marzo 31, 2011

Luz del mundo

Es el cuarto domingo de Cuaresma: domingo de la Luz.

El Señor se nos presenta como la Luz que nos ayuda a mirar el mundo con los ojos del Mesías.

"Hace barro y se lo pone en los ojos".

¿No nos recuerda otra página bíblica?

A mí me recuerda el segundo 'relato' la creación de la persona humana en el segundo capítulo del Génesis. Fue creada con 'barro' al que se le enriqueció con el 'aliento de Dios' ("Ruaj" = Espíritu) propio del Amor de Dios por la vida.

Ya en el primer capítulo del Génesis se habla del Espíritu y lo primero que hace este Espíritu de Dios para ordenar la "tierra informe" es dar la Luz (Verdad) para la vida y el bien de cada uno de los seres. La luz todo lo aclara y permite el orden. Así la vida puede desarrollarse hasta la confiada intimidad con Dios, que aparece hacia la mitad del relato del tercer capítulo del Génesis.

No estamos ante nada improvisado.

Dios lo tiene todo planificado desde el principio, pero nada podrá llegar a su plenitud sin el consentimiento de la persona humana.

¿Crees en el Hijo del hombre?, le preguntará al ciego recién curado y expulsado, por su Fe, de la sinagoga...

También a nosotros nos lo pregunta.

Tal vez no nos tomamos demasiado en serio ni la pregunta ni la respuesta, pues a nosotros no nos han expulsado, por nuestra Fe, de ningún lado...

Tal vez para muchos de nosotros creer es tan ordinario, rutunario y hasta (Dios no lo permita) tan baladí y casi sin importancia real, que ni lo alimentamos, no lo revisamos, ni lo asumimos como un reto continuo.

No creo que sea así para nuestros hermanos de Pakistán, que se las tienen que ver con una persecución perpetua y de parte de personas que están convencidas de que al atacarles por su Fe lo que hacen es dar gloria a Dios (al que llaman Alá, pero que es, para ellos, y muy en serio, Dios Soberano y Misericordioso), en quien los cristianos, perversos, no quieren creer (trato de entender lo que, de algún modo, ceo yo que viven o piensan muchos musulmanes sinceros y de buena voluntad).

Pablo nos invita a vivir como lo que somos desde la creación, y más desde el don del Evangelio: hijos de la Luz...

Que no nos engañen las apariencias de nuestro mundo, que son muchas y muy poderosas, pues no solo son apariencias ya de por sí llamativas, sino que están cargadas de lobbys, propaganda, 'luces de bengala' y miles de promesas de éxito que "se ve" y hasta, aparentemente, se "impone".

Quien solo mira y se alimenta con lo que encuentra "tejas abajo" ya está perdido, por muy bautizado que esté... O cambia de perspectiva o, en él, la Gracia de Dios se estrellará, con todas las responsabilidades que esto trae consigo en la propia persona y en el daño que se hace los que nos rodean y se fijan en nosotros como modelos (padres de familia / maestros / cristianos laicos / sacerdotes / religiosos).

Siempre llegamos a lo mismo: nosotros tenemos la última decisión...

Dios ya no puede hacer más, pues no puede imponerse, pues eso sería destruir su obra. Y es un absurdo destruir para salvar.

Recemos por nuestros hermanos que sufren tanto desconcierto y dolor por todo tipo de desastre y en todas partes.

Dios nos bendiga a todos y que nos abramos más y más a su Luz, Vida, Paz y Amor.

Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB


Luz del mundo


Jesús es la Luz del mundo, y nos pregunta a nosotros también: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?» El ciego de nacimiento confesó su Fe de palabra y de hecho: ¡le adoró! ¿Y nosotros? ¿Qué dicen nuestros hechos?

Él nos enseña a meditar la Palabra de Dios para vencer toda tentación; el Padre nos pide que escuchemos a Jesús para ser transformados según su gloria; Jesús nos ofrece el Agua Viva que nos hace fecundos y capaces de construir la vida con una Vida que, si la vivimos, puede transformar la realidad; este domingo Jesús se nos presenta como Luz del mundo, para iluminarnos a nosotros, ciegos, a fin de que aprendamos a descubrir la riqueza de la Palabra y del Espíritu que nos ofrece y seamos, de verdad, libres para vivir como resucitados en Cristo.

Jesús desea abrir nuestra conciencia, ojos interiores, para lo podamos reconocer a Él como nuestro personal Salvador y a las otras personas como nuestras hermanas en el Padre.

Él ilumina las oscuridades de nuestra vida, para que veamos más allá de las apariencias. Pero debemos abrirnos a Él y así viviremos como hijos de la Luz, según Pablo nos pide.

Sin buscar los criterios correctos según la mente de Dios, las apariencias pueden engañarnos

Dios lleva la historia, siempre respetando a las personas y sus decisiones, incluso cuando éstas están equivocadas, por caminos de salvación. Lo más sensato, por tanto, para no desviarnos ni errar ni perjudicar a los demás, es que consultemos y respetemos la Voluntad de Dios.

Quien busca vivir con los criterios de Dios acertará en sus decisiones fundamentales.

Pablo nos pide a todos los bautizados estar atentos a la Luz de Dios para no vivir engañados

Por el bautismo, judíos y cristianos, somos el pueblo elegido de Dios. Llamados a vivir como lo que somos en Cristo: hombres nuevos. El pecado siempre tienta, pero podemos vencer.

Debemos dejarnos conducir, nos pide Pablo, por la Luz de Cristo y, en Él, ser constructores del bien, la justicia y la paz en la verdad, denunciando la muerte que vive en las tinieblas.

Si nos reconocemos ciegos, nos iluminará la Luz salvífica de Dios: ¡todo depende de nosotros!

Quien ya sabe, no aprende; quien ya tiene, no busca; quien ya goza, no anhela ni lucha. Es lo que les pasaba a los fariseos. Se creían “no-ciegos”, por eso no necesitaban nada de Jesús.

El ciego de nacimiento, nos ayuda a entender que la riqueza de la Luz de Cristo es una oferta para quienes buscan, anhelan y luchan por aprender a vivir en la Vida Eterna de Dios.

Pidamos a María aprender cada día a vivir en la Luz del Amor de Dios en Cristo Jesús.


Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO DE CUARESMA - DOMINGO IV

Dios nos da su Luz, Jesús, para que superemos nuestras cegueras y sepamos vivir y tratar a las personas desde los criterios de Dios
1S. 16, 1.6-7.10-13a:
"El Señor dijo a Samuel: «Llena de aceite el cuerno y vete. Yo te envío a casa de Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos al que quiero como rey… No te fijes en su aspecto ni en lo elevado de su estatura… Dios no mira como mira el hombre, porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón»… Desde aquel día el Espíritu del Señor descendió sobre David".

Sal. 22: "El Señor es mi pastor, nada me puede faltar"

Ef. 5, 8-14:
"Antes ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. ¡Vivan como hijos de la luz! Los frutos que nacen de la luz son la bondad, la justicia y la verdad. Sepan discernir lo que agrada al Señor y no participen de las obras estériles de las tinieblas; al contrario, pónganlas en evidencia… Por eso se dice: «Despiértate tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te alumbrará»".

Jn. 9, 1-41: "Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento… escupió en tierra, hizo barro… se lo puso sobre los ojos… y le dijo: «Ve a lavarte en la piscina de Siloé». El ciego fue, se lavó y volvió viendo. Los vecinos… se preguntaban: «¿No es éste el que, sentado, pedía limosna?»… Él decía: «Soy yo realmente»… fue llevado ante los fariseos… también le preguntaron… Él respondió: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo»… Se produjo una división entre ellos… Le dijeron nuevamente al ciego: «Y tú ¿qué dices del que te abrió los ojos?» Él respondió: «Es un profeta»… Le dijeron: «Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones a nosotros?» Y lo echaron de la sinagoga. Jesús se encontró con él y le dijo: «¿Crees en el Hijo del hombre?» Él respondió: «¿Quién es, Señor, para que crea en Él?» Jesús le dijo: «Ya lo has visto: es el mismo que está hablando contigo» Entonces él exclamó: «¡Creo, Señor!» Y lo adoró…"

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