julio 27, 2011

«Denles de comer ustedes mismos»


Tenemos el mensaje y la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este domingo, junto a su saludo cariñoso por las fiestas patrias de Perú.

Un saludo muy agradecido para nuestro querido padre, quien es, como él mismo dice, "peruano nacido en Barcelona". Que Dios le bendiga y le premie por tanto bien que hizo y hace a nuestro país, aún ahora que está más al sur.

Mañana es el día patrio del Perú: son 190 años que Sanmartín leyó la proclama de independencia...

¡Feliz fiesta para nuestros hermanos peruanos! Comienzan también, en esta fecha un nuevo gobierno. ¡Que sea defensor de la vida y de la dignidad de los últimos: ahí se juega cualquier patria!

El himno nacional del Perú, comienza con las palabras "Somos libres". Como en muchos himnos nacionales de América del sur, se toca sentidamente el tema de la libertad.

¿Somos libres los pueblos que construimos esta gran Patria de América? Es decir, ¿nuestra vida sigue los caminos de la Vida y del Amor que da vida dando la propia vida?

Creo que éste es el criterio primero de libertad, si no el único camino para ser libres: ser cada día más profunda y responsablemente yo para poderme dar cada día mejor a los que nos rodean y requieren nuestro servicio para vivir con mayor, más profunda y mejor dignidad, base de la libertad...

No se trata de tener algún poder, sino de tener tal libertad interior y tal dominio del propio ser, que soy capaz de arriesgar algo de mi vida, y hasta toda la vida, como Jesús, para que mi hermano tenga lo necesario para ser él mismo y madurar como él es, sin copiar nada de otro, salvo lo que él considere lo más valioso, no porque se lo impone nadie, sino porque percibe que esto lo hace mejor a él y al ambiente en el que influye.

Ser libre es una tarea para ser persona madura que saber "darse a comer", como Jesús en la vida y Eucaristía.

En nuestra realidad tan sometida a las ideologías, tecnologías, egoísmos, miedos y fobias solapadas, ser libre es ir contracorriente.

No es fácil, nunca lo ha sido nunca, ser libre de verdad, desde dentro, ir contracorriente con sentido, responsabilidad y en forma constructiva.

Pero Dios, el Dios soberano, el que da alimento al mundo y, sobre todo, se da a sí mismo como Alimento del mundo que está destinado a la Vida Eterna, siempre va contracorriente de los poderosos, pues es muy difícil encontrar entre ellos, cuando se dejan aplastar por la vorágine del poder y del 'prestigio', personas suficientemente honestas y libres de la prepotencia de los capitales y de las presiones de los potentes nacionales y más de los internacionales.

¿Por qué hay hambre en el mundo? ¿Por qué tenemos que escuchar noticias como la de que en estos años morirán de hambre más de diez millones de personas en el este del África si no se envía ayuda a tiempo?

¿El mundo no produce suficientes alimentos o hay demasiada manipulación de precios y de intereses de muerte por parte de los que detentan los diversos poderes?

Jesús nos lo dice: ¡DENLES USTEDES DE COMER!

¿A quién da de comer mi vida?

Si la dinámica de nuestra vida fuera dar vida, es decir, dar de comer a los que nos rodean, junto a nosotros no habría hambre.

DAR VIDA

¿Qué vida?

Todo tipo de vida: formación ciudadana seria y profunda, que enseñe disciplina, profundidad en las propias tareas y serio respeto a los que nos rodean, sean quienes sean. Dar vida, para los cristianos, es vivir y alimentar seria y responsablemente nuestra Fe, escuchando a nuestro Maestro cada vez que nos quiere hablar en su Comunidad, en cada Eucaristía, aprendiendo de Él a vivir entre los nuestros. Dar vida para los educadores, sean padres de familia o los profesionales de la educación, es vivir de tal modo que nuestra juventud pueda seguir nuestros pasos sin estrellarse, pues les enseñamos con nuestra vida a madurar, a escuchar, a respetar, a aprender, a vivir, a colaborar, a dar y recibir de todos con gratitud real. Dar vida para los trabajadores significa hacer bien todas las cosas no por la ganancia, de cualquier tipo, que podamos obtener, sino por la dignidad que tenemos y por el respeto que todos merecen al recibir nuestro servicio, directo o indirecto.

Este domingo el Señor nos ayuda a entender que lo más importante es el amor que le ponemos a lo que hacemos, pues esto es lo que permite que todo se multiplique. Así lo hace continuamente Dios en nuestra vida.

Que María nos ayude a ser, como ella, buenos servidores de la vida en el Amor y, así, alimentadores del mundo que nos rodea.

Dios nos bendiga a todos.

Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB

«Denles de comer ustedes mismos»

La prensa mundial ha dado una alarmante noticia, que ha provocado un llamado urgente de la ONU: en el cuerno de África, Eritrea, y tendiendo a extenderse a los vecinos, pueden morir de hambre en estos años, si no se acude urgentemente en su ayuda, más de 10 millones de personas, sobre todo niños. Y los poderosos del mundo del dinero, sometidos al señor de la muerte y de la destrucción y adoradores de sus criterios, buscan cómo ganar más en la bolsa.

¿Qué damos sin esperar nada a cambio? Podemos colaborar con la vida del prójimo. ¿Qué compartimos de nuestras muy variadas posesiones: espirituales, culturales y materiales?

Todos tenemos hambres que pueden ser remediadas con al apoyo de todos: de alimento y cariño; de respeto y dignidad; de conocimientos y educación; de diálogo y justicia, de paz y perdón; de vida y formación; de compañía y esperanza. El hambre del mundo es responsabilidad de todos. El mundo tiene un hambre radical, que, si no se atiende, se come la vida: es el hambre de Dios, del Dios de la Vida y de la Paz. Sin duda, es negada por muchos, pero ahí está.

Le echamos la culpa a Dios de tantas cosas, de casi todo lo que nos disgusta. Pero Dios nos confió el mundo para que lo “ordenáramos”. ¡Qué hacemos!; ¿hacia dónde vamos: hacia la vida o hacia la muerte? ¿Por qué no queremos asumir nuestra responsabilidad personal-social?

Quien se pone en las manos del Señor sabe que todo está bien orientado: basta fiarse.

Cristo quiere contar con nosotros. Él ya lo dio todo, ahora es nuestra oportunidad de ser grandes como Él. Es nuestra decisión comunitaria, humilde, sencilla, creativa y perseverante.

¡Que nada se pierda, pues todo sirve para dar vida, si es bueno!

La gratuidad es el elemento clave de toda la acción de Dios y de la madurez humana

Isaías escribe en el exilio. Lo que Dios quiere es la vida de todos, sobre todo los últimos.

El profeta pretende hacernos descubrir que la gran necesidad que todos tenemos, más que de pan, es de la Presencia de Dios en nuestra vida, presencia que la Palabra nos descubre.

Este amor de Dios que se nos da sin cálculos egoístas nos llena de seguridad y esperanza

Cristo muestra cuán estable, gratuito y eficiente es el Amor de Dios para toda persona.

Pablo lo sabe por dolorosa experiencia personal y nos lo comparte para fortalecernos.

Aprender de Dios a responder a las necesidades de la vida del hermano, es nuestra tarea

Jesús da a sus discípulos la tarea que Dios les confiará. Deben aprender a ponerlo todo a disposición, aunque parezca que no tienen nada. Dios hace las maravillas, nosotros servimos.

Mateo presenta el gesto de Jesús con forma eucarística, pues es éste el alimento de la Fe.

Pidamos a María valorar nuestra tarea en los dones de Dios, sobre todo en la Eucaristía.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO XVIII
El Señor siempre alimenta nuestra vida con su Amor fiel y liberador: nos invita a enriquecernos cada día para alimentar a los demás.

Is. 55, 1-3:
"Así habla el Señor: «¡Vengan a tomar agua, todos los sedientos, y el que no tenga dinero, venga también! Coman gratuitamente… ¿Por qué gastan dinero en algo que no alimenta… en algo que no sacia. Háganme caso… Presten atención y vengan a mí, escuchen bien y vivirán. Yo haré con ustedes una alianza eterna, obra de mi inquebrantable amor a David»."

Sal. 144: "Abres tu mano, Señor, y nos colmas de tus bienes"

Rm. 8, 35.37-39:
"¿Quién podrá separarnos del Amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, las persecuciones, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a Aquel que nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados… ni ninguna otra creatura podrá separarnos jamás del Amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor".

Mt. 14, 13-21: "Jesús se alejó… a un lugar desierto para estar a solas…la gente… lo siguió a pie... Jesús… compadeciéndose de ella, sanó a los enfermos… Al atardecer, los discípulos… le dijeron: «…despide la multitud, para que vayan a las ciudades para comprarse alimentos» Jesús les dijo: «No es necesario… denles de comer ustedes mismos». Ellos respondieron: «Aquí no hay más que cinco panes y dos pescados». «Tráiganlos aquí», les dijo. Y… tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los dio a sus discípulos… Todos comieron hasta saciarse y, con los pedazos…, se llenaron doce canastas…"




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