal, no individual, o no puede existir en ningún sitio. La libertad o es solidaria o no es libertad para nadie.
Nuestra cultura individualista, por eso necia, evita el sacrificio y el dolor del esfuerzo, y calla la necesidad de exigencia, renuncia y disciplina; por eso nuestra educación tiene miedos y está desubicada. Las ideologías, cambiantes o caprichosas o, peor todavía, manipuladas o mal intencionadas para conseguir metas ocultas, impiden la sana renovación. Ésta, sea social, cultural o religiosa, exige alimentarse de la verdad objetiva para buscar el bien radical y estable.
No se trata solo de ser buena gente, sino de ser discípulos incondicionales de Jesucristo
Ser buena gente es adecuarse al criterio ‘natural’ o ‘de moda’. Cristo nos pide ser buenos como Dios, superando nuestra debilidad. El Apóstol nos pide criterios profundos, los de Cristo.
El pueblo de Israel es liberado; los que no aceptan el coste, fracasan. Es necesario optar y asumir con esfuerzo todo lo que implica y, para eso, hay que alimentarse cada día de Dios.
La voluntad del Padre es que actuemos con los criterios del Hijo y vivamos de Él en el hoy.
Solo Cristo es el Señor, el Pan de Vida, el Hijo, el Salvador. Nosotros, sus discípulos. Si es nuestro Maestro, sigámoslo con decidida disciplina, pues el esfuerzo constante también duele.
La Fe no es ni acomodo ni tradición familiar, sino que exige compromiso personal-social.
Pidamos a María acoger a su hijo Jesucristo y alimentarnos cotidianamente de Él.
P. José Mª Domènech Corominas, SDB
CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XVIII
Ex. 16, 2-4.12-15: "...murmuraron en el desierto contra Moisés y Aarón: «Ojalá hubiéramos muerto en Egipto... Nos han hecho salir a este desierto para... morir de hambre...» El Señor dijo a Moisés: «...Yo les haré llover pan del cielo... Quiero ver si cumplen o no lo que les mando... sabrán que Yo, el Señor, soy su Dios» Aquella tarde llegó una bandada de codornices... y al día siguiente, por la mañana, todo el campamento estaba lleno de... una cosa granulada fina como escarcha... Moisés les dijo: «Esto es el pan que Dios les da como alimento»."
Salmo 77: "El Señor les dio trigo celeste"
Ef. 4, 17.20-24: "...no vivan como viven los paganos. Ellos se guían por criterios que no sirven... ¿No les han enseñado la verdad sobre Jesucristo?... Desháganse de esta naturaleza caduca... ¡Que se renueve su espíritu y toda su forma de pensar! Revístanse de esta nueva naturaleza que Dios ha creado a imagen suya: lleven una vida verdaderamente justa, buena y santa."
Jn. 6, 24-35: "...«Ustedes no me buscan... sino porque han comido pan en abundancia... trabajen, más bien, por el alimento que... da vida eterna. Este alimento se lo dará el Hijo del Hombre... el Padre lo ha marcado con su sello personal... La obra que Dios quiere es que crean en el que Él ha enviado... Mi Padre sí que les da el pan del cielo... para la vida del mundo... Yo soy el pan que da vida: quienes vienen a Mí no pasarán hambre, quienes creen en Mí no tendrán nunca sed»."
Salmo 77: "El Señor les dio trigo celeste"
Ef. 4, 17.20-24: "...no vivan como viven los paganos. Ellos se guían por criterios que no sirven... ¿No les han enseñado la verdad sobre Jesucristo?... Desháganse de esta naturaleza caduca... ¡Que se renueve su espíritu y toda su forma de pensar! Revístanse de esta nueva naturaleza que Dios ha creado a imagen suya: lleven una vida verdaderamente justa, buena y santa."
Jn. 6, 24-35: "...«Ustedes no me buscan... sino porque han comido pan en abundancia... trabajen, más bien, por el alimento que... da vida eterna. Este alimento se lo dará el Hijo del Hombre... el Padre lo ha marcado con su sello personal... La obra que Dios quiere es que crean en el que Él ha enviado... Mi Padre sí que les da el pan del cielo... para la vida del mundo... Yo soy el pan que da vida: quienes vienen a Mí no pasarán hambre, quienes creen en Mí no tendrán nunca sed»."
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