enero 27, 2008

A L E G R I A



ALEGRÍA

Jesús es la luz que nos permite percibir el mejor camino para existir con paz y alegría: vivir en la unidad, el respeto y la decisión de construir nuestra realidad en el compromiso por la vida y la paz. Así nuestro mundo será lugar de dignidad para todos. El Señor lo pensó así desde siempre. La alegría no la necesitamos construir artificialmente; la debemos acoger, pues el Señor nos la regaló al crearnos en el seno materno: por eso la ansiamos, nos sale tan natural y es un reconocido presupuesto y resultado de la salud, sea espiritual, mental o física.

La alegría es un don de Dios

La alta Galilea, llamada “país de las tinieblas”, había sido repoblada, después del primer destierro del pueblo de Dios, por gentes paganas que marcaron el futuro de la región.

El Señor llega con un mensaje de libertad y de amor para todos los que quieran escuchar, pues Dios habla a cada uno sin discriminaciones: todos son hijos muy amados de Él.

Con Jesús llega la derrota del pecado y sus consecuencias: la esclavitud, el miedo y la enfermedad, que esclaviza a la limitación, al miedo y a la desesperación, cuando es vivida como muerte lenta. La libertad de Jesús nos lleva, libres de toda atadura, a dar la vida como Él.

Jesús nos trae la alegría del Dios liberador ya presente. Nos devuelve la voluntad de vivir y de construir algo nuevo con Él. Nos invita a seguirle en su misión de alegría y unidad.

Debemos cuidarla acogiendo la Voluntad de Dios

En la vida cristiana no existe la magia, pues Dios es soberano y respeta a la persona. No nos puso en el mundo para que se someta a fuerzas extrañas, sino para dominarlo en el bien y la vida de todos desde la propia responsabilidad en las decisiones personales y comunitarias.

Pablo nos indica que toda división es traición a la Voluntad de Alegría y Victoria sobre el Mal que Dios nos ha traído con Jesús. Buscarse a sí mismo es estar sometido a la enfermedad moral del egoísmo o a la psicológica del complejo que nos hace dependientes. ¡No es lo que Dios quiere! Nos ha creado para la alegría de la vida que fluye libre hacia la vida los demás.

Necesitamos atrevernos a seguir al Señor para ser testigos misioneros de un amor que libera y genera comunidades generosas, alegres y acogedoras, que no discriminan ni dividen.

Dios nos invita a seguirle en la conversión y el compromiso

No es meta, sino tarea, y no es fácil. Nuestro mundo nos presiona para que caminemos por sendas que nos atrapan en intereses individuales, que nos limitan, esclavizan y acaban enfermándonos. Estamos en densas tinieblas, por eso hay tantos profetas y propuestas de felicidad, magos y salvadores de los desastres que ellos mismos han creado con sus ideologías.

Jesús nos señala cuál es la actitud válida: “¡Conviértanse!”, tengan la libertad de acoger al Señor como su Rey, su Voluntad como el Reino y su Misión como el propio compromiso.

No se trata de que cada uno se busque el lugar y el modo que le resulte más cómodo, sino que acoja al Señor y se deje llenar de su alegría y libertad. Solo el Señor es la luz que indica el camino de la paz y de la plenitud de vida, superando toda enfermedad, miedo y esclavitud.

Pidamos a María saber aceptar al Señor como el único y personal Salvador y Maestro.


P. José María Doménech Corominas, sdb

CICLO A – TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO III

Is. 8, 23b-9, 3: "En otros tiempos el Señor humilló al país de Zabulón y Neftalí... a los otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba entre tinieblas ha visto una gran luz... Has triturado el yugo... todo... como el día de Madián."

Salmo 26: "El Señor es mi luz y mi salvación."

1Cor. 1, 10-13.17:
"...por Jesucristo les pido que... no haya divisiones entre Ustedes, estén muy unidos... ¿Es que Cristo está dividido? ¿Es que Pablo ha sido crucificado por Ustedes....? Cristo no me ha enviado a bautizar, sino a anunciar el evangelio y a hacerlo sin recurrir al lenguaje de los sabios para que la cruz de Cristo no pierda su valor."

Mt. 4, 12-23: "Jesús... volvió a Galilea... a Cafarnaúm, a la orilla del lago, a la región de Zabulón y Neftalí... vio a dos hermanos... y les dijo: «Vengan conmigo y les haré pescadores de hombres»... más allá vio a otros dos hermanos... y los llamó... Ellos, dejando inmediatamente las redes y a su padre, le siguieron. Iba por toda Galilea... predicando la Buena Noticia y curando toda enfermedad."

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