mayo 02, 2009

El Buen Pastor

El querido padre José María nos envía su sugerencia homilética para este domingo.

Recordemos a su hermano, el padre Antonio, en nuestras oraciones.


El Señor nos cuida como Buen Pastor y, al mismo tiempo, nos envía confiándonos una tarea para Él preciosa.

Tal vez, podríamos analizar así: 'en'=estar en una realidad o situación concreta // 'vía'=camino, tarea en proceso, [en italiano sería una especie de imperativo: «camina, vete ya de aquí, desinstálate y comienza»], sendero por donde avanzar.

Como que nos pide que caminemos en sus caminos y anunciemos su mensaje de Vida Nueva al mundo en el que estamos, el de todos los días, el ordinario, al que poca o nula importancia le damos; el mundo en el que Él está sin descanso y sin más pretenciones que la de ser acogido como alguien que merece ser tomado en cuenta.

Al menos Él sí nos toma muy en cuenta: para Él somos sus hijos muy amados y cuidados, ¡nos ha dado su propia vida en su Hijo Unigénito, a quien resucitó de entre los muertos como para que nos demos cuenta de que quien se fía de Él no pierde nada y gana todo lo que de más profundo desea.

¡Es una lástima que la mayoría jamás se haya enterado de cosas tan maravillosas porque nadie se lo ha dicho! O, al menos, no se lo han dicho de tal modo que se puedan enterar o al menos le puedan prestar atención y, cuando quieran, lo puedan aceptar y beneficiarse de ello.

Demos gracias a Dios que nosotros sí nos hemos enterado, nos lleguen sus llamadas y sus invitaciones... Seamos sus misioneros en el ordinario vivir.
Dios les bendiga copiosamente.

¡Vivamos con profundidad este mes mariano en el que celebraremos a nuestra Auxiliadora!

Saludos.

Unidos en oración con María:

P. José Mª Domènech SDB


El Buen Pastor

Entregar la vida es heroico. ¡Cuántos heroísmos anónimos se dan en la vida ordinaria! Ni tan anónimos, pues a muchos de ellos los conocemos con nombre y apellido, aunque los periódicos, radios o televisión no los presenten porque no dan dinero suficiente. Lastimosamente muchos de nuestros medios de comunicación no trabajan tanto para la verdad o el bien, aunque no los excluyen, cuanto para el dinero que sacan con los programas, por eso tenemos tanto programa degradante salido de criterios degradados, que van degradando nuestras culturas.

Jesús entregó su vida libre y gratuitamente. Es verdad que aceptar esta vida nos exige, personalmente, seguir su voz aun en la situación de riesgo más exigente.

Él es el único que puede salvarnos, nos dice el apóstol Pedro arriesgando su seguridad ante la autoridad que le está interrogando. La verdad no puede ocultarse, sin graves perjuicios para nosotros y para nuestro entorno, pues es un don del Amor del Padre que nos trata como lo que somos, sus hijos, nos precisa Juan, que también estuvo en este mismo interrogatorio. No traicionemos tal Amor, pues en ello nos va nuestro futuro de éxito y de felicidad eterna.

Es necesario reconocer que lo que nosotros decidamos no cambia la realidad objetiva, pero marca nuestra personal realidad presente y arriesga la futura y la de los que nos sigan.

Seguir a Jesús, como los apóstoles y sus discípulos, nos hace partícipes de su Victoria.

Jesús entrega la vida para ofrecernos su salvación y, toda oferta, exige una respuesta

Jesús es el Señor resucitado, el único Salvador de todos, mujeres y varones, de todos los tiempos y culturas. Pedro es claro. No habla según le conviene, de acuerdo a la circunstancia, acomodando el mensaje, sino que confiesa lo que se le ha confiado como mensaje universal, según la verdad, aunque sabe que las consecuencias no serán ni cómodas ni agradables.

Desde que Jesús entregó su vida y la recuperó como ‘El Señor’, es necesario definirse ante Él. Quien queda indiferente, lo rechaza como su Salvador y queda con su buena voluntad, pero no es ésa la que nos salva y libera de la tiranía del pecado, que hoy se siente como reforzada.

Dios nos trata como hijos, pero el hijo debe vivir en libertad... y aceptar ser libre cuesta la vida para aprender disciplina, autocontrol para saber elegir ser como Dios renunciando a otros ídolos, por llamativos o prepotentes que sean o se nos muestren. Aprender a elegir cuesta.

Como María, escuchemos la voz de Cristo, sigámosle sin condiciones, ¡seamos sus discípulos!

Solo habrá unidad si alguien nos unifica. Los tratados son acuerdos entre personas, muy limitadas a su tiempo y espacio, cambian tiempos y personas y cambian los acuerdos.

Cristo es nuestra paz, el Hijo que nos enseña a ser lo que somos: hijos del Padre.
Es indispensable, si queremos ser hijos en el Hijo, que escuchemos su voz; aceptemos su presencia y magisterio en nuestra vida, relativizando todo lo demás; nos alimentemos de su persona y de su Palabra en la Comunidad que Él mismo instituyó para nuestro desarrollo en la Fe. Distanciarse de la Comunidad es no tener garantía de mantenerse y madurar como hijo en Él.

Pidamos a María ser hijos del Padre como ella, escuchando la voz del Hijo como ella.

P. José María Doménech Corominas, sdb


CICLO B - DOMINGO IV DE PASCUA


Hch. 4, 8-12:"...sepan ustedes, y todo el pueblo de Israel, que a este hombre lo tienen delante por el poder del nombre de Jesucristo, el nazareno. Ustedes lo crucificaron, pero Dios lo resucitó de entre los muertos... La salvación no se encuentra en nadie más... Dios no ha dado a los humanos otro nombre que pueda salvarnos."

Salmo 117: "La piedra que rechazaron los constructores se ha convertido en la que corona el edificio."

1Jn. 3, 1-2:
"Miren qué prueba de amor nos ha dado el Padre: Dios nos reconoce como hijos suyos, ¡y lo somos!... Sí, ahora somos hijos suyos y todavía no se ha manifestado cómo seremos... le veremos tal cual es."

Jn. 10, 11-18: "Jesús dijo: «Yo soy el buen pastor... Como el Padre me conoce y yo conozco al Padre, yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí y yo doy mi vida por ellas. Tengo otras ovejas que no son de este rebaño... y escucharán mi voz. Entonces habrá un solo rebaño con un solo pastor... Nadie me quita la vida, soy yo quien la da libremente... Ésta es la misión recibida de mi Padre»."



1 comentario:

  1. GRACIAS PADRE JOSE MARIA POR SUS ENSEÑANZAS, PEDIMOS POR EL PADRE ANTONIO, DIOS LOS BENDIGA Y PROTEJA.

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