El querido padre José María nos envía su sugerencia homilética como cada domingo. Sigamos orando por su hermano, el padre Antonio, que necesita mucho de nosotros. Muchas gracias a los hermanos que escriben ofreciendo sus oraciones, y a todos los que están unidos en esta intención por el padre Antonio Doménech, que Dios y nuestra mamita Auxiliadora les colmen de bendiciones.
Si Cristo no es cada día más el Centro de nuestra vida, nuestra vida, poco a poco, se nos irá vaciando de Vida y de Sentido; de alegría y paz radical, profunda; cada vez entenderemos menos qué hacemos en este mundo y para qué existimos: el desasosiego y la angustia se irán apoderando de nuestra vida, sobre todo si las cosas no nos van como nosotros deseamos o esperábamos.
La Palabra nos invita a centrarnos en Cristo, como Él tiene toda su vida centrada en el Padre, a quien vive como Su Padre, a quien nada le cuestiona, sino que le escucha para hacer su Voluntad por encima de todo, le suceda lo que le suceda. Jesús se fía del Padre, pues Éste, como buen viñador, cuida su viña y cada uno de los sarmientos para que den más fruto, realidad que glorificará al "sarmiento" y a su Providente viñador, el Padre.
Estamos en el mes de María y el viernes de la semana que viene llegaremos a la novena de María Auxiliadora; no desperdiciemos esta llegada de Dios a nuestra vida a través del cariño de su Madre y Madre nuestra, nuestro permanente Auxilio.
Saludos.
Unidos en oración con María en su mes:
P. José Mª Domènech SDB
Si Cristo no es cada día más el Centro de nuestra vida, nuestra vida, poco a poco, se nos irá vaciando de Vida y de Sentido; de alegría y paz radical, profunda; cada vez entenderemos menos qué hacemos en este mundo y para qué existimos: el desasosiego y la angustia se irán apoderando de nuestra vida, sobre todo si las cosas no nos van como nosotros deseamos o esperábamos.
La Palabra nos invita a centrarnos en Cristo, como Él tiene toda su vida centrada en el Padre, a quien vive como Su Padre, a quien nada le cuestiona, sino que le escucha para hacer su Voluntad por encima de todo, le suceda lo que le suceda. Jesús se fía del Padre, pues Éste, como buen viñador, cuida su viña y cada uno de los sarmientos para que den más fruto, realidad que glorificará al "sarmiento" y a su Providente viñador, el Padre.
Estamos en el mes de María y el viernes de la semana que viene llegaremos a la novena de María Auxiliadora; no desperdiciemos esta llegada de Dios a nuestra vida a través del cariño de su Madre y Madre nuestra, nuestro permanente Auxilio.
Saludos.
Unidos en oración con María en su mes:
P. José Mª Domènech SDB
La vid y los sarmientos
Las cosas no tienen capacidad de llenarnos. Solo confiando en a alguien que nos llena y nos da seguridad, encontramos la paz. El niño, en sus padres, si los siente tales; los ciudadanos, en sus gobernantes, si los siente entregados al real bien de todos... Pero todo eso lo podemos, de algún modo, perder. Los niños pequeños no tienen mayores temores porque no son conscientes de la posibilidad de perder, pero nosotros sí. ¿Dónde está la paz de nuestra vida?
¡¿Dónde conseguir y cómo llegar a la Paz verdadera y estable, más allá de las circunstancias?! La Palabra de Dios hoy nos lo dice: con Jesús, en su Padre. Siendo conscientes de las maravillas que Ellos obran en nosotros y viviendo en su presencia incuestionablemente fiel.
Si nos mantenemos en Él, daremos frutos abundantes y estables; viviremos en su Paz, que supera toda circunstancia, y sabremos comunicar su Paz y su Vida a los que nos acojan.
Nuestros miedos se basan, no tanto en otros o en realidades externas, cuanto en nuestras debilidades y temores, al vernos envueltos en algo que vivimos como amenaza. Eso le pasó a la Comunidad de Jerusalén, hasta que aceptó de verdad quién era Pablo y cuál su misión.
Solo conociendo a Jesús y aprendiendo a intimar con Él, encontraremos en Él la paz.
Jesús nos garantiza el incidir real y positivamente en la paz y vida de quienes nos rodean
Poner en Jesús nuestra confianza nos lleva a ser cada día mejores desde dentro, con criterios más serenos y profundos, pues nos vamos asimilando a los Suyos, que son de paz y de vida eterna, capaces de sacar lo mejor de cada uno, más allá de lo que sea o lo que haya sido.
Desde que Pablo puso su vida en las manos de Jesús e hizo de la mentalidad de Cristo la suya, todo cambió en su vida: de ser generador de persecución, destrucción y muerte, pasó a serlo de paz, diálogo y vida creciente. Los miembros de la comunidad de Jerusalén no lo sabían y le temían… Su vida les llevó a cambiar de actitud. ¿Cuáles son las actitudes que se muestran en nuestra vida: llevan a la paz; despiertan en quienes nos rodean vida, optimismo y esperanza?
En Dios, la palabra es creadora: ¿cómo es nuestro amor, solo palabra? ¿Qué generamos?
Ser cristiano significa estar inmerso en la Vida de Cristo, ser de Él, vivir como Él, proclamarle
Vivir en Cristo de verdad, adecuando cada día nuestra vida a la suya es la más clara y mejor manera de alabar a Dios, proclamar, con los hechos, su Salvación y Vida en nosotros.
Si dejamos a Cristo ser y actuar Él mismo en nuestro interior Él nos transformará. De nuestra vida interior nacen las actitudes y, de éstas, los hechos que hacen historia. Pablo, Juan, Pedro son evangelizadores porque Cristo llena, purifica y guía su vida: ¡¡Son cristianos!!
Jesús nos pide que vivamos unidos a Él, como Él lo está a su Padre, cosa que le permite hacer las obras del Padre, que son gloria para Él y para el Padre, pues no hay gloria más grande para un padre que la grandeza de su hijo. Eso supone que nos dejemos purificar cada día por Él.
Solo Cristo es Vida; distantes de Él no podremos dar su Vida, aunque hagamos mucho.
Pidamos a María crecer en intimidad con Cristo para ser, como Él, dadores de vida y paz.
¡¿Dónde conseguir y cómo llegar a la Paz verdadera y estable, más allá de las circunstancias?! La Palabra de Dios hoy nos lo dice: con Jesús, en su Padre. Siendo conscientes de las maravillas que Ellos obran en nosotros y viviendo en su presencia incuestionablemente fiel.
Si nos mantenemos en Él, daremos frutos abundantes y estables; viviremos en su Paz, que supera toda circunstancia, y sabremos comunicar su Paz y su Vida a los que nos acojan.
Nuestros miedos se basan, no tanto en otros o en realidades externas, cuanto en nuestras debilidades y temores, al vernos envueltos en algo que vivimos como amenaza. Eso le pasó a la Comunidad de Jerusalén, hasta que aceptó de verdad quién era Pablo y cuál su misión.
Solo conociendo a Jesús y aprendiendo a intimar con Él, encontraremos en Él la paz.
Jesús nos garantiza el incidir real y positivamente en la paz y vida de quienes nos rodean
Poner en Jesús nuestra confianza nos lleva a ser cada día mejores desde dentro, con criterios más serenos y profundos, pues nos vamos asimilando a los Suyos, que son de paz y de vida eterna, capaces de sacar lo mejor de cada uno, más allá de lo que sea o lo que haya sido.
Desde que Pablo puso su vida en las manos de Jesús e hizo de la mentalidad de Cristo la suya, todo cambió en su vida: de ser generador de persecución, destrucción y muerte, pasó a serlo de paz, diálogo y vida creciente. Los miembros de la comunidad de Jerusalén no lo sabían y le temían… Su vida les llevó a cambiar de actitud. ¿Cuáles son las actitudes que se muestran en nuestra vida: llevan a la paz; despiertan en quienes nos rodean vida, optimismo y esperanza?
En Dios, la palabra es creadora: ¿cómo es nuestro amor, solo palabra? ¿Qué generamos?
Ser cristiano significa estar inmerso en la Vida de Cristo, ser de Él, vivir como Él, proclamarle
Vivir en Cristo de verdad, adecuando cada día nuestra vida a la suya es la más clara y mejor manera de alabar a Dios, proclamar, con los hechos, su Salvación y Vida en nosotros.
Si dejamos a Cristo ser y actuar Él mismo en nuestro interior Él nos transformará. De nuestra vida interior nacen las actitudes y, de éstas, los hechos que hacen historia. Pablo, Juan, Pedro son evangelizadores porque Cristo llena, purifica y guía su vida: ¡¡Son cristianos!!
Jesús nos pide que vivamos unidos a Él, como Él lo está a su Padre, cosa que le permite hacer las obras del Padre, que son gloria para Él y para el Padre, pues no hay gloria más grande para un padre que la grandeza de su hijo. Eso supone que nos dejemos purificar cada día por Él.
Solo Cristo es Vida; distantes de Él no podremos dar su Vida, aunque hagamos mucho.
Pidamos a María crecer en intimidad con Cristo para ser, como Él, dadores de vida y paz.
P. José María Doménech Corominas, sdb
CICLO B - DOMINGO V DE PASCUA
Hch. 9, 26-31:"Saulo llegó a Jerusalén… Bernabé… lo presentó a los apóstoles y les contó cómo, por el camino, el Señor se le presentó y le habló… convivía con ellos en Jerusalén y, con toda libertad, predicaba con valentía el nombre del Señor… cuando los herma-nos supieron que querían matarlo, lo acompañaron a Cesarea… La Iglesia vivía en paz… confortada por el Espíritu Santo."
Salmo 21: "Proclamaré tu alabanza, Señor, en el día de la gran asamblea"
1Jn. 3, 18-24: "Que su amor no sea solo de palabras…, sino de hechos y de verdad… y tendrán paz ante Dios… Él es más grande que nuestra conciencia y lo sabe todo… Su mandamiento es que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros, como nos lo ha mandado… Por el Espíritu que nos ha dado, conocemos que Él está en nosotros."
Jn. 15, 1-8: "…Yo soy la verdadera vid y mi Padre el viñador... el sarmiento que da fruto lo poda y lo limpia para que dé más fruto… Permanezcan en mí y Yo en Uds…. Yo soy la vid y Uds. los sarmientos… sin mí no pueden hacer nada… La gloria de mi Padre es que Uds. den mucho fruto y sean mis discípulos."
Salmo 21: "Proclamaré tu alabanza, Señor, en el día de la gran asamblea"
1Jn. 3, 18-24: "Que su amor no sea solo de palabras…, sino de hechos y de verdad… y tendrán paz ante Dios… Él es más grande que nuestra conciencia y lo sabe todo… Su mandamiento es que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros, como nos lo ha mandado… Por el Espíritu que nos ha dado, conocemos que Él está en nosotros."
Jn. 15, 1-8: "…Yo soy la verdadera vid y mi Padre el viñador... el sarmiento que da fruto lo poda y lo limpia para que dé más fruto… Permanezcan en mí y Yo en Uds…. Yo soy la vid y Uds. los sarmientos… sin mí no pueden hacer nada… La gloria de mi Padre es que Uds. den mucho fruto y sean mis discípulos."
A veces el tener muchos bienes materiales, la soberbia, la vanidad y la fama, nos hace olvidar que somos sarmientos y creeomos poder sobrevivir autónomamente. Por eso nos secamos y nos enredamos en la mentira y la violencia.
ResponderBorrarGracias por el comentario, y siempre encomiendo en mis oraciones al Padre Antonio.
Gracias y bendiciones
Estimado Jorge, muchas gracias por su oración generosa. Sin duda nuestra Auxiliadora mira con agrado su gesto solidario, y le bendecirá muy especialmente a Usted y su familia.
ResponderBorrarSigamos orando por el padre Antonio.
Que Dios le bendiga.