enero 23, 2010

Cristo nos ha integrado como su Pueblo

A continuación el mensaje y sigerencia que el querido padre José María nos envía para este domingo 24.

¡Qué bueno es saber que no estamos nunca solos, sino que siempre estamos cuidados, defendidos y protegidos por un Amor vivo que nos libera de todo tipo de esclavitud y va integrando como parte de un Cuerpo muy grande y fuerte, del que nadie nos puede separar, si nosotros no queremos verdaderamente hacerlo!

¡¡Es la maravillosa obra de Dios y a nosotros nos pide que colaboremos con Él!!

¡¡¡Qué grandes nos iremos volviendo por este camino de Don de Vida Nueva y liberación en el Espíritu!!!

Dios no se cansa de recordarnos, una y otra vez, su Palabra, su invitación a seguir su camino de Vida y Alegría. Lo que desea ardientemente para cada uno de nosotros es que seamos felices como lo es Él: desde dentro, en nuestra raíz de vida y relación, cada día más responsable y solidaria con los hermanos, sobre todo con los que más sufren y más duramente sienten el descuido de los poderosos y 'privilegiados' de este mundo caduco y lleno de absurdos en medio de las maravillas de Dios a todo nivel y en todos los ámbitos de la vida.

Dios nos bendiga y nos conceda madurar cada día más en la fidelidad a Él y a nuestros hermanos, toda persona humana.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

Cristo nos ha integrado como su Pueblo


La palabra expresa la vida que en ella, y de ella, fluye: cuando la palabra está llena de vida, quiere decir que la vida se desarrolla; cuando aquélla está carcomida, minada por la mentira o cualquier otra circunstancia de muerte, quiere decir que el interior de la persona está perdiendo el horizonte vital de su vida y ¡necesita que se le ayude para lograr verse libre de su esclavitud!

Todos formamos un cuerpo social y, en éste, uno de los más graves peligros es el individualismo, es decir, la absolutización del individuo aislándolo del resto y, con ello, la pérdida del sentido de responsabilidad personal respecto a las consecuencias de las propias actitudes en el ‘cuerpo’ comunitario-social. Sin esto, toda la sociedad queda abandonada a dinámicas que pueden ser hasta “infra-animales”, pues la persona no tiene instintos, sólo tendencias, inclinaciones, pulsiones, que, necesitan ser orientadas por la inteligencia y la voluntad, guiadas por principios y valores nacidos del Amor. En los animales esa ‘medida’ la pone la naturaleza con los instintos.

Dios nos llama a vivir en Él, Comunión Trinitaria, al comunicarnos su Vida en Cristo, quien nos integra a sí mismo: Él es nuestra cabeza. Por la Palabra de Dios, el Espíritu nos lleva a conocer y asumir los principios y valores de su Padre para ser parte del “cuerpo de Cristo”.

La acción amorosa y liberadora de Dios se centra en todo ser humano, pero no basta eso.

La Palabra es anunciada y el pueblo la asume como algo vital, que les cuestiona y estimula

La Asamblea de Dios se reúne para renovar su adhesión a la Palabra, recibida con veneración y honesto reconocimiento de su poca fidelidad a ella como pueblo. Pero interiorizar la Palabra no debe llevarnos a la depresión y tristeza, sino, todo lo contrario, a la alegre solidaridad.

Cristo, que es la Palabra y nos integra como un solo cuerpo con y en Él, nos pide fidelidad vital.

Cristo, Palabra de Vida, nos libera, llena, transforma, según su imagen de Hijo de Dios, como personas nuevas, pueblo nuevo, Comunidad viva en la Comunión de Dios. Al aceptar a Cristo, asumimos su Vida y Proyecto, nos hacemos, por el Espíritu, de Él, su Cuerpo, en el Plan de su Padre que busca la Comunión de todos para la maduración del bien de cada persona.

Dejarnos llevar por el Espíritu de Jesús nos conduce a transformar nuestra vida y relaciones

Asumir la vida de Jesús según el Espíritu nos pide, hace de nuestra vida una Gracia de Amor liberador para los que nos rodean. Los frutos dirán el nivel de nuestra fidelidad al Señor.

María nos enseñe a escuchar al Señor e integrarnos en Él para servir a los hermanos.


Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO C - TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO III

Cristo nos ha integrado como su Pueblo, su Cuerpo, en nuestra sociedad, para que, asumiendo su Palabra, la vivamos y compartamos


Ne. 8, 1-4a.5-6.8-10:
"Esdras llevó el libro de la Ley en presencia del pueblo reunido... apenas abrió el libro, todo el pueblo se puso de pie. Esdras bendijo al Señor... y todo el pueblo, alzando las manos, respondió: «Amén, amén»... y adoraron al Señor... Él leía claramente el libro de la Ley de Dios... «Hoy es un día santo, dedicado al Señor, Dios de ustedes: no estén tristes ni lloren... Coman, beban y compartan con los que nada han traído; el día de hoy es santo... el gozo del Señor es su fortaleza»"

Sal. 18: "Tus palabras, Señor, son espíritu y vida"

1Cor. 12, 12-30:
"Cristo es como el cuerpo humano: es uno solo; aunque tenga muchos miembros; puesto que todos los miembros, aun siendo muchos, forman un solo cuerpo. Todos nosotros... hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo... Por tanto, ustedes son el Cuerpo de Cristo y cada uno, sus miembros".

Lc. 1, 1-4.4, 14-21: "...Habiéndome informado minuciosamente... yo también he decidido escribirlo... para que conozcas la solidez de la enseñanza que has recibido... Jesús, lleno de la fuerza del Espíritu, volvió a Galilea... y fue a Nazaret... El sábado fue a la sinagoga... Le dieron el volumen del profeta Isaías...: «El Espíritu del Señor... me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los desvalidos; proclamar la libertad a los cautivos; entregar la luz a los ciegos; liberar a los oprimidos y proclamar el Año de Gracia del Señor... Hoy, con lo que escuchan hablar de mí, ven el cumplimiento de estas palabras de la Escritura»."


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