Este domingo, el tercero de Pascua, nos adentra en el camino para vivir como resucitados.
En él el Señor nos señala que hay solo una vía objetiva y realista para vivir en el amor de Dios; ésta es confiarle a Él nuestra vida y todas nuestras decisiones.
O el amor que decimos tener a Dios es concreto y actual o no es amor.
Es verdad, el amor lleva a la alabanza y ésta se hace concreta cuando mueve la vida diaria de la persona que dice amar y la lleva a constuir su existencia según los criterios y voluntad de quien le ha salvado de la muerte y la desgracia del pecado, fuente de toda infelicidad y desorden.
El Señor tiene derecho a ser reconocido como tal, pues ya lo dio todo y sin reservas... El mismo Dios, su Padre, lo exaltó resucitándolo de entre los muertos y elevándolo al más alto nivel de gloria; pero, para nuestra salvación personal, no basta que lo haya hecho Dios, es indispensable que lo hagamos también nosotros, cada uno personalmente: como Pedro, que compromete su vida y confiesa su amor; como la Comunidad, que estructura todo al rededor de la Voluntad del Señor.
Nuestro mundo está sumamente desconcertado y con muchas fuentes engañosas de orientación, pero, al mismo tiempo que ataca a la Iglesia, ahora revolviendo los errores de algunos de sus miembros, está atento a su forma de vida y a sus reacciones, pues reconoce que es la única Institución que se mantiene firme a lo largo de los siglos, a pesar de sus limitaciones, de todo tipo.
Los bautizados somos resucitados en Cristo, su Cuerpo Místico, según el Apóstol; vivamos como tales, superemos, como Pedro, nuestras propias limitaciones y errores y digámosle al Señor con nuestras actitudes: "Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo".
El Señor nos bendiga a todos.
Unidos en oración con María, nuestro auxilio:
El mejor signo de alabanza y amor al Señor es obedecerle; pues Él es el único digno de recibir de nosotros todo: ¡es nuestro Salvador!
Ser discípulo de Jesús, es vivir contracorriente, un reto permanente que no podemos asumir en solitario: necesitamos el apoyo de la Comunidad y vivir unidos a una fuerza superior a nosotros mismos; a un Amor que nos trascienda, afirme y eleve: ¡¡incorruptible!!: el Amor de quien ya nos lo dio todo y, con su vida, nos da su Paz, Misericordia, Perdón, Vida Nueva y Espíritu. Él es Cristo Jesús, de quien se fiaron Pedro, Pablo y los santos y santas todas.
Sólo Él merece todo. Cuando le descubrimos y nos entregamos de verdad, con Fe objetiva, le seguimos por encima de todo. Es la experiencia de los Apóstoles: ¡no pudieron callarlos!
Alabar a Dios significa obedecerle pase lo que pase. Dar la propia vida al resucitado.
Jesús se entregó, crucificado, en oblación de fidelidad al Padre y a los hermanos; por eso merece ser aceptado como el Señor de sí mismo y del mundo. Así nos lo muestra el Padre.
Los Apóstoles no reconocen otra autoridad definitiva a la que obedecer si no es la del Señor
Liberados de la cárcel son enviados a testificar la resurrección y, vueltos a detener, acusados de desobediencia y castigados. Los Apóstoles lo aceptan con tal de no fallar al Señor.
Todos deseamos estar tranquilos, pero lo importante es vivir en fidelidad con el que nos es fiel desde toda la eternidad. Él nos lo dio todo, es justo, y lo más seguro, confiárselo todo.
La verdad, realidad objetiva se impondrá siempre. Ceder al capricho lleva al fracaso.
Jesucristo, el Cordero inmolado, ha ganado toda soberanía: es justicia y salvación aceptarlo
Adorar a Dios es un acto religioso que exalta a toda persona. El cristiano lo asume y lo eleva a la objetividad más excelsa: ¡Dios se ha hecho hombre y el hombre, el perfectamente hombre, que se ha entregado al bien integral de todo hermano, es proclamado Señor de todo!
La creación se goza y toda persona humana está llamada a confesarlo con su vida.
Se nos pide que estemos dispuestos a jugarnos la vida por el Señor: ¿me amas más que…?
La Comunidad cristiana está unida a Pedro en la tarea de ‘pescar’, el resultado depende de su confiada obediencia al Señor y de la prontitud de expresar su amor en un seguimiento sin condiciones, aun con duros momentos de debilidad, persecución y dificultades.
Ser discípulo de Jesús significa ser fiel aun en las dudas y perplejidades, sea por realidades personales, que hasta pueden desacreditarnos; sea por pérdidas que pueden aturdirnos.
Pedimos a María permanecer unidos al Señor en la Comunidad de amor apostólico
Hch. 5, 27a-32.40b-41: "Los apóstoles comparecieron ante el sanedrín…: «Les hemos prohibido severamente que no enseñaran nada respecto a Jesucristo, pero ustedes han llenado Jerusalén con sus doctrinas…» Pedro y los otros apóstoles contestaron: «Obedecer a Dios es primero que obedecer a los hombres… La diestra de Dios lo ha enaltecido [a Jesús] como Jefe y Salvador para conceder al pueblo de Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de esto y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen» Les prohibieron hablar más del nombre de Jesús… Los apóstoles se retiraron… contestos porque Dios los consideró dignos de ser maltratados por el nombre de Jesús".
Salmo 29: "¡Con qué alegría te alabo, Señor; yo te alabo, con qué alegría, Señor!"
Ap. 5, 11-14: "Yo, Juan, mientras miraba, escuché las voces de una multitud de ángeles que… aclamaban: «El Cordero que ha sido degollado es digno de recibir todo el poder, riqueza, sabiduría, fuerza, honor, gloria y alabanza»…".
Jn. 21, 1-19: "…Simón dijo: «Me voy a pescar». Le dijeron los otros: «Vamos también nosotros contigo»… aquella noche no pescaron nada. Jesús… les dijo: «…¿tienen algo para comer?» «No»… «Tiren la red a la derecha, les dijo, y pescarán»… «¡Es el Señor!»… Simón Pedro… se lanzó al agua… «Traigan de los peces que han pescado»… «Vengan a desayunar»… Después… Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»… Pedro se entristeció al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez…: «Señor, Tú lo conoces todo, y sabes que te amo» Jesús le dice: «Pastorea mis ovejas…»… Después le dijo: «Ven conmigo»."
En él el Señor nos señala que hay solo una vía objetiva y realista para vivir en el amor de Dios; ésta es confiarle a Él nuestra vida y todas nuestras decisiones.
O el amor que decimos tener a Dios es concreto y actual o no es amor.
Es verdad, el amor lleva a la alabanza y ésta se hace concreta cuando mueve la vida diaria de la persona que dice amar y la lleva a constuir su existencia según los criterios y voluntad de quien le ha salvado de la muerte y la desgracia del pecado, fuente de toda infelicidad y desorden.
El Señor tiene derecho a ser reconocido como tal, pues ya lo dio todo y sin reservas... El mismo Dios, su Padre, lo exaltó resucitándolo de entre los muertos y elevándolo al más alto nivel de gloria; pero, para nuestra salvación personal, no basta que lo haya hecho Dios, es indispensable que lo hagamos también nosotros, cada uno personalmente: como Pedro, que compromete su vida y confiesa su amor; como la Comunidad, que estructura todo al rededor de la Voluntad del Señor.
Nuestro mundo está sumamente desconcertado y con muchas fuentes engañosas de orientación, pero, al mismo tiempo que ataca a la Iglesia, ahora revolviendo los errores de algunos de sus miembros, está atento a su forma de vida y a sus reacciones, pues reconoce que es la única Institución que se mantiene firme a lo largo de los siglos, a pesar de sus limitaciones, de todo tipo.
Los bautizados somos resucitados en Cristo, su Cuerpo Místico, según el Apóstol; vivamos como tales, superemos, como Pedro, nuestras propias limitaciones y errores y digámosle al Señor con nuestras actitudes: "Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo".
El Señor nos bendiga a todos.
Unidos en oración con María, nuestro auxilio:
P. José Mª Domènech SDB
"¿Me amas más que éstos?"
El mejor signo de alabanza y amor al Señor es obedecerle; pues Él es el único digno de recibir de nosotros todo: ¡es nuestro Salvador!
Ser discípulo de Jesús, es vivir contracorriente, un reto permanente que no podemos asumir en solitario: necesitamos el apoyo de la Comunidad y vivir unidos a una fuerza superior a nosotros mismos; a un Amor que nos trascienda, afirme y eleve: ¡¡incorruptible!!: el Amor de quien ya nos lo dio todo y, con su vida, nos da su Paz, Misericordia, Perdón, Vida Nueva y Espíritu. Él es Cristo Jesús, de quien se fiaron Pedro, Pablo y los santos y santas todas.
Sólo Él merece todo. Cuando le descubrimos y nos entregamos de verdad, con Fe objetiva, le seguimos por encima de todo. Es la experiencia de los Apóstoles: ¡no pudieron callarlos!
Alabar a Dios significa obedecerle pase lo que pase. Dar la propia vida al resucitado.
Jesús se entregó, crucificado, en oblación de fidelidad al Padre y a los hermanos; por eso merece ser aceptado como el Señor de sí mismo y del mundo. Así nos lo muestra el Padre.
Los Apóstoles no reconocen otra autoridad definitiva a la que obedecer si no es la del Señor
Liberados de la cárcel son enviados a testificar la resurrección y, vueltos a detener, acusados de desobediencia y castigados. Los Apóstoles lo aceptan con tal de no fallar al Señor.
Todos deseamos estar tranquilos, pero lo importante es vivir en fidelidad con el que nos es fiel desde toda la eternidad. Él nos lo dio todo, es justo, y lo más seguro, confiárselo todo.
La verdad, realidad objetiva se impondrá siempre. Ceder al capricho lleva al fracaso.
Jesucristo, el Cordero inmolado, ha ganado toda soberanía: es justicia y salvación aceptarlo
Adorar a Dios es un acto religioso que exalta a toda persona. El cristiano lo asume y lo eleva a la objetividad más excelsa: ¡Dios se ha hecho hombre y el hombre, el perfectamente hombre, que se ha entregado al bien integral de todo hermano, es proclamado Señor de todo!
La creación se goza y toda persona humana está llamada a confesarlo con su vida.
Se nos pide que estemos dispuestos a jugarnos la vida por el Señor: ¿me amas más que…?
La Comunidad cristiana está unida a Pedro en la tarea de ‘pescar’, el resultado depende de su confiada obediencia al Señor y de la prontitud de expresar su amor en un seguimiento sin condiciones, aun con duros momentos de debilidad, persecución y dificultades.
Ser discípulo de Jesús significa ser fiel aun en las dudas y perplejidades, sea por realidades personales, que hasta pueden desacreditarnos; sea por pérdidas que pueden aturdirnos.
Pedimos a María permanecer unidos al Señor en la Comunidad de amor apostólico
Padre José María Domènech Corominas, sdb.
CICLO C - TIEMPO DE PASCUA - DOMINGO III
El mejor signo de alabanza y amor al Señor es obedecerle; pues Él es el único digno de recibir de nosotros todo: ¡es nuestro Salvador!
El mejor signo de alabanza y amor al Señor es obedecerle; pues Él es el único digno de recibir de nosotros todo: ¡es nuestro Salvador!
Hch. 5, 27a-32.40b-41: "Los apóstoles comparecieron ante el sanedrín…: «Les hemos prohibido severamente que no enseñaran nada respecto a Jesucristo, pero ustedes han llenado Jerusalén con sus doctrinas…» Pedro y los otros apóstoles contestaron: «Obedecer a Dios es primero que obedecer a los hombres… La diestra de Dios lo ha enaltecido [a Jesús] como Jefe y Salvador para conceder al pueblo de Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de esto y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen» Les prohibieron hablar más del nombre de Jesús… Los apóstoles se retiraron… contestos porque Dios los consideró dignos de ser maltratados por el nombre de Jesús".
Salmo 29: "¡Con qué alegría te alabo, Señor; yo te alabo, con qué alegría, Señor!"
Ap. 5, 11-14: "Yo, Juan, mientras miraba, escuché las voces de una multitud de ángeles que… aclamaban: «El Cordero que ha sido degollado es digno de recibir todo el poder, riqueza, sabiduría, fuerza, honor, gloria y alabanza»…".
Jn. 21, 1-19: "…Simón dijo: «Me voy a pescar». Le dijeron los otros: «Vamos también nosotros contigo»… aquella noche no pescaron nada. Jesús… les dijo: «…¿tienen algo para comer?» «No»… «Tiren la red a la derecha, les dijo, y pescarán»… «¡Es el Señor!»… Simón Pedro… se lanzó al agua… «Traigan de los peces que han pescado»… «Vengan a desayunar»… Después… Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»… Pedro se entristeció al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez…: «Señor, Tú lo conoces todo, y sabes que te amo» Jesús le dice: «Pastorea mis ovejas…»… Después le dijo: «Ven conmigo»."
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