enero 27, 2010

Por llamado de Dios somos profetas en Cristo

A continuación, el mensaje que el querido padre José María nos envía cariñosamente desde la Patagonia.

Acompañemos al padre con nuestra oración, pidiéndole a Dios colme de bendiciones su nueva labor como párroco en Puerto Deseado, que inicia oficialmente este lunes 1º de febrero.

Que nuestro padre Don Bosco, cuya fiesta celebramos este domingo 31, continúe fortaleciendo e inspirando la misión del padre José María e inspire también a los jóvenes de Puerto Deseado a seguirle.

Feliz fiesta para todos!


Acabamos ya el primer mes del año con la fiesta de Don Bosco.

¡Feliz día y linda fiesta para todos los salesianos, religiosos o no!

Él fue profeta del Amor y Providencia de Dios en favor de los jóvenes, sobre todo de los que resultaban más abandonados en el ambiente en el que se movía, y de la gente sencilla del pueblo, tan engañada y desorientada por el ambiente anticlerical en el que se vio envuelta y hasta arrastrada, sin que ellos lo escogieran.

Tampoco nosotros escogemos nuestra historia: ésta se da por la confluencia de voluntades y circunstancias de las que nosotros solo podemos dominar una pequeña parte, en la que está nuestra personal voluntad y pensamiento, aunque tampoco esto en forma absoluta. Incluso en este ámbito interior nos encontramos con sorpresas que, más de una vez, nos descuadran o nos desubican presentándonos como si fuéramos unos sinvergüenzas o malvados, cuando en verdad sabemos con mucha seguridad que no es así... ¡Cuántas veces también nosotros nos sentimos víctimas de muchas realidades que surgen o se van gestando en nuestro exterior muy a nuestro pesar y, a veces, en ciertos momentos, ante ciertas realidades interiores nuestras, quedamos desconcertados, pasmados, sorprendidos!

Dios es el Señor. Él siempre ha cuidado a cada persona humana, desde su creación personal y única, y la lleva por caminos de Salvación, pero lo hace respetando, podríamos decir casi "escrupulosamente" nuestra libertad, con las bondades y disparates que ésta puede generar, con todas sus consecuencias para ella misma y para los que con ella se relacionan, mediata o inmediatamente. Dios siempre habla para que se le entienda y para que nos convenzamos de que sus Planes, que son personales e intransferibles, son los mejores para cada persona. Lo lamentable es que no siempre le entendemos, ni nos convencemos, ni siempre (en realidad pocas veces) le hacemos caso en todo. Y ¡claro! las cosas van como van...

Dios necesita ser Dios Omnipotente para lograr que todo tenga una real y objetiva opción salvífica y no se vaya por la borda, perjudicando a muchísimos que desean aprender a hacerle caso, aunque sea milímetro a milímetro: cada pasito es una gran conquista para ellos y Dios lo sabe y valora muy bien. Por eso siempre está creando nuevas posibilidades y compaginando todos los elementos para que se puedan dar en cada persona los mejores frutos y los resultados más esplendorosos: ¡¡¡ES UN ARTISTA CONSUMADO!!! (pero jamás estará consumido, ni por su Amor 'Loco')

Para 'hablarnos' e intervenir en nuestra vida personal y social, llama a muchos de nosotros, los humanos, como "profetas" y "ministros" suyos, unos temporales y otros permanentes: los papás son ministros-profetas permanentes, pues siempre serán papás y siempre mantendrán su función animadora y alimentadora de nuestra vida, aunque no siempre lo hagan del mismo modo. Los maestros y autoridades son profetas, unos, y ministros, otros, y siempre son temporales, pues no siempre son maestros (¡ojalá lo fueran siempre de verdad!) y menos todavía las autoridades.

Los profetas son personas que saben, de diverso modo, escuchar a Dios, que les habla al corazón y a su conciancia para sus hermnaos, y nos comunican, de muy diversas maneras, lo que Él piensa de nuestra vida y cómo debemos regirla para no fracasar, para madurar, para superarnos, para convertirnos y no generar más destrucción en nosotros y en la realidad que nos rodea. A veces nos adelantarán el futuro o porque el Señor se lo hace conocer o porque, por el derrotero que ha tomado las actitudes humanas, no hay otro fin que el que ellos señalan, aunque siempre ofrecen, de parte de Dios, otra posibilidad que sí lleva a la salvación personal y social.

Jeremías fue uno de estos profetas, llamado por Dios, sin que mediara mérito propio, como sucede en todos. Pues es Dios el que llama al profeta y al ministro y le indica su misión, como verdaderos "misioneros", es decir, enviados con una misión de vida. Las misiones que Dios confía siempre tienen este contenido final: la Vida y Alegría y éstas eternas.

Don Bosco fue otro profeta-ministro permanente de los jóvenes y pueblo sencillo.

En realidad todos los bautizados en la Comunión Trinitaria de Dios, somos profetas-ministros permanentes en el ordinario vivir, pues hemos sido consagrados en Cristo por el Espíritu según el Plan de Vida del Padre para anuncíar, con nuestra vida y palabras y acciones, a todas las personas con las que vivamos o a las que seamos enviados de algún modo, la Resurrección del Señor Jesús y la llegada de su Reino de Amor, es decir, la Salvación.

Nos toca vivirlo en la Comunidad en la que Dios nos integra construyéndola todos los días en la Comunión de Vida con Dios y con los hermanos que Él nos pone al lado.

No siempre las reacciones nos serán gratificantes, es cierto, pero nuestras decisiones no están enmarcadas en la respuesta de los que nos rodean, sino en lo que el Padre, a través del Hijo, por el Espíritu nos va comunicando y confiado.

Nacimos para vivir en un vital diálogo vocacional con Dios a favor de todas las personas que viven con nosotros.

Dios les bendiga copiosamente.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

Por llamado de Dios somos profetas en Cristo

El entusiasmo, ilusión y empuje de la vocación descubierta y asumida en la juventud, casi nunca se mantienen. Pues las dificultades, muchas nacidas en nuestro interior y en los ambientes más cercanos, no se hacen esperar. O nos renovamos o nos instalamos en posturas más fáciles.

El peor enemigo de la vocación es buscar el éxito y reconocimiento de los que cercanos.

Dios nos llama y solo a Él nos debemos. Él nos envía confiándonos su mensaje; los demás son destinatarios a los que debemos dar, más allá de su respuesta, el don para ellos recibido.

O Su Amor nos mueve o el Enemigo nos gana: el resultado está definido y asegurado: ¡El Amor triunfará! Pero hay que elegirlo con creatividad, pero sin discusión ni competencia. Solo Él da valor universal e infinito, divino, a todo lo que somos y hacemos, aunque sea pequeño.

Dios nos llama, no por tener méritos, sino porque nos ama y quiere darnos lo mejor: su Gloria

La vocación es un diálogo, que siempre parte de la gratuita elección de Dios, pero que, inevitablemente, necesita la respuesta decisiva y constante de cada persona llamada, puesto que, al ser cada ser humano libre, nadie, en justicia, puede imponerle nada, ni de Dios, que sólo ofrece.

El profeta entiende que su misión nace no de él, sino de Dios que le ama, tiene planes maravillosos, que él no entiende bien, y le envía. Jeremías no tiene poder pero sí muchísimo cansancio por tanta persecución. Dios le pide que no tema, se fíe de su Amor y le sea totalmente dócil.

El resultado de nuestras opciones depende de dos voluntades: la de Dios, segura, y la nuestra

Esta dinámica del diálogo entre Dios y nosotros, nos hace responsables de nuestra vida. Los méritos no están en los resultados obtenidos, sino en las actitudes vividas. El fin último es gozar la Gloria Divina habiendo aceptado la Salvación, Cristo, verdadero camino de Vida Nueva.

Cristo, perfecto profeta del Padre, vive abandonado, con responsable y creativa docilidad. A nosotros se nos pide hacer historia su Amor construyendo la Comunidad con Su Espíritu.

El Apóstol nos pide vivir en el Amor de Dios, que nos llamó a concretar la salvación en el hoy

Pablo sabe de subversión, pero sólo le interesa la más difícil, la interna, la personal, la que pone de cabeza nuestros criterios y nos lleva a interiorizar los del Padre de la Vida; los del Sal-vador de cada persona, los del Espíritu de Comunión en el Amor que abre a la Justicia y a la Paz.

Jeremías, Pablo y Jesús orientaron su vida con el Amor e hicieron historia de valor universal. María nos enseña a ser constructores desde el Amor que Dios nos ofrece: ¡somos profetas!

Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO C - TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO IV
Por llamado de Dios somos profetas en Cristo, pero para ser fieles debemos vivir en el mismo Amor de Cristo, más allá de los problemas


Jr. 1, 4-5.17-19:
"Antes que te formara en el seno de tu madre, ya te conocía; antes que nacieras, te consagré y te hice profeta destinado de las naciones. Ahora, pues, cíñete el vestido y vete a decirles todo lo que te mande. No les tengas miedo, si no, seré Yo quien te haré temer… Te asaltarán, pero no podrán derribarte, pues yo estaré a tu lado para librarte…»"

Sal. 70: "Mis labios proclamarán públicamente cómo me auxilias, Señor"

1Cor. 12, 31-13, 13:
"Interésense más por los bienes mayores. Yo les indicaré ahora cuál es el mejor camino… si no tengo amor… no me serviría de nada. Quien ama es paciente, bondadoso, no envidia; no es presumido ni soberbio, no es grosero ni egoísta, no se irrita ni envidia, …se alegra… de la rectitud; lo soporta todo, nunca pierde la confianza, ni la esperanza ni la paciencia. El amor nunca pasa… Ahora subsisten las tres, la fe, la esperanza y el amor; pero, de las tres, el amor es la más grande".

Lc. 4, 21-30: "Jesús, en la sinagoga de Nazaret, dijo: «Esto que hoy escuchan contar de mí es el cumplimiento de esta Escritura». Todos se extrañaban de las sabias palabras que decía. Comentaban: «Pero éste ¿no es el hijo de José?» Jesús les dijo: «Seguramente me recordarán aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”… Les digo con toda verdad: ningún profeta es bien recibido en su tierra natal…» Al escucharlo todos… indignados, se levantaron y, a empujones, lo sacaron de la sinagoga para despeñarlo… Pero Él, pasando por en medio de ellos, se retiró".


No hay comentarios.:

Publicar un comentario