Hoy es el día dedicado a recordar a Isabel Flores, nuestra Rosita de Lima.
Recordemos también la gran caridad que demostró en toda su vida:
"Cualquier pesar, cualquier dolor la conmovía y la incitaba a acudir con el remedio. Ella supo, en medio de su pobreza, dar a los más necesitados y aun despojarse de lo necesario y conveniente para socorrer a los pobres. (...)
Supo que en el arrabal de San Lázaro yacía en el lecho una pobre doncella, casi desamparada y falta de asistencia médica, tanto por lo apartado del sitio como por la escasez de sus recursos. Rosa se fue allá, la animó a venirse consigo y la condujo a una pieza deshabitada de su casa que solía darse en arriendo. Allí la acomodó con solícita caridad, la curó con sus propias manos, aun cuando la enfermedad era repugnante y no cesó de asistirla hasta verla convaleciente, pasados tres o cuatro meses.
Aquella habitación vino a convertirse con mucha frecuencia en asilo de pobres enfermos. Hasta los más infelices esclavos recibieron allí las atenciones de Rosa. Ningún mal la arredraba ni el miserable estado de los dolientes le hacía menguar en su caritativo afán. Se necesitaba ánimo heroico a veces, sea para soportar el desaseo de los cuerpos trabajados por la enfermedad, el mal olor de las llagas o la rudeza de estos seres desgraciados, pero la Santa veía en ellos a Jesucristo y con el mismo ardiente afecto con que amaba a su Redentor se abrazaba a aquellos sus miembros doloridos."
Fragmento extraido del site: Orden de predicadores - Santos dominicos - Santa Rosa
Que el ejemplo de Rosa/ Isabel nos inspire para tener, sino caridad, al menos un poco de paciencia y tolerancia con los demás. Sobre todo con las personas que sufren, males del cuerpo y, principalmente, del alma.
Recordemos también la gran caridad que demostró en toda su vida:
"Cualquier pesar, cualquier dolor la conmovía y la incitaba a acudir con el remedio. Ella supo, en medio de su pobreza, dar a los más necesitados y aun despojarse de lo necesario y conveniente para socorrer a los pobres. (...)
Supo que en el arrabal de San Lázaro yacía en el lecho una pobre doncella, casi desamparada y falta de asistencia médica, tanto por lo apartado del sitio como por la escasez de sus recursos. Rosa se fue allá, la animó a venirse consigo y la condujo a una pieza deshabitada de su casa que solía darse en arriendo. Allí la acomodó con solícita caridad, la curó con sus propias manos, aun cuando la enfermedad era repugnante y no cesó de asistirla hasta verla convaleciente, pasados tres o cuatro meses.
Aquella habitación vino a convertirse con mucha frecuencia en asilo de pobres enfermos. Hasta los más infelices esclavos recibieron allí las atenciones de Rosa. Ningún mal la arredraba ni el miserable estado de los dolientes le hacía menguar en su caritativo afán. Se necesitaba ánimo heroico a veces, sea para soportar el desaseo de los cuerpos trabajados por la enfermedad, el mal olor de las llagas o la rudeza de estos seres desgraciados, pero la Santa veía en ellos a Jesucristo y con el mismo ardiente afecto con que amaba a su Redentor se abrazaba a aquellos sus miembros doloridos."
Fragmento extraido del site: Orden de predicadores - Santos dominicos - Santa Rosa
Que el ejemplo de Rosa/ Isabel nos inspire para tener, sino caridad, al menos un poco de paciencia y tolerancia con los demás. Sobre todo con las personas que sufren, males del cuerpo y, principalmente, del alma.
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