abril 04, 2010

El Señor ha resucitado para que vivamos como hermanos

Feliz y fecunda Pascua del Señor Resucitado para todos, caminando en el Señor como Don Bosco!

(...) Él les regalará lo que de verdad necesiten. No dejen de confiar: ¡¡¡Ha resucitado !!! y vive muy atento, en nuestro interior, escuchando nuestros deseos, ilusiones, gemidos y necesidades. Rezo por todos ustedes.

El Señor nos invita a ver más allá de lo que nos resulta fácil ver... No seamos miopes como muchos de nuestros hombres que se auto denominan 'de ciencia' que no son capaces de ver más allá de lo que perciben (a veces porque no quieren otras porque los han cerrado y no se han atrevedo a ir más allá), pero cuando deciden en su vida personal se olvidan de su 'ciencia', pues la 'ciencia' no rige la vida (es muy limitada), solo 'intenta' entender algunos de sus múltiples aspectosde la existencia humana y hasta natural, quedando fuera de su alcance los más importantes: los de la vida personal profunda... La verdadera ciencia es sencilla y los verdaderos científicos son humildes y respetuosos, pues se saben eternos buscadores de la verdad.

Jesús ha resucitado es una verdad Vital que llena la vida de Vida y la transforma para que transforme nuestro nuestro mundo en la casa de los hijos de Dios que veneran los dones de Dios y los multiplican para que lleguen a todos.

El Señor ha resucitado: miremos la vida con sus ojos; tomemos nuestras decisiones con sus criterios; construyamos su/nuestra Comunidad con su Espíritu... Él nos lleva a hacer nuevas todas las cosas.

¡Felicitaciones por los dones de Dios! No los descuidemos: alimentémoslos aprovechando el don de su Vida ofrecido en cada sacramento y profundicémoslos con nuestras actitudes obedientes a los impulsos de su Espíritu.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

El Señor ha resucitado para que vivamos como hermanos


Estamos en la Pascua del Señor: celebramos el paso de la vida regida por criterios caducos a la aceptación de la definitiva Vida en Cristo ya aquí, en esta historia tan desconcertante.

Para ser feliz no es indispensable estar libre de problemas, pero sí de incoherencias.

Lo que nos hace infelices no son los problemas, aunque no nos gusten, sino la desorientación, decepción, ruptura interior, y exterior, pues siempre nos desubican, y nos hacen sentir incómodos e inseguros; pero, a un tiempo, provocan, cuestionan y nos obligan a definirnos.

Vivir en paz pide seguridad y estabilidad interior: Cristo nos la da, Él es nuestra Paz.

Cuando los problemas o circunstancias difíciles nos encuentran adecuadamente preparados, aunque incomoden, no nos desequilibran, más bien, nos ayudan a madurar en nuestras actitudes personales ante la vida y los diversos niveles de relación que debemos desarrollar en nuestro cotidiano vivir. Mirar la vida de Jesús lleva a reconocer las maravillas de Dios.

Los discípulos deben aprender a mirar la vida con los ojos del Amor y el Compromiso de Jesús

La relación de los discípulos con Jesús, estaba en pañales. Se basaban en situaciones y relaciones muy afectivas, pero superficiales. La Pasión cuestionó profundamente su vida.

No vivían el Espíritu de Jesús, ni su estilo de vida interior, ni su relación con el Padre. Jesús les había hablado de todo esto; les había invitado y les había conducido, pero aún no lo habían asimilado. Necesitaban toda la paciente y comprensiva bondad misericordiosa de Dios. La actitud de Pedro ante el sepulcro lo dice. Con la Fe viva abrirá su espíritu y leerá diverso.

Sí. Era necesario que Jesús hiciera antes su camino humano de donación al estilo de Dios, su camino de hijo del hombre totalmente unido al Padre y, por tanto, a su entera disposición. Era necesario que el Espíritu de Jesús transformara el interior de los discípulos para que éstos pusieran su seguridad en las manos del Padre como se lo habían visto vivir a Jesús.

Debemos ir a fondo en la vida cristiana: no basta ser bueno ni religioso, hay que ser de Cristo

A esto nos invita Pablo; es lo que proclama Pedro ante el oficial romano Cornelio y lo viven la Magdalena y Juan ante el sepulcro vacío: fuego interior que ya bulle. Es una personal intimidad de amor llena de vida que lleva al riesgo y madurará conforme vivan en el Espíritu.

A mayor docilidad, mayor fidelidad al evangelio y donación al anunciarlo. La autoridad viene del Espíritu presente en nuestro vivir y actuar: ¡Jesús vivo en nuestra historia!

Abrirnos a Dios sin componendas: es el reto de creer, aunque cueste y no sea ‘moda social’

Si queremos ser fieles a Cristo Jesús, el Resucitado, no podemos someternos, en nuestro camino de Fe, a pensamientos y lógicas individuales o modas sociales, pues generará pobreza interior, manipulación del mensaje e inseguridad frente a la exigencia de decisión ante el absurdo de la cruz y la soledad social. La historia nos demuestra, desde el principio, que nunca la Fe fue moda, ni siquiera en el conjunto de cristianos que se dicen “católicos”… ‘a mi manera’

La Fe cristiana es un constante caminar personal, como la vida de Jesús y sus discípulos, en medio de los desconciertos e ilusiones de cada día. El pueblo debe, porque lo necesita, recibir el Evangelio, pero la respuesta, para vivir, es personal y de creciente intimidad, como personal es el diálogo de Dios con sus hijos y de los discípulos con su Maestro, el Resucitado.

Pidamos a María nos ayude a vivir, cada día, como resucitados y testigos de Cristo.
Padre José María Domènech, sdb.

CICLO C - TIEMPO DE PASCUA - DOMINGO I

El Señor ha resucitado para que vivamos como tales en medio de nuestros hermanos y les ofrezcamos, con la vida, el don de la Salvación


Hch. 10, 34a.37-43:
"«Ustedes conocen lo que sucedió… Me refiero a Jesús de Nazaret… que pasó haciendo el bien y curando… porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos… hemos comido y bebido con él…"

Salmo 117: "Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo."

Col. 3, 1-4:
"Ya que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba… no a los de la tierra".

O bien:
1Cor. 5, 6b-8: “Barran la levadura vieja para ser una masa nueva… panes ázimos de la sinceridad y la verdad”.

Jn. 20, 1-9: "«Se han llevado del sepulcro…» Los dos corrían juntos… entró en el sepulcro... Entonces entró también el otro… vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos".


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