abril 20, 2014

Domingo de Pascua

Tenemos la sugerencia homilética que el querido padre José María nos ha enviado para este 20 de abril, Domingo de Pascua.

Es el primer domingo en el que celebramos la solemnidad de la Pascua del Señor. Solemnidad de solemnidades, ninguna fiesta cristiana está a su nivel. Ella es la que da razón de ser todas las demás.

¡El Señor ha resucitado, como anunciaron las Escrituras! Es día grande para todos: ¡Estamos salvados! Siempre la conciencia cristiana nos hace la pregunta clave: ¿Aceptamos este gran don?

Aceptar la Salvación de Dios significa vivir en Cristo Jesús: dando vida y construyendo unidad con cada actitud de nuestra vida y, si nos equivocamos –cosa normal– convirtiéndonos sinceramente.

Estamos llamados a vivir como resucitados en Cristo sólo así el mundo podrá creer en el Señor.

Dios, al enviar a su Hijo como testigo y dador de su Amor, pensó siempre y solo en nosotros

Pasó por el mundo haciendo el bien y sanando a los que estaban oprimidos por el mal.

Descripción perfecta del apóstol Pedro al referirse a Jesús. Toda la vida del Maestro fue estar atento a la Voluntad del Padre para llenar de vida y alegría a los que se le acercaban y le confiaban su necesidad de ser liberados del mal, sea físico, psíquico, moral o religioso.

No nacimos para la esclavitud, ninguna esclavitud, pues cualquiera de ellas no queda solo en la persona siempre tiene repercusiones en quienes la rodean, llega a marcar su ámbiente social.

La peor de las esclavitudes es la del pecado, pues, aunque alguien encuentre auto-complacencia en ella, siempre acaba auto-degradándose. Cuando la persona lo percibe, ve su propio proceso de descomposición moral, y –como no nacimos para esto– se siente mal y busca una real salida. Cuanto más tarde en encontrarla y asumirla, más se angustiará, se enfermará y se perjudicará hasta morir.

Dios es suprema Comunión Trinitaria de Amor y Vida, por eso el pecado no tiene el poder definitivo

Dejarse atrapar por el pecado es darle poder destructivo en nosotros y nuestro mundo. Ésa es la naturaleza del mal, éste vive de la importancia, atención y capacidad de dominio que le damos.

Dios nos libera pidiéndonos que nos fijemos solo en Él, pues somos sus hijos amados y Él es nuestro Padre, Maestro y Horizonte de grandeza y desarrollo infinito. Él es quien resucitó a su Hijo de entre los muertos para que su Vida fluyera a nosotros. Él, en su Amor, nos da su Espíritu, invitándonos –con constancia renovada– a vivir aceptándolo como Padre, como lo vivió Jesús, el hombre cabal y perfecto, en quien se cumple plenamente todo el único y eterno Plan del Padre.

El pecado es fruto de la acción del maligno que desea destruir la obra de Comunión Creadora-Salvadora-Santificadora de Dios. Él, para ayudarnos, nos enriquece con la cercanía de su Gracia.

Quien busque aprender a obedecer al Señor de la vida, tendrá, en Él, su seguro futuro feliz.

Jesús nos llama a vivir como resucitados y así invitar, y enseñar, a nuestros hermanos a creer

Vivir como resucitados es vivir en la sencillez de mirar siempre al Señor para seguirle.

Este estilo de vida es capaz de renovar el mundo sin hacer ruido, pero con suma eficiencia, como levadura, nos da la capacidad de superar todo límite y esclavitud, sobre todo la del pecado.

Toda persona y generación hace su camino; ahí vemos el esplendoroso éxito de Dios, el Padre Providente, el Hijo Fiel y el Espíritu Renovador, que lleva a todos y cada uno a la Santidad.

Pedimos a María nos enseñe a vivir todos los días como resucitados, dando siempre Perdón y Paz.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

DOMINGO DE PASCUA

Ser cristiano supone vivir en Cristo y alimentarnos de Él en su Comunidad. Solo nosotros podemos dar su riqueza al mundo: somos responsables

Hch. 10, 34a.37-43:
...«Ya saben lo que ha pasado últimamente en todo el país de los judíos, comenzando por Galilea... Me refiero a Jesús de Nazaret... pasó por todas partes haciendo el bien y dando la salud a todos los que estaban bajo el dominio del demonio por que Dios estaba con Él... lo mataron colgándolo de una cruz... Dios lo resucitó al tercer día... Él nos ordenó que predicáramos al pueblo... Todos los profetas dan testimonio a su favor... quien cree en Él recibe el perdón de sus pecados en su nombre».

Salmo 1171-2.16ab-17.22-23: Este es el día en que actuó el Señor, alegrémonos y regocijémonos en Él.

Col. 3, 1-4:
Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha del Padre, ...no las de la tierra... su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es la vida de Uds., también Uds. se manifestarán con Él, llenos de gloria.

Jn. 20, 1-9: El primer día de la semana... María Magdalena se fue al sepulcro muy de mañana y vio que la piedra estaba retirada del sepulcro. Se regresó corriendo para decirle a Pedro: «Se han llevado al Maestro...»... salieron corriendo al sepulcro... llegó Pedro..., entró al sepulcro y vio las sábanas en el suelo y el sudario... enrollado en un lugar aparte. ...hasta aquel momento no habían entendido que, según las Escrituras, Jesús debía resucitar de entre los muertos.







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